GACETA DENTAL reúne a varios expertos para hablar de saliva y salud oral
En un futuro no muy lejano la saliva, según los expertos reunidos por Gaceta Dental, nos permitirá conocer el riesgo a desarrollar enfermedades como la caries dental, afecciones cardiovasculares o tumores cancerígenos. Identificar la presencia de enfermedades sistémicas como el VIH, la diabetes o la hepatitis, y conocer características y hábitos de una persona, como su grupo sanguíneo, si consume drogas, abusa de los fármacos, está deprimida o estresada, se encuentra en estado de gestación o a punto de desarrollar un infarto de miocardio, son algunas de las revelaciones que nos proporcionará el análisis de la saliva.
La saliva, ese fluido aparentemente insustancial que lubrica nuestra cavidad bucal, encierra una serie de información que puede ayudar a los profesionales sanitarios a identificar la presencia de múltiples patologías, así como la predisposición de una persona a desarrollar ciertas enfermedades como la caries dental, lo que permitirá a los odontólogos implantar efectivos protocolos de prevención para luchar contra la afección bucodental más prevalente.
De esto hemos hablado con un grupo de expertos configurado por los doctores Victoriano Serrano Cuenca, profesor titular de Medicina Bucal y Periodoncia de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y secretario académico de la misma; Rosario Garcillán Izquierdo, vocal de Prevención de la Comisión Científica del Colegio de Dentistas de Madrid (COEM) y profesora titular de Odontología Preventiva y Comunitaria de la Facultad de Odontología de la UCM; Carmen Martín Carreras-Presas, profesora de Patología Médico Bucal de la Universidad Europea de Madrid (UEM); Antonio López Sánchez, profesor de Estomatología y Enfermería de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC); así como la higienista bucodental de Plénido Dental, Doña Sonia Rodríguez Fernández, con práctica exclusiva en Periodoncia e Implantología.
Conociendo la saliva
La saliva es una secreción proveniente de las glándulas salivales compuesta principalmente por agua (en un 99%). Sin embargo, ese insignificante porcentaje restante puede revelarnos toda una serie de hábitos y patologías, tanto presentes como futuras. «Este 1% es fundamental porque está constituido por electrolitos (como el cloro, calcio, sodio, potasio o bicarbonato); proteínas como las enzimas (amilasa, lisozima o peroxidasas); glucoproteínas (mucinas) y las inmunoglobinas salivales. También hay lípidos e hidratos de carbono… y multitud de componentes más», nos aclara el doctor Victoriano Serrano durante su primera exposición.
Esta composición se ve afectada por múltiples factores como «la ingesta de alcohol, el consumo de medicamentos o la realización de ejercicio físico, entre otros muchos aspectos», prosigue el secretario académico de la Facultad de Odontología de la UCM.
Para la experta en Prevención y Salud Pública, la doctora Rosario Garcillán, «la saliva es la gran aliada de la cavidad oral y un elemento muy importante en su correcto funcionamiento. En la boca conviven múltiples microorganismos y este fluido debe actuar regulando el medio oral».
Según el doctor Serrano, «la saliva sirve para lubricar la cavidad bucal, mantener la integridad de la mucosa oral y dientes, neutralizar los ácidos y azúcares, realizar una acción antibacteriana y antifúngica, y otras muchas funciones que la convierten en un elemento muy importante en la salud general de las personas, no solo la oral».
Como experta en la lucha contra la caries, la doctora Garcillán realza la capacidad buffer de la saliva: «Tiene la propiedad de mantener estable el pH frente a la adición de ácidos cariogénicos ingeridos a través de la dieta, evitando la desmineralización del diente y protegiendo frente a la caries», señala.
El doctor Antonio López Sánchez indica otras funciones básicas de este fluido oral, como la de permitir una correcta fonación y deglución de los alimentos. «La saliva interviene en funciones básicas como hablar, masticar, tragar y digerir los alimentos, por lo que su mal funcionamiento tiene un importante impacto sobre la calidad de vida de las personas», comenta. «Pero además, la saliva tiene un impacto altísimo sobre la mayoría de los tratamientos odontológicos y, sin embargo, los profesionales que nos dedicamos a la Odontología desconocemos sus características, cuando muchas veces es la responsable del éxito o fracaso de la integración de los implantes, de la aparición de caries o del buen funcionamiento de las prótesis dentales».
En este sentido, Sonia Rodríguez apunta que «los higienistas dentales también desconocen muchos aspectos de la saliva porque no han recibido formación apropiada en este sentido y dada la cercanía de este colectivo con los pacientes, es la figura que más puede identificar problemas de salivación».
Calidad y cantidad
La profesora de Patología Médico Bucal de la UEM, la doctora Carmen Martín Carreras-Presas, señala que «la salud oral comienza por tener unos niveles adecuados de secreción salival, lo cual podemos conseguir manteniendo unos correctos hábitos de vida».
