El investigador del Grupo Especializado de Materiales de la Universidad de Extremadura, Óscar Borrero López, junto con otros investigadores de la UEx y colaboradores en el Saint Michael’s College y el National Institute of Standards and Technology de EEUU, ha llevado a cabo una investigación en la cual se ha demostrado cómo “la estructura singular que tiene el esmalte del diente natural a escala de las micras, es la responsable en gran medida de sus mejores propiedades, en comparación con las prótesis dentales actuales”, según ha afirmado.
La odontología protésica y la Antroingeniería
Esta investigación, publicada en la web de la Universidad de Extremadura en el mes de noviembre, es parte de un nuevo campo de conocimiento dentro de la odontología protésica, que se ha venido a denominar Antroingeniería.
La Antroingeniería hace converger ingeniería (ciencia de la tecnología) y antropología (ciencia de la humanidad) y su idea fundamental es entender cómo el diente natural humano, producto de muchos años de evolución, ha desarrollado una estructura única que no la poseen los materiales con los que se fabrican las prótesis artificiales.
Esta estructura única del diente natural no la poseen los materiales con los que se fabrican las prótesis artificiales, por lo que el objetivo final es establecer cómo la incorporación de elementos de esa estructura a los materiales dentales modernos, puede mejorar el producto de ingeniería.
Incorporar la estructura del esmalte dental natural en las prótesis dentales
Tal y como señala el profesor de la UEx, Óscar Borrero López, “las distintas técnicas experimentales empleadas nos han permitido identificar que la microestructura del esmalte humano consiste en unas ‘barras (rods)’ minerales de diámetro micrométrico, densamente empaquetadas y orientadas perpendicularmente a la superficie de masticación, siendo las uniones entre ‘barras’ relativamente débiles”.
Incorporar estos elementos de la estructura del esmalte natural a la próxima generación de prótesis dentales, por ejemplo a través de la impresión 3-D, – cada vez más presente en Odontología – implicaría grandes beneficios que se traducirían en una mayor resistencia a la fractura y el desgaste. Lo que quiere decir que las prótesis durarían más tiempo, lo que no solo supondría un ahorro económico para los pacientes, también beneficiaría al medio ambiente, ya que el número de prótesis dentales que se utilizarían sería menor.