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Echar a andar

Antes de echar a correr hay que aprender a andar. Es una de las muchas máximas que me quedaron grabadas de mi recordada y galdosiana abuela Isabel, de la que ya os he hablado en cartas anteriores. Y en ese aprendizaje infantil –el de arrancar a andar–, que tanto nos ha preocupado, emocionado e ilusionado a los padres primerizos reside uno de los valores auténticos para el resto de la vida.

Son los primeros pasos dados en cualquier actividad lo que nos proporciona la ilusión necesaria para seguir vivos, para dar sentido a nuestras vidas. El primer amor –que no siempre coincide con el primer beso–, el primer trabajo –que tampoco es sinónimo de la primera nómina, y en estos tiempos aún menos–, la primera vivienda, el primer hijo, el primer coche, el primer viaje –en avión, en barco, al extranjero, al otro lado del Atlántico, aquí las variables son muchas–, la primera bicicleta
–esto es recordable especialmente entre los de mi época…, hoy no sé si tiene tanto valor–, el primer coche… En fin, que en todo hay una primera ocasión, dar un primer paso o colocar una imprescindible primera piedra.

Dar comienzo a un edificio, que luego pueda convertirse en una grandiosa catedral, un elegante palacio o un gigantesco rascacielos, puede ser tan importante como terminarlo, pero tiene como ventaja la ilusión que todo proyecto lleva aparejada en sus inicios. La puesta en marcha de algo nuevo, de crear, concebir o conseguir algo inédito y original no deja de ser sino el resultado del esfuerzo, el trabajo, el empeño y el afán indispensables para alcanzarlo.

Con mucho trabajo y más ilusión, si cabe, ha nacido el proyecto de formación que GACETA DENTAL ha liderado dentro del sector. Nunca hasta ahora se había dado a la formación el auténtico valor que tiene, lo que representa para profesionales, estudiantes y egresados seguir el aprendizaje continuo y permanente que exige toda actividad relacionada con la salud en el sector que nos ocupa.

Tan novedoso y exclusivo ha sido Dentalus, el primer Salón de la Formación Dental, como la Guía de Formación Gaceta Dental, un auténtico vademécum odontológico, o sea, el libro para consulta inmediata de informaciones fundamentales sobre los cursos que en este ámbito son.

Si en el primero se dieron cita los centros formativos, universidades, colegios, sociedades, asociaciones y empresas más comprometidos con la tarea formativa, además de una relación de excelentes representantes de todas las áreas dentales para conformar las ponencias y mesas redondas organizadas, en el caso de la Guía se ha convertido desde su mismo nacimiento en la herramienta irrenunciable para la búsqueda del curso más adecuado en cada caso y momento. No lo sabía, pero me pusieron sobre la pista de que no hay nada parecido en el resto de Europa. Solo por eso, por haber marcado un camino, ha merecido la pena el esfuerzo y tiempo dedicados este último año a la gestación de este ambicioso proyecto formativo.

Es posible que con el tiempo se llegue a ser el campeón olímpico de los cien metros lisos o de la maratón –o tal vez no–, pero en cualquier caso alcanzar esa meta no habrá podido obviar el primer paso imprescindible para aprender a andar. Ya hemos dado ese primer paso en nuestro propósito de mostrar la necesidad que hay de organizar la amplia oferta formativa del sector. Ahora es cuestión de fijar el ritmo y marcar el camino para dar los pasos seguros y en la dirección correcta. Ya lo dijo el poeta: se hace camino al andar.

Autores

Director Emérito de Gaceta Dental

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