Si bien la calidad de la saliva es importante, también lo es la cantidad de la misma. La disminución patológica de saliva recibe el nombre de hiposialia, y esta afección deriva en xerostomía, que es la sensación subjetiva de sequedad bucal. «Dicha xerostomía, no tiene por qué ser siempre patológica», apunta el doctor Victoriano Serrano. «Todos hemos sentido la boca seca en algún momento puntual, como cuando hablamos en público o nos dan una mala noticia, pero resulta verdaderamente incapacitante y dramático en aquellas personas que lo sufren de forma patológica».
Según los expertos reunidos por GACETA DENTAL en este desayuno de trabajo, la presencia de unos adecuados niveles de saliva en la cavidad oral es fundamental, ya que gracias a este fluido se mantienen humectados los tejidos orales, facilitando el habla, la masticación, la deglución, la limpieza bucal y la regulación de la acumulación bacteriana.
Un nivel de secreción adecuado puede evitar un desequilibrio de microorganismos en el ambiente oral que puede dar paso a la aparición de caries, enfermedades en las encías, halitosis o mal aliento y una disminución de la calidad de vida de quienes padecen esta patología. El doctor Antonio López señala que «este fluido recubre nuestro medio de trabajo, que es la boca, y debemos estar atentos a cómo es la saliva de nuestros pacientes, tanto en cantidad como en calidad».
Si bien un descenso de la salivación tiene un fuerte impacto sobre la calidad de vida de las personas, también en exceso puede originar múltiples inconvenientes. «Esta afección recibe el nombre de sialorrea y causa agrietamiento, eccemas peribucales, dermatitis del mentón o cansancio muscular», declara el profesor Victoriano Serrano. «Esta afección –prosigue el representante de la UCM– puede producirse de forma patológica o fisiológica. Esta última interviene en ciertos momentos de la vida, como ocurre con el babeo del recién nacido o en mujeres embarazadas, pero, en el terreno de la sialorrea patológica se encuentra la que se produce en personas con parálisis cerebral o con Parkinson, por ejemplo, que en ocasiones requiere terapia farmacológica».
El drama de la xerostomía
La sialorrea, aunque es menos frecuente que la hiposialia, también puede llegar a ser muy discapacitante y desagradable para las personas que la padecen, pero la xerostomía «se vive como un auténtico drama por parte de las personas afectadas», apunta el profesor Victoriano Serrano. «Existen, fundamentalmente, tres factores que pueden repercutir en el descenso del flujo salival –continúa el especialista–: la deshidratación, el daño a las glándulas salivales debido a la radioterapia en cabeza y cuello o bien por enfermedades inmunológicas como el síndrome de Sjögren o la artritis reumatoide, entre otras), o bien la interferencia de la trasmisión neural. En este último aspecto es donde entra en juego la farmacología, porque existen muchos medicamentos que causan una importante disminución de la secreción salival».
La doctora Carmen Martín Carreras-Presas insiste en la influencia de los medicamentos: «La secreción de saliva es controlada por el sistema nervioso central y muchos medicamentos inhiben esta función causando xerostomía. Además, muchos de estos fármacos, como los antihistamínicos y los antidepresivos, están muy generalizados porque estamos en una sociedad polimedicada».
Existen varias formas de estimular la salivación para ayudar a las personas que padecen xerostomía de forma patológica. La doctora Rosario Garcillán señala que se puede abordar esta afección mediante fármacos o con estímulos mecánicos: «la pilocarpina es un medicamento que estimula la secreción salival, pero muchas veces la manera más sencilla de resolver el problema es mediante los estímulos mecánicos, como masticar un chicle, chupar un caramelo o ingerir un alimento ácido, por ejemplo. Por supuesto –continúa–, estos chicles deben estar libres de azúcares para no ser causantes de caries».
Respecto a los medicamentos destinados a estimular la salivación, el doctor Serrano señala que «es muy importante valorar a qué pacientes administrar estos fármacos puesto que, por un lado, tienen importantes efectos colaterales sobre el organismo, y por otro, solo serán útiles en los casos de parénquima glandular funcionante, mientras que en las personas cuyas glándulas salivales han quedado destruidas, como ocurre por efecto de la radioterapia de gran potencia o de ciertas enfermedades autoinmunes, la pilocarpina o la cevimelina no servirá para nada. A estos pacientes solo les podemos dar medidas paliativas, como sustitutos salivales, colutorios, sprays, chicles, comprimidos… Por eso, siempre que se administre algún medicamento –prosigue– se debe realizar de forma previa una correcta historia clínica y un exhaustivo diagnóstico de la patología».
El chicle como aliado
La profesora Martín Carreras-Presas también apoya el consumo de medidas mecánicas para estimular la secreción: «El hecho de masticar un chicle conlleva un esfuerzo de la musculatura oral que favorece la secreción, lo cual, unido a la autoclisis que se provoca por el roce de este elemento con la lengua y los dientes, lo convierte en un método coadyuvante en la higiene oral».
