Dr. Antonio Montero Martínez, Presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la Primera Región
La suya ha sido una entrada por la puerta grande. Y no solo por su abrumadora victoria en las urnas sino también por el papel que ya le ha tocado desempeñar en los últimos días a raíz del cierre de las clínicas Funnydent y del estallido del caso Vitaldent. El nuevo presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la 1ª Región, el Dr. Antonio Montero, ha comparecido ante los medios de comunicación locales y nacionales para apoyar a pacientes y profesionales afectados por este caso, iniciando de este modo su férrea defensa de la profesión, una labor en la que está dispuesto a dejarse la piel los próximos cuatro años. Y no está solo. A su lado, un potente y variado equipo con ganas de trabajar y de hacer las cosas bien.
—¿Qué le impulsó a presentarse a la presidencia del COEM?
—La verdad es que fue una decisión difícil. En su día alguien importante de la profesión me lo planteó y, a pesar de que nunca antes se me había pasado por la cabeza presentarme, empecé a darle vueltas. Esa reflexión me sirvió para darme cuenta de que a lo mejor era el momento de intentar devolver algo a la profesión de lo mucho que me había dado.
Asumir este nuevo reto te puede suponer mucha responsabilidad, pero a la vez mucho honor. Pensar que puedo hacer algo por la profesión me estimula y, por mi situación personal, por edad, y por la deriva profesional que llevo creo que era el momento de hacerlo. La decisión la tomé conjuntamente con mi mujer porque está claro que implica un compromiso y mucha inversión de tiempo, horas que hay que restar al trabajo, al ocio y a la familia. Asumo, además, que es algo temporal, una etapa de mi vida. Tengo muy claro que me voy a dejar la piel estos próximos cuatro años y, aunque es pronto para decirlo, muy probablemente no me presente a la reelección.
—¿Cuándo empieza su vinculación con el colegio y de qué manera ha estado involucrado a lo largo de su vida profesional al mismo?
—Vinculado con el colegio llevo toda la vida, aunque no siempre de forma institucional. Nada más terminar la carrera seguí en el departamento de Odontología Conservadora de la Facultad de Odontología de la UCM, como profesor, y en aquel momento estaba su director, el Dr. Juan Antonio López Calvo, de presidente del colegio, por lo que siempre tuve una cierta relación. Nada más terminar en mi consulta participaba en las conferencias de los jueves y más tarde me animé a impartir algunos cursos. En la etapa del Dr. Sabino Ochandiano, con quien tengo una relación estrecha, también me impliqué muchísimo y ya con el Dr. Ramón Soto-Yarritu asumí la vicepresidencia de la comisión científica y la presidencia del Primer Congreso Bienal del COEM, que, aunque costó mucho organizarlo, gracias al equipo de trabajo que formamos, funcionó muy bien.
—¿Qué balance hace de los resultados electorales logrados el pasado 24 de enero?
—Lógicamente mi balance es muy positivo, hemos conseguido 890 votos frente a los 227 de la otra candidatura. Hicimos una campaña muy buena, basada en explicar nuestro programa sin entrar a desprestigiar al contrario, trabajando en lo positivo que podíamos aportar a la profesión. Transmitimos a nuestros colegiados un mensaje claro: no era Antonio Montero el que se presentaba a las elecciones, sino un equipo de profesionales que quería trabajar por el colegio. La otra candidatura se basó mucho en criticar la labor realizada todos estos años por la anterior junta directiva y esto creo que a la larga les ha perjudicado. Nosotros, en cambio, éramos la candidatura continuista y la labor tan extraordinaria que ha desarrollado el equipo del Dr. Soto-Yarritu los últimos cuatro años nos ha puesto las cosas muy fáciles.
Las elecciones han sido el reflejo de lo que opina la colegiación sobre el impulso que se ha dado al colegio, de cómo se ha renovado y de todas las cosas que se han hecho en esta etapa. Creo que es de justicia que la gente refrendara este trabajo. Habría sido muy injusto por ellos. Ha habido mucha gente trabajando duramente para que todo saliera para adelante.
