Dr. Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas de España
Transcurridos algo más de tres meses desde que fuera nombrado presidente del Consejo General de Dentistas de España, charlamos con el Dr. Óscar Castro sobre el trabajo que abordará los próximos cuatro años. Plétora, intrusismo, especialidades, publicidad engañosa o nuevos modelos de negocio son temas que surgen en la conversación y que constituirán algunas de las principales líneas de actuación del órgano colegial durante su mandato.
—A mediados de junio, fue elegido nuevo presidente del Consejo General de Dentistas de España. Tras los meses de verano, el nuevo curso se presenta para usted lleno de retos. ¿Por dónde va a empezar?
—La verdad es que mi equipo y yo no hemos parado todavía, aunque nos hemos tenido que ajustar al parón que supone el verano, especialmente durante el mes de agosto, en el que todo el mundo está de vacaciones.
Hemos comenzado con algo fundamental: hablar con el vicepresidente de la Eurocámara, D. Ramón Luis Valcárcel, al que le hemos propuesto la necesidad de que se estudie la incorporación de númerus clausus en España y las especialidades en Odontología para podernos equiparar al resto de los países europeos.
Como especialidades, para nosotros la Ortodoncia y la Cirugía Bucal son prioritarias. Actualmente no estamos en igualdad de condiciones y es absurdo que pueda venir aquí un profesional de Francia o Alemania y pueda poner su título de especialista en Ortodoncia y que los dentistas de aquí no puedan ponerlo porque no existen las especialidades.
A pesar de los pasos que hemos dado, aún estamos en un periodo de adaptación. Está claro que tenemos un gran reto por delante y mucho trabajo por hacer.
También estamos muy centrados con el tema de la publicidad engañosa.
—Entrando en el terreno laboral, el intrusismo es un problema creciente dentro de la profesión, ¿con qué medios cuentan para combatirlo?
—El intrusismo está aumentando porque la crisis ha provocado que, principalmente, algunos protésicos intenten solventar la disminución del trabajo remitido por los dentistas, olvidándose del modelo maestro en el que solo pueden trabajar, e interviniendo en la boca sus víctimas. Y esto es un delito tipificado en el artículo 403 del Código Penal. Nosotros seguimos insistiendo y denunciando todos los casos que detectamos. El Consejo coordina esta labor, pero es una función de cada uno de los colegios, y así lo establecen los estatutos. Nuestro deber es luchar contra el intrusismo y denunciarlo, y las autoridades y la Administración tienen el deber de perseguirlo y castigarlo.
—Los nuevos modelos de negocio han cambiado mucho el sector odontológico en los últimos años. ¿Es compatible la coexistencia de la clínica tradicional con las clínicas de franquicias o de compañías aseguradoras?
—Lo que tiene que existir es un escenario en el que todos trabajen en las mismas condiciones. Si a un profesional se le contrata, se le hace que pague sus tasas de autónomo y se le obliga a unas estancias en la clínica, bajo el supuesto de pago en proporción, que luego se incumple, y quien dicta las formas de trabajar y elige los materiales es un empresario, una franquicia o una compañía de seguros, pues no se juega en igualdad de condiciones.
No es lo mismo un autónomo que tiene que pagarse sus propios seguros sociales y los de sus empleados y estar ahí día a día. Hay una frase que lo define muy bien: un autónomo vive en la paradoja de ser esclavo de su trabajo y dueño de su día a día. Y no es lo mismo eso que depender de una franquicia que te obliga a trabajar en unas condiciones impuestas.
Desde el Consejo lucharemos contra ese modelo de trabajo, que además transmite una imagen de Odontología «low cost» para todos, con el agravante de que estos negocios son los principales incitadores, mediante publicidad engañosa, de una serie de compromisos que luego no se cumplen. De hecho la gran mayoría de las denuncias en la profesión vienen de clínicas de empresarios, franquicias o de compañías de seguros, por publicidad engañosa o porque no se ha trabajado con las condiciones adecuadas.
—¿Se está perdiendo la visión sanitaria de la profesión?
