Sonja Lyubomirsky, profesora de Psicología en la Universidad de California, autora del libro «La ciencia de la felicidad» e investigadora considerada como una de las más serias en lo referente a los estudios de felicidad, mantiene la tesis de que, más allá del hecho de que nuestra dicha esté genéticamente determinada (el 50% es genético) y de que las circunstancias de la vida tienen una mínima influencia en lo felices que nos sentimos (el 10% está determinado por las circunstancias vitales como la salud, el dinero, la pareja…), una gran parte de la felicidad, concretamente el 40%, es voluntaria, y sobre este porcentaje, sí tenemos poder de cambio.
Felicidad interna bruta
En Bután, un pequeño país asiático, llevan trabajado desde la década de los 70 en estudios sobre felicidad. Han desarrollado un modelo absolutamente integrado en el que el valor principal de este sentimiento es la felicidad interna bruta (FIB), que es un indicador que mide la calidad de vida en términos más holísticos y psicológicos que el producto interno bruto (PIB).
El término fue propuesto por Jigme Singye Wangchuck, rey de Bután, en 1972, como respuesta a las críticas de la constante pobreza económica de su país. Este concepto se aplicaba a las peculiaridades de la economía de Bután, cuya cultura estaba basada, principalmente, en el budismo.
Mientras que los modelos económicos convencionales observan el crecimiento económico como objetivo principal, el concepto de FIB se basa en la premisa de que el verdadero desarrollo de la sociedad humana se encuentra en la complementación y refuerzo mutuo del desarrollo material y espiritual.
Los cuatro pilares de la FIB son: la promoción del desarrollo socio-económico sostenible e igualitario; la preservación y promoción de valores culturales; la conservación del medio ambiente; y el establecimiento de un buen gobierno.
Bután es el país que ha impulsado el «Día Internacional de la Felicidad» (20 de marzo). Además, es el único país del mundo que ha creado un consejo de sabios internacionales sobre felicidad, del que forma parte Margarita Álvarez, expresidenta del Instituto de la Felicidad y ahora directora de Marketing y Comunicación de Adecco y consultora internacional especializada en recursos humanos.
Compañerismo y ambiente laboral
Margarita Álvarez, el pasado día 14 de mayo, de la mano del Club de Excelencia en Gestión, ofreció, en el Foro de la Felicidad en el Trabajo, la ponencia «Un trabajador feliz, un trabajador mejor», concepto que, hoy más que nunca, adquiere sentido en el terreno empresarial. El mensaje que Margarita lanzó es que el secreto de la felicidad en el trabajo reside actualmente en disfrutar de aquello que se realiza y contar con un buen ambiente laboral y buenos compañeros.
Múltiples estudios realizados en la Universidad de Harvard demuestran que un trabajador feliz es una persona más creativa, trabaja mejor en equipo y soporta mejor el estrés y el drama. Parece demostrado que el cerebro humano está más preparado para trabajar en estados emocionales positivos que en neutros o negativos.
Cuando se diferencia al individuo optimista del pesimista se está empezando a observar que el optimismo está más cerca del realismo que el pesimismo. Esto es debido a que el cerebro humano, en su evolución, recuerda y refleja mucho más las experiencias negativas que las positivas. Esto quiere decir que en nuestro día a día la tendencia de las personas es a quedarse con las cosas negativas que suceden, más que a retener las positivas, y esto resta. Lo positivo de esta situación es saberlo y si se sabe, el ser humano es capaz de compensarlo, por eso se afirma, una y otra vez, que «la felicidad se trabaja».
La situación de nuestro mercado laboral pone de manifiesto aquello de «quien tiene un trabajo, tiene un tesoro» y la estabilidad en el empleo se convierte en motivo de satisfacción para quien lo posee. Estudios realizados pusieron de manifiesto, en años pasados, las necesidades de los trabajadores para ser felices en el terreno laboral. En la IV Encuesta Adecco «La Felicidad en el Trabajo» se quiso averiguar quiénes son esos profesionales afortunados que se declaran abiertamente los más felices del mercado laboral y qué es aquello que les hace falta a los españoles para alcanzar esta dicha en sus puestos de trabajo. Para ello, se entrevistó a más de 2.000 personas de toda España en activo (trabajadores y personas en búsqueda de empleo) y se establecieron dos rankings: el de los profesionales que se declaran más felices y el de los profesionales que los españoles pensamos que son los más felices.
En 2013, los profesionales que se declararon más felices en su trabajo fueron los pertenecientes al ámbito de la educación, los representantes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, profesionales de la rama de Humanidades y Ciencias Sociales y los profesionales del sector sanitario.
Concretamente, bomberos, maestros, periodistas, farmacéuticos e ingenieros son los profesionales que declaran ser más felices en su trabajo. Mientras que los españoles consideran que los más felices en su puesto de trabajo son los artistas, futbolistas y deportistas en general, arqueólogos o tenistas. Por segundo año consecutivo quedan relegados los funcionarios, quienes pasan de la octava a la décima posición en el ranking, abandonando los primeros puestos que ocupaban en la primera edición del estudio.
Los resultados de la encuesta desvelan, un año más, que independientemente de la profesión que desempeñemos, casi ocho de cada diez españoles son felices en su profesión, concretamente un 79,7% de los encuestados así lo declaró, 1,8 puntos porcentuales más que en 2012 donde el 77,9% afirmaba ser feliz con su empleo, y un punto y medio por debajo del 81,2% que se declaraba feliz un año antes, en 2011.
Por comunidades autónomas, de nuevo son los navarros quienes lideran el ranking con los niveles de felicidad más altos. Tras ellos, asturianos, extremeños y vascos son los trabajadores que presentan un mayor índice de felicidad profesional. Por el contrario, canarios, baleares y murcianos se sitúan en el extremo opuesto de la clasificación.
Los resultados indican que las personas con estudios superiores en activo son quienes, en mayor medida que el resto, aseguran ser felices en su profesión, a diferencia de los que tienen estudios básicos, que indican, en mayor porcentaje, ser menos felices en su profesión.
Atendiendo a otros factores como el sexo o la edad, se observa que son los hombres quienes, en mayor medida, se sienten más felices en su profesión, un 80,7% frente al 77,2% de mujeres que declaran sentirse felices.
En lo que respecta a la edad de los encuestados, los mayores de 45 años son quienes presentan mayores índices de felicidad (81,4%), frente a las personas que se sitúan en la franja de edad entre 25 y 34 años (78,3%). Los menores de 25 años y el grupo con edades comprendidas entre los 35 y 44 años se encuentran en una posición intermedia con un 78,5% cada uno de ellos.
Factores clave
Un año más, Adecco quiso conocer dónde reside la clave para que un trabajador pueda ser feliz en el trabajo que desempeña. Los españoles encuestados indican que el secreto de la felicidad laboral tiene que ver con disfrutar del trabajo que se realiza (38,8%), seguido de contar con un buen ambiente laboral y el compañerismo (17,5%).
Al llegar al tercer factor más importante existen diferencias entre quienes actualmente trabajan y las personas desempleadas. Para los primeros, el tercer motivo de felicidad en el trabajo lo constituye el salario (13,3%), mientras que para los desempleados es la estabilidad laboral lo más importante para ser feliz (17,4%) tras los dos primeros factores.
Por tanto, la felicidad en el trabajo importa porque el individuo no puede estar un tercio del día, o de la vida, en un ambiente hostil o de indiferencia. Por su lado, la organización también requiere de personas felices porque son más ágiles, más productivas, solucionan problemas con más celeridad y son mucho más creativas cuando son felices con lo que hacen.