—Para todos los retos y frentes abiertos que tiene la profesión llama la atención la escasa participación del colectivo en las elecciones, apenas un 13 por ciento de los colegiados.
—Es muy triste, pero es un problema que se ha repetido año tras año prácticamente en todos los procesos electorales. En las anteriores elecciones se presentaron tres candidaturas y, a pesar de que, a priori, cuando hay más candidaturas se mueve más gente, el porcentaje de votos fue parecido. Es muy triste porque la gente no vota y, en cambio, sí critica la labor del colegio. Lo que hay que hacer es participar. El colegio siempre ha estado abierto a quien quiera colaborar y la gente no lo hace. Yo no sé si por desidia o porque no están contentos con la profesión o es por la situación general de la sociedad, pero la gente no se implica. A mí me hubiera gustado una participación muchísimo más alta. Al final ha votado la misma gente que siempre se ha movido en favor de que el colegio funcione.
—¿Qué apoyo han tenido por parte de los profesionales más jóvenes?
—Nuestra Comisión de Jóvenes Dentistas se ha movido muchísimo y hemos conseguido que atrajeran a las urnas a gente joven, un colectivo que suele tener poco apego a la colegiación. Además, como diversos miembros del equipo somos profesores de facultad y nos movemos en ambientes de másteres, bastantes alumnos, muchos por cariño, han venido a apoyarnos. De todos modos, es triste ver cómo, con la importancia que tiene el colegio y con la influencia que puede tener en el futuro de la profesión, la gente joven no se mueve lo que se tendría que mover.
—Nos adelantaba hace unos días, en campaña electoral, algunos de sus objetivos en caso de salir elegido. Uno de ellos es luchar por frenar la plétora, que usted califica como el principal problema que padece la profesión. ¿Qué medidas pretenden llevar a cabo para conseguir este reto?
—Tanto el COEM como el Consejo de Dentistas hemos reclamado la necesidad de establecer númerus clausus, pero realmente no está en nuestra mano conseguirlo. Es la Administración quien debe decidir y, hoy por hoy, no tiene especial interés en que se ateje o limite el número de graduados por año. No obstante, tiene que ser una obligación del colegio luchar por conseguirlo. No somos unos ingenuos, probablemente no lo logremos, pero sí otras cosas como que la Agencia de Acreditación, la ANECA, controle el número real de estudiantes que hay en cada una de la universidades que imparten Odontología. Hoy en día, parece un despropósito, pero no se sabe cuánta gente hay realmente estudiando en cada universidad, ni se tiene en cuenta el número de doctorados o profesores que hay en cada departamento. Esto no está realmente bien controlado, por lo tanto, conseguirlo ya será un logro.
Por otra parte, hay que concienciar a la sociedad de que quizás ya no es tan rentable estudiar Odontología. El campo de trabajo que ofrece es muy reducido y con tanta mano de obra dispuesta a trabajar, modelos de negocio como franquicias y macrocadenas de clínicas, se están aprovechando de la situación, contratando a los profesionales con unas condiciones laborales nada favorables.
Si no atajamos esto, cada año vamos a tener la pelota más grande y va a ser más difícil que la profesión no se estropee. Y es que la forma en que se estropea una profesión es saturándola de profesionales. Esto en su día pasó con la Medicina y se atajó gracias al númerus clausus.
El Consejo está muy concienciado con ese tema, la Conferencia de Decanos también, y nosotros tenemos que ir de la mano de ellos para ver si la Administración se sensibiliza y toma cartas en el asunto.
—Otra de las líneas de trabajo se centra en poner coto a la publicidad engañosa dentro de la Odontología. ¿Han pensado ya cómo atajar este problema?
