Introduccion
Los implantes dentales son una técnica de rehabilitación para el maxilar atrófico de rutina. En ocasiones, las características del lecho óseo receptor son las adecuadas en anchura, altura y densidad ósea para la colocación de los implantes sin emplear técnicas complementarias, pero en casos de pacientes desdentados de larga evolución es frecuente que nos encontremos con reabsorciones extremas tanto en sentido vertical como horizontal o defectos combinados que hacen que el uso de técnicas accesorias sea inevitable. Los casos cada vez más complejos requieren nuevas técnicas regenerativas y nuevos abordajes para la resolución de los casos con mayor dificultad. Otro punto importante al enfrentarnos a estos casos complejos es lograr técnicas cada vez menos invasivas que permitan acortar los tiempos de espera desde el inicio de la rehabilitación hasta la consecución del objetivo final, y reducir el trauma quirúrgico y el número de cirugías necesarias. En el caso de problemas horizontales, para conseguir una correcta oseointegración y buen pronóstico es necesario la presencia de al menos 1 mm de anchura de hueso rodeando al implante en la tabla vestibular y lingual o palatina (1, 4). En los casos de extrema reabsorción dejar este remanente óseo en ocasiones es complicado y, por ello, obliga a la realización de técnicas accesorias de expansión o de injerto óseo que recuperen la anchura perdida (5, 6).