Clonar a Lennon. El descabellado, o no, argumento que el estadounidense Michael Crichton utilizó en su novela de ciencia ficción Jurassic Park (1990), en el que proponía la clonación de los grandes saurios desaparecidos hace más de 66 millones de años, tuvo una preocupante/esperanzadora/sorprendente materialización cuando unos investigadores del escocés Instituto Roslin anunciaron, seis años después, el nacimiento de la oveja Dolly a partir de células de la glándulas mamarias de su madre/ella misma. O sea que no había forma de ponerse de acuerdo si el muy famoso ejemplar ovino era lechazo, ternasco, pascual o vio la luz con la misma edad que ya tenía su madre/ella misma en el momento de ser clonada. Ambos temas quedan, aparentemente, un poco apartados de la cosa dental, pero al mismo tiempo tienen mucha relación, porque ahora quieren clonar a John Lennon… a partir del ADN de una muela del mítico autor de Imagine. Y aún entra más en lo dental la noticia, porque es un dentista –canadiense para más señas–, quien tiene intenciones de hacerlo. Dicen que el tal doctor Zuk, apellido por el que responde el atrevido clonador, se hizo con el apéndice dental –por unos 25.000 euros– en una subasta a la que había llegado de manos de una antigua ama de llaves del de Liverpool. ¿Saldrá el reciclado Lennon con la edad justa para repetir la creación de un grupo como The Beatles o ya estará en la fase de la Plastic Ono Band? ¡Lo que puede llegar a dar de sí una muela!
Mejor ser higienista. La de higienista dental es la sexta mejor profesión que se puede ejercer, según un estudio facilitado por la Oficina de Trabajo de Estados Unidos. Aunque superado por matemáticos o profesores de universidad, entre otros profesionales, el higienista es el único que, año tras año, aparece en el listado de los diez mejores empleos. Para la elaboración de la lista, que incluye un total de 200 profesiones, se han contemplado diferentes variables, como el estrés, el ambiente de trabajo, los ingresos y las perspectivas laborales. En el otro polo, las peores profesiones son las de leñador y periodista, que además tienen unas perspectivas de empleo nada halagüeñas, con reducciones de un 9 por ciento y un 13 por ciento, respectivamente, para el año 2022.
La SGAE entra en la consulta dental. El Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Cataluña envió recientemente un comunicado por el que ponía en guardia a sus colegiados ante las inspecciones que estaba llevando a cabo la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) para requerir el cobro de las tasas de derechos de autor por la emisión de música en las consultas. Esto, que en principio parece disparatado, está fundamentado en los derechos de propiedad intelectual que posee todo creador sobre su obra cuando es comunicada públicamente. Pero, ¿es comunicación pública la emisión de canciones en la sala de espera donde el paciente aguarda hasta ser atendido por el dentista? Como hay fundadas sospechas de que eso no es así, el COEC ha activado un dispositivo para contestar a los posibles requerimientos de la SGAE. ¿Qué negocio hace una clínica dental emitiendo la última adaptación de la Novena de Beethoven o el himno del mundial de fútbol de Brasil? ¿Se formarán colas para entrar a la consulta que emita la obra completa de los Who? ¿Dejarán pasar su turno los pacientes, arrobados por las barrocas notas musicales compuestas por Purcell o Frescobaldi para el clavicordio? Vamos, señores, un poco de seriedad. Alguien ha de poner coto a la insaciable voracidad recaudadora de la SGAE y en ello están los de Bruselas, porque a este paso son capaces de buscarles las cosquillas en forma de cuotas a los taxistas, aunque solo lleven un pasajero en el coche.