InicioNoticiasProtagonistas«Siempre hemos luchado por dignificar la profesión»

«Siempre hemos luchado por dignificar la profesión»

Dres. Badanelli y Martínez, Premio Santa Apolonia 2017

Amigos, socios y prácticamente «hermanos», los doctores Pedro Badanelli y Arturo Martínez han sido reconocidos por el Consejo General de Dentistas con el Premio Santa Apolonia, uno de los galardones más importantes que se conceden en la Odontología española. Toda una vida profesional y personal compartida y dedicada a la Endodoncia de la que nos aportan algunos detalles en esta entrevista conjunta, como no podía ser de otra manera, y en la que, además, muestran sus reacciones al conocer la noticia de su distinción, no por inesperada menos satisfactoria.

—¿Cuál de los dos fue el primero en recibir la noticia de que el Consejo General de Dentistas de España les había elegido como Premio Santa Apolonia y cuáles fueron sus primeras reacciones?
—Dr. Badanelli. Prácticamente fue simultáneo, aunque yo me enteré minutos antes. Primero, sorpresa, llevo mucho tiempo jubilado y pensaba que se habían olvidado de nosotros. Después, una gran alegría y satisfacción. Es el premio más importante que concede la Odontología española.
—Dr. Martínez. En junio yo estaba veraneando con mi familia y recibí dos llamadas telefónicas, una del presidente del Colegio de Dentistas de Las Palmas, el Dr. Francisco Cabrera Panasco, y otra del presidente del Consejo General de Dentistas, el Dr. Óscar Castro Reino, quienes me comunicaron tan sorprendente, inesperada y agradable noticia. Realmente fue imprevista porque este premio siempre ha sido concedido a una sola persona y, además, porque anteriormente ya había sido otorgado a otros doctores endodoncistas, por lo cual no esperaba que esta especialidad fuera premiada tan seguidamente.

—Personal y profesionalmente, ¿qué supone para ustedes compartir este importante reconocimiento a su carrera?
—Dr. Badanelli. Me parece lo normal. Arturo y yo hemos compartido nuestra vida profesional y mucha parte de la personal. No podía ser de otra manera.
—Dr. Martínez. Para mí ha sido un honor que no esperaba recibir y ya que ha sucedido así, compartirlo con Perico, más hermano que amigo y socio, es el summum. Profesionalmente, amo tanto a esta especialidad que solo he esperado de ella que me haga feliz con el resultado de mis trabajos y con la enseñanza de los mismos a otros colegas. No esperaba otra cosa de ella, por eso creo que somos felices con esta distinción.

—Ambos recibieron también la Medalla de Oro al Mérito Científico del COEM y fueron nombrados Miembros de Honor de la Asociación Española de Endodoncia (AEDE), ¿cómo se sienten al ser tan reconocidos por la profesión?
—Dr. Badanelli. Es un honor y un orgullo. El esfuerzo ha sido grande, pero siempre hemos luchado por prestigiar y dignificar una profesión a la que amamos. Para nosotros es un orgullo recoger los frutos.
—Dr. Martínez. El COEM nos otorgó la Medalla de Oro al Mérito Científico en 2001. Quizás las autoridades colegiales juzgaron oportuno establecer esta distinción para significar a los profesionales que habían colaborado en numerosas ocasiones en actividades docentes programadas y nos eligieron como merecedores de tal mérito. En 2007, la Asamblea General de AEDE decidió nombrarnos Miembros de Honor de la Asociación, junto al Dr. Rafael Miñana, como reconocimiento a nuestra contribución al perfeccionamiento y desarrollo de la Endodoncia en nuestro país. No somos egocéntricos, no obstante, encontrarnos con este premio al final del camino, es la recompensa a nuestra alma por tantísimas horas dedicadas al estudio, preparación y divulgación de esta especialidad.

