Dr. Ramón Soto-Varritu, Presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región (COEM)
Sus palabras transmiten una mezcla de cansancio y satisfacción por el trabajo realizado en estos últimos cuatro años al frente del Colegio de Dentistas de la I Región. A pesar de las alegrías profesionales y personales que le ha reportado el cargo, el Dr. Ramón Soto-Yarritu no oculta que el alto nivel de exigencia que demanda querer hacer las cosas bien, han influido en su decisión de no presentarse a las elecciones al colegio de dentistas madrileño que se celebrarán el próximo mes de septiembre.
—¿Qué razones le han llevado a no repetir como candidato a las elecciones del COEM?
—Ser honesto con quienes me eligieron y, sobre todo, ser honesto conmigo mismo. Han sido cuatro años con un alto nivel de compromiso y vinculación en la gestión del COEM y no sería correcto abordar cuatro años más sin dar el cien por cien como lo he hecho hasta el momento. La verdad es que no me veo capaz de mantener dicho ritmo una legislatura más. Creo que la motivación y dejar paso a nuevas personas y estilos de trabajar diferentes siempre es bueno y enriquecedor para las instituciones.
—Y eso pese a que, es sabido, han tratado de convencerle para que se lo replantease incluso desde la presidencia de otros colegios. ¿Tan seguro está de esa decisión?
—Ha sido halagador ver cómo muchos compañeros de profesión me pedían renovar mi compromiso con el COEM, pero es una decisión irrevocable, que tomo consciente de que es lo mejor para el COEM y para la profesión a la que tanto quiero.
—Cuando le entrevistábamos como candidato a la presidencia del colegio madrileño, hace cuatro años, destacaba los tres pilares de su programa: mejora del mercado laboral y de la calidad y servicios del colegio y dignificación de la profesión. ¿Cómo se han materializado estos propósitos en este periodo?
—Respecto al mercado laboral, encargamos un estudio de mercado para conocer la realidad de la Odontología madrileña, lo que nos permitió descubrir la elevada tasa de paro y la desafección de los dentistas en general hacia la profesión. Organizamos diversos foros, hemos elaborado la guía DIP, que amplía fronteras en el sector laboral, y estamos trabajando con asociaciones para conseguir un convenio colectivo que regule la profesión.
Los servicios colegiales han aumentado notablemente en cantidad y calidad, sirva de ejemplo el asesoramiento fiscal gratuito, el asesoramiento jurídico y laboral o el traspaso de clínicas dentales, los consentimientos informados, el programa de gestión dental para colegiados, los cursos de inglés y francés odontológico, los talleres para superar y tratar la odontofobia, nuestro congreso bienal, los seguros específicos para los colegiados, etc.
En lo referente a dignificar la profesión, hemos sido pioneros en campañas contra la Odontología low cost con gran repercusión en los medios de comunicación y una exitosa acogida por parte de los colegiados. Hemos creado el decálogo para identificar al dentista de confianza, la reciente guía de las buenas prácticas desarrollada por la Comisión de Ejercicio Profesional, etc. Han sido cuatro años de intenso y constante trabajo en este sentido.
—¿De qué logro conseguido durante su presidencia se siente más orgulloso?
—Tal vez el mayor éxito ha sido cómo mi equipo ha sabido acercar la institución colegial a los más de 8.000 colegiados. Involucrar a más de 300 compañeros en las diversas comisiones ha sido todo un reto. Hoy creo que los colegiados madrileños pueden decir que el Colegio sirve para defender los intereses de la profesión.
—¿Y qué espinita se le ha quedado clavada?
—Tengo la suerte de irme sin ninguna espinita clavada o tema pendiente por resolver y debo agradecérselo al intenso trabajo de mi equipo. Espinas clavadas para mejorar la profesión, tengo muchas, por desgracia: plétora profesional, irrupción de la Odontología low cost, elevada tasa de paro, poca concienciación social sobre la importancia de la salud bucodental, etc., pero todas ellas fuera de las competencias del COEM.
—¿Se ha sentido respaldado por sus representados en estos cuatro años?
—Sí, sin duda. Mi equipo y yo hemos recibido el estímulo y motivación de los colegiados que espontáneamente nos felicitaban por el trabajo que veían que se estaba haciendo desde el COEM. Esa ha sido nuestra gran recompensa.
—¿Ha habido más satisfacciones que sinsabores?
—Sin duda, ha sido un camino muy enriquecedor en mi vida profesional y personal, donde he conocido a gente de gran valía que me queda para toda la vida.
—¿Qué nos puede decir de las candidaturas que concurrirán a las elecciones?
—Respecto a las candidaturas, por desgracia, no veo nada diferente a los últimos procesos electorales, es decir, habrá una candidatura continuista y solvente formada por gente honesta y trabajadora, encabezada por el Doctor Antonio Montero y, por otro lado, «los de siempre», con caras nuevas, que se acercan a la institución con ánimo de lucro y con antecedentes muy peligrosos para el COEM.
Estoy plenamente convencido de que, en esta ocasión, los colegiados van a dar un apoyo masivo a la candidatura continuista, que confío quite las ganas de presentarse a los que concurren con fines más que cuestionables.
—Durante su presidencia, se han puesto en marcha dos importantes campañas para dignificar la profesión y alertar a la población sobre los riesgos para la salud de una Odontología sin garantías de calidad. La segunda acaba de arrancar. ¿Existe mayor conciencia social sobre este problema?
—Confío en que tras estas campañas los madrileños acudan más a su dentista de confianza.
—Vocal, secretario, presidente… Lleva usted vinculado al mundo colegial más de doce años. ¿Y ahora? ¿Seguirá ligado de algún modo al colegio madrileño?
—Ahora a disfrutar de algo de tiempo libre, mejorar mi hándicap 27 de golf, hacerme un verdadero hacker de la informática, optimizar la gestión de mi clínica y disfrutar más de mi familia y amigos.
Respecto a mi vinculación al Colegio, por supuesto, sigo a disposición del nuevo presidente para lo que considere.
—Hijo, marido y hermano de dentistas, es además padre de cuatro niños, aún pequeños. ¿Le gustaría que alguno de ellos se dedicara a la Odontología llegado el momento?
—A mí me parece una profesión maravillosa y apasionante. Yo soy muy feliz trabajando como dentista, por lo que si alguno de mis cuatro hijos quisiera seguir con la tradición de sus tatarabuelos, bisabuelos, abuelos, padre y madre le animaría sin dudarlo, siempre dándoles libertad de elección, por supuesto. Lo importante es que te guste tu trabajo, sea cual sea.
—Y en caso de que uno de ellos eligiera su profesión, ¿qué futuro cree que le espera?
—Un futuro no muy fácil, pero yo soy optimista, creo que las cosas van a cambiar para bien en nuestra profesión. La renovación de la clase política que representa los intereses de la Odontología ha sido determinante. Creo que el nuevo Comité Ejecutivo del Consejo General hará una gran labor secundada por las directivas jóvenes e ilusionadas de los colegios profesionales y, en breve, veremos buenos resultados.
Más personal
Más personal… Nacido en Zaragoza.
Estado civil… Casado, padre de cuatro hijos.
Aficiones… Deportes, arte contemporáneo, viajar, lectura.
Deportes… Triatlón.
Un libro… «Dime quién soy» de Julia Navarro.
Una película… «La vida es bella», que refleja el padre que me gustaría ser.
Un lugar… Menorca.
Música preferida… Coldplay, sin duda.
Viajes en cartera… Uf… Nueva Zelanda, Argentina, China, India, el mundo entero…