Dr. Segundo Rodríguez Grandío, presidente del Consello Galego de Odontólogos e Estomatólogos
El presidente del Colegio de Dentistas de Pontevedra y Ourense, Segundo Rodríguez Grandío, ha sido nombrado recientemente presidente de Consello Galego de Odontólogos e Estomatólogos, órgano que reúne a los tres colegios de dentistas existentes en Galicia y cuyos máximos responsables ejercen este cargo de manera rotatoria durante un año. Rodríguez Grandío inaugura su turno con la firme intención de mantener abiertos los canales de comunicación con la Administración que contribuyan a una mejora de la profesión.
—Desde un punto de vista profesional y personal, ¿cómo afronta esta nueva andadura como presidente del Consello Galego de Odontólogos e Estomatólogos?
—Con mucha responsabilidad. La propia que implica presidir el órgano que representa a los tres Colegio de Dentistas que existen en Galicia y que es el principal canal de interlocución con la Xunta de Galicia para trasladarle los problemas e inquietudes de los dentistas.
—¿Cuáles son las principales inquietudes que afectan a la profesión de la Odontología en Pontevedra y Ourense?
—Intrusismo, publicidad engañosa y exceso de titulados. Son tres de los grandes problemas que afectan a todos los dentistas, ejerzan donde ejerzan. Y desde hace mucho tiempo, quizá demasiado. Digo esto porque las instituciones que representan a los profesionales de la Odontología, ya sea en el ámbito nacional, autonómico o provincial, llevamos años alertando a las administraciones del daño que están causando los problemas mencionados. Daño a la imagen de los propios profesionales, pero también daño a los pacientes que, no lo olvidemos, son nuestra prioridad. Los últimos escándalos, por todos conocidos, no deberían dilatar por más tiempo una respuesta adecuada. La sociedad merece esa respuesta.
—En este sentido, ¿cómo está viviendo desde el Colegio de Dentistas de Pontevedra y Ourense y como presidente del Consello Galego de Odontólogos e Estomatólogos el asunto de iDental?
—Con tristeza, por los miles de pacientes damnificados y por los compañeros que se han visto envueltos en este caso, pero también con indignación por cuanto las administraciones saben de sobra lo que está ocurriendo en el ámbito de la Odontología. No es la primera vez que ocurría algo semejante y es evidente que los precedentes no han servido para adoptar las medidas que lo evitasen.
—¿Y cómo cree que puede contribuir a la mejora de la Odontología desde su nueva labor de interlocución con dicha Administración al frente del Consello Galego de Odontólogos e Estomatólogos?
—Con diálogo y con argumentos, tal y como ha sido hasta ahora. El Consello tiene una relación fluida con la Xunta, algo fundamental para mantener abiertos los cauces de diálogo. La Consellería de Sanidade conoce sobradamente cuáles son nuestras demandas. Cuenta con abundante documentación que le hemos ido entregando a lo largo de los años que avalan nuestras solicitudes. Argumentos, en suma, que nos legitiman para exigir lo que pedimos. La línea a seguir va por ahí. Lo que ocurre es que los tiempos de la política son los que son…
—¿Considera que existe unión entre los profesionales que conforman el sector de la Odontología?
—Cuando tomé posesión como presidente del Colegio de Pontevedra y Ourense una de mis principales apelaciones a los compañeros fue la necesidad de mantenernos unidos. Pero una unión con mayúsculas. La unión y la cohesión es la argamasa que mantiene en pie el edificio, si se me permite la metáfora. Y más con los problemas antes mencionados. Fuera de ahí, todo se hace mucho más difícil. Además, la propia naturaleza de nuestro trabajo, realizado en una clínica, quizá ahonda esa sensación de que cada uno va a lo suyo, algo que debemos evitar a toda costa.
—¿Qué repercusiones está teniendo el uso inadecuado de la publicidad en el ámbito de la Odontología?
—Ha habido más, pero el último caso conocido de iDental es un ejemplo bien gráfico, a la par que lamentable, de las consecuencias de un uso inadecuado de la publicidad sanitaria. Resulta indignante que se pretenda jugar con la salud, el bien más preciado de una persona, con argucias y engaños.
—¿Cómo valora el rechazo en el Parlamento de Galicia de la Proposición de Ley de Publicidad Sanitaria?
—Nos hemos llevado una gran decepción. En las conversaciones previas que mantuvimos con los distintos grupos parlamentarios percibimos una postura favorable a regular este ámbito. Por eso nos hemos llevado una sorpresa tan desagradable. Nosotros vamos a seguir en el empeño, pero la respuesta solo puede articularse desde la política, el espacio en el que se tienen que gestar leyes capaces de proteger de forma inequívoca los derechos de la población y, en este caso concreto, de su bien más preciado: la salud.
