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«La hipersensibilidad dentinaria tiene un fuerte impacto sobre la calidad de vida, pero es una afección que responde muy bien al tratamiento»

Buscando soluciones a la hipersensibilidad dentinaria

Aproximadamente una de cada cuatro personas padece hipersensibilidad dentinaria, siendo especialmente frecuente en los adultos de entre 20 y 40 años. Según los profesionales reunidos por GACETA DENTAL, la edad en la que se presenta este trastorno es cada vez más temprana por causa de los hábitos de vida de la sociedad moderna.

La hipersensibilidad dentinaria es la causa más frecuente de dolor dental y muestra una alta prevalencia en la población adulta. Según datos de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) es una afección que afecta al 25% de la población, siendo más común en las mujeres que en los hombres, en edades comprendidas entre los 20 y 40 años, aunque puede desarrollarse en cualquier momento.

Durante los últimos años, esta afección ha incrementado su incidencia en la población joven como consecuencia de los hábitos de vida actuales, que combinan una serie de factores desencadenantes como son la ingesta excesiva de bebidas energéticas y refrescos, las dietas ácidas, los problemas digestivos, el estrés, los desórdenes alimentarios, el consumo de medicamentos, el bruxismo, el uso de productos blanqueadores sin supervisión profesional, etc., todos ellos elementos asociados a la aparición de este trastorno.

Para hablar de la hipersensibilidad dentinaria –su prevalencia, etiología y tratamiento– GACETA DENTAL ha reunido a un grupo de expertos en Periodoncia y Odontología Conservadora. Así, los doctores Vicente Vera González, profesor titular de Patología y Terapéutica Dental de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM); Victoriano Serrano Cuenca, profesor titular de Medicina Oral y Periodoncia en la UCM; Jorge Serrano Granger, director del Workshop de Hipersensibilidad Dentinaria organizado por SEPA; Miguel Carasol Campillo, presidente del Comité Científico de SEPA, y Jaime Alcaraz Sintes, director científico de la revista Cuida tus encías, disertaron sobre un trastorno dental que tiene un fuerte impacto sobre la calidad de vida de los afectados. La buena noticia, según estos dentistas, es que es una afección que suele responder muy bien al tratamiento, siempre que se realice un correcto diagnóstico diferencial y se adopten una serie de medidas preventivas.

Delimitar conceptos

272_DesayunosLa hipersensibilidad dentinaria es una sensación de dolor transitorio que se produce como respuesta a estímulos táctiles, térmicos o químicos. Según el secretario académico de la Facultad de Odontología de la UCM, el doctor Victoriano Serrano, quien además es profesor titular de Medicina Oral y Periodoncia, «los pacientes describen su dolencia como intensa y de corta duración en uno o varios dientes, aunque también hay personas que acusan un dolor generalizado en toda la boca».

Para el experto en Patología y Terapéutica Dental de la UCM, el doctor Vicente Vera, es muy importante delimitar el concepto de hipersensibilidad dentinaria para que el odontólogo generalista sepa derivar este tipo de pacientes al profesional más indicado, «porque muchos dentistas lo confunden con otro tipo de dolencia». Así, continúa, «es un dolor corto, breve, intenso y agudo, desencadenado por una serie de factores exógenos, como aire, frío, calor o determinados químicos. Surge de forma instantánea y dura muy pocos segundos».

La hipersensibilidad dentinaria se produce por una exposición de la dentina, debida, bien a una retracción de la encía por periodontitis, bien como causa de un desgaste dental de tipo traumático, «como el producido por un cepillado agresivo o por la acción de ciertos químicos provenientes de comidas o bebidas ácidas», declara Victoriano Serrano.

Para hablar de hipersensibilidad dentinaria, según el doctor Vicente Vera, no debe existir patología pulpar: «Las caries, las fisuras dentales, la hiperemia pulpar o un trauma oclusal son patologías de la pulpa que también generan dolor, pero, en estos casos, no podemos hablar de hipersensibilidad dentinaria. Esta afección se produce porque la dentina está expuesta y los túbulos abiertos, bien porque se ha producido un desgaste en el esmalte, bien por un problema de retroacción gingival».