—Desde mi punto de vista creo que es un tema asequible. En otras comunidades autónomas los colegios profesionales visan la publicidad del sector que se emite en los medios de comunicación. Nuestro ideal sería alcanzar el modelo de países donde la publicidad en el sector sanitario está prohibida. Estamos vendiendo salud no cualquier cosa, y hay que frenar todo tipo de publicidad fraudulenta porque en muchos casos, además, se está engañando a los pacientes, ofertando precios que no se corresponden con los del tratamiento completo. Este tipo de publicidades están haciendo muchísimo daño a un buen número de compañeros.
Por ello, uno de los objetivos fundamentales que tenemos es hablar con la Administración –me consta que el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid está abierto a ello– para intentar, de alguna forma, contribuir a regular la publicidad sanitaria.
—Tengo entendido que alguno de los miembros de su junta, que ya formaban parte de la anterior, han sido denunciados precisamente por combatir la publicidad engañosa. ¿En qué situación se encuentra ese proceso?
—La justicia en España es lenta, pero yo estoy convencido de que el proceso va a ser sobreseído porque no tiene ningún fundamento. Además, creo que estos compañeros deben sentirse orgullosos porque están en esta situación por defender la profesión y la figura del odontólogo de confianza y luchar por una Odontología de calidad. Algunas cadenas se han visto ofendidas y están intentando frenar esa defensa por parte del colegio, posiblemente con la intención de que «nos asustemos» y no podamos hacer campañas de defensa de la profesión, cuando esto en ningún caso va a ser así.
—¿Qué conseguiría la profesión con la aprobación de un convenio colectivo profesional y del asociacionismo, que en su día nos señaló como otro objetivo prioritario?
—Nosotros queremos ser el colegio de todos los dentistas. Y la presión ha cambiado mucho estos últimos años. Al principio prácticamente todos los colegiados eran trabajadores autónomos, la mayoría propietarios de clínica. Ahora, por suerte o por desgracia, la mayoría de los odontólogos son asalariados, trabajan en una consulta que no es suya. La ausencia de un convenio colectivo hace que esos trabajadores tengan que hacerlo por unos sueldos muchas veces no acordes a lo que su formación requeriría. Nosotros tenemos que equipararnos a lo que pueda cobrar, por ejemplo, un médico, por formación y responsabilidad.
La existencia de un convenio colectivo va a ser beneficioso para toda la profesión porque probablemente todas estas cadenas que, en muchas ocasiones, tienen a gente joven trabajando por unos sueldos ridículos tengan que subirlos. El trabajo se va a equiparar. Si tienes una consulta en la que hay trabajando 20 dentistas con sueldos bajos, puedes bajar los precios a los pacientes. Pero, si tienes que pagar más sueldo a tus profesionales, probablemente, ya no puedas bajar tanto los precios. Es fundamental hacer un convenio colectivo bueno y en este sentido el colegio puede participar asesorando y apoyando las iniciativas emprendidas por parte de algunas asociaciones.
—Recientemente, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha multado con más de 230.000 euros al Consejo General de Odontólogos y Estomatólogos de España por considerar que ha llevado a cabo prácticas restrictivas de la competencia, impidiendo a los pacientes escoger libremente su protésico.
—Es un tema legal complejo, pero yo soy totalmente partidario de la postura del Consejo General de Dentistas. En ningún caso tiene que ser el paciente quien decida el protésico porque es el profesional el que sabe realmente qué protésicos tienen la calidad necesaria como para poder desarrollar su trabajo. Si yo tallo una corona y sé que hay un protésico que va a hacer un trabajo extraordinario, en ningún caso se lo voy a mandar a otro que me ofrezca menos garantías, aunque probablemente sea más barato.
Además, la responsabilidad del resultado no la tiene el protésico, la voy a tener yo. El paciente tiene que elegir el profesional que le va a tratar, y cuando lo elija tiene que confiar en él todo el tratamiento. Yo creo que si la CNMV ha denunciado al Consejo debe ser por desconocimiento de la profesión. ¿Alguien concibe que si a un paciente le tienen que poner una prótesis de cadera sea él quien elija dónde se compra? Tendrá que ponerse en manos del traumatólogo y este, con su conocimiento, experiencia y formación, sabrá qué prótesis son mejores o peores. En ningún caso tiene que ser el paciente quien elija.
