Dr. Alberto Sicilia Felechosa, presidente electo de la European Association of Osseointegration (EAO)
El Dr. Alberto Sicilia es todo un referente en la profesión odontológica, incluso más allá de nuestras fronteras. Su brillante currículum y trayectoria le han llevado a ser elegido presidente de la European Association of Osseointegration (EAO), un cargo desde el que luchará por redirigir la profesión hacia el esfuerzo por la calidad clínica.
—En primer lugar, Dr. Silicia. Enhorabuena por el nombramiento. Su carrera dentro de la EAO (European Association of Osseointegration) ha sido fulgurante. A finales de 2010 fue nombrado miembro del Executive Board y en la Asamblea General, celebrada a finales de este septiembre durante el Congreso Anual de la EAO en Roma, fue elegido por unanimidad presidente electo. ¿Qué supone para usted este reconocimiento?
—A nivel personal es muy gratificante saber que tus compañeros del Board of Directors valoran positivamente tu trabajo, y te lo demuestran proponiéndote como su candidato por unanimidad. A nivel profesional supone una gran oportunidad de plasmar tus ideas e inquietudes, y poder aportar tu grano de arena para redirigir nuestra profesión hacia el campo del esfuerzo por la calidad clínica, algo de lo que, lamentablemente, nos estamos alejando.
—¿Qué temas prioritarios deberá abordar en esta nueva etapa que emprende?
—Tenemos por delante tres grandes congresos: Estocolmo 2015, París 2016 y, finalmente, Madrid 2017, reunión en la que me tocará actuar como presidente organizador, junto con mi buen amigo el Prof. Jaime Gil. Este es un congreso sobre el que habrá noticias interesantes en los próximos meses, y en el que esperamos reunir en Madrid entre 5.000 y 6.000 profesionales. También tenemos por delante las Consensus Conferences de 2015, ya en puertas, y de 2018, en las que esperamos realizar cambios importantes.
—Tras incorporarse al ejecutivo de la EAO nos comentaba en una entrevista que desde su posición promovería la participación de más españoles dedicados a la Implantología dental en las actividades de la organización, así como que intentaría impulsar proyectos científicos nacionales. ¿Se ha alcanzado en este tiempo este objetivo?
—Hemos avanzado bastante en ese campo. Tenemos programado un congreso en 2017 en Madrid, en el que habrá un comité con mucha presencia española. Pero, además, en la estructura del Board, en el que existe un criterio de «reparto geográfico», contamos con otro español, el Dr. José Manuel Navarro, que es además presidente del Junior Committee y director del Subcomité de Comunicación On-line. También contamos con el Dr. Jaime Jiménez en el comité editorial de la revista Inspyred, y este año, en Roma, hemos tenido una nutrida presencia de conferenciantes españoles, contando con los doctores Ion Zabalegui, Juan Blanco, Mariano Sanz, Primitivo Roig, Jaime Gil, David Peñarrocha, Juan Carlos Llodra y Pablo Galindo, entre otros.
—¿Cómo es, a su juicio, el nivel de los implantólogos patrios?
—El término implantólogo es un término que a nivel personal me «mete miedo» ya que lo relaciono con aquellos «implantólogos audaces y peligrosos» que, con poca formación, escaso rigor y menor respeto por el paciente se adentraban en la procelosas aguas del «todo vale», generalmente con consecuencias funestas, en los comienzos de los 90 en España. Esta figura, que fue superada al aparecer nuevas generaciones de profesionales con una formación de postgrado más reglada, ha vuelto a reaparecer en estos momentos de carestía, y estamos asistiendo a su replicación «cuasi-viral» a través de cientos de cursos y másteres de fin de semana. Cursos, por cierto, que se publicitan con unas fotos clínicas de tratamientos de tan mala calidad, que a los profesionales de buen criterio les hace preguntarse si son cursos de formación o de «deformación».
Pero, dejando esto de lado, en nuestro país conviven ahora tres o cuatro generaciones de profesionales dedicados a la cirugía y/o la prótesis de implantes de una calidad clínica incuestionable, y hay centros universitarios que ofrecen formación e investigación del más alto nivel. La EAO está ultimando la preparación de un programa educativo internacional, que tendrá lugar en seis centros europeos de vanguardia, y uno de los seleccionados es en España, concretamente el Departamento de Periodoncia de la Universidad Complutense de Madrid.
