¿A quién no le ha pasado alguna vez? Pues lean atentos. A sus 41 años, un bombero británico llamado Adam Martin fue víctima de su deseo de arrancarse un molesto trozo de palomitas de maíz entre sus dientes.
Ni corto ni perezoso, intentó retirar el alimento con varios utensilios a su alcance: un clavo, un alambre y un tapón de bolígrafo. Victorioso tras extraer la cáscara de palomita se empezó a encontrar tan mal que tuvo que ir al hospital. Después de realizarle varias pruebas, el diagnóstico fue un soplo cardíaco debido a una infección bacteriana provocada por los objetos utilizados para retirar tan incómodo inquilino.
Finalmente, el hombre fue llevado al quirófano, donde fue operado con éxito. Su esposa contó la historia en redes sociales alertando de los peligros que tienen estas prácticas: «sus encías son la entrada para las bacterias en su corazón. Cuando haya algún signo de dolor de muelas, sangrado o absceso, ¡vaya al dentista!». Desconocemos si las palomitas han dejado de formar parte de la dieta de la familia.