—¿Cuáles fueron sus primeros contactos con la Odontología? ¿Existía un componente generacional o vocacional?
—Dr. Badanelli. En mi caso, absolutamente vocacional. Me vine a Madrid a estudiar la especialidad y me entusiasmé con ello desde el primer minuto. No poseo ningún antecedente familiar, pero siempre tuve claro a lo que quería dedicarme.
—Dr. Martínez. No ha habido ningún odontólogo en mi familia. Estudié Medicina y en cuarto curso estaba entusiasmado con la Cardiología, pero por aquella época acompañé a mi madre al dentista y me cautivó aquella figura que atendía con tanto cariño y seguridad a su paciente. Me encantó la intervención quirúrgica indolora y me planteé seguir por aquel camino. En 1960 me matriculé en la Escuela de Estomatología y todas las tardes de los dos años de la especialidad acudí a la consulta del Dr. Ramiro de la Mata Díaz, quien me admitió como ‘mirón’, recomendado por su hijo Ramiro, compañero mío de Medicina. De él aprendí a manejar una consulta, a tratar al paciente y, sobre todo, a intentar hacer bien todos los tratamientos como él los hacía, perfectamente.

—Y en concreto, ¿qué les hizo decantarse por el campo de la Endodoncia?
—Dr. Badanelli. Cuando hacía Odontología general ya me empezaron a enviar alguna endodoncia. Me gustaba y cuando conocí a Arturo hablamos de asociarnos y decidimos hacerlo en Endodoncia.
—Dr. Martínez. En 1962 asistí al Primer Congreso Internacional de Odontología celebrado en Barcelona y pude escuchar la conferencia sobre Endodoncia del Dr. Yuri Kuttler, famoso endodoncista y profesor. Fue mi primer contacto importante con la disciplina y mi enamoramiento de este difícil método, que requiere conocimiento, habilidad y mucha práctica. Posteriormente, recibí cursos de nuestros maestros, los Dres. Ángel Lasala y Óscar Maisto, de los cuales aprendí toda la teoría que apliqué a mi práctica diaria. Finalmente, después de varios años, en 1973, me dediqué exclusivamente a la Endodoncia. Quiero resaltar que en este año nos conocimos Perico y yo, creció nuestra amistad, y en 1976 decidimos asociarnos con la fundación del Centro de Estudios de Endodoncia (CESDEN) y caminar juntos en este camino de la práctica en exclusiva de esta especialidad.

—A lo largo de su trayectoria profesional, docente y de investigación, siempre han ido de la mano, pero ¿cómo se imaginan su paso por la Endodoncia el uno sin el otro?
—Dr. Badanelli. Después de más de 40 años juntos es inimaginable haber llevado a cabo, ni la docencia, ni la investigación, ni el desarrollo de nuestra carrera profesional sin el apoyo y la compañía del otro. CESDEN era uno, y ha marcado nuestras vidas.
—Dr. Martínez. La unión hace la fuerza. Siempre ha habido un estímulo común que nos ha impulsado a ir ascendiendo, perfeccionando con la práctica lo que aprendíamos en los libros o en los cursos y conferencias recibidos. Los casos tratados por ambos nos condujeron a la investigación de las variaciones encontradas y a publicar conjuntamente los resultados en revistas profesionales españolas y extranjeras. Y nos propusimos exponer a otros nuestro concepto y forma de trabajar los distintos casos. Siempre fue nuestro objetivo enseñar al que no sabe y así lo hemos hecho. Si no hubiéramos unido nuestro destino y caminado individualmente, es posible que nuestra proyección hubiera pasado desapercibida. Simplemente seríamos unos buenos endodoncistas.