La dentina contiene miles de tubos microscópicos, llamados túbulos dentinarios, que conectan la parte exterior del diente con las terminaciones nerviosas. Cuando el diente pierde su protección debido a una retracción de la encía o a un desgaste dental, estos túbulos quedan abiertos, permitiendo que los estímulos externos alcancen las terminaciones nerviosas y provoquen la sensación de dolor. «Pero no basta con tener la dentina expuesta –aclara el doctor Vera– sino que además, hay que tener los túbulos abiertos. Se tienen que combinar estos dos factores, porque nos encontramos con casos en los que existen lesiones de dentina esclerótica a nivel de cuello y, sin embargo, no aparece hipersensibilidad dentinaria, y esto ocurre porque los túbulos se encuentran rezagados».

Diagnóstico diferencial

Para realizar un correcto tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria, los profesionales reunidos por GACETA DENTAL en este desayuno de trabajo señalaron, fundamentalmente, tres aspectos clave: un diagnóstico diferencial, la adecuada elección del tratamiento –que puede ser invasivo o no invasivo y realizarse en clínica o bien de forma ambulatoria– y la recomendación de una serie de medidas preventivas y de cambios en los hábitos higiénico-dietéticos para que esta afección no sea recurrente.

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GACETA DENTAL reunió a cinco especialistas en hipersensibilidad dentinaria en un desayuno de trabajo.

El doctor Jorge Serrano, director del Workshop de Hipersensibilidad Dentinaria de SEPA, cuyos resultados se publicarán en la revista Periodoncia Clínica con el objetivo de elaborar un documento de consenso sobre el correcto diagnóstico y tratamiento de esta afección, destaca que «en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria es fundamental hacer un adecuado diagnóstico por exclusión. Además, se recomienda distinguir entre la hipersensibilidad aguda o crónica y la localizada o generalizada, así como explorar la presencia de todos los factores desencadenantes o predisponentes».

El doctor Victoriano Serrano tiene muy claro cuál es el primer paso que debe seguir todo profesional ante un caso de hipersensibilidad dentinaria: «para tratar adecuadamente esta dolencia en la consulta lo primero que debemos realizar es una correcta historia clínica con una exhaustiva anamnesis que nos permita alcanzar un diagnóstico diferencial». Así, el doctor Serrano Cuenca recomienda a los odontólogos preguntar por el tipo de dolor, el número de piezas afectadas, los estímulos que desencadenan el dolor, la presencia de enfermedades relacionadas –como el reflujo gástrico o el bruxismo que, al causar erosión dental, desencadenan la afección–, por sus hábitos higiénicos –para saber si el paciente está llevando a cabo un cepillado agresivo o un uso inadecuado de la seda dental–, y, fundamentalmente, por su dieta. «Los hábitos alimenticios –puntualiza Serrano Cuenca– juegan un papel importantísimo en la evolución de esta afección porque un consumo abusivo de alimentos ácidos, como bebidas isotónicas o carbonatadas, yogures, zumos, vino o vinagre está muy relacionado con este trastorno».

El presidente del Comité Científico de SEPA, el doctor Miguel Carasol, afirma que «conocer la causa es fundamental, no solo para establecer un tratamiento adecuado, sino también para recomendar una serie de medidas preventivas y que la hipersensibilidad dentinaria no sea recidiva».

El doctor Jorge Serrano afirma que, «por un lado, es preciso realizar un diagnóstico por exclusión para identificar si existe otra patología que genere un dolor similar; y por otro lado, debemos analizar los factores que provocan una exposición de la dentina y aquellos que causan que se abran los túbulos». Este doctor distingue entre tres tipos de pacientes afectados por hipersensibilidad dentinaria: «Los que realizan un cepillado agresivo ocasionando una recesión de la encía que deja expuesta la dentina; los pacientes periodontales, que son aquellos que, por causa de nuestros propios tratamientos, también tienen la dentina visible; y los que sufren desgaste dental por múltiples causas (dieta, abfracción, abrasión…). Dependiendo del tipo de paciente, implantaremos un tratamiento diferente y unas medidas de prevención concretas, porque si no les enseñamos a realizar una correcta higiene oral, a alimentarse de forma adecuada o a controlar el bruxismo, entre otros aspectos, el tratamiento solo será efectivo durante un tiempo».

