Para periodontitis y periimplantitis
Introducción
Hoy en día la enfermedad periodontal sigue siendo un área de gran interés en la Odontología. Mientras que antiguamente nos centrábamos en mejorar los tratamientos a nivel técnico y material, gracias a las posibilidades que tenemos en la actualidad, buscamos tratamientos que permitan o que garanticen el éxito a largo plazo. Los tejidos duros y blandos que rodean el diente o el implante, desgraciadamente, siguen siendo un punto débil en los tratamientos con cualquier tipo de prótesis.
Las causas de la enfermedad periodontal son complejas y van desde una predisposición individual a factores inherentes y errores en el tratamiento, hasta una mala higiene. El cuadro clínico normalmente se presenta como una inflamación, con diferentes grados de gravedad. Además de todas las causas conocidas, la enfermedad periodontal se puede atribuir al intercambio ilimitado de fluidos dentro de la cavidad oral con presencia de microbios y cavidades que se encuentran dentro y debajo de las reconstrucciones (Figura 1). Esto se puede mejorar sellando las zonas ante posible colonización, que, a menudo, son bastante extensas, con un material a prueba de microbios.
La cavidad oral con presencia de microbios y los espacios huecos como causa
Desde una perspectiva microbiológica, hay numerosos espacios huecos (Figura 2) dentro y por debajo de las superestructuras atornilladas, las prótesis híbridas y las parciales. Estos huecos inevitablemente se llenan de microbios propios de la cavidad oral. Aunque los pacientes tengan buenos sistemas inmunitarios y buenas prácticas higiénicas pueden desarrollar enfermedades en los tejidos duros y blandos debido a la irritación inflamatoria crónica de las bacterias y sus toxinas. Esto se puede agravar por un exceso de adhesivo, cálculos y placa en la prótesis.