—Ambos han desarrollado una destacada labor docente, ¿están satisfechos de su colaboración en la enseñanza de la Endodoncia?
—Dr. Badanelli. Por supuesto, siempre hemos sido honestos en este sentido y hemos pensado más en el prestigio de la Odontología que en la remuneración económica. La enseñanza, la transferencia de conocimiento, es la mejor manera de prestigiar una profesión.
—Dr. Martínez. En España, la Endodoncia ha sido siempre un capítulo en la enseñanza de la asignatura de Odontología u Operatoria Dental. Terminamos los estudios con un escaso conocimiento de esta importante especialidad. Y es absolutamente imprescindible en el ejercicio de esta profesión. Por eso, lo primero que hicimos fue formarnos asistiendo a Congresos y fagocitando todo lo que en sus cursos diversos profesores extranjeros nos enseñaron. Luego, practicar incesantemente habilitando a nuestros dedos para hacerlos hábiles en el manejo de este difícil trabajo. Así adquirimos ese nuevo idioma que era ‘hablar con los conductos’. Y dominando este trabajo, nos propusimos enseñar este tortuoso camino a otros muchos jóvenes que nos pedían este favor. La enseñanza ha sido permanente en nuestro devenir y nos ha proporcionado muy altos réditos de satisfacción. Enseñar al que no sabe ha sido una pauta en nuestro trabajo diario y dar el bien, por nada, ha sido la recompensa por los esfuerzos que a nosotros nos costó el aprender.

—¿Cómo ven la actual cantera de dentistas que se forman en las universidades? ¿Qué consejos les darían?
—Dr. Badanelli. Por desgracia, todo se ha mercantilizado, y esta profesión no ha sido una excepción. Muchas clínicas dentales están hoy regidas por gestores económicos que desconocen la profesión y que la desvinculan de la Sanidad. El mejor consejo a los nuevos profesionales es que amen lo que hacen y que no olviden que se están dedicando a una rama de la Medicina. Hay tres profesiones que no debieran ejercerse solo por dinero: el sacerdocio, la política y la Medicina.
—Dr. Martínez. Cuando nosotros estudiamos solo había una Escuela de Estomatología, la de Madrid. Ahora muchas Comunidades tienen una Facultad de Odontología y han proliferado las facultades privadas, lo cual ha originado un aluvión de dentistas. Actualmente, es muy difícil y caro instalarse individualmente. Los jóvenes tienen que emplearse en las grandes clínicas, generalmente mal pagados y cargando con la responsabilidad que dimana de los múltiples tratamientos que sus jefes les obligan a realizar. Es un abuso en el que ha desembocado el incremento de clínicas con raros nombres que ofrecen el oro y el moro. Los recién egresados deben formarse bien en las diversas subespecialidades odontológicas y asociarse entre varios colegas para establecerse compartiendo gastos y ofreciendo el mejor servicio al precio más adecuado para sus pacientes. Su buena preparación y la mutua tolerancia entre todos les hará sobrevivir en armonía profesional durante muchos años.

—¿Cualquier tiempo pasado no fue mejor en la práctica de la Endodoncia? ¿Qué destacarían de la Endodoncia de ayer y de hoy?
—Dr. Badanelli. Ayer éramos especialistas, hoy las endodoncias las hacen los dentistas generales y no remiten nada a nadie. Esto hace que la Endodoncia pierda calidad, entre otras cosas, porque la investigación, en este sentido, prácticamente ha desaparecido en España. Son pocos los dentistas que se preocupan por el desarrollo y la evolución de esta especialidad.
—Dr. Martínez. Hay grandes diferencias entre la Endodoncia realizada desde mediados del siglo pasado y la que se efectúa hoy. Durante 60 años los conductos se trabajaron empíricamente, con la ayuda de los RX, pero con instrumentos no estandarizados. La ‘primera revolución’ de la Endodoncia llegó en los años 50, cuando Ingle y Levine propusieron la estandarización de los instrumentos para la preparación de los conductos radiculares, que en 1962 fue aceptada por la Asociación Americana de Endodoncia. A partir de ahí, se describieron prolijas técnicas manuales de preparación y obturación de los conductos que consiguieron altos porcentajes de éxitos, pero para dominarlas se necesitaba una destreza especial, que solo se conseguía con una minuciosa formación para ejecutar el trabajo en un campo muy pequeño, de forma que el endodoncista tenía que ‘saber hablar con los conductos’ para conseguir el resultado deseado biológicamente y la perfecta imagen radiográfica del trabajo terminado. En la década de los 90 aparecieron los instrumentos rotatorios fabricados con aleaciones de níquel y titanio y su nueva técnica de preparación de los conductos. Eran mucho más flexibles que los anteriores de acero inoxidable y permitían preparar conductos curvos rotando, lo que significó una ‘segunda revolución’. Con cursillos de corta duración se formaron muchos dentistas para tratar a sus propios pacientes. Aquí está la diferencia entre la Endodoncia del siglo XX, en la que el trabajo manual y la sensibilidad táctil eran el motor, y la era de las técnicas mecánicas que comenzó en 1990, en que la máquina es la protagonista.

