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«La universidad no está respondiendo al debate de ideas y ético en torno a la solidaridad dental»

Escenario de las acciones sociales realizadas a través de la Odontología

Partiendo de la paradójica idea de que las ONG no deberían existir, pero que su proliferación denota la existencia de necesidades y, por tanto, su razón de ser, GACETA DENTAL reunió a algunos de sus representantes para comentar la situación actual de la solidaridad odontológica. Su objetivo común es generar sinergias entre las diversas instituciones que desarrollan actividades solidarias, como apoyo y recurso dentro del ámbito de la salud dental, así como reivindicar el papel de la Universidad como abastecedor de una formación integral y humanista del estudiante.

Uno de los conceptos que mayor protagonismo está cobrando dentro del sector dental en los últimos tiempos es el de solidaridad. Pero, ¿a qué hace referencia realmente la Odontología solidaria? ¿Qué actores están en la actualidad verdaderamente involucrados? Para dar respuesta a estas y a otras cuestiones, así como realizar un análisis de la situación actual del voluntariado y conocer los diferentes organismos y asociaciones que mayor actividad muestran alrededor de la salud bucodental en nuestro país, GACETA DENTAL reunió en un desayuno de trabajo a los miembros de cinco de ellas: los doctores David González Alarcón, coordinador general de la división de Odontología en la ONG Zerca y Lejos; Mayte García Reguero, presidenta de Odontología Solidaria; Ignacio Calatayud, responsable en Madrid de la ONG DentalCoop; Silvana Escuder, voluntaria de la Comisión de Compromiso Social de la Fundación COEM y Francisco García Lorente, miembro del Comité Ejecutivo del Consejo General de Dentistas y vicepresidente del Colegio de Dentistas de León, quien acudió acompañado por el director de comunicación de la organización colegial, Antonio Serrano.

Formación humanista

Si hubiera que elegir una palabra para definir la sensación general de todos los asistentes a la hora de referirse a la etapa que atraviesa actualmente la solidaridad en el mundo dental, esta sería la de «paradójica». Así trató de explicarlo el doctor Ignacio Calatayud, de DentalCoop, para quien «nunca en la historia de la Odontología española había habido tantas posibilidades de hacer voluntariado, tantas ONG y tanta gente con interés, pero paradójicamente, los que ya contamos con un bagaje humano y personal en este sentido, no comprendemos por qué la gente no participa más de nuestras ideas. Y es que la formación que reciben las nuevas generaciones de odontólogos a nivel universitario está muy mediatizada desde el punto de vista mercantilista y del éxito y no se cultiva tanto el espíritu de formación integral y humanista del estudiante. Cuando realizamos jornadas, nos da la sensación de que estamos siempre los mismos, pero por el contrario nunca antes hemos contado con tantas ONG dentales».

En este sentido, la doctora Silvana Escuder, voluntaria del COEM, añadió que «existen profesiones, como la nuestra, que son vocacionales y donde un alto porcentaje de quienes las estudian son personas de por sí sensibilizadas con las desigualdades o con los problemas sociales. Pero en el Grado de Odontología en España esta parte no se estimula mucho a lo largo de la carrera. Es mi percepción por mi experiencia de haber estudiado en tres sitios diferentes: Uruguay, Barcelona y Madrid. Desde luego, la sensibilización a nivel formativo en Uruguay es muchísimo mayor que en Barcelona y Madrid. Por tanto, ahí falta algo. Hablamos de la formación de dentistas porque nos referimos a voluntariado. ¿Por qué tenemos la sensación de que hay pocos voluntarios? ¿Por qué los odontólogos en general no están sensibilizados? Si quisiéramos formar a unos dentistas más sensibles a una profesión sanitaria social, habría que empezar desde el principio. Hay un gran número de jóvenes que sí que se sensibilizarían durante la carrera, sabiendo que pueden vivir de su profesión y desarrollarla científicamente», concluyó.