Al respecto, la doctora Garcillán añade que es muy importante que los métodos de estimulación salival, como los chicles o caramelos, no incluyan azúcares cariogénicos. «Ahora, la mayoría contienen xilitol, que es un edulcorante artificial que, además de no causar caries, ayuda a las propiedades defensivas de la saliva y estimula la lubricación oral. Estos chicles son especialmente recomendables tras las comidas, puesto que en este momento se produce una brusca bajada del pH de la saliva y el xilitol ayuda a restablecer sus valores óptimos, siendo muy beneficioso en la salud oral».
La estimulación mecánica de la saliva ha sido un método terapéutico administrado por los profesionales sanitarios desde siempre. El profesor de la URJC Antonio López Sánchez, señala que «las personas que no tienen suficiente cantidad de saliva deben intentar estimular la producción salival mediante estímulos mecánicos, manteniendo una sustancia inerte en la boca para incrementar la salivación. Antiguamente se aconsejaba a los pacientes tener un hueso en la boca, una medida terapéutica que hoy podemos sustituir por chicles sin azúcar que, además de estimular la limpieza de la cavidad oral, favorecen las estructuras, tanto mucosas como dentarias, protegiendo frente a la caries».
Este doctor añade otra medida fundamental que el odontólogo debe recomendar a los pacientes que acusan tener la boca seca: «Es fundamental mantener una buena hidratación. Muchas de las personas que presentan xerostomía son pacientes mayores que toman más medicación y, además, están mal hidratadas, porque con la edad se tiende a ingerir menos líquidos, complicando esta afección».
Sonia Rodríguez entiende que «el paciente con xerostomía necesita un apoyo y unas recomendaciones especiales y el higienista dental puede ejercer un papel muy importante para mejorar su calidad de vida. La saliva es un elemento de protección ante múltiples enfermedades –continúa– y la higienista es una pieza fundamental en las labores de prevención, por eso, ante la evidencia de síntomas o de lo que nos manifieste el paciente, debemos saber asesorarle de forma apropiada».
En este sentido, el Dr. López Sánchez apunta que «el odontólogo y la higienista deben trabajar de la mano y saber recomendar una serie de químicos apropiados, hábitos alimenticios y de estimulación mecánicos y, posteriormente, es necesario realizar un seguimiento adecuado para observar si estas medidas terapéuticas mejoran la situación del paciente».
Diagnóstico de enfermedades
El diagnóstico de enfermedades, a través del estudio de la saliva, tiene un futuro esperanzador y los investigadores que ejercen su actividad en este campo científico cada día descubren nuevos marcadores que ayudarán a identificar múltiples patologías mediante sencillos test salivales que podrán sustituir algunas de las pruebas invasivas a las que deben someterse periódicamente muchos pacientes. «La saliva es un método diagnóstico extraordinario y vamos en el buen camino para desarrollar nuevas formas de identificar afecciones, pero hacen falta más investigaciones en este campo», señala la doctora Rosario Garcillán.
Así, los expertos coincidieron en que, en un futuro no muy lejano, se podrán identificar, a través de sencillos test salivales enfermedades como el cáncer, la diabetes, el VIH, la hepatitis, afecciones cardiovasculares, anorexia, drogodependencia y, por supuesto, el riesgo de padecer caries dental. El profesor Antonio López afirma que, «además de las enfermedades locales como son la caries, la enfermedad periodontal o las infecciones por cándida, la saliva nos va a permitir hacer un diagnóstico y seguimiento de muchas enfermedades sistémicas y tipos de cáncer (páncreas, pulmón, próstata, ovario, mama…)».
Victoriano Serrano afirma que «en este fluido existen biomarcadores que nos ayudan a detectar enfermedades cardiovasculares, ya que se ha descubierto una correlación entre la alfa amilasa salival y las catecolaminas plasmáticas». Carmen Martín Carreras-Presas añade que «el 40% de los biomarcadores que se utilizan a nivel sistémico para determinar enfermedades como el cáncer o las patologías cardiacas se encuentran en la saliva, por lo que se podrían diagnosticar en este medio oral. Existen estudios –prosigue la doctora Martín– efectuados sobre pacientes que entraban en el hospital con dolor de pecho, en los que se observó una alfa amilasa salival alta seis horas antes de sufrir un infarto cardiovascular y también existen investigaciones en las que se han identificado cambios en la composición salival justo antes de desarrollar tumores cancerígenos».
Esta especialista afirma que «el avance de las técnicas de diagnóstico salival nos permite hacer análisis hormonales, midiendo los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés y la ansiedad. Sería útil medir estos niveles en Medicina laboral para saber cuándo una persona está sometida a demasiado estrés o para demostrar si una baja por depresión está justificada».