La trata de personas se define como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza (…) con fines de explotación. La explotación incluye como mínimo, la derivada de la prostitución y de otras formas de explotación sexual”. Así lo explica la Policía en su página web.
Según datos del pasado septiembre de la Fundación Woman’s Week, en España hay un total de 45.000 mujeres y niñas víctimas de la trata, cifra que se eleva a 1,8 millones de personas a nivel mundial.
En otras palabras, la trata de personas es un problema social y no hay que descartar que en algún momento, un dentista pueda tener en su sillón a una persona que esté siendo una víctima.
En su artículo ‘Cómo los dentistas pueden ayudar a las víctimas de trata’, publicado en Dr. Bicuspid, Leah Sherwood, plasma un resumen de lo expuesto por la Dra. Merle Carter, vicepresidenta de Medicina de Urgencias de Einstein Healthcare Network, sobre este tema.
La Dra. Carter participó en un seminario web organizado por la ADA el 23 de febrero y basó su ponencia en el hecho de que las personas que están dentro de una red de trata apenas tienen acceso a la sanidad, mucho menos a los dentistas o incluso a productos de higiene dental. Por no mencionar que las actividades que se ven obligadas a hacer ponen su salud bucal en grave riesgo. Y todo ello puede dar lugar a ciertas afecciones bucodentales que ayuden a los dentistas a identificarlas.
Las infecciones orales, señal de alarma de posible víctima de trata
Siguiendo con lo publicado por Sherwood, hay varias señales de alarma que pueden llevar a un dentista a detectar que está tratando con una víctima de la trata de personas. La Dra. Carter las resumía así.
- Si un paciente acude sin identificación ni documentos personales, o va acompañado de una persona que lo controla, eso puede ser una señal de alarma.
- Si la persona acompañante está preocupada en exceso por cómo va a quedar el aspecto del paciente, ya que los traficantes “quieren asegurarse de que sus víctimas seguirán siendo vendibles”.
- Si existen infecciones intraorales, como la faringitis gonocócica, ya que “a menudo, las víctimas en el ámbito del tráfico sexual tendrán infecciones intraorales, tal vez gonorrea. Puede que clamidia».
La doctora también explicó que hay afecciones que no son muy comunes, pero que en estas circunstancias sí pueden serlo. Por lo que si se detectan, podrían ser también una señal de alarma:
- Sífilis terciaria en los labios o los dientes.
- Una lesión en el frenillo.
- O úlceras y hematomas traumáticos en los labios.
Cómo puede actuar el dentista en caso de sospecha
Lo primero, intentar averiguar si efectivamente se trata de una víctima o no. Para ello, la Dra. Carter aconsejaba en el webinar organizado por ADA que el dentista hiciera al paciente las siguientes preguntas:
- ¿Se puede mover – entrar y salir – libremente?
- ¿Se siente amenazada o intimidada?
- ¿Le han quitado alguna vez los documentos de identidad?
- ¿Tiene acceso al dinero que gana?
Para poder formular estas preguntas, hay que estar a solas con el paciente, y algo a lo que ella recurre como dentista es inventarse una prueba que haya que hacerle en una sala de acceso restringido, a la que el acompañante no pueda entrar.
Por supuesto, no es tan fácil: puede que la paciente se niegue a contestar por miedo, o que ni siquiera hable nuestro idioma.
Desde la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género en España, además de facilitar más información sobre qué hacer en este tipo de situaciones, se pide que ante la duda, igualmente se ponga el caso en conocimiento de las autoridades. Además, el dentista también puede llamar al teléfono 900105090 de forma gratuita, o comunicar sus sospechas a las autoridades tanto en el email trata@policia.es como en trata@guardiacivil.org.