«Aunque ya no sea por un tema de Odontología o de justicia social, sino de vocación y responsabilidad sanitaria», apostilló el doctor Calatayud.
Por su parte, el doctor David González, de Zerca y Lejos, insistió en que las facultades de Odontología españolas tienen espacios en los que poder fomentar esta humanización del Grado. «Si no hay un debate ético en la Universidad falta algo, es necesario invitar al debate y abrilo, no se puede cultivar si no hay tierra. Habría que establecer una red de pensamiento, reunirnos con los profesores y moverlo. Se puede hacer, crear un trabajo en red de varias organizaciones, de instituciones afines. Es posible plantear una asignatura de Odontología social. Es muy necesario entablar una relación con la Universidad porque son los que están menos permeables. Está implicada la institución colegial, los dentistas de a pie, los medios de comunicación…, y, sin embargo, la Universidad no está respondiendo a este debate de ideas y ético».

De acuerdo con la reivindicación de humanizar el Grado, el doctor García Lorente añadió que dicha humanización se estaba perdiendo debido a que «en estos momentos el principal enfoque del estudiante que sale de la Universidad es ver dónde trabaja, cuánto gana y cuántos implantes pone».

Ver y tocar bocas

Por todo ello, la doctora Escuder quiso insistir en que «yo estudié la profesión para mantener la salud bucal de la población, sobre todo de los más necesitados que son los que menos acceso van a tener a las clínicas privadas. Es un razonamiento que debería estar desde el principio de la formación hasta el final, ya que es lo que permite que cuando seas un profesional conozcas tu potencial y lo puedas aplicar en la práctica. Yo hasta tercero no atendía a nadie, simplemente acudíamos como auxiliares a dar alguna charla y a ver bocas».

A este respecto, el doctor Calatayud quiso hacer hincapié en que «ese aspecto del ver y del tocar es algo que siempre me inspira mucho a propósito de fomentar el voluntariado entre la población. Este tipo de temas, por mucho que te los expliquen, si no los tocas y los sientes, no te van a llegar. Por eso, nuestro mensaje siempre es ‘acércate, vívelo, toca’, porque de cada diez que lo hacen, a lo mejor solo se compromete uno, pero los otros nueve lo van interiorizando, van teniendo un discurso intelectual y pasando de la cultura del tener a la del ser. Ahora, los expertos del marketing dicen que antes se consumían productos y que la moda actual es consumir vivencias y experiencias. A lo mejor lo tenemos que intentar así, ‘acércate a la experiencia porque esa cultura del ser es la que te va a llenar’»

En este punto, y en contraposición con lo que ocurre en España, la doctora Mayte García Reguero, de Odontología Solidaria, quiso también hacer especial mención al método universitario de Latinoamérica donde sí existe una parte obligatoria de colaboración integrada en la carrera. «Los voluntarios latinoamericanos tienen muy arraigada la vocación y responsabilidad sanitaria y muchos nos preguntan que si en España no existe lo que ellos llaman el ‘rural’ o el ‘social’. Ejercer la Odontología solidaria en sus comunidades es una parte muy importante de su formación».

Así lo constató el doctor Calatayud al asegurar que «los latinoamericanos que trabajan en España son más solidarios que los españoles. Me llama la atención cómo de cada diez voluntarios que maneja DentalCoop, tres o cuatro son latinoamericanos, lo que no refleja el porcentaje de población que vive en España».

Por su parte, el doctor González relató que «a nosotros nos invitaron desde la Universidad Nacional de Rosario, en Argentina, para ver los programas extramuros de Odontología social. Tienen un progama muy fuerte que son casi tres años de servicio a la comunidad. En Camerún también lo realizamos, pero realmente está inspirado en programas latinoamericanos, no europeos».

Tejer redes

Para el doctor Francisco García Lorente, del Consejo General de Dentistas, «hasta hace poco, la Odontología era una profesión muy solitaria e individualista. Afortunadamente, el panorama ha cambiado bastante, ya que ahora existe más comunicación entre unos y otros. Lo que debemos hacer, ONG, grupos interesados y, en nuestro caso, el Consejo General de Dentistas, es fomentar la colaboración y, sobre todo, darle armas, porque muchas veces hay gente que quiere colaborar y no puede, no tiene posibilidades. En nuestra mano está conseguir, con esfuerzo e ilusión, que existan una serie de clínicas solidarias repartidas por todo el territorio nacional, porque realizar acción social de manera individual, al final es una aguja en el desierto».

