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Los cambios en la mandíbula durante la edad adulta pueden alertar de la acromegalia

La maloclusión Clase III es uno de los síntomas habituales

La acromegalia es una de las denominadas Enfermedades Raras que tiene un retraso de hasta seis años en su diagnóstico desde la aparición de los primeros síntomas. La visita regular al dentista puede ayudar a detectarla debido a los cambios que produce en la mandíbula durante la edad adulta.Una vez que hay una sospecha de la enfermedad, confirmar el diagnóstico solo precisa un análisis de sangre y una resonancia de la cabeza.

clinica dentalLa acromegalia, una enfermedad endocrina que se debe a un exceso de secreción de la hormona de crecimiento en la edad adulta, suele aparecer entre los 30 y 50 años provocando una desfiguración progresiva (especialmente de la cara y las extremidades). Si aparece durante la infancia, se denomina “gigantismo”. La maloclusión Clase III, caracterizada por una mandíbula muy prominente, es uno de los síntomas habituales de la acromegalia

La progresión de la acromegalia es lenta, éste es uno de los motivos por lo que el diagnóstico suele retrasarse, ya que suele pasar desapercibido durante una media de 4 a 10 años desde el comienzo de los primeros síntomas. El odontólogo «de cabecera» es una pieza clave a la hora de diagnosticar, pues uno de los síntomas pueden ser los cambios en la mandíbula en la edad adulta.

Suele producirse un engrosamiento de manos y pies, el aumento tamaño de órganos internos, el exceso de sudoración, dolores articulares, trastornos menstruales o separación de los dientes, pero además estos pacientes con frecuencia suelen tener maloclusión Clase III, es decir, una mandíbula muy prominente. «La acromegalia suele caracterizarse por el desarrollo excesivo de la mandíbula, que puede provocar prognatismo (mentón prominente), diátesis dentaria (separación de los dientes) y mala mordida, lo que puede provocar dolor o dificultad para masticar» relata la Doctora Beatriz Iglesias Sánchez, ortodoncista en las Clínicas Pérez Varela, que añade, «el crecimiento de los huesos del cuerpo no es igual en todas las etapas de la vida, y en los de la cara sucede lo mismo. El hueso maxilar (el de la parte superior de la boca) crece mucho hasta los 9 o 10 años aproximadamente, y a partir de los 10 u 11 suele desarrollarse más el de la mandíbula (el de la parte de abajo de la boca), es entonces cuando los niños comienzan a dejar de tener rasgos infantiles y empiezan a aparecer los rasgos de mayores. Lo habitual es que se crezca mucho hasta los 16, incluso los 18 y luego el crecimiento se frene. Es raro que se siga creciendo más allá de los 20 años. Como el hueso de la mandíbula es el último hueso de la cara que crece, si el individuo continúa creciendo, ése es el hueso que seguirá incrementando su tamaño de manera desproporcionada».  «Como los cambios que provoca la acromegalia son lentos y progresivos, es más probable que si un odontólogo te hace un seguimiento durante años pueda diagnosticarlo que uno que te trata una única vez y no tiene una historia del paciente para poder comparar la evolución» explica la ortodoncista.

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