Cuando a alguien se le ocurrió llevar al teatro historias relacionadas con los timos vigentes hoy en día no pudo obviar la existencia de determinadas clínicas dentales que juegan con la pasta y la salud de los pacientes. Gratix reúne en tondo de comedia once sketches que tiene como argumento los actuales timos cotidianos, esos timos legales que afectan a todo españolito de a pie. No se trata de los tradicionales timos delictivos como el tocomocho, la estampita, el nazareno, el del familiar o el trilero callejero, sino de esos con apariencia inocua, pero que tienen también sus consecuencias económicas para el engañado. Es el caso del restaurante de alta y muy moderna cocina que presenta un menú de platos absurdos por el módico precio de 400 euros el cubierto, o el de un coche regalado que finalmente cuesta 15.000 euros a los suertudos ganadores del premio a base de pagar accesorios no incluidos en el modelo sorteado, o el típico sableo entre amigos, o –y aquí está el motivo de que la noticia figure en esta página– la clínica dental que promete dejar la boca como la de una estrella hollywoodiense por menos pasta de lo que cuesta un bocata de lechuga y en menos tiempo que el empleado por Manolo el Chispas en echar el cigarrrillo de media mañana.
En esta comedia satírica participa, en la producción y como actor invitado en un pequeño papel, el doctor Manuel Peleato, que ha sentado la base para el desarrollo del sketch relacionado con la cosa dental, en la que se ponen en solfa los métodos utilizados por algunas cadenas dentales, franquiciadas o no.
El argumento presenta a una mujer que acude a una de esas clínicas de bajo coste para que le solucionen el dolor que le plantea una muela picada. En la evaluación que se hace de la paciente –cliente en este caso– se encuentran, a primera vista, otros problemas añadidos a la pieza cariada cuyo tratamiento pasa por hacer cinco empastes, cuatro extracciones, ocho implantes, un injerto de hueso para combatir la piorrea… Pero no debe preocuparse porque ha coincidido con la promoción de la semana fantástica y se le hace un descuento del 30% sobre el presupuesto total. En el skecth se aborda el problema, muy serio problema, en un lenguaje llano (empaste, piorrea…) y con humor, que es la mejor forma de llegar al gran público. Porque entre carcajada y sonrisa se cuela un comentario ácido, un diálogo cáustico para despertar la conciencia del espectador, que se identifica con las peripecias vividas por los actores en el escenario. Esa identificación es lo que los griegos clásicos denominaron catarsis, cuando el que está en el patio de butacas se ve trasladado sobre el proscenio.
Gratix, que se estrenó el 27 de octubre en el teatro de Ansoain (Navarra), se ha representado en otras localidades navarras y riojanas, y ya hay cerradas nuevas representaciones para la próxima primavera.