Dr. Lluís Giner, decano de la Facultad de Odontología de UIC Barcelona y secretario de la Conferencia Española de Decanos de Facultades de Odontología
¿Cómo se está viviendo desde la Facultad de Odontología de la UIC Barcelona la crisis sanitaria motivada por la COVID-19? ¿Cómo se está organizando este fin de curso en las aulas?
Lógicamente, la crisis que estamos viviendo nos ha llevado a un cambio radical que nadie podía esperar y nos ha obligado a reaccionar con la mayor rapidez posible. En nuestro caso, dado que a principios de marzo ya vimos que la grave situación se iba extendiendo por Italia, nos empezamos a preparar con antelación. De este modo, el paso de la docencia presencial a la docencia online se pudo implementar en el mismo momento que se cerró la Facultad. No obstante, también es cierto que ha supuesto un gran reto adaptarnos a un cambio tan grande, especialmente en lo referente a los aspectos informáticos y de software. Solo puedo agradecer el esfuerzo realizado por parte de toda la comunidad universitaria: alumnos, profesores, personal de administración y servicios y, concretamente, los servicios de informática.
Las autoridades pertinentes dictaron unas normativas en tiempo récord para que pudiéramos adaptarnos a esta nueva situación e impartir la docencia y evaluar de forma online a nuestros alumnos con las máximas garantías de calidad. Con todo ello, en algunos casos muy concretos quedan algunas actividades clínicas que deberemos recuperar tan pronto sea posible.
Aunque hemos utilizado metodologías docentes distintas a las previstas inicialmente, puedo decir que en todos los casos las competencias se han alcanzado y que en las guías docentes correspondientes hemos detallado los cambios metodológicos realizados y como éstos han contribuido a alcanzar estas competencias.
Aún hay falta de certeza sobre el comportamiento del virus en los próximos meses, pero ¿se está trabajando en cómo será el próximo curso tanto para clases teóricas como prácticas?
Es cierto que estamos en un momento de incertidumbre sobre el futuro y sobre el comportamiento de la pandemia, así como de las posibles restricciones que conlleve. Sin embargo, hay cambios que sabemos que debemos efectuar y ya estamos trabajando en ellos para continuar con la docencia el próximo curso. En este sentido, estamos trabajando para cumplir las directrices que nos dan las autoridades en cada momento. Aún desconocemos cuáles serán las ratios de alumnos por aula y laboratorio, pero estamos simulando distintos escenarios para estar preparados de cara al próximo curso y garantizar en todo momento la máxima seguridad a nuestros alumnos y profesores. También somos conscientes que siempre que sea posible deberemos combinar las clases presenciales con la formación online y algunas clases en streaming.
En cuanto a las prácticas que realizan nuestros alumnos en la Clínica Universitaria de Odontología del Campus, sabemos que hay cambios que debemos realizar siguiendo los protocolos de bioseguridad en la atención al paciente. Por ello ya estamos adaptando todas las directrices sanitarias para ofrecer la máxima seguridad tanto a nuestros pacientes como a los profesores, alumnos y personal de servicios y administración que trabajan en la clínica. Algunos ejemplos son la instalación de purificadores de aire, definir nuevos recorridos de alumnos y pacientes para evitar aglomeraciones, gestionar las citas de los pacientes de modo que se reduzca el paso por la sala de espera, etc.
¿Qué comunicación están teniendo con los profesores y estudiantes?La comunicación con toda la comunidad universitaria ha sido esencial y todas las partes han trabajado mucho para adaptarse a la nueva situación y hacer que esta comunicación sea más fluida y efectiva. Ha sido un proceso con cambios continuos que requerían respuestas inmediatas y esto, creo, ha hecho que en muchos momentos no diferenciásemos entre día laborable y festivo. Con el objetivo de mantener informado a todo el mundo en todo momento, los distintos responsables nos hemos reunido muy a menudo y siempre que ha sido necesario. Un ejemplo es la reunión extraordinaria de la Conferencia de Decanos de Odontología que tuvimos que convocar el pasado viernes santo, festivo de Semana Santa.
En el día a día de la Facultad, hemos establecido circuitos de información que nos han funcionado muy bien: los profesores coordinadores de curso están en contacto constante con los delegados de clase y con el vicedecano académico; los tutores están realizando seguimiento con los alumnos; la Junta de la Facultad sigue todos los temas con los directores de área, así como con los directores de los distintos másteres, etc. Gracias a la continua y buena comunicación se ha podido llevar todo con cierta “normalidad”, a pesar de la situación de confinamiento y de lo que ha significado a nivel psicológico.
Hablamos de una disciplina donde la carga práctica es esencial, algo no muy compatible con la formación online que tanto ha proliferado en las últimas semanas ¿Cómo se salva esta barrera? Y a nivel de formación online, ¿estamos bien adaptados o queda mucho camino por recorrer?
Para responder cada parte de esta pregunta es importante diferenciar entre el curso actual y el próximo curso académico.
En el curso actual, las autoridades pertinentes han dado desde el principio las directrices necesarias para contribuir al cambio hacia la docencia online y también a la evaluación online, siempre y cuando los alumnos hubieran efectuado el 50% de sus prácticas clínicas y desde la Facultad pudiésemos garantizar sus competencias mediante metodologías alternativas. Creo que esto es lo que hemos hecho todas las facultades de Odontología de España. Además, y como decía antes, en casos muy concretos como el de los alumnos de último curso se procederá a complementar las prácticas que falten cuando se nos autorice. En el caso de los alumnos de tercer o cuarto año estamos valorando ofrecer un refuerzo inicial de la práctica clínica el próximo curso académico.