—¿Cómo es el equipo que le acompañará durante los próximos cuatro años al frente del COEM?
—Lo mejor de mi candidatura, sin duda, es el equipo que hemos formado. Gente joven y entregada, personas inteligentes y trabajadoras, que reflejan una amplia diversidad de realidades de la profesión: gente con consulta propia, trabajadores por cuenta ajena, una persona que trabaja en el Sistema Nacional de Salud, otra en las Fuerzas Armadas… Esta diversidad nos va a dar una visión de conjunto de la situación actual de la profesión. Lo mismo sucede con las comisiones, donde contamos con prácticamente «lo mejor» de cada especialidad. Todo esto hace un equipo del que me siento muy orgulloso.
—¿Las vocalías mantendrán su estructura o habrá novedades?
—Tenemos intención de hacer alguna vocalía nueva. Nos gustaría hacer una de trabajadores por cuenta ajena o asalariados, en la que pudiéramos estudiar las necesidades de esa parte de la profesión y ver las condiciones que necesitaremos para hacer un convenio colectivo realmente adecuado. También estamos planeando hacer una vocalía exclusivamente de control publicitario.
Mi objetivo sería que todos los perfiles de la profesión se sientan representados. Esa gente que ve en el colegio a un grupo de elitistas, que quizás no piensan en los profesionales que han tenido menos suerte en el desarrollo de la profesión, queremos que se sienta integrada en el colegio, que participe de él y nos exprese las necesidades que tiene en sus diversos ámbitos laborales.
—¿Cómo convertir la nueva sede del COEM, centro de batalla durante la campaña electoral, en el referente de la Odontología nacional que pretenden?
—Tenemos una Comisión Científica que va a impulsar lo que ha estado haciendo el colegio en estos últimos años. Va a estar encabezada por los doctores Eugenio Grano de Oro y Jaime Jiménez, presidente y vicepresidente, respectivamente, dos profesionales con un montón de ideas nuevas que van a intentar atraer a profesionales extranjeros de primera línea para impartir formación. Asimismo, vamos a intentar hacer un mayor número de cursos prácticos porque las instalaciones que tiene el colegio ahora lo permiten.
Además queremos fomentar que las instalaciones del colegio sean usadas por empresas y sociedades científicas para que todas las actividades que se realizan en hoteles o palacios de congresos se puedan celebrar en la sede, siempre que el aforo lo permita, lo que facilitará además que el colegio se pueda autofinanciar. En Madrid, fuera del ámbito universitario, no hay unas instalaciones que se puedan amoldar de este modo al ámbito de la Odontología.
—Por cierto, ¿cuál es la situación económica del colegio tras la adquisición de la nueva sede? ¿Se han revisado las cuotas de los colegiados?
—Nuestra intención es no revisar las cuotas de los colegiados. En su día se hizo un estudio de viabilidad de la nueva sede que se presentó y fue aprobado en asamblea. Todos los colegiados a día de hoy saben la situación económica real del colegio. La sede antigua está en alquiler y estos ingresos nos ayudan a pagar parte de la hipoteca actual. Además de los ingresos que generarán los eventos que se organicen en la sede colegial, las nuevas instalaciones nos permiten ahorrar en muchas actividades que antes se tenían que celebrar fuera por razones de espacio. Este año, por ejemplo, las celebraciones de Santa Apolonia se han hecho en la sede, lo que ha supuesto un ahorro enorme. Asimismo, vamos a revisar gastos que son superfluos y recortar en otros para conseguir que las cuentas cuadren.
—La formación continuada es otra de las áreas en las que centrarán sus esfuerzos. No sería de extrañar que se convirtiera en obligatoria en los próximos años, como ya ocurre en algunos países europeos donde los profesionales se deben reciclar para renovar sus licencias. ¿Le parecería adecuada esta obligatoriedad?