—Ahondando más en el ámbito formativo y, aprovechando su experiencia como profesor universitario, ¿cómo es, a su juicio, la formación que se oferta en el campo implantológico en particular?
—En nuestro país hay excelentes programas de postgrado a tiempo completo de dos o tres años de duración en los que se imparte formación muy rigurosa de especialidades odontológicas que atañen a los implantes dentales, como los Máster de Periodoncia, Cirugía Oral, Prótesis y Estética Dental. Es importante entender que los implantes dentales no son un tratamiento en sí mismos, sino una herramienta más, quizás, la mejor en algunos casos, en el proceso de tratamiento periodontal y rehabilitación bucal. No he sido nunca un apóstol de los programas de Implantología y, llegando al límite, no lo soy de los programas radicados en Universidades sin facultad de Odontología. Pero esto último es una opinión personal.
—Y desde el plano de la industria, los esfuerzos por investigar e innovar son notables. ¿Cuáles han sido los mayores avances que se ha ofrecido al implantólogo en estos últimos años desde la empresa? ¿Y qué sería lo más revolucionario que podría ofrecer la industria de cara al futuro?
—La industria es muy importante en el desarrollo científico y profesional, y en toda mi trayectoria profesional mi relación con la industria ha sido excelente. Las compañías de nuestro sector colaboran tanto en proyectos de investigación de universidades, como en actividades formativas independientes de sociedades científicas, y esto es muy loable. Sin embargo, desde mi punto de vista, ese es el papel que deben de jugar, el del mecenazgo científico y formativo. Es muy importante preservar la independencia de la formación y la transparencia de la investigación. Este es un campo en el que la EAO está muy comprometida. Buscamos dar y recibir el máximo apoyo y colaboración de la industria ética, pero, al mismo tiempo, un respeto absoluto por la independencia científica.
Lo más importante que podría ofrecer la industria es incentivar el desarrollo científico en nuestro campo, a través del mecenazgo de actividades académicas y de sociedades científicas independientes. Ésta sería mi petición desde un punto de vista filosófico. Desde un punto de vista práctico, estamos asistiendo a la revolución digital que está abriendo muchos caminos de desarrollo investigador y clínico. No todos son acertados, y algunos van a desaparecer en poco tiempo, pero otros cambiarán nuestra forma de entender la profesión.
—Osteointegración, periimplantitis… los desafíos que plantea la práctica implantológica para el profesional son diversos. ¿Qué puede hacer el profesional para paliar su impacto?
—La osteointegración es ya algo fácil de conseguir. El problema es mantener los implantes a largo plazo, más de 10 años, en unas buenas condiciones de salud y funcionalidad. Y hemos ya de pensar más allá, hemos de tener en cuenta que, si en algún momento hay que retirarlos, las secuelas no sean muy importantes y el paciente pueda disfrutar de nuevos implantes con restauraciones fijas por muchos años más.
Aquí juega un papel muy importante la prevención de la periimplantitis y de los cuadros de reabsorción ósea periimplantaria. En muchas ocasiones esta lesión periimplantaria es de origen infeccioso, se le denomina periimplantitis, y su tratamiento y prevención pasa por protocolos semejantes al tratamiento periodontal. Los mejores consejos que le puedo dar a un profesional para paliar su impacto es: diagnostica, trata y controla la enfermedad periodontal antes de colocar los implantes; consigue un buen control de placa y motiva a tus pacientes fumadores a reducir o dejar el tabaco; utiliza implantes de rugosidad baja; respeta los tejidos blandos y realiza prótesis que permitan una higiene oral; enseña a tus pacientes a eliminar placa bacteriana de sus nuevas restauraciones y proporciónales un programa de mantenimiento periodontal reglado –que no es una limpieza cada 6 meses– y, por último, diagnostica el problema de forma precoz.
No obstante, hay cuadros de pérdida ósea periimplantaria, sin inflamación de tejidos blandos, cuya etiología es difícil de precisar. La ciencia tiene aún mucho que decir en este campo y la oclusión es un factor que aún no valoramos adecuadamente.
