Los endodoncistas luchan por su especialidad
Gracias a los esfuerzos de los organismos odontológicos españoles, las especialidades oficiales empiezan a vislumbrarse en nuestro país y los profesionales que dedican su actividad a la Endodoncia no quieren quedarse al margen. «Conseguir nuestra especialidad es fundamental para garantizar una formación de calidad en una compleja área odontológica que requiere una gran habilidad manual y cuyo objetivo es salvar dientes», afirmaron los endodoncistas reunidos en este desayuno de trabajo organizado por GACETA DENTAL.
Hemos hablado con cinco expertos en Endodoncia con un mismo objetivo: luchar por el reconocimiento de su actividad profesional y por su parcela en el nuevo paradigma educativo que empieza a dibujarse en nuestro país en torno a las especialidades oficiales. «La especialización en España es fundamental porque en nuestro país nunca se ha valorado esta disciplina cuando es la base de la gran mayoría de tratamientos odontológicos», afirma el doctor Rafael Miñana Laliga, uno de los padres de la Endodoncia española.
Ya jubilado, el doctor Miñana Laliga, miembro del Comité Científico de GACETA DENTAL, es un reputado estomatólogo que ha ejercido como endodoncista de forma exclusiva durante más de 40 años. Nadie mejor que él para conducir este debate, en el que han intervenido los doctores Miguel Miñana Gómez, presidente electo de la Asociación Española de Endodoncia (AEDE); José Aranguren Cangas, profesor asociado de Endodoncia en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC); Antonio Montero Martínez, profesor asociado del Departamento de Patología y Terapéutica Dental en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y Roberto Carlos Aza García, secretario-tesorero de la AEDE.
Una disciplina denostada
«En España siempre se ha dado poco valor a la Endodoncia, –comienza hablando el doctor José Aranguren– cuando es la mejor forma de mantener dientes, ya que tiene una tasa de éxito superior al 95%. La clave para lograrlo es hacerla con mimo, conocimiento y la tecnología apropiada».
Para el doctor Antonio Montero, «es una especialidad apasionante y durante algunos años ha estado denostada porque se tiende a pensar que los dientes endodonciados se fracturan, pero si el tratamiento está bien hecho está demostrado que es eficaz».
Afortunadamente, según el doctor Roberto Carlos Aza, esta percepción negativa se está superando.
Ahora mismo la Endodoncia está en auge», comenta el miembro de AEDE. «Pasó por un mal momento con el desarrollo de la Implantología –prosigue–, pero poco a poco hemos demostrado que es un tratamiento que logra salvar dientes y regenerar hueso. El problema con el que nos encontramos en esta rama de la Odontología es la creencia de que el tratamiento de endodoncia no funciona, tanto por parte de los pacientes como de los mismos profesionales, incluyendo algunos profesores de universidad, que son personas muy importantes en la formación de los futuros dentistas».
El doctor Rafael Miñana apoya esta apreciación y afirma que «los primeros que tienen que aprender a hacer una endodoncia son los profesores». Al respecto el doctor Miguel Miñana Gómez comenta que «el personal docente de muchas universidades ni si quiera usa dique de goma –un material imprescindible para asegurar que la saliva no contamine los conductos radiculares–. Trabajando así es lógico que muchos tratamientos fracasen», continúa el presidente electo de AEDE. Para el doctor Aranguren, aunque es cierto que la Endodoncia está repuntando, aún queda un largo camino. «Con el auge de los implantes –señala–, la Endodoncia pasó a un segundo plano, e incluso se extrajeron muchos dientes que podían haberse salvado. Afortunadamente, esa etapa se ha superado y ahora nos dirigimos hacia una Odontología más conservadora y de mínima invasión. Sin embargo, el valor de esta disciplina sigue cuestionado porque es un procedimiento que para que tenga éxito debe estar muy bien realizado. Pero no se está impartiendo una formación especializada que garantice un buen resultado y las endodoncias se hacen en clínicas generales que no cuentan con la tecnología necesaria y cuyos profesionales no están suficientemente capacitados».