Los doctores Ignacio Calatayud y Francisco García Lorente, junto a José Luis del Moral y Antonio Serrano, director de Comunicación del Consejo General de Dentistas, en un momento del encuentro.
Los doctores Ignacio Calatayud y Francisco García Lorente, junto a José Luis del Moral y Antonio Serrano, director de Comunicación del Consejo General de Dentistas, en un momento del encuentro.

La doctora Escuder se mostró de acuerdo, asegurando que «si realmente queremos un cambio, este tiene que ser colectivo, que cuente con la involucración de todas las partes implicadas».

En palabras del doctor David González, «la dificultad está en cómo buscar colaboradores. Para nosotros la solidaridad se basa, más que en la cooperación que implica actuar sobre una acción, en el apoyo mutuo. Tenemos que ponernos en el horizonte de la gente que sufre, servirlos y que ellos nos sirvan a nosotros para transformar el mundo, que es para lo que estamos aquí. En Zerca y Lejos contamos con una colaboración muy global para poder llegar al ser humano y nos centramos en los posibles apoyos de instituciones y universidades del país. Quizás lo más novedoso que hemos intentado hacer siempre es, precisamente, formar esas redes de profesionales y ver cómo establecerlas en las coordenadas mundiales. En este punto, lo más complicado es la apuesta personal y, sobre todo, encontrar gente que entienda que quiere transformar la realidad».

Para Ignacio Calatayud, el modelo planteado por el representante de Zerca y Lejos «entra en contradicción con los modelos formativos en los que estamos en la mitad del mundo. No es complicado acabar de acercar el voluntariado y la solidaridad al colegiado si este tiene cierto interés, pero sí es mucho más difícil integrarlo en esa dinámica de que la Odontología que se debe hacer con las personas desfavorecidas no es con la que se están formando, que debería ser la Odontología universal».

Para David González, el problema tiene más que ver con «la cultura de la competencia en la que vivimos. Existen organizaciones que en vez de trabajar en la cultura de la colaboración con otras, las identifican como competecia y lo que pretenden es buscar fondos comunes. Y de lo que hablamos es de transformar cosas, no de dinero. La cuestión es cómo realizar acción social juntos. El futuro pasa por tejer una red de socios fuerte».
«Y que esos socios sean complementarios», añadió Calatayud. «Cada institución tiene su estructura, filosofía y espíritu de trabajo. Zerca y Lejos y DentalCoop no tenemos nada que ver y desde fuera parecemos antagónicos. Pero con el paso del tiempo, nos hemos dado cuenta de que la complementariedad de ser tan distintos es lo que nos hace ser mucho más efectivos, y las sinergias que vamos creando son enormes».

Solidaridad caduca

Otra de las dificultades a las que las diferentes asociaciones de solidaridad en Odontología se enfrentan es lograr un compromiso de permanencia por parte del voluntariado.

El perfil de este suele ser corresponder a gente joven según la doctora Mayte García Reguero. «En Odontología Solidaria, lo que nos cuesta, como creo que a todos los demás, es la implicación, que el voluntario permanezca. Además, lograr un odontólogo con experiencia haciendo voluntariado no es la norma en nuestros proyectos. La tónica general es gente joven que acaba de terminar la carrera».

Para la doctora Silvana Escuder, «el problema es que dichos jóvenes, cuando logran su objetivo de ‘hacer manos’ o encuentran un trabajo los pierdes. Su permanencia depende mucho de la motivación, del motivo por el cual han acudido a la acción solidaria. Aquellos que están motivados por una sensibilización real sobre el tema pueden permanecer de forma indefinida, mientras que las personas que se acercan motivados por realizar prácticas suelen permanecer muy poco tiempo. Ese es uno de los hándicaps más importantes que tenemos».