—Hace unos meses, el profesor Lars Sennerby, implantólogo de prestigio internacional, nos comentaba en una entrevista concedida a GACETA DENTAL que «la periimplantitis es un reto didáctico y no una amenaza para la Implantología». ¿Está de acuerdo con esta visión?
—No. En la actualidad somos como una manada de ciervos que huye en el bosque del humo y se dirige a las llamas. Los implantes dentales se están popularizando cada vez más y llegan al mercado cada vez implantes más rugosos, supuestamente de más fácil osteointegración, al tiempo que se hacen prótesis poco higiénicas y con un control oclusal y un reparto de esfuerzos peor. Esto nos está pasando factura y, ya hoy en día, muchos de mis compañeros dedican una parte importante de su tiempo de trabajo a tratar casos con implantes con complicaciones. ¿Se imagina usted a 25 millones de españoles con implantes y a un 25% de ellos con complicaciones infecciosas? ¿No sería esto una amenaza?
Yo creo que sí, que la periimplantitis es un problema, y un problema de dimensiones crecientes. Lamentablemente esta enfermedad no duele, no suele crear abscesos y el implante tiene una muerte silenciosa, por lo que, salvo que hagamos controles rigurosos a nuestros pacientes, pasará
desapercibida.
—¿No se ha abusado demasiado del implante en estos últimos años? ¿Cómo ve la tendencia de cara al futuro?
—Los implantes dentales son un tratamiento que bien realizado es muy fiable, aporta calidad de vida a los pacientes y ayuda a conservar el resto de dientes naturales durante más años. Los dentistas bien preparados nunca abusan de los implantes. Son profesionales que saben lo que hacen y tienen muchos recursos terapéuticos. Pero, por otro lado, hay situaciones muy lamentables en las que compañías, con un enfoque comercial, los usan como «gancho» para atraer a las personas que buscan «el dorado», es quizás ahí donde pueda estar el abuso. De cara al futuro inmediato seguirán siendo un arma terapéutica de primera magnitud.
—¿Qué líneas de investigación abiertas son las más prometedoras en la actualidad en Implantología?
—Esto es un pronóstico a largo plazo que es muy difícil de establecer. Sin embargo, ahora estamos sometidos a una revolución tecnológica que afecta a la sociedad, a la Medicina en general, y el campo de los implantes dentales no es ajeno a estos cambios. Estamos sufriendo una oferta muy amplia de nuevas técnicas basadas en procedimientos CAD-CAM que aún están en fase de validación. Unas están aquí para quedarse, como puede ocurrir con las estructuras fresadas por control numérico, mientras que otras tendrán una aplicación más limitada y/o desaparecerán, y la investigación va a ser el árbitro de ese proceso.
Currículum del Dr. Alberto Sicilia
• Licenciado en Medicina y Cirugía. Universidad de Oviedo.
• Doctor en Medicina y Cirugía con Premio Extraordinario y Especialista en Estomatología. Universidad de Oviedo.
• Postgrado en Periodoncia. Universidad Complutense de Madrid.
• Diplomado en Periodoncia Social, Universidad de Illinois (Chicago USA), y Diplomado en Estadística aplicada a la Investigación Biomédica, Universidad Autónoma de Barcelona.
• Profesor Titular de Periodoncia, Universidad de Oviedo.
• Co-Director del Máster en Cirugía Periodontal e Implantológica, Universidad de Oviedo.
• Presidente de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (1997-2001).
• Director del BOARD de la European Association for Osseointegration.
Más personal
Nacido en… El Entrego, Asturias.
Estado civil… Casado.
Aficiones… Viajar, cine, leer, y, a través de mi mujer, el arte.
Deportes… Soy muy aficionado al rugby, que ya no practico, pero sigo haciendo surf, esquí, y entrenando, aunque con menos regularidad de la que me gustaría.
Un libro… El manantial, de Ayn Rand.
Música preferida… Como autor Joaquín Sabina, como género la balada americana.
Viajes en cartera… Nueva Zelanda y Australia nos apetece mucho a mi mujer y a mí, y tenemos pendiente una visita a Nueva York, que hace más de cuatro años que no vamos.