—Se ha perdido completamente y ahora hay un concepto totalmente mercantilista. Tenemos que defender que somos profesionales de la salud, que cuesta mucho trabajo hacerse dentista (no solo en cuanto a formación, sino también por el esfuerzo económico que supone). Si luego se utilizan criterios mercantilistas para el ejercicio profesional, pues deriva en algo distinto de la salud. Nosotros estamos absolutamente en contra de esto. Por supuesto que la gente tiene que ganar dinero, así está estructurada nuestra sociedad, pero lo que no se puede permitir es que el dinero esté por encima de la salud del paciente.
—¿Cómo se podría controlar mejor la publicidad engañosa para evitar que la imagen de la profesión se vea dañada, que es al fin y al cabo una de las principales consecuencias de las malas prácticas publicitarias?
—Nos llama mucho la atención la utilización de las preposiciones en las publicidades de determinadas empresas, las cuales utilizan constantemente el «desde» cuando deberían usar más el «hasta». Insistimos en la necesidad de ofrecer al paciente un presupuesto final, y hay que tener mucho cuidado con las preposiciones, asteriscos, letra pequeña, etcétera. La publicidad tiene que ser veraz.
En Medicina no se deberían hacer ofertas, aunque desgraciadamente cada vez se están introduciendo más y más. Deberíamos mirar hacia países como Portugal, Francia, Italia o Alemania. En Francia, por ejemplo, es imposible abrir un local con apariencia comercial, como tenemos aquí cientos. Negocios que crean falsas expectativas a los pacientes, creando un ambiente futurista en el que parece que no puede pasar nada malo, cuando, en la Sanidad, todo el peso lo tiene el profesional que está prestando ese servicio. No hay que crear falsas expectativas con garantías de por vida porque entonces se desvirtúa la profesión y esa publicidad engañosa se extrapola a todos los profesionales de nuestro país.
Tenemos muchos ejemplos, como el de esta publicidad que tengo aquí delante que dice: Ya no tienes excusa, por la aprobación de dos implantes te regalamos un viaje a Menorca, Ibiza, Sicilia, Madrid… Esto es un disparate, el grado de comercialización ha llegado a un punto increíble. Y si se produce un rechazo de los implantes, ¿qué hacen? ¿Le dan el viaje para que se vaya con una infección en la boca? Además, cuando se hacen estas ofertas, lógicamente tienen que abaratar al máximo la calidad de los materiales empleados, complicando aún más el éxito del tratamiento.
Cuando se banaliza con una profesión sanitaria como la nuestra de esta forma, se crean unas falsas expectativas a los pacientes, que exigen una serie de prestaciones que no se les puede dar. Hay que entender que nuestro trabajo es un contrato de prestación de servicios, sin obligación de resultados. Estamos obligados a poner una serie de medios para que nuestro tratamiento tenga un buen fin, pero hay una serie de variables que no podemos controlar, como las posibilidades de infección, de rechazo… Al igual que no se puede garantizar el éxito de un transplante de corazón, en Odontología tampoco puedes garantizar a un paciente los resultados y de todos es conocida la famosa «garantía de por vida», sin palabras.
—Este tipo de compañías se están aprovechando del desconocimiento de la población, ¿qué está haciendo el Consejo para remediar esto?
—Recientemente se hizo una modificación de la Ley del Medicamento y se aclaró la normativa que regula la publicidad de medicamentos y puntos sanitarios. El texto dice que «con excepción de la publicidad promovida por las Administraciones públicas, está prohibida cualquier mención a una autoridad sanitaria o recomendaciones de científicos profesionales de la salud u otras personas que, debido a su notoriedad, puedan incitar a la utilización de determinados productos». Sin embargo, hay un presentador muy conocido de la televisión que anuncia una franquicia y sus implantes y ortodoncia, y eso está prohibido por ley.
Desde el Consejo exigimos que se cumpla la ley. No podemos ofertar productos sanitarios, no podemos lanzar ganchos comerciales. El Consejo y los colegios no podemos meternos en el tema de los precios, pero sí podemos denunciar a aquellos que no cumplen la ley. Desgraciadamente la Administración no actúa contundentemente en estos temas.
