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«La certificación del producto resultante de una investigación es un auténtico calvario en España»

Francesc Xavier Gil Mur, vicerrector de Política Científica de la UPC

Crítico con los excesivos obstáculos burocráticos con los que se encuentran los investigadores en España, Francesc Xavier Gil Mur, I Premio I+D+i GACETA DENTAL, comparte con nosotros los avances de su equipo de trabajo en el área de la Implantología. A pesar de las trabas, Gil Mur defiende el elevado nivel de la investigación odontológica en nuestro país, aunque ahora, apunta, «se requiere más trabajo bien hecho, más sacrificio y más riesgo».

—¿Qué ha supuesto para usted la concesión del I Premio de Investigación GACETA DENTAL?
—Para mi grupo de investigación es un reconocimiento y un impulso a continuar haciendo investigación y transferir la tecnología para la mejora de los materiales utilizados en Odontología. Aprovecho para agradecer a GACETA DENTAL la convocatoria de estos premios. Son muchos los premios en poesía, literatura, pintura o fotografía, pero escasean los premios científicos que impulsan, sin duda, la investigación.

—¿Cómo surgió la investigación por la que ha sido premiado?
—La necesidad de la lucha contra las bacterias en los implantes dentales para evitar los problemas de periimplantitis. La colonización bacteriana es una gran amenaza para el buen comportamiento de los implantes dentales a largo plazo y para su erradicación hemos planteado diversas estrategias. Una de ellas fue la de la mejora del sellado biológico que ha sido publicada en la revista Clinical Oral Implant Research y que hemos podido transferir a tecnología en los implantes dentales Klockner. Esta investigación para nosotros es nuestro modelo; investigar profundamente y aplicarlo, en este caso, a los implantes dentales para que la sociedad se pueda beneficiar y se culmine con la divulgación de la técnica mediante el mejor altavoz para los dentistas de nuestro país que es GACETA DENTAL.

—¿En qué área trabaja su grupo de investigación?
—Nuestro equipo basa su investigación en biomateriales e ingeniería de tejidos y, especialmente, en la sustitución o regeneración de tejidos duros. En este sentido hay dos grandes líneas. La primera es la que se refiere a los materiales basados en fosfatos de calcio: cementos óseos inyectables con porosidad interconectada controlada, espumas de fosfatos de calcio, cementos de obturación dental bioactivos, cerámicas… Asimismo hemos trabajado en las diferentes superficies de los implantes dentales con la finalidad de una buena fijación mecánica y biológica, haciendo implantes con rugosidades óptimas para la mejora de la osteointegración con adsorción proteica selectiva, superficies bioactivas, biofuncionalización de superficies… Y con nanotecnología para inhibir la presencia de bacterias en los implantes.

—¿Qué líneas de trabajo desarrolla su grupo?
—Hemos diseñado implantes con propiedades mecánicas elevadas para que puedan soportar cargas mecánicas y no fallen durante la vida del paciente, ensayados a más de 70 años, o bien que sean implantes dentales totalmente pasivos a la corrosión y que las superficies de los implantes tengan la impregnación, potencial zeta y otros parámetros físicos que sean óptimos para la osteointegración.
Otro campo han sido los materiales de prótesis, tanto metálicos, como cerámicos, poliméricos y compuestos, optimizando sus composiciones químicas y propiedades para su fiabilidad y buen servicio.

—La correcta osteointegración sigue siendo uno de los problemas de los implantes. ¿Esta investigación ayudará a combatirlo?
—Sin duda, los avances en la modificación de la superficie con la obtención, mediante reacción química, de apatita con el mismo contenido mineral que el hueso, así como la adsorción en estas superficies de péptidos y/o biomoléculas con diferentes funciones (antiinflamatorias, bactericidas, osteoinductoras, anticancerígenas…) es la revolución de un futuro cercano en la Implantología oral. Los cirujanos podrán solicitar los implantes con las funciones específicas que deseen.

—¿En qué estado