—¿De qué manera se puede acabar con el intrusismo profesional?
—No es una tarea nada fácil. Requiere constancia y medios para combatirlo. También es necesaria información para prevenir a la población de los enormes riesgos que representa acabar en manos de alguien sin la capacitación adecuada. E, igualmente, son precisas sanciones ejemplares que disuadan de manera efectiva a los intrusos.
—¿Qué papel juega la formación en el proceso de transformación que está experimentando la Odontología en los últimos tiempos? ¿Cómo se está reforzando este aspecto desde el Colegio de Dentistas de Pontevedra y Ourense?
—La formación es un pilar fundamental en una profesión como la nuestra que está sujeta a continuos avances científicos, clínicos y técnicos. La Odontología, como ocurre en otras disciplinas sanitarias, está en una permanente búsqueda de la excelencia. Y la única forma de alcanzarla es mediante una constante actualización de nuestros conocimientos.
Este planteamiento lo hemos llevado a la práctica en el Colegio de Pontevedra y Ourense con un ambicioso programa de cursos modulares iniciado en 2017 que ha tenido una gran acogida y que nos ha llevado a reeditarlo en 2018. Anteriormente se pusieron en marcha también los «Jueves Colegiales», en los que dimos voz a las aportaciones de nuestros colegiados en materia científica y formativa. A todo lo mencionado, se une el programa de Formación Continuada que se desarrolla desde hace años.
—En alguna ocasión ha manifestado que la profesión de odontólogo está perdiendo atractivo, ¿sigue pensando lo mismo?, ¿qué acciones concretas pueden desarrollarse desde los colegios de odontólogos para remontar esta situación?
—Esa declaración la hice en un contexto muy concreto y atendiendo a unas causas muy precisas. Esa pérdida de atractivo estaba relacionada, por ejemplo, con el exceso de titulados en Odontología, que es necesario regular de forma urgente. La abundancia de profesionales incide muchas veces negativamente en las condiciones laborales de los compañeros más jóvenes. Otros tratan de establecerse por su cuenta y se encuentran, no solo con una enorme competencia, sino también con la dificultad añadida de afrontar una inversión muy importante para poner en marcha una clínica. Y los hay que directamente se van a otros países en busca de un mejor futuro, algo lamentable desde el punto de vista personal, familiar, pero también para la sociedad en su conjunto. Está claro que racionalizando el acceso a la titulación de Odontología y adaptándonos a los parámetros fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) algo avanzaríamos.
—Tras alrededor de tres décadas en la profesión ¿echa algo de menos de sus inicios en el sector o la Odontología es ahora mejor que antes?
—El escenario actual es muy diferente al que yo conocí en mis comienzos, pero esto no es algo que se manifieste únicamente en el ámbito de la Odontología. No admite discusión la mejora exponencial que ha experimentado nuestra profesión en todas sus facetas, ya sean asistenciales, clínicas o formativas. Esto nos permite prestar una mejor atención a los pacientes, que es el objetivo primordial de nuestro trabajo. Sin duda, hoy se hace una mejor Odontología que hace años, de la misma manera que en unos años contaremos con nuevos conocimientos y avances que nos harán aún mejores.
—¿Hacia dónde va el futuro de la Odontología?
—El futuro quizá habría que vislumbrarlo en torno a dos planos: en uno situaríamos la Odontología como ciencia y en el otro incluiríamos los problemas que nos afectan como colectivo desde el punto de vista profesional. En el primer caso, es totalmente pertinente esa relación entre Odontología y ciencia. Al fin y al cabo, la transformación experimentada por la Odontología a lo largo de los años está ligada a avances aportados desde el ámbito de la ciencia, cambios que han contribuido a reconducirla hasta lo que es en la actualidad: una disciplina sanitaria altamente especializada. Y este nuevo escenario hace necesario una ley de especialidades. Respecto al segundo plano, existen problemas latentes y prolongados en el tiempo que nos condicionan. El exceso de titulados, la publicidad engañosa y el intrusismo. No por más repetidos dejan de perder importancia. Y, por tanto, es absolutamente necesario que la Administración reaccione y se implique de verdad. Ni los dentistas ni nuestros pacientes podemos permitirnos más inacción de quienes tienen en sus manos la obligación de legislar para poner orden cuando hay causas objetivas que así lo exigen. Y es sobradamente conocido que esas causas existen.