—Al hilo de lo que estamos hablando… Recientemente un estudio de Facua, del que nos hacemos eco en nuestras páginas, y que han recogido numerosos medios de comunicación, “denunciaba” que la diferencia de precios entre clínicas dentales supera el 1.000% por un mismo tratamiento. ¿Qué le diría a la población general que lea este titular?
—Ya lo dijo Antonio Machado: «Es de necios confundir valor y precio». En este estudio cada uno de los elementos de los actos odontológicos, como la obturación, la exodoncia, la extracción y la endodoncia, lo consideran como un ente único, como si fuese un bien físico y no un acto sanitario. Han cortado todo por el mismo rasero, elevando la anécdota a la categoría de titular.
Hay que entender que si este estudio se hubiera hecho sobre 140 concesionarios de coches, sin especificar más, basándose únicamente en el precio, nos encontraríamos con que ahora mismo un coche hindú, el Tata, ronda los cinco mil euros y, sin embargo, si te vas al Maserati Veyron su precio es de tres millones de euros. En nuestro caso, para que quede la cosa bien clara, hay que hacer un desglose sobre cada una de las prestaciones, la formación del profesional que lo hace, porque no es lo mismo un dentista con 25 años de experiencia que uno que acaba de terminar la carrera. De igual forma, si estamos valorando la Endodoncia, no es lo mismo un profesional que se dedique exclusivamente a ésta que uno generalista, no es lo mismo hacerla con microscopio que hacerla con visión directa, no es lo mismo utilizar unos materiales que otros, etc. También hay que valorar la ubicación de la clínica, el personal y otros muchos criterios. Meterse en criterios económicos sin tener en cuenta otros factores no tiene sentido y es avivar que la gente acuda a las consultas low cost, pensando que todo se hace igual en todas las clínicas.
Esto mismo se puede hacer con cualquier otra profesión liberal, es decir, los honorarios de un prestigioso abogado que defiende a conocidas personalidades de la sociedad española difiere mucho de un abogado que defiende a un carterista que no puede acceder a otra cosa o que tiene que recurrir a la justicia gratuita. Igualmente nosotros tenemos una serie de clínicas solidarias donde acuden personas sin recursos y se les hacen prestaciones gratuitas.
No entiendo por qué no se ha consultado con dentistas los parámetros sobre los que hay que trabajar para que este estudio sea realista. Esto te hace sospechar y te preguntas: ¿A quién beneficia este tipo de estudios? Y la respuesta es sencilla: a las clínicas low cost. Volvemos a lo mismo. No quiero hablar de una «mano negra», pero estos estudios te generan ciertas sospechas: ¿Por qué se promueven? ¿Para ayudar al consumidor? ¿Y en qué beneficia al consumidor lanzarle a las clínicas que tienen un mayor número de denuncias?
—Nos acaba de mencionar las clínicas solidarias, otro de los puntos que destacaba durante la campaña electoral. ¿Cuántas, dependientes de colegios, existen en la actualidad? ¿Se prevé crear alguna otra a corto/medio plazo?
—El Consejo es la suma de todos los Colegios y velaremos porque se cumpla la voluntad de éstos. El modelo de clínicas solidarias que proyectemos será el que quieran los Colegios y potenciaremos, si es voluntad del Ejecutivo, la creación de clínicas solidarias fomentadas y patrocinadas desde el Consejo, pero, a su vez, controladas por los colegios. En Madrid ya existe una en la Cañada Real; en León están montando otra; en Baleares han puesto en marcha su proyecto solidario… y ahí estará el Consejo apoyando estas iniciativas.
—Especialidades, plétora, intrusismo, publicidad engañosa, clínicas solidarias… no sé si nos hemos dejado en el tintero algún otro punto importante que sumar a la lista.
—En estos primeros meses de trabajo hemos conseguido una parte importante: unirnos todos los colegios con un objetivo común, que es la profesión, y sin incidencias de ningún tipo ni personalismos, lo que va a redundar en la consecución de los objetivos que tenemos marcados para esta legislatura. Creo que no nos dejamos nada y que con todo esto ya tenemos bastante trabajo por delante.
