Dr. Manuel Toledano
Director del grupo de investigación «Análisis de superficies e interfases adhesivas en sustratos de interés odontológico» en la UGR
Toda una vida dedicada a la investigación le permiten situarse entre los siete científicos españoles más influyentes de la Odontología mundial, según el prestigioso Ranking of the World Scientists: World´s Top 2% Scientists de la Universidad de Stanford. De naturaleza inquieta, el Dr. Manuel Toledano vislumbra un futuro «altamente ilusionante» para el investigador en Odontología en lo referido a la conjunción de la regeneración o ingeniería tisular y los biomateriales.
– Aparece, junto a otros seis investigadores españoles, en una posición destacada en el prestigioso Ranking of the World Scientists: World´s Top 2% Scientists, ¿cómo ha sido su trayectoria para llegar tan alto?
– Placentera. Ha sido una trayectoria plenamente satisfactoria que me ha reportado muchas alegrías. Entre la profesora Raquel Osorio y yo hemos conseguido formar a un equipo bastante competente, con capacitación académica y científica. Hemos contado, desde un principio, con financiación pública obtenida de los fondos del Plan Nacional de Investigación y europeos (FEDER), lo que nos ha permitido formar investigadores, así como adquirir un equipamiento adaptado a nuestros protocolos. Del empeño de progresar en la Ciencia he hecho mi oficio, y tengo la dicha de ser feliz con mi trabajo.
– ¿De dónde le surgió la pasión por investigador o quién le impulsó a ello?
– Surgió de la curiosidad. Soy intelectualmente inquieto y nunca doy nada por imposible. Me afano en mejorar lo conocido. Sin duda, agradezco a mis maestros y directores de tesis, los profesores Luis Álvarez y Antonia Aránega, el haberme dado a conocer el método científico. Ellos me introdujeron en un mundo diferente, desafiante y creativo. Tras obtener el doctorado en Medicina y Cirugía entendí que mi vida iba a estar ligada a la academia y a la investigación.
– ¿Qué lectura hace de que siete profesionales españoles aparezcan en esta prestigiosa clasificación? A su juicio, ¿a qué nivel se encuentra el nivel de investigación en Odontología en nuestro país? ¿Tenemos algo que envidiar a lo que ocurre fuera de nuestras fronteras?
– No me sorprende que siete profesionales españoles aparezcan en esta clasificación. España es una cantera de científicos. El ambiente en las universidades y centros de investigación, la mayoría de las veces, es bastante estimulante para el científico que quiere progresar, siempre integrado en grupos consolidados, al menos al principio de su carrera profesional. La financiación pública, y cada vez más la privada, es indispensable para obtener y ejecutar proyectos competitivos orientados a satisfacer necesidades reales, individuales o colectivas. En nuestro país se investiga bien. Encuentro muchas veces algo disperso el panorama, un cierto individualismo poco integrador y tal vez demasiado énfasis en ser líder. Yo apostaría por reforzar más los grupos consolidados y competitivos para, en equipo, alcanzar un objetivo común. Esto ahorraría recursos y ahondaría en la excelencia.
En España y en Europa tenemos asumido que la investigación pública es esencial, que se trata de un bien que hay que cuidar. Esto permite formar investigadores y producir resultados independientes de los intereses comerciales. Bajo un punto de vista cualitativo, este es un dato diferencial con respecto a otros países fuera del ámbito europeo. En lo cuantitativo, la producción científica de España es notable, aunque a veces, con escasas referencias. No obstante, cada vez nos encontramos en un entorno más profesional en cuanto a producción científica.
«Apostaría por reforzar más los grupos consolidados y competitivos para, en equipo, alcanzar un objetivo común. Esto ahorraría recursos y ahondaría en la excelencia»
– ¿Cómo se ha visto y se está viendo afectada la investigación odontológica en esta difícil etapa de pandemia que vivimos?
– Se ha ralentizado. En ocasiones, los tiempos de ejecución de los proyectos se han prorrogado. Los contratos de investigación con cargo a dichos proyectos han finalizado y se ha creado un vacío temporal sin personal en formación. Además, los proveedores se demoran, por las circunstancias, y las tareas se aplazan. Todo sufre un proceso de ralentización que en nuestro país resta competitividad. La difusión del conocimiento, una fase íntimamente ligada a la Ciencia, también se ha visto afectada por la limitación de la movilidad. Pero este aspecto, que puede parecer poco ilusionante, está siendo decididamente transitorio. La presión de los jóvenes investigadores se está dejando sentir, reclamando una intervención ya en los ritmos de convocatorias, ayudas y planes de estabilización en las diversas instituciones.
– ¿Tenemos cantera investigadora pensando en el futuro o no es un campo que atraiga a nuestros futuros dentistas?
– Tenemos cantera. Hay toda una generación de jóvenes bien formados esperando integrarse en las plantillas investigadoras. Existen maestros dispuestos a enseñar el método científico. Hay laboratorios bien equipados, y existe financiación, aunque no toda la que se necesitaría, para ayudar a los jóvenes a hacerse de un currículo competitivo y poder acreditarse para hacer carrera académica. Es cierto que este camino es sacrificado, pero la vocación, la satisfacción del trabajo bien hecho y un reconocimiento curricular de excelencia facilitará, muy probablemente a corto plazo, esta integración.
-Dirige usted el grupo de «Análisis de superficies e interfases adhesivas en sustratos de interés odontológico» en la Facultad de Odontología de la Universidad de Granada. ¿Siguen trabajando en el campo de los nanopolímeros inductores de remineralización dentinaria? ¿Qué otras líneas de investigación tienen activas?
-Sí, por supuesto. A los materiales adhesivos dentinarios no solo se les debe pedir que «unan», sino que sean bioactivos, es decir, que incentiven la remineralización de aquellas franjas dentinarias que han quedado desprovistas de mineral por efecto de la caries o por las maniobras del procedimiento terapéutico. En el campo de la prevención y del tratamiento de la caries o de la hipersensibilidad dentinaria, la estrategia remineralizadora es crucial. Reforzar y remineralizar la dentina radicular, en los tratamientos endodónticos es una necesidad clínica principal. Actualmente, también estamos trabajando en el campo de la regeneración de otros tejidos duros, casos en los que, por ejemplo, hay que colocar implantes dentales en zonas con escasa cantidad o calidad de hueso. Nuestro proyecto más inmediato está siendo el estudio y tratamiento de una de las enfermedades más prevalentes en la Odontología actual, la periimplantitis. Abordar esta entidad desde una perspectiva integral inmunológica, antibacteriana, remineralizadora y ganadora de niveles óseos significativos es nuestra misión. Francamente, estamos obteniendo resultados sorprendentes.
-¿En qué campos cree que la investigación odontológica tiene aún mucho que decir?
-Sin duda alguna, en la conjunción de la regeneración o ingeniería tisular y los biomateriales. Que los materiales, además de ser biocompatibles, deben facilitar una respuesta integradora en el tejido receptor de ese biomaterial. Este objetivo ya es todo un hito en la moderna Odontología. Todo material que entre en contacto con el medio biológico debería perseguir este fin. Este cambio de paradigma es la llave de un futuro altamente ilusionante para el investigador en Odontología.