La profesión odontológica, los tratamientos y las técnicas afines han evolucionado a lo largo de los años, lo mismo que los procedimientos de higiene. Hoy en día, el proceso de mantenimiento de los instrumentos implica unos protocolos de limpieza complejos que necesitan replantearse, optimizarse y actualizarse de forma periódica conforme a los últimos avances en ciencia y tecnología.
Algunos productos resultan más difíciles de descontaminar que otros, como es el caso de los instrumentos de transmisión, como, por ejemplo, las turbinas y las piezas de mano rectas y anguladas, también denominadas de alta y baja velocidad. Esta herramientas resultan difíciles de limpiar y esterilizar sin un equipamiento adecuado y unos procesos específicos, además de exigir unos mayores requisitos de validación para demostrar que el proceso es correcto.
Una limpieza adecuada es la base de todo proceso de mantenimiento y resulta fundamental para una esterilización segura.
Durante la esterilización, los residuos, detritus, lípidos y proteínas de la sangre, etc. representan un obstáculo para el vapor. Como ya especifican la mayoría de las directrices: «solo pueden esterilizarse los instrumentos limpios».
Los instrumentos deben estar limpios y visualmente libres de residuos orgánicos (lípidos y proteínas sanguíneas, biopelículas), depósitos minerales, residuos y manchas, antes de la esterilización por vapor. Una limpieza apropiada contribuye a reducir la población microbiana.