Analizamos la labor de esta figura en la Sanidad Pública
Los higienistas dentales afrontan multitud de retos, entre los que se encuentran la creación en todo el país de la categoría de higienista dentro de la Sanidad pública, tanto en Atención Primaria como Hospitalaria. Además, los profesionales reunidos por Gaceta Dental insistieron en la importancia de encaminarse hacia una Sanidad más global y que las instituciones públicas vuelquen sus esfuerzos en la prevención, lo que redundaría positivamente en la calidad de vida de la población. Lograr una única voz que aglutine a todo el colectivo y convertirse en titulación universitaria son algunas de las reivindicaciones más inmediatas.
La asistencia odontológica pública en España carece de una estructura organizada y de unos objetivos comunes, a lo que se suman las desigualdades existentes entre las diferentes comunidades autónomas tanto en la organización como en la prestación de dichas actuaciones públicas referentes a la salud bucodental y, en este caso concreto, a la figura del higienista bucodental. Así lo constataron las profesionales reunidas por Gaceta Dental en un desayuno de trabajo en el que se analizaron las posibles líneas de mejora de una profesión cada vez más imprescindible dentro de las consultas dentales. Para debatir de todo ello, asistieron al encuentro Leonor Martín-Pero, del Colegio Oficial de Higienistas Dentales de Madrid; Rosa Tarragó, presidenta de HIDES Aragón; Montserrat Conill, presidenta de la Asociación de Higienistas y Auxiliares Dentales de Cataluña (AHIADEC); Carolina Barrero, vicepresidenta del Colegio Oficial de Higienistas de Galicia y Eva Hernández, higienista en Andalucía.
El encuentro dio comienzo plasmando una realidad en la que se encuentran en la actualidad las Unidades de Salud Bucodentales (USB) del Sistema Nacional de Salud respecto a la cualificación profesional de su personal, y es que no todas las comunidades cuentan con la figura del higienista dental. Un profesional cuyo papel en la educación sanitaria y en la promoción y prevención de la salud oral «es esencial», en opinión de todos los presentes, siendo deseable que el equipo dentista-higienista esté presente en todas las unidades. Actualmente, las comunidades que disponen de higienista en todas las Unidades de Salud Bucodental son la Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla-La Mancha, La Rioja, Ceuta y Melilla.
Abrió el turno de intervenciones la presidenta de HIDES Aragón y miembro del Comité Científico de Gaceta Dental, Rosa Tarragó, quien quiso referirse concretamente el modelo de Valencia como ejemplo a seguir para la profesión de higienista en la sanidad pública. Para Tarragó, «la propuesta de mejora principal es la creación de la categoría de higienista donde no exista y dotar de esta figura a todas las unidades, al tratarse de un personal con la cualificación pertinente, con más importancia todavía, al ser una profesión marcadamente comunitaria. Lo ideal sería tener por cada dentista dos higienistas como el modelo de la Comunidad Valenciana, que cuenta con 60 dentistas y 80 higienistas». Con respecto a la situación en Aragón, cuyo modelo público es mixto, Tarragó se mostró optimista al asegurar que «hace exactamente seis años había 24 plazas de dentista por 16 higienistas y gracias al esfuerzo de estos últimos, que trabajaban dentro del servicio público, CC.OO e HIDES Aragón se consiguieron cinco plazas más. Estamos unidos, formamos un equipo con los dentistas, ya que son los primeros que quieren contar con higienistas bucodentales en sus unidades. De momento, en Aragón solo hay una unidad que tiene un dentista por dos higienistas, que es Calatayud, y que debería ser el modelo a seguir. El servicio aragonés de salud durante este año va a ir consolidando y creando todas las plazas pendientes. En el mes de abril ya ha consolidado una de ellas: Jaca-Sabiñánigo. Estaría muy bien que el resto de comunidades siguieran su ejemplo. Como higienistas debemos transmitir la importancia de nuestra categoría, como profesionales imprescindibles en la salud pública oral. Hay que dar calidad asistencial y ésta tiene que ser igual para todos».
Por su parte, la vicepresidenta del Colegio Oficial de Higienistas de Galicia, Carolina Barrero, aseguró que en su provincia «tenemos muchos higienistas trabajando en el Servicio Gallego de Salud (SERGAS), pero no los suficientes. Lo ideal sería dos por un dentista, pero no se cumple y existen unidades bucodentales sin higienistas y que están atendidas por auxiliares. Los odontólogos también solicitan dicho ratio y a nosotros, como colectivo, no nos importa que haya un auxiliar, pero auxiliando, no realizando funciones propias de los higienistas».
En el caso de Madrid, su representante en el encuentro, Leonor Martín-Pero, afirmó que «actualmente existen 83 unidades de salud bucodental y, si bien no estamos ni siquiera en un higienista por dentista, ésta es una de las líneas de trabajo que tiene la gerencia de Atención Primaria respecto a las Unidades de Salud Bucodental. Hemos crecido mucho porque en el año 2016 eran 81 unidades y contábamos con 135 odontólogos y 90 higienistas y en 2017 ha subido a 83 unidades, 146 odontólogos y 124 higienistas. Sigue habiendo todavía unidades en las que es a la inversa, tres dentistas por un higienista, pero se ha avanzado mucho, ya que comparándolo con años atrás nuestra representación era prácticamente anecdótica. No tenemos mal mapa, pero evidentemente todo es mejorable y lo deseable sería como en Valencia, dos a uno».