—¿Podemos decir, por tanto, que existe unidad entre el colectivo profesional al que representa por luchar por un futuro mejor?
—El dentista, como persona, suele ser bastante individualista y particular con los cambios que quiere realizar en su consulta, por eso es difícil aunar. También por los cambios generacionales tan bruscos que han existido en la Odontología en los últimos treinta años. Se ha pasado de profesionales que se incorporaban al mercado laboral con 27 o 28 años, tras hacer Estomatología, a profesionales que se inician con 24 años, a raíz de la implantación de la Odontología. Al mismo tiempo, ha aumentado el peso de las mujeres, que representan casi el 50% de los recién licenciados. Estos factores han cambiado mucho la forma de ver la Odontología en muchos aspectos, lo que ha determinado que los objetivos de unos y otros hayan cambiado. Es ahí donde, desde el Consejo y colegios, intentamos unir la Odontología y luchar por unos objetivos comunes.
No obstante, cuando hablamos de grandes proyectos, el dentista español sí suele ser solidario, de hecho de los más solidarios. Tenemos diversas ONGs que están por todo el mundo intentando ayudar, aunque luego es cierto que pecamos de una gran individualidad.
—Es frecuente el comentario de la poca participación que se da en las actividades de los colegios por parte de sus colegiados. ¿Es cierta esa aparente apatía colegial?
—Esto es un fenómeno social. Se ha empezado a protestar y a levantar la voz en el momento que los dentistas han tenido horas libres en sus consultas. El auge de las redes sociales ha hecho que desde la comodidad de un ordenador, uno pueda levantar la voz contra las cosas establecidas. Se da la paradoja de que un odontólogo tiene mucho tiempo, por la falta de pacientes, como para tirarse horas en un foro de Odontología protestando contra todo y contra todos y luego es incapaz de acudir a una asamblea general, cuando se realiza en un horario cómodo (un jueves o un viernes a las 20:30 o 21:00 h.).
Protestar las decisiones colegiales que se toman es muy fácil, pero hay gente que no se mueve para ser parte de ese sistema y exponer sus propuestas e ideas. Lo que sí puedo asegurar es que los dirigentes colegiales, a grandes rasgos, son personas comprometidas con la profesión, que no tienen remuneración económica de ningún tipo, y que lo hacen por amor a su profesión y por la defensa de sus compañeros. Sin embargo, muchas veces, el pago que reciben es el desprecio, el insulto y el vacío en las convocatorias.
—Otro problema con el que le va a tocar lidiar, y éste de nuevo cuño, es la anunciada ley de servicios y colegios profesionales, que apunta aspectos controvertidos. ¿Qué opinión le merece la limitación de las cuotas colegiales a un tope de 250 euros anuales?
—Eso aún está por ver. A las alturas de año que estamos, aún no se ha aprobado. El ministro De Guindos debería escuchar a todos los profesionales que dependemos de una organización colegial y atender nuestras necesidades y problemas.
Me parece una absoluta injerencia el hecho de que se quieran meter en la forma de estructurar nuestros colegios, cuando hay ahora mismo colegios que están pagando su sede con el fin de dar más servicios a sus colegiados. Espero y confío en que esta ley no salga adelante. Además, estamos hablando de un proyecto de ley cuando no se están cumpliendo muchísimas de las leyes que tenemos, como ocurre con la Ley de Cohesión del sistema sanitario. En algunas Comunidades Autónomas están haciendo planes preventivos, como el famoso PADI del País Vasco, que está funcionando magníficamente, y por el contrario, hay otras como Madrid o Cataluña donde no hay ningún tipo de implantación, por lo que dentro de unos años veremos una satisfactoria salud bucodental en los niños vascos, mientras que la de los niños de otras regiones será mucho más deficiente. Está claro que hay una predisposición por el código genético a las enfermedades de la boca, pero nuestros gobernantes van a conseguir que por el código postal también haya una gran desigualdad.
