La voz de los estudiantes de Odontología
La disparidad de la oferta académica, la plétora profesional, la situación del mercado laboral, la falta de númerus clausus, la carencia de especialidades y la mercantilización de la profesión son las principales preocupaciones de los alumnos de Odontología de nuestro país, que ven en el extranjero una salida para asegurar su futuro.
Muchas son las inquietudes de los futuros dentistas. ¿Es necesaria la formación de postgrado para ser realmente competitivo? ¿Cuáles son sus perspectivas laborales? ¿Representa el extranjero una alternativa laboral tangible? A estas y a otras muchas preguntas nos han dado respuesta cuatro representantes de los estudiantes españoles: Álvaro Negrillo Moreno, presidente de la Federación Española de Estudiantes de Odontología (ANEO); Adrián Cámara Narejos, vicepresidente de la Asociación Valenciana de Estudiantes de Odontología (AVEO); Jaime García Montarelo, presidente de la Asociación de Estudiantes de Odontología de la Universidad Rey Juan Carlos (ADONLOS), y Baoluo Gao, secretario de la Asociación de Estudiantes de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid (AEOC-M).
Estos cuatro alumnos de Odontología son una muestra representativa de los jóvenes llamados a ser el futuro de la profesión.
«La mayoría de los estudiantes no son conscientes de las dificultades que nos aguardan porque no están informados», coinciden los futuros dentistas. Pero ellos sí lo están, porque ya, desde los inicios de su carrera odontológica, han decidido formar parte de un grupo selecto que se preocupa por los problemas que asedian al sector. Tal vez el día de mañana ocupen puestos de responsabilidad en los órganos políticos odontológicos de nuestro país; de momento, en el ámbito académico ya están sobresaliendo por formar parte de instituciones estudiantiles que luchan por los intereses de todos sus compañeros.
En GACETA DENTAL hemos querido invitarles a un desayuno de trabajo con el objetivo de alzar la voz de las generaciones venideras más comprometidas con la profesión, puesto que ellos son el futuro de la Odontología española.
Preocupa el porvenir
Como ellos, cada vez son más los estudiantes que han decidido plantar cara a los problemas de la profesión. «Es cierto que siempre ha existido cierta falta de interés por parte de los alumnos en cuanto a la situación del mercado, porque lo vemos muy lejano, pero desde ANEO hemos notado que cada vez hay una mayor preocupación por las dificultades del sector; nos hemos dado cuenta de que estamos ante un futuro incierto», declara Álvaro Negrillo.
Según Jaime García, «si nos informasen de la situación del mercado laboral en primero de carrera, muchos dejarían el grado, por no ser su verdadera vocación o porque accedieron a esta formación sin estar plenamente convencidos. Pero al principio solo oyes campanas y no es hasta tercero o cuarto curso cuando empiezas a ser consciente de los problemas que existen».
Son muchas las dificultades que les aguardarán a estos jóvenes estudiantes de Odontología y «la cosa no tiene pinta de mejorar en un futuro próximo», señala Álvaro Negrillo. «Mientras que en el resto de los países de la Unión Europea hay númerus clausus, aquí siguen proliferando las facultades de Odontología; ahora la Universidad Católica de Murcia (UCAM) también puede impartir el grado, lo que nos permite constatar que no se está haciendo nada por frenar la plétora profesional», lamenta. «Decisiones como esta –continúa Negrillo– son las que originan una degradación paulatina de la profesión y un aumento del paro entre los odontólogos, que en la actualidad afecta al 20% de los dentistas recién graduados».
En este sentido, el presidente de ANEO recuerda que «la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que haya un dentista por cada 3.500 habitantes y en España ya hay uno por cada 1.200».
«Estamos triplicando el número de dentistas necesarios», apunta Adrián Cámara. «Además –prosigue–, hay muchos odontólogos que se dedican a otras profesiones, por lo que no figuran como parados cuando, en realidad, no están trabajando en aquello para lo que se han formado».
Negrillo manifiesta que la plétora profesional está originando la mayor parte de los problemas de la profesión: «Este exceso de competencia está fomentando la falta de ética profesional, la mala praxis, el sobretratamiento, el uso de materiales de baja calidad… Es la pescadilla que se muerde la cola».
Y todos estos factores unidos «son los que están haciendo que se deteriore la imagen de los dentistas», interviene Jaime García. «Ahora mismo, la profesión está muy mal vista y los pacientes creen que les queremos sacar el dinero», continúa el representante de los estudiantes de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
Para Baoluo Gao, esta situación obliga a los jóvenes odontólogos a modificar la percepción de los pacientes porque «ir al dentista no es caro, es costoso, que es una cosa distinta –afirma– y aunque haya profesionales que no hacen honor a su código ético, sí hay otros muchos que percibimos que la profesión es una parte del ámbito sanitario».
Futuro incierto
El surgimiento de franquicias y redes de clínicas gestionadas con una fuerte estrategia comercial no favorece el futuro de estos estudiantes. Según el presidente de ANEO, «en el futuro a todos nos encantaría poseer nuestro propio negocio en el que las cosas se hagan acorde a lo que consideramos adecuado, pero no todos tenemos el terreno allanado, por carecer del dinero necesario para llevar a cabo este proyecto o por no formar parte de una familia de dentistas con clínica en propiedad; por lo que muchos de nosotros tendremos que trabajar para terceros y subsistir hasta conseguir ahorros suficientes que nos permitan cumplir nuestro sueño».
Adrián Cámara expone un temor que se respira en las aulas: «Cuando terminemos la formación muchos de nosotros nos veremos obligados a trabajar en clínicas que no cumplan con nuestros ideales».
