Hay tratamientos médicos que parecen salidos del magín de Mary Shelley como consecuencia del creativo monstruo del doctor Frankenstein. Resulta que una bella dama se sometió –fue sometida, más bien– a un peculiar injerto para recuperar parte de una encía que había perdido, añadido que procedía de un muerto.
La joven en cuestión es la presentadora televisiva Tania Llasera, que dio a conocer este episodio de su vida en el blog Dando la talla que es gerundio de MtMad. Cuenta la popular bilbaína que un piercing que se había colocado en la boca mucho antes de ser uno de los reconocibles rostros de Mediaset le produjo un desgaste en la encía inferior donde había alojado el tan dudosamente decorativo como perjudicial elemento ajeno a su organismo. Puesta en manos de un cirujano maxilofacial se le propusieron dos opciones que, en el fondo, solo era una: un injerto. Eso sí, podría escoger entre hacerlo tomando una parte de otra de sus encías o hacerlo a partir de «materia acelular», en su caso trozos de piel obtenidos de la espalda o la parte posterior de las piernas de un cadáver que son tratados para que resulten genéticamente vírgenes. Y como resulta que la primera opción era más cara, pues, claro, se quedó con la alternativa. La presentadora dice en el vídeo donde lo explica todo que está encantada con los resultados y que lo peor de todo fue que durante los doce días que siguieron a la intervención no pudo comer ni cepillarse los dientes y mucho menos fumar. Una experiencia que debe- ría servir de ejemplo a quienes buscan diferenciarse estéticamente por un trozo de hierro colocado en los dientes y que a buen seguro nunca repetirá la buena de Tania, aunque solo sea por evitarse el yuyu de recurrir a un muerto para solucionar su problema.