Acabamos de dar carpetazo al primer trimestre del año y ya sé, sin duda, cuál va a ser la palabra de 2020. Ese ranking, entre otros tantos, que copan los titulares de los medios durante las fiestas navideñas. Pues sí, en esta ocasión, no hace falta el redoble de tambores. El COVID-19, el coronavirus -maldito coronavirus diría yo-, subirá al escalón más alto del pódium. ¡Ay amigos cómo lo ha puesto todo patas arriba este dichoso «bicho»!
La crisis sanitaria derivada de la expansión del COVID-19, que llevó a la OMS a la declaración de pandemia el pasado 11 de marzo, es lo principal -aunque lo «secundario» no sea «moco de pavo»-. La pérdida de vidas, las cifras de contagios, la puesta a prueba de los sistemas sanitarios de un lado a otro del mundo, entre ellos el español… No hay palabras. En medio de todo este caos, nuestros profesionales del sector dental, que en nuestro país están alzando la voz para que el Gobierno decrete el cierre temporal de sus clínicas (no contemplada por el Estado de Alarma), por escasez de medios de protección, y por el elevado riesgo de contagio que su actividad implica, no solo para ellos mismos y su personal, sino también para sus pacientes. Muchos han decidido echar el cierre y atender solo urgencias, a modo de servicios mínimos, por su responsabilidad como sanitarios y para aliviar la carga de los hospitales cuyos profesionales tienen desde ya la categoría de héroes. Quizás las reivindicaciones del ámbito dental no caigan en saco roto y cuando lean estas líneas ya hayan sido tenidas en cuenta. Unos clínicos que, a pesar de las dificultades y de la falta de medios propios, han donado a la Sanidad nacional miles de equipos de protección y de trabajo. ¡Gracias!
Miedo, incertidumbre y desconcierto, por lo presente y lo venidero, nos inundan en estos días. Ese maldito coronavirus que nos ha robado la tranquilidad, esa «odiosa» rutina que maldecimos muchas veces y que hoy se antoja deseada. Sin embargo, en medio de la negrura, quiero ver grises, incluso color. Quiero y necesito ser optimista. En estos días se agolpan las muestras solidarias y las iniciativas de dentistas, protésicos, higienistas, empresas, colegios, sociedades científicas… para invertir ese tiempo libre no deseado en formación, compartiendo conocimiento y experiencia… Una red de networking y solidaridad profesional para quitarse el sombrero.
Por la parte que nos toca, todo el equipo de Gaceta Dental estamos trabajando duramente para informaros y ofreceros el mejor servicio, soporte y ayuda a profesionales y marcas. A través de la revista (por primera vez exclusivamente digital), web, newsletters, emailings, redes sociales… seguimos al pie del cañón, desde casa, como debe ser, para aportar nuestro granito de arena en esta crisis PASAJERA. Sí, porque este tsunami pasará. ¿Os imagináis cuando se materialicen todos los congresos, simposios, reuniones, cursos, viajes y planes que hemos dejado en pause debido a las circunstancias? ¡Nos van a faltar días y horas! Hay que esperar a que la pandemia pase. Y, entonces, emprenderemos el camino de la recuperación. Ahora, lo prioritario es que cuidemos de nuestra salud y de la de las personas de nuestro entorno y que seamos responsables, consecuentes y solidarios.
Siempre, pero AHORA MÁS QUE NUNCA.