Para Jaime García el principal perjudicado será el paciente, porque a la falta de experiencia del recién licenciado se le añaden las exigencias comerciales de los gerentes que no tienen una visión sanitaria de la profesión: «Cuando sales de la universidad y te pones a trabajar, por un lado te sientes inseguro, porque es la primera vez que te enfrentas solo a un paciente, y si a esto le unes la presión de trabajar con criterios economicistas, el resultado es desastroso».
Álvaro Negrillo define la Odontología como «un edificio chiquitito que se encuentra situado al margen del mundo sanitario, alejado de los hospitales». ¿Por qué este ámbito de la salud no puede formar parte del sistema público?, se preguntan estos cuatro estudiantes de grado. «Somos conscientes de que introducir esta disciplina en la Seguridad Social requeriría de una fuerte inversión, pero es la única forma de garantizar la protección de los pacientes», declara Negrillo.
Según Jaime García, en Odontología se dan situaciones «impensables» en otras ramas médicas: «A nuestras clases prácticas llegan pacientes que tienen la boca prácticamente sana y cuando se lo decimos se sienten engañados porque afirman que su dentista pretendía venderles multitud de tratamientos odontológicos, lo que nos deja boquiabiertos». El alumno de la URJC nos cuenta una anécdota esclarecedora: «Hace unas semanas llegó una paciente diciendo que su dentista quería hacerle un blanqueamiento dental, sin embargo esta chica tenía los dientes blancos, solo presentaba una pieza oscurecida por una afección. Para nosotros abrir los ojos a los pacientes afectados por el sobretratamiento es vergonzoso porque somos conscientes de que se marchan con la sensación de que les han intentado engañar y esto daña la imagen de todos los profesionales que nos dedicamos a la Odontología».
El presidente de ANEO apunta que no se está realizando Odontología preventiva de forma premeditada: «Educar en prevención es un deber de nuestra profesión, así como hacer tratamientos preventivos como higienes o fluorizaciones, pero durante el grado nos encontramos con casos desagradables, en los que llegan pacientes con periodontitis que no están siendo tratados porque, de esta forma, su dentista se asegura poner unos implantes a medio plazo».
«Esta situación, en Medicina, sería algo inimaginable», afirma Jaime García. Al respecto, Adrián Cámara apunta que «esto ocurre porque muchas clínicas dentales son gestionadas por empresarios, no por odontólogos».
Yo, de mayor, quiero ser… Dentista
Lo único que tienen claro estos jóvenes estudiantes es que quieren ser odontólogos. «Aún no sé en qué me quiero especializar cuando termine la carrera. La oferta es tan amplia que es complicado elegir una opción», comenta Adrián Cámara. Y es que, según Álvaro Negrillo, «es pronto para decidir nuestro futuro; aún no hemos hecho prácticas suficientes como para saber lo que realmente nos gusta y lo ideal es moverse por vocación, no por interés. Es en quinto curso cuando tienes suficiente criterio como para elegir la disciplina a la que te quieres dedicar y lo ideal es que te especialices en aquello que te guste, no en lo que te convenga».
Pero, dadas las dificultades que planean sobre el futuro de estos jóvenes estudiantes, «no podemos dejar de lado el aspecto económico», afirma Jaime García. «Los profesores, que son los que mejor saben la situación del mercado, desde su buena voluntad, nos intentan orientar hacia las áreas con más futuro. Claro que debes hacer lo que realmente te guste, pero también tenemos que pensar si esa disciplina tiene perspectivas laborales porque tal y como está la profesión no te la puedes jugar».
Según Baoluo Gao, «es lógico que los profesores intenten guiarnos porque se preocupan por nuestro futuro; ven que están formando a doscientos alumnos que, cuando salgan a la calle, no van a encontrar trabajo».
La plétora profesional y el surgimiento de nuevas estructuras de negocio, unidos a la proliferación de franquicias y redes de clínicas con una agresiva estrategia comercial, obliga a los odontólogos a seguir formándose tras acabar el grado para conseguir destacar en un mercado cada vez más competitivo. «Ahora nos matamos para ser mejor que el otro», comenta Baoluo Gao.
Álvaro Negrillo cree que «el nivel de desempleo hace que los alumnos tengamos dos opciones cuando terminamos el grado: seguir estudiando para conseguir llamar la atención de alguna forma o salir de España y trabajar en el extranjero».
Conscientes de esta realidad, las universidades y centros de formación ofertan multitud de cursos de postgrado para dar una oportunidad a los jóvenes dentistas que deciden quedarse en su país, pero ante la enorme oferta se ven obligados a analizar las diversas opciones. «Valoramos aspectos como el profesorado, el número de horas de prácticas, los créditos, si el programa cumple con nuestras expectativas y si nos va a proporcionar una sólida formación con expectativas de futuro», comenta Adrián Cámara.
«A estos aspectos hay que sumar el precio», añade Álvaro Negrillo. «Es un criterio de elección que no podemos dejar al margen, porque no todo el mundo se puede permitir una formación de postgrado». Baoluo Gao ratifica esta postura y afirma que el precio debería situarse en los primeros puestos: «La parte económica es especialmente relevante en Odontología, porque nuestros programas de postgrado son carísimos y existe mucha diferencia de precio entre unas universidades y otras».
Jaime García comenta que, hoy por hoy, no sabe si podrá estudiar un postgrado porque aún no ha encontrado la forma de costearlo. «Es cierto que existen ayudas de algunos bancos para financiar la formación, pero en nuestro campo lo que nos ofrecen no nos da ni para empezar», afirma el presidente de los estudiantes de Odontología de la URJC.