En opinión del doctor Ignacio Calatayud, según el cual quizás permanecen haciendo voluntariado uno de cada diez, el principal escollo a este respecto es que no exista un discurso detrás. «Falta el discurso ético, el por qué hago esto. Ese porqué, si está meditado y es profundo, si tiene un trasfondo intelectual y espiritual te permite dar una razón y, efectivamente, eso te lleva al compromiso».

Del mismo modo, Silvana Escuder añadió que «tú vas a una acción solidaria por una motivación personal y cuando la cumples se termina dicha motivación. En cambio, si entiendes el proyecto y lo que estás haciendo, te quedas para siempre».

Por su parte, David González quiso distinguir entre voluntariado y activismo recordando que «la Ley del Voluntariado en España dice que este se basa en una acción solidaria en tu tiempo libre que no tiene que implicarte emocionalmente, esto es el voluntariado. Lo que nosotros buscamos como asociaciones, aunque lo identifiquemos como tal y sigáis llamándolo voluntariado, es activismo. Vosotros sois activistas, no me refiero a un activismo radical, sino a un activismo por una causa. Por ejemplo, en el caso del centro de La Cañada Real consiguiendo que permanezca abierto, que las clínicas del cuarto mundo de solidarios funcionen… si llevas diez años dirigiendo este tipo de acciones eres un activista por esa causa, no eres un voluntario. Ese es el problema con la Ley del Voluntariado, que no reconoce ese aspecto, y es un matiz muy importante. Los procesos para que esto varíe son casi ideológicos, para que la gente cambie el chip y vea que es una parte activa hay que trasladarles los conceptos de ‘actívate, acción, activismo’. Son, pues, dos modelos, pero en el del voluntariado, es muy fácil que si la persona no madura hacia un activismo, finalmente se pierda».

La conversación giró en torno a la necesidad de un cambio colectivo en relación al voluntariado en el que todos los actores involucrados consigan fomentar la colaboración.
La conversación giró en torno a la necesidad de un cambio colectivo en relación al voluntariado en el que todos los actores involucrados consigan fomentar la colaboración.

En definitiva, para Calatayud, «tener una razón intelectual detrás, eso es activismo».

El doctor Francisco García Lorente insistió en el interés común de todos por llenar un vacío, poniendo el foco en que «la Administración no cuenta con el dinero suficiente para llegar a todas las personas en exclusión social que deberían ser atendidas, pero entiendo que debería hacer mucho más. Como Consejo a nosotros nos interesa que exista una buena salud bucodental y les insistimos constantemente para ir tomando medidas y, de hecho, hemos conseguido algunos programas».

Silvana Escuder, más que de un asunto económico, se refirió a la ausencia de «una idea bien estructurada que venga realmente desde la base del problema. La solución pasa por realizar un buen programa avalado por las instituciones y contar con voluntariado. Son las dos partes que fallan. Es complicado encontrar personas que quieran colaborar, porque quienes están motivados por la parte práctica, el hecho de dar charlas y la prevención no les estimula mucho, por lo que se reduce el número de dentistas que puedes tener disponibles. Hay que atajar el problema donde realmente podamos hacer algo».

En este sentido, Francisco García Lorente quiso referirse a los diferentes tipos de voluntarios que colaboran en la Fundación Dental Española del Consejo General de Dentistas, incidiendo en que la clave es que al final sean efectivos y se traten pacientes. «Nosotros contamos con dentistas voluntarios, de postgrado, que son dentistas colegiados con los que trabajamos en la clínica solidaria del Colegio de Dentistas de León dentro del Máster y del Postgrado de Endodoncia y que atienden a un gran número de pacientes desde hace diez años, y dentistas contratados como en el caso de Asturias. En principio, debería dar igual la tipología del colaborador, con tal de que se extienda la red y que haya muchos puntos de atención», concluyó García Lorente.

También se refirió a otro de los enemigos de las asociaciones y ONG, aludiendo a «la proliferación, últimamente, de casos que se venden como Odontología solidaria sin serlo. Habría que denunciarlo y poner en valor a las asociaciones y ONG que lo están haciendo bien. Tendríamos que encontrar la manera de establecer una especie de control de calidad para evitar que se produzcan estas prácticas».

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