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Otras habilidades del odontólogo 10

Formación para profesionales competitivos

Magnífica carrera, postgrado y varios cursos complementarios hoy no son suficiente. Marketing 2.0, tecnologías disruptivas, idiomas y un cargamento de habilidades «soft» definen al profesional más buscado del sector. Imprescindible, grandes dosis de psicología positiva (por lo que pueda venir…).

Los profesionales de la Medicina nunca volverán a ser los mismos. Hoy podemos hablar de un antes y un después o de una «Era Post-COVID-19». La Sanidad y la salud han experimentado una revolución que nadie podrá olvidar mientras viva. En este caldo de cultivo, los odontólogos saben que deben formarse más allá de lo convencional. Los programas de postgrado y la formación continua ya no son suficientes. El mercado laboral es hoy más competitivo que nunca y exige perfiles muy completos y complejos. Idiomas, formación en Recursos Humanos o competencias tecnológicas son solo algunas de las destrezas que deben dominar. Pero hay más. Hay mucho más. Las hard skills o habilidades duras, —títulos académicos, idiomas, diplomas— se deben complementar con las soft skills o habilidades blandas, hoy imprescindibles en un entorno tan cambiante como innovador. Estamos hablando de ese conjunto de competencias sociales que permiten a las personas integrarse con éxito en los ambientes laborales más diversos. Comunicación, organización, trabajo en equipo, creatividad, pensamiento crítico, empatía, orientación hacia el cliente, adaptabilidad…

Un estudio de la Universidad de Harvard afirma que el éxito no se basa en los conocimientos profesionales que tengamos, sino en ese otro conjunto de habilidades blandas que esgrimen y dominan los mejores. La buena noticia es que estas habilidades se pueden adquirir, aunque algunas de ellas «vengan de serie».

Inteligencia emocional

Mª Jesús Álava, psicóloga y empresaria, recuerda que «según el último estudio del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (2019), hasta un 30% de los profesionales sanitarios sufre algún síntoma de desgaste profesional, y hasta un 8% presenta formas más graves de ‘burnout’. Este agotamiento que quema a los profesionales se manifiesta habitualmente como cansancio emocional, falta de realización personal y despersonalización, principalmente. Generalmente, los altos niveles de responsabilidad y exigencia son los principales causantes». A raíz de la pandemia, este desgaste se ha incrementado de forma exponencial. «Es cierto que la Sanidad, y en concreto la Odontología, precisa de un amplio y complejo repertorio técnico, científico, biológico y procedimental; sin embargo, dentro del sistema universitario actual, y especialmente visible dentro del ámbito de formación sanitaria, se evidencia cada vez más una carencia fundamental: formar profesionales de la salud y no sólo técnicos. Un profesional sanitario es una persona al servicio de otras. Lo que necesita un cliente o un paciente cuando acude a un sanitario es solucionar un problema, una preocupación, y hacerlo del mejor modo posible. Como pacientes buscamos sentirnos mejor. Muchas veces, desde las universidades, por desconocimiento, se reduce la persona a su patología». Para Mª Jesús Álava, la Inteligencia Emocional es clave a la hora de gestionar tanto el desgaste de los sanitarios, como los sentimientos de los pacientes. «Conocer los procesos emocionales nuestros y de nuestros pacientes, anticiparnos a ellos y aprender a manejarlos con destreza, nos colocará en una posición privilegiada para gestionar una exitosa carrera profesional que redunde en nuestro fin último como sanitarios: mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas».

Oportunidades de futuro

Bruno Baracco, odontólogo experto en Estética Dental, cree firmemente que el odontólogo debe actualizar su formación más allá de lo convencional: «Vivimos en una realidad en continua transformación en la que cada vez cuenta más la experiencia y la adaptabilidad de cada uno, que los estudios en los que se formó. En el futuro próximo tendremos necesidades que no imaginamos: existirán trabajos que no conocemos y debemos tener la capacidad de responder a esas oportunidades. Nuestro campo de trabajo parece pequeño, pero un odontólogo es un sanitario con estudios superiores. Podemos trabajar en muchas cosas, muchísimas más de las que imaginamos. La carrera docente e investigadora, por ejemplo, la divulgación, la gestión sanitaria…».

Esta mente abierta también puede ejercitarse con talleres, cursos y monográficos que nos permitan anticiparnos a lo que está por venir.

Odontólogos «Techies»

Más allá de habilidades blandas, inteligencia emocional o visión de futuro, Beatriz Galindo, directora del área de Salud Bucodental del Centro Médico INCOMA IMTRA, se ha convertido, también, en experta en gestión empresarial y en tecnología para poder competir con grandes grupos empresariales, nuevos en la plaza. «La principal barrera en la expansión de las clínicas dentales hoy en día es la masificación. Muchas de estas nuevas clínicas están gestionadas no por dentistas, sino por inversores expertos, con la capacidad de inyectar varios millones de euros en su negocio. Tienen la capacidad de bajar precios e invertir en publicidad, en informáticos y en personal comercial y de marketing». Ella no se arredra: «A mí me está ayudando mucho el utilizar un software de gestión de clínicas que permite, de forma automatizada, generar campañas de marketing, promoción y comunicación con el paciente, con el fin de aumentar las primeras visitas y revisiones».