Otra de las reivindicaciones a las que se refirió Martín-Pero con respecto a la implantación hace apenas un año del Programa de Atención Dental Infantil (PADI) en Madrid, que aumentaba la prestación de carteras de servicios y elevaba la edad de los 6 a los 16 años (antes era hasta los 14), es que se empezara a los 3 años porque sí que hay algún tipo de actividad que nos corresponde al perfil del higienista dental, que es realizar esta educación a nivel de otras instituciones, centros educativos, guarderías e incluso con Ayuntamientos con los que se colabora. Le daría mayor capacidad de realizar educación para la salud a nivel externo. No creo que la Atención Primaria se tenga que quedar solo en la institución. La Odontología comunitaria, como su nombre indica, es de la comunidad, por lo que si tienes la capacidad de poder salir fuera de tu cubículo como Unidad de Salud Bucodental, evidentemente estás realizando una Odontología preventiva de muchísima mejor calidad. Si son tres personas en una unidad y dos de ellas pueden llevar a cabo esa combinación, abarcaremos muchísimo más y daremos una atención de mayor calidad».
A este respecto, Tarragó también añadió que «sería muy interesante la ampliación dentro de la cartera de servicios de pacientes de 2 a 6 años, población en la cual se podría hacer educación y promoción de la salud oral con el objetivo de prevenir enfermedades orales y alcanzar uno de los objetivos de la alianza por la caries. Incluso añadir higienistas en Pediatría como en Estados Unidos aplicando el protocolo Cambra».
Sin Plaza de higienista
Eva Hernández Hurtado, higienista en Andalucía, lamentó la situación de su comunidad en la que no existe la figura del higienista. «La verdad es que no ponen facilidades. Hay muchas Unidades de Salud Bucodental pero no hay ningún higienista, no existe en el sistema público de salud, es una figura que habría que crear. También en nuestro caso los odontólogos querrían contar con este perfil profesional porque, por el momento, nuestro trabajo lo desempeñan los enfermeros y auxiliares. Somos una de las comunidades más grandes de España, pero realmente no hay un grupo de higienistas que luchemos unidos».
En lo que respecta a Cataluña y tal y como lo definió la presidenta de la Asociación de Higienistas y Auxiliares Dentales de Cataluña (AHIADEC), Montserrat Conill, «vamos de la mano de Andalucía, ya que nosotros llevamos más de diez años de peregrinaje con reuniones y múltiples conversaciones con el departamento de salud, con el Instituto Catalán de la Salud, para que se creen las plazas de higienista dental en la Sanidad pública. Es un tema en el que interviene mucho la política y, en muchos asuntos, no hay voluntad política porque no les reporta beneficios».
¿Qué hacer?
A la hora de analizar las circunstancias que pueden facilitar la implantación del higienista en todo el ámbito nacional, para Rosa Tarragó «es fundamental que exista un grupo de odontólogos que crean en la figura del higienista y un coordinador que apueste por los higienistas con programas preventivos y de promoción de la salud oral».
A este respecto, Martín-Pero quiso destacar que en Madrid «hemos tenido mucha suerte con el Dr. José Enrique Villares –director asistencial médico del Servicio Madrileño de Salud– que ha apostado muchísimo por la salud bucodental y por la figura del higienista dental, con lo que todo el crecimiento experimentado ha sido gracias a su labor».
Para Montserrat Conill «los argumentos son comunes, y es que todo el mundo tiene derecho a tener una prevención a partir de la Sanidad pública. La prevención la lleva a cabo el higienista dental, por lo que los odontólogos podrían ahorrarse mucho tiempo y dine- ro. Pero hoy en día lo que prima en todo el ámbito nacional e internacional es el dinero. Los beneficios de la prevención están comprobadísimos y no quieren verlo. En definitiva, un odontólogo si cree en la figura del higienista dental lo potenciará y moverá cielo y tierra, pero una gerencia siempre va a buscar resultados».
Desde el Colegio de Higienistas de Madrid el mensaje es claro, tal y como aseguró Leonor Martín, «si no apostamos por una prevención de salud bucodental, no conseguiremos el objetivo de calidad de vida de la población, que es uno de los asuntos con el que los políticos intentan captar a sus votantes: bienestar, salud, etc.».
En este sentido, Eva Hernández quiso incidir en que «somos los higienistas los que estamos preparados para hacer una prevención y educación adecuadas que reportará en que, a largo plazo, la salud bucodental sea buena. Y la inversión que tendrían que realizar ahora, económicamente les repercutiría favorablemente».
En este punto, Leonor Martín-Pero recalcó que «el problema es que no hay voluntad política de establecer una línea de actuación a largo plazo en lo que se refiere a salud. Es necesario que todos vayan en la misma dirección como ocurre en los países nórdicos, donde, gracias a la educación sanitaria, los índices de caries son mucho más bajos».