—¿Cuáles han sido sus mejores y peores momentos dentro de la profesión?
—Dr. Badanelli. Si ha habido alguno malo, lo he olvidado, solo guardo recuerdos gratos. He hecho lo que me ha gustado y con quien he querido. El desarrollo de mi profesión solo me ha hecho crecer en todos los aspectos, tanto profesionales como personales.
—Dr. Martínez. Cuando comenzamos a trabajar dedicados solo a la Endodoncia, la inmensa mayoría de los dentistas no sabían realizar un tratamiento de conductos y los escasos especialistas que estábamos encontramos un campo virgen, con piezas dentarias que no habían sido tocadas antes y era nuestra responsabilidad salvarlas para su posterior rehabilitación con un elevado porcentaje de éxito. Esa fue la época dulce de la especialidad. Muchos especialistas hemos divulgado las técnicas en nuestros cursos y los dentistas asistentes han tratado de hacer los tratamientos de conductos que antes derivaban a los especialistas. Cuando no lograban terminar adecuadamente aquellos dientes nos los remitían para su retratamiento, y muchos ya presentaban perforaciones de los conductos, instrumentos fracturados o relleno de los mismos con materiales difíciles de eliminar. Si en estas condiciones lográbamos retratar estos dientes, el tanto por ciento de éxitos era a veces muy inferior al que se lograba con dientes ‘vírgenes’. Esos eran los momentos peores, la época amarga de esta especialidad, pero es la que nos ha tocado vivir.

—Finalmente, ¿a quiénes dedicarían este Premio Santa Apolonia?
—Dr. Badanelli. A mi familia, que ha soportado mis interminables ausencias sin una sola crítica, siempre con palabras de ánimo y de aliento.
—Dr. Martínez. A Mari Nieves, mi esposa, que en todo momento me ha ayudado a preparar conferencias y cursos y me ha animado a persistir en esa labor docente. A nuestros hijos, que se han visto privados de mi presencia en muchas ocasiones por mor de la asistencia a Congresos, cursos de varios días y conferencias dictadas. Por último, a todos los colegas que a lo largo de los años han depositado su confianza en mi solvencia y en la de Perico, porque, sin ellos, no habríamos podido llegar este día para recoger este premio.


Más personal… DR. PEDRO BADANELLI

• Nacido en… Jerez de la Frontera.
• Estado civil… Casado.
• Aficiones… Lectura.
• Deportes… Acudo al gimnasio cuando puedo.
• Un libro… Patria y el Árbol de la Ciencia.
• Una película… Antonia.
• De no haber elegido esta profesión… Arquitecto.
• Un lugar… Cádiz.
• Música preferida… Clásica y flamenco.
• Viajes en cartera… Ya viajo poco.


Más personal…DR. ARTURO MARTÍNEZ

• Nacido en... Córdoba.
• Estado Civil… Casado.
• Aficiones… Lectura y música.
• Deportes… Natación y gimnasia.
• Un libro… Guerra y Paz (León Tolstoi) y El Médico (Noah Gordon).
• Una película… La lista de Schindler.
• Un lugar… Mi casa al borde del mar.
• Música preferida… Clásica y jazz.
• Viajes en cartera… Los que la salud nos permita.

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