De cara al inicio del próximo curso, hemos definido nuevos protocolos de bioseguridad y también estamos rediseñando cómo podrán acceder los alumnos a todos los tratamientos que tenían anteriormente ya que su realización puede verse afectada por los nuevos protocolos y debemos dimensionar o complementar este aspecto.
Por último, en lo que se refiere a la docencia online creo que nos hemos adaptado bien. Aunque también es cierto que a lo largo de estas semanas se han incrementado las aplicaciones para mejorarla por lo que estoy convencido que seguirá mejorando rápidamente. Además, también estoy seguro que a partir de ahora deberemos compaginar cada vez más la docencia online con la presencial.
¿Cuáles son las situaciones que más le preocupan? ¿Y a qué retos se enfrenta la universidad ante esta nueva realidad?
Ahora miso la preocupación más importante y fundamental que tenemos es la seguridad de los alumnos, profesores, personal y pacientes. Este aspecto es en el que estamos trabajando más y, por ello, hemos creado una comisión de seguridad de la COVID-19, formada por personas de distintos departamentos y servicios y que está dirigida por la vicedecana de Investigación. La función principal de esta comisión es analizar la situación y proponer las estrategias a seguir en cada momento para garantizar la máxima seguridad, tanto en la clínica como en los espacios académicos y zonas comunes. Como explicaba antes, desde el vicedecanato académico se están generando simulaciones de las diferentes posibilidades según normativa de ocupación y distancias de seguridad.
Por otro lado, también trabajamos para asegurar en todo momento la formación en la excelencia en todas las competencias de los alumnos de los diferentes programas, en función de los cambios que debamos adoptar en cada momento. Para ello estamos en contacto constante con el profesorado y los representantes de los alumnos.
En cuanto a los nuevos retos, son numerosos los que nos ha planteado esta nueva realidad, empezando por las adaptaciones que debemos hacer para garantizar la seguridad de todas las personas. Pero también son múltiples en otros ámbitos. Por ejemplo, es importante valorar las nuevas formas de asistencia que se han hecho patentes como la teleasistencia, una opción que permite disminuir el número de visitas presenciales; o la atención domiciliaria y la atención a personas institucionalizadas que no pueden desplazarse a las clínicas. Los cambios a los que nos ha obligado la situación actual nos han mostrado también que la prevención, además de proporcionar una mayor calidad de vida a los pacientes, genera menos residuos, entre otros aspectos. Como vemos, no son temas nuevos, pero se han puesto más de manifiesto en estos momentos.
Desde su punto de vista, ¿cómo cree que afectará esta situación a la Odontología en todas sus facetas (atención clínica, crisis económica, congresos y formación…)?
La profesión es la misma, antes y después de la COVID-19. A los alumnos que entran nuevos a la Facultad, les digo lo mismo cada año el primer día: si tienen vocación, ésta es la mejor profesión para ser feliz a lo largo de la vida profesional. La Odontología tiene una gran parte científica al más alto nivel de las Ciencias de la Salud, al mismo tiempo que comparte con la mayoría de las profesiones del ámbito sanitario el contacto con las personas y la capacidad de servicio. Pero, además, nuestra profesión tiene una importante parte “artística”, la sonrisa en las personas, donde cada profesional aporta su sensibilidad en cada tratamiento para ofrecer la máxima belleza.
No obstante, es evidente que esta crisis ha implicado cambios, pero no hay que olvidar que a lo largo de la historia también otras crisis, como la del VIH/SIDA, a principios de los años ochenta, nos hicieron cambiar muchos protocolos. Aunque sea por responsabilidad, pienso que no se debe volver atrás con los aspectos que estamos mejorando para ganar en seguridad.
Por otro lado, el parón económico que estamos viviendo es muy serio y los nuevos protocolos que debemos aplicar tienen costes elevados. Por lo tanto, se producirán necesariamente cambios que permitan asegurar la sostenibilidad, aunque confío en que las ayudas del Gobierno y de la industria del sector ayudarán a que podamos superarlo en relativamente poco tiempo.
En cuanto a los congresos y la formación, ha quedado patente que el entorno online permite desarrollar muchas actividades. Ya había un número importante de actividades online o duales antes de esta crisis, pero al tener que adaptar toda la formación a este entorno y ver los buenos resultados, creo que quienes tenían reticencias han aceptado este entorno online como una muy buena solución.
Por último, a mi entender, el avance de la Odontología seguirá a buen ritmo como hacía antes de la COVID-19. La tecnología nos permite diagnosticar y planificar de forma muy segura y también efectuar tratamientos que eran impensables hace pocos años. Las tecnologías digitales están apartando a los medios tradicionales, y esto seguirá en aumento. Creo que es beneficioso ya que éstas se consolidan como técnicas más seguras y eficientes. Además, algo muy importante, también ha quedado patente en estos momentos que el odontólogo formará, cada vez más, parte del mantenimiento de la salud, no solo oral, sino también general de los pacientes y se integrará en los equipos de salud global. Es un reto que seguramente esta crisis hará que se alcance más rápidamente.