El doctor Antonio Montero apunta que «es una actividad muy diferente al resto y muy compleja, que requiere de una gran habilidad manual, lo que hace necesario una formación especializada y años de experiencia para hacerse correctamente».
Para el doctor Miguel Miñana, «en los últimos diez años se ha producido una evolución tecnológica espectacular en este campo. Hoy en día tenemos mejores limas y materiales de obturación, así como equipos de diagnóstico con los que antes no contábamos. Estos avances hacen que el tratamiento sea más sencillo de efectuar, sin embargo, los odontólogos acaban la carrera sin haber hecho nunca una endodoncia».
Deficiencias en la formación de grado
El problema de la formación en Endodoncia impartida durante el Grado de Odontología parte desde la base porque, como apunta el doctor José Aranguren, no está suficientemente contemplada en los programas educativos. «No existe una asignatura de Endodoncia sino que forma parte de otra –Patología y Terapéutica Dental–, por lo que tan solo se aborda en dos semestres durante toda la carrera», comenta el profesor de la URJC.
Para el doctor Antonio Montero, profesor de la UCM, «esta formación no es suficiente y, además, cada vez se realizan menos prácticas con pacientes, por lo que muchos alumnos terminan quinto habiendo realizado una sola endodoncia o ninguna».
El doctor José Aranguren recuerda que cuando se estableció el Plan Bolonia en las universidades españolas, los profesores de Endodoncia intentaron crear una asignatura independiente al margen de Odontología Restauradora, «pero fue imposible –comenta Aranguren–, porque la mayoría de las facultades tenían estas materias unificadas y el objetivo era equiparar todos los programas universitarios de grado».
Lo que no se puede permitir, según el doctor Montero, «es que un profesional salga de la universidad sin la capacidad de afrontar correctamente una endodoncia en un molar».
Para Rafael Miñana, las prácticas universitarias sobre pacientes son arriesgadas en un campo tan complejo como la Endodoncia, «por eso –señala– es preciso que los alumnos trabajen abundantemente en dientes extraídos, al menos durante tres meses, para posteriormente trabajar con pacientes bajo la supervisión de especialistas».
El doctor Roberto Carlos Aza insiste en que el mayor enemigo de la disciplina habita en el entorno docente. «Dentro del entorno universitario, en la enseñanza de las diferentes asignaturas de Odontología, no se le otorga a la Endodoncia el valor necesario y real que tiene
–afirma–. Por eso, AEDE debe ser más activa y establecer comunicaciones con otras sociedades científicas, para que en los congresos se muestre lo que la Endodoncia puede hacer. Somos los principales responsables de esta situación, porque no hemos sabido abrirnos a las demás disciplinas y demostrar que la Endodoncia logra salvar dientes».
El doctor Miñana Laliga señala que «es preciso enseñar Endodoncia durante el Grado, porque el dentista generalista debe tener unas nociones básicas y saber qué tratamientos puede afrontar él y cuáles, por la complejidad, debe derivar a un profesional especializado».
Uno de los principales objetivos de la Asociación Española de Endodoncia es resolver las deficiencias formativas, tanto del Grado como del postgrado: «Desde AEDE queremos establecer unos requisitos mínimos para hacer una endodoncia en condiciones. No pretendemos que un dentista generalista realice un trabajo de élite, tan solo que trabaje respetando los principios biológicos, para lo cual hay que utilizar el dique de goma y una adecuada instrumentación y realizar una correcta irrigación y obturación, así como, un óptimo diagnóstico y plan de tratamiento».
A por la especialización
La Endodoncia está reconocida como especialidad por ocho de países europeos. «Estos son Croacia, Noruega, Lituania, Portugal, Rumanía, Eslovenia, Suecia y Gran Bretaña», comenta el doctor Miguel Miñana. «En la actualidad Francia y Alemania se encuentran en nuestra misma situación, en la que los expertos también debaten sobre la necesidad de esta especialización», prosigue el presidente electo de AEDE.