Desde el Consejo entendemos que todos los niños tienen el derecho a ser tratados de la misma manera en todos los puntos de España. No podemos permitir que unos tengan una serie de prestaciones, o el acceso a una determinada vacuna, y otros no. Son cosas absolutamente ilegales según la propia Ley de Cohesión, y por eso, desde el Consejo abogamos de una forma contundente no solo por la igualdad de prestaciones en toda España sino también por la ampliación de la cartera de servicios del Sistema Público de Salud. Ahora mismo han recortado los planes preventivos y no solo eso sino que la Seguridad Social se quedará, de seguir así, exclusivamente para las extracciones dentales. La Administración debería ampliar esa cartera de servicios, que es lo que demanda la sociedad, como se está haciendo en Inglaterra o Francia.
—También está previsto aprobar la colegiación universal, es decir que colegiarse en cualquier colegio permita ejercer en toda España. ¿Está de acuerdo con esta posibilidad?
—Eso realmente ya existe, pero ahora mismo que un colegiado que esté trabajando en Bilbao se colegie en Murcia es un sinsentido porque ante cualquier problema que tuviese con la justicia o con algún paciente, si se tuviese que utilizar el Código Deontológico, ¿quién actuaría? ¿el Comité Deontológico del Colegio de Murcia frente a Bilbao? ¿Y si tiene que acudir a juicio, el abogado que intervendría, sería el de Bilbao o el de Murcia? Es un sinsentido.
—Todo esto afectará al futuro de la profesión, de la que formará parte alguno de sus hijos que ha querido seguir sus pasos… ¿Cómo ven ellos la profesión? ¿Qué le transmiten estas nuevas generaciones de profesionales?
—Lo que mis hijos piensan es que se tienen que ir al extranjero, que las cosas aquí están muy difíciles. A los de mi generación nos educaron y nos formamos pensando y sabiendo que con trabajo, estudio y constancia podíamos llegar lejos.
En cambio, los modelos en la forma de trabajar, la entrada de los empresarios de forma masiva y la plétora profesional que tenemos ha dejado a las nuevas generaciones ante una única salida: irse de nuestro país, con lo que cuesta formarlos, con lo que cuesta que un hijo se vaya de tu lado y tenga que irse a ganarse la vida lejos de los suyos, con lo bien que les viene a esos países tener a profesionales de primera categoría, bien formados y sin coste ninguno para sus arcas. Es demencial. Esta fuga de cerebros es muy triste y más cuando entra a nuestro país personal no cualificado.
—¿Qué futuro profesional le gustaría dejarles?
—Me gustaría que fuesen profesionales respetados, que no les vean, por culpa de esas publicidades falsas, como sacacuartos. Me gustaría dejarles un futuro en el que ellos se respetasen y respetasen a los demás. Todos los miembros del Ejecutivo tenemos una misión común que es devolver la dignidad a nuestra profesión, cuya imagen está muy deteriorada.
—Imaginémonos hablando dentro de algo menos de cuatro años, finalizando su mandato… ¿De qué logro alcanzando se sentiría más orgulloso?
—Por un lado, de conseguir unir a todos los colegios con un objetivo común, por encima de personalismos y de incidencias internas. Eso en el aspecto político. Y en el aspecto profesional, me gustaría que nuestra profesión se viese dignificada y que ocupásemos el sitio que tenemos que ocupar dentro de la sociedad, porque, mientras que el médico está absolutamente considerado en todos los sectores, el odontólogo, que tiene la misma equiparación y formación, sigue socialmente vinculado al estigma del dinero, y me gustaría que la gente nos valorara por nuestra profesión y sapiencia.
Más personal
Nacido en… Madrid
Estado civil… Casado
Aficiones… Lectura, cine, estar con los amigos…
Deportes… Ver fútbol, es decir… ver al Real Madrid.
Un libro… Tantos, pero diría dos que marcaron mi infancia y la afición por leer : «Noches de Sing Sing» de Harry Stephen Keeler y «Beau Geste» de Percival Christopher Wren.
Música preferida… Marvin Gaye, Michael Franks, en general toda, pero no soporto el reggaeton.
Viajes en cartera… El de la vuelta a casa.