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«Soy el dentista más teórico y menos práctico de España»

Dr. Sven Glöckner, traductor odontológico

El dominio de los idiomas y los estudios en Odontología le abrieron las puertas de su profesión: la interpretación. Dos décadas de ejercicio y casi 800 eventos cubiertos convierten al Dr. Sven Glöckner en toda una institución en la traducción del sector dental. Este medio alemán-medio sueco, como se autodefine, revela a GACETA DENTAL, algunas de las razones por las que la actividad de intérprete simultáneo es una de las tres más estresantes del mundo.

—¿Por qué, cuándo y dónde empezó a ejercer de traductor de congresos dentales?
—Como casi todo en esta vida, mi incursión en el mundo de la interpretación se produjo por casualidad. Durante la carrera había hecho traducciones escritas (fuera del mundo odontológico, para la FNMT, El País, ABC, Hola…), pero jamás me había planteado la interpretación simultánea.

En 1997, una intérprete llamó al Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región (COEM) preguntando si conocían a alguien que pudiera echarle una mano en una interpretación simultánea del alemán al español de temática odontológica. Me hizo una prueba en un curso en Madrid y a las dos semanas me encontré en Frankfurt traduciendo en un congreso de Implantología con más de mil asistentes. No sabía ni manejar los mandos de la consola de traducción, pero mi compañera de cabina se apiadó de mí y me lo explicó todo.

—¿Qué idiomas domina para la traducción simultánea?
—Como medio alemán, medio sueco que soy, lógicamente mi combinación de idiomas de trabajo más habitual es inglés-español (risas). Inicialmente sólo traducía de alemán-español, luego pasé al inglés-español y luego al español-inglés.

—¿Cuántos idiomas habla?
—Aparte de los idiomas de trabajo (español, inglés y alemán), más que hablar, «perpetro» el sueco. Además, francés e italiano para no morirme de hambre en los restaurantes.

—¿Qué especialidad le resulta más difícil de traducir?
—Prefiero no responder a esa pregunta, no vaya a ser que se me enfaden mis compañeros que trabajan en esas especialidades y desde algunas Sociedades Científicas. Digamos que lo que más me gusta es el campo de la Implantología.

—¿Se ha encontrado en situaciones complicadas?
—Cuando hay problemas técnicos (por ejemplo, el sonido que nos llega no es bueno –en interpretación simultánea hace falta que el sonido de entrada sea tanto bueno como muy alto, para tapar nuestra propia voz), o no tenemos visión directa de la pantalla–, solemos sudar bastante, sí. O cuando un dictante decide por su cuenta dar la conferencia en un idioma distinto al acordado (y que uno no domina). Y hay dictantes más difíciles que otros, por supuesto. Recuerdo con pavor una interpretación consecutiva de un protésico japonés tartamudo.

También es complicado cuando el dictante recurre a jerga coloquial, o hace chistes de imposible traducción. Los debates acalorados también tienen su miga, especialmente cuando hablan varios a la vez y hay que traducir al inglés cosas como «lo que has dicho me lo paso por el Arco del Triunfo» o utilizan símiles taurinos, hacen referencia a los testículos del toro bravo, etc.

Personalmente, también me cuesta traducir a los políticos en los actos inaugurales de los congresos, ya que al hacerlo te das cuenta de que en realidad no están diciendo nada.

—¿Ejerce como dentista o abandonó la profesión para dedicarse en exclusiva a la traducción?
—Se podría decir que soy el dentista más teórico y menos práctico de España. Ya no trabajo en clínica, con excepción de algunas extracciones de dientes temporales a mi hijo. El trabajo en clínica se lo dejo a mi mujer, Silvia Ascasíbar, ortodoncista, que lo hace mucho mejor que yo.

—¿En cuántas ocasiones ha ejercido como traductor, en congresos, cursos, reuniones…?
—Hasta la fecha, he traducido 775 eventos, entre conferencias sueltas, cursos y congresos.

—¿Cuál es el congreso que más dificultades le ha ocasionado?
—No se me viene a la cabeza ninguno en especial. Posiblemente, aquellos cuya temática se aleja más de la cavidad oral, como los centrados en otras especialidades de la Medicina.

—¿Hay alguno que no repetiría?
—Creo que no. Quizás el Simposio Mundial de ITI de 2010, pero sólo por el viaje de vuelta. La nube de ceniza de la erupción del volcán Eyjafjallajökull obligó a cerrar el espacio aéreo el último día del congreso, lo que provocó una huída en desbandada de los asistentes para volver a sus casas por otros medios. Para muchos fue una odisea.

Sven Glöckner traduce conferencias, cursos y congresos del sector desde hace dos décadas.

—¿Hay algún profesional especialmente complicado de traducir?
—Los dictantes más difíciles de traducir posiblemente sean los asiáticos, por su pronunciación. Hay que concentrarse para no traducir el «lute» que llega por los cascos como «cementar» sino como «raíz» (root). Y convierten un «molar» en una cuestión de «moral», por ejemplo. También son complicados los dictantes que hablan muy rápido, usan localismos y hacen juegos de palabras. Imagínese interpretar en modalidad simultánea los monólogos de Leo Harlem al inglés, por ejemplo, como le ha tocado a algún compañero. Un reto prácticamente imposible.

Pablo Galindo es un buen ejemplo de dictante que hace que los intérpretes simultáneos se tengan que emplear a fondo: habla a una velocidad endiablada, utiliza un lenguaje muy florido y elevado, su discurso es altamente científico y está muy condensado. Junto a los dictantes asiáticos, es un buen ejemplo para explicar por qué la profesión de intérprete simultáneo es una de las tres más estresantes del mundo, según la OMS, junto con la de neurocirujano y la de controlador aéreo.

—¿Qué profesional español es el más fácil de traducir?
—Mariano Sanz, por ejemplo. Su discurso está muy estructurado y claro, con pausas en los momentos adecuados, etc. Traducir a Xavi Vela también es una gozada. De los dictantes extranjeros, posiblemente Vince Kokich haya sido el mejor orador que haya traducido nunca. Su fallecimiento fue una desgracia.

—¿Cuáles serán sus próximos trabajos de traducción?
—Aparte del campo de los «webinars», que está creciendo de forma exponencial, a partir de junio habrá muchos congresos importantes: Simposio de Quintessence en Barcelona (con un plantel de dictantes impresionante, altamente recomendable), FDI, SEPES/EAO… Y unos cuantos viajes al extranjero (Bolonia, Budapest, Alemania, Japón…).


Apuntes personales

Sven Glöckner nació en Madrid el 26 de mayo de 1969. Tras un breve paso por la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), terminó la carrera de Odontología en 1996 en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Posteriormente, realizó una estancia en la Universidad de Pensilvania en 1996 y obtuvo el título de Especialista en Implantoprótesis por la UCM en 1999.

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