Los profesionales reunidos en este desayuno de trabajo coincidieron en que la dificultad del tratamiento, la alta prevalencia de enfermedades de la pulpa, la constante evolución en las tecnologías y materiales específicos y la carencia de una formación suficiente durante el Grado de Odontología son los principales factores que hacen necesaria una formación especializada de postgrado.
El doctor Rafael Miñana llama a sus colegas a luchar por la especialidad oficial. «Si no lo hacemos nosotros nadie lo hará –manifiesta–. Los responsables del área de Endodoncia de las facultades más importantes de nuestro país se tienen que sentar y diseñar un programa acorde con los títulos europeos de especialización».
Además de las universidades, para el doctor Antonio Montero, «también debe participar AEDE, como ha ocurrido en otros países europeos, en los que las respectivas sociedades de Endodoncia han tenido un papel muy importante en la consecución de la especialidad».
El doctor José Aranguren señala la urgencia de «hacer algo ya, antes de que el Consejo General de Dentistas siga avanzando con el tema de las especialidades, porque ahora mismo solo están contemplando la Cirugía y la Ortodoncia, y la Endodoncia se está quedando en un segundo plano, cuando en Europa cada vez son más los países que tienen reconocida esta especialidad».
José Luis del Moral, director de GACETA DENTAL, lanza un pregunta a los asistentes a este desayuno de trabajo: ¿Qué razones justifican que la Endodoncia sea una de las especialidades oficiales?
La respuesta llega de la mano del más veterano, el doctor Rafael Miñana Laliga, quien afirma que «la Endodoncia es fundamental como parte del conjunto de la Odontología y como disciplina primordial en la conservación de los dientes».
Según los expertos reunidos en este desayuno las peculiaridades en el diagnóstico, y tratamiento de la Endodoncia, así como sus objetivos, hacen necesaria la existencia de odontólogos que limiten el ejercicio profesional de forma exclusiva en este campo.
«¿Por qué Ortodoncia sí y Endodoncia no?», pregunta José Aranguren. «Nuestra disciplina recoge uno de los tratamientos que más se realiza en las consultas –continúa el profesor de la URJC–. Recordemos que el 80% de la población tiene una endodoncia. Además, es un tratamiento muy complejo que requiere una formación regulada».
El doctor Roberto Carlos Aza justifica la necesidad de que la Endodoncia sea una especialidad «partiendo de la base de que su principal objetivo es mantener un órgano dental, lo que la otorga una importancia incuestionable. A eso hay que sumarle que requiere una gran habilidad manual y un conocimiento tecnológico específico –continúa–, por lo que sin una formación especializada no puede realizarse correctamente».
«Si yo necesitara someterme a una endodoncia, me gustaría que me la realizara un especialista», puntualiza Aranguren. «Y lo mismo que quiero para mí, lo quiero para mis pacientes», afirma.
Para el doctor Antonio Montero, «la Endodoncia tiene peculiaridades en el diagnóstico, tratamiento y objetivo, así como suficiente base científica como para requerir una formación teórica y práctica de calidad y unos conocimientos tecnológicos específicos que hagan posible que un profesional se dedique solo y exclusivamente a esta actividad. Por otro lado –prosigue el profesor de la UCM–, este campo es muy amplio, abarca traumatología dental, microcirugía perirradicular, etc. y no se limita al tratamiento de conductos».
El doctor Miguel Miñana señala que «solo hay que fijarse en los países de nuestro entorno para observar la importancia que se le da a esta disciplina fuera de nuestras fronteras. «Incluso en Portugal, cuya sociedad científica de Endodoncia solo tiene 60 miembros, tienen reconocida la especialidad, y recordemos que AEDE posee 1.500 asociados. Nuestra Sociedad Científica –prosigue el presidente electo de la misma– es la tercera más importante de Europa en el ámbito de la Endodoncia, solo por detrás de las de Alemania y Holanda».