Así como el doctor Jorge Serrano reconoce tres tipos de pacientes, el doctor Jaime Alcaraz, experto en Periodoncia y miembro del Comité Científico de SEPA, los acota aún más, distinguiendo tan solo entre dos grandes grupos: «Los que presentan lesión en el tejido blando y los que tienen lesión en el tejido duro. En el primer caso, ya sea por causa de nuestros tratamientos periodontales o por un cepillado traumático, estos pacientes presentan una retracción de la encía que deja visible de la raíz del diente; y en el segundo caso la afección está originada por un desgaste del esmalte dentinario, ya sea producido por una higiene oral agresiva, por factores dietéticos o por cualquier otro aspecto que cause erosión en el tejido duro, como ocurre, por ejemplo, con el bruxismo».

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El director de GACETA DENTAL, José Luis del Moral (izquierda), junto al doctor Victoriano Serrano, miembro del Comité Científico de la revista.

Según este profesional, es necesario realizar un estudio a fondo para ver el tipo de dolencia que tiene el paciente y saber si el problema reside en una exposición de la dentina o bien responde a otros factores, como la presencia de caries o fisuras. «El paciente confunde el dolor, por lo que somos nosotros los que tenemos que diferenciarlo», señala Jorge Serrano.

Factores desencadenantes

Entre los factores desencadenantes se incluye el uso de pastas dentífricas muy abrasivas, el cepillado traumático, la ingesta de alimentos o bebidas ácidas (refrescos carbonatados, bebidas energéticas, zumos de frutas, yogures, vinagres, vino, etc.) y ciertos tratamientos odontológicos, como los procedimientos periodontales, los empastes mal sellados y los blanqueamientos.

Entre los factores predisponentes estarían aquellos que producen la exposición de la dentina: abfracciones, recesiones gingivales, anomalías anatómicas, abrasiones, erosiones, atrición y tratamientos periodontales, como el raspado y alisado radicular. El doctor Jorge Serrano afirma que «los pacientes periodontales tienen muchas más posibilidades de sufrir hipersensibilidad dentinaria porque nuestros tratamientos tienen efectos secundarios, pero este tipo de hipersensibilidad responde muy bien al tratamiento».

Según el doctor Victoriano Serrano «dentro de los tratamientos odontológicos, no solo los periodontales pueden generar este trastorno, también puede presentarse como consecuencia de una restauración en la que han quedado abiertos los túbulos dentinarios, así como por causa de blanqueamientos dentales o por el abuso de pastas blanqueadoras». Asimismo, señala otros factores desencadenantes de la hipersensibilidad dentinaria: «el uso de medicamentos, como la aspirina, haber llevado durante muchos años ortodoncia, la onicofagia, el uso de piercing en la boca y los problemas de reflujo gástrico».

Por eso, el estrés que vivimos en la sociedad moderna, tan correlacionado con los problemas digestivos (ardores, reflujo, trastornos alimenticios, vómitos…) son algunos de los motivos por los que ha aumentado la prevalencia de hipersensibilidad dentinaria. Además, como señala el doctor Jaime Alcaraz, «está habiendo un aumento de esta afección en pacientes jóvenes porque combinan factores desencadenantes como ejercicio físico, dietas ácidas, blanqueamientos dentales, etc.».

Al respecto, el doctor Miguel Carasol apunta las conclusiones de un reciente estudio llevado a cabo en EE.UU.: «El 25% de los universitarios americanos tienen hipersensibilidad dentinaria derivada del consumo de productos isotónicos. Estos jóvenes están mezclando dos factores de alto riesgo: por un lado hacen ejercicio y, en ese mismo momento, que es cuando se produce un descenso de la secreción salivar y una disminución de la capacidad tampón de la saliva, ingieren bebidas isotónicas, que tienen un componente ácido muy elevado, produciéndose un gran desgaste dental».

Para los asistentes a este desayuno de trabajo es fundamental informar a la población sobre las medidas preventivas que pueden impedir el desarrollo de la hipersensibilidad dentinaria o bien reducir su impacto en los casos en los que ya se ha desencadenado. «La mayoría de las personas desconocen los alimentos que están agravando su afección y no saben que, cuando ingieren estos productos, deben esperar entre 30 y 40 minutos antes de lavarse los dientes para que el esmalte se recupere de la acción de los alimentos ácidos. Igualmente, la gente no sabe que no todo el mundo puede someterse a un blanqueamiento dental y son cosas que, como profesionales, debemos transmitir».

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