—Yo estoy convencido de que antes o después va a ser obligatorio acreditar una serie de cursos de formación continuada a lo largo del año y es lógico. Esto ya pasa en otros países y llegará a España. No tiene lógica que una persona acabe su formación y después de diez años no haya ido a una conferencia. Esta es una profesión que está cambiando diariamente, tienes que estar al día por ti y por los pacientes.
En este sentido, nosotros vamos a aportar nuestro granito de arena pues queremos acreditar toda la formación que se da en el colegio, empezando por las conferencias de los jueves. Va a ser un esfuerzo extra de burocracia, pero vamos a intentar que cada actividad de formación colegial esté acreditada. No obstante, es un tema que le corresponde al Consejo y la Administración.
—El COEM, a través de su Fundación de Compromiso Social, presta servicios a personas en riesgo de exclusión en la clínica solidaria ubicada en la Cañada Real y El Gallinero. ¿Han pensado ampliar estas prestaciones a otros colectivos desfavorecidos? Los colegios de León o Cataluña acaban de inaugurar sus clínicas solidarias.
—Esta es una de las cosas que tengo en mente, aún no sé la forma: tal vez no una clínica que funcione todo el día, pero sí quizás abrir las instalaciones colegiales un par de veces al mes para determinados colectivos. Ahora tenemos medios. Esto se podía unir con el tema formativo: puedes hacer un curso práctico de prótesis y, al mismo tiempo que los alumnos se forman, ayudar a pacientes que no tienen los medios económicos necesarios para acceder a estos tratamientos.
—¿Tiene el dentista madrileño las mismas necesidades y problemas que el de Ciudad Real, Ávila, Cuenca, Guadalajara o Toledo, provincias que, junto a Madrid, componen la Primera Región?
—Las juntas provinciales siempre han ido un poco por libre en relación al Colegio de la Primera Región, incluso podemos decir que ha habido una relación un poco tirante. Esto no puede ser así. Creo que si las juntas provinciales no se quieren segregar tiene que haber buen entendimiento porque todos estamos en el mismo barco. Tenemos que reunirnos con ellos, escucharles, ver qué es lo que necesitan y ver qué les podemos dar. Estoy convencido de que la relación va a mejorar. De hecho, la Comisión Científica quiere organizar algún curso en las localidades de las distintas juntas provinciales.
—¿Han quedado heridas abiertas con la otra candidatura tras la campaña electoral?
—El proceso electoral, sobre todo en la última semana, fue bastante agreviso por parte de la otra candidatura. De hecho soy consciente de que hay gente de mi junta que se sintió muy ofendida, incluso en lo personal. Se dijo que cobraban sueldos millonarios cuando aquí no ha cobrado nadie un euro. Por el contrario, han perdido dinero. Con el tiempo esto se pasará, somos una candidatura abierta y nos encantaría que miembros de la otra colaboraran con nosotros.
Más personal
–Nacido en… Madrid
–Estado civil… Casado y padre de tres niños.
–Aficiones… el deporte (me encantan las motos, el esquí y el ciclismo de montaña), la lectura, el cine y, también, la Endodoncia.
–Un lugar… Mataelpino, un pueblecito de Madrid donde tengo una casa y disfruto muchísimo.
–Música preferida… Clásica.
–Viajes en cartera… Una ruta en moto con un grupo de amigos este verano, que nos llevará por Seattle, Canadá, Denver y Boston, ciudad donde nos reuniremos con nuestras familias para disfrutar de unos días libres.
Junta directiva del COEM
– Presidente: Antonio Montero Martínez.
– Vicepresidente: José Mª Aranguren Cangas.
– Secretario: David Rubio Flores.
– Tesorero: María Isabel Pernía Ramírez.
– Contador: Tarek El Halabi Díaz.
– Vocal: Bruno Baracco Cabañes.
– Vocal: Juan López-Quiles Martínez.
– Vocal: Carmen Martín Carreras-Presas.
– Vocal: María Dolores Temprano Maroto.
– Vocal: Silvia Ascasíbar Pérez.