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Es importante contar con habilidades que vayan más allá de la formación específica y convencional de la profesión. H Shaw /Unsplash.

La tecnología ha llegado para quedarse y ciertos conocimientos TIC básicos y de gestión empresarial nos permitirán gestionar con éxito pequeños modelos de negocio basados en la calidad y el servicio. Y todo ello sin perder de vista innovaciones de última hora: desde inteligencia artificial a Big Data y cualquier revolución transversal que brote junto a nosotros. «El futuro del empleo pasa por la especialización tecnológica y científica», explicaba recientemente Nitin Nohria, decano de Harvard Business School. Para él, existen 10 especialidades que van a revolucionar nuestro mundo: «La inteligencia artificial (IA), la robótica, cloud computing, el Internet de las Cosas (IoT), la neurociencia, la digitalización visual, la realidad virtual, el procesamiento del lenguaje natural, la tecnología 5G y los vehículos autónomos». Muchas de ellas ya están cambiando la Odontología. Los primeros en conocer estas tecnologías, en aprenderlas y aplicarlas, tendrán un gran camino recorrido.

¿Saber de todo?

«No sé si hoy en día para ser un buen dentista, protésico o higienista hay que saber de todo, pero desde luego, mucho más que solo de dientes», comenta Bruno Baracco. «Nuestro campo puede parecer pequeño, pero está en nuestra mano ampliarlo. Quizás alguien solo quiere saber de microcirugía apical, pero tal vez otra compañera prefiera incorporar a sus destrezas conocimientos en historia, arte o periodismo, por poner ejemplos. Y estoy seguro de que va a encontrar la forma de llevar esos conocimientos a la Odontología, de una manera ingeniosa y productiva».

Beatriz Galindo comparte esta visión: «Hay que saber de todo para poder gestionar a un buen equipo multidisciplinar».

Más allá de la formación específica y convencional de la profesión, de los idiomas, la tecnología o la comunicación y habilidades igualmente demandadas, Bruno Baracco recomienda «tener don de gentes, empatía y caridad. No podemos olvidar que estamos tratando con personas enfermas».

El ejercicio de esta profesión requiere de todas estas habilidades, grandes dosis de psicología positiva, conocimientos de gestión empresarial y una mochila repleta de soft skills. Pero sin titulaciones al día ni idiomas, el profesional se quedará inmóvil, en una carrera sin futuro. Los idiomas le abrirán la puerta de las investigaciones más recientes, del saber; mientras que la formación continua en nuevas técnicas le permitirá estar en la punta de la lanza de una profesión donde nunca se deja de aprender.


Psicología y felicidad para el éxito

La psicóloga Mª Jesús Álava es una de las grandes abanderadas del pensamiento positivo. Para ella, los profesionales más competitivos de todos los campos deben aprender psicología sin tardar. «Las personas más insatisfechas cometen un 34% más de accidentes, causan más absentismo y suponen una mayor rotación dentro de los equipos. Igualmente, casi el 40% de los problemas abordados en terapia psicológica es de origen laboral». Desde su consultoría Apertia han investigado a más de 30.000 profesionales y han realizado importantes descubrimientos: «Las empresas tienen que ser viables y rentables, tienen que generar un claro impacto y mantener unas señas de identidad que las diferencien de la competencia. La psicología nos enseña que, sin duda, el principal motor de los proyectos exitosos son las personas. Contar con personas motivadas, comprometidas e implicadas, personas que transmitan ilusión y generen confianza, personas estimulantes y felices, es garantía de éxito».


Del «sabelotodo» al «aprendolotodo»

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H Shaw / Unsplash.

‘Big Data’, Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas, robótica o ‘cloud computing’ no son disciplinas ajenas a nuestro sector. Siempre seguirá habiendo odontólogos, higienistas o protésicos, pero van a ejercer su profesión, poco a poco, de forma muy diferente. La tecnología ha hecho posible la cirugía a distancia y esto no ha hecho más que empezar… “La ‘learnability’ —la curiosidad y la capacidad de aprender nuevas habilidades para mantenerse empleable a largo plazo— será el gran estabilizador del mercado laboral”, asegura Jonas Prising, presidente de ManpowerGroup. Arriba, los líderes también tendrán que aprenderlo todo de nuevo. Así, Loles Sala, directora de Human Age Institute, afirma que “el liderazgo pasa ahora del “sabelotodo” al «aprendelotodo». El líder digital, como el profesional digital de nuestros días, necesita un algo más que sus amplios conocimientos TIC. “Autoconfianza, empatía, firmeza y compasión” son esenciales hoy, puntualiza Sala. Con estas cartas en la mano, la formación continua es hoy más necesaria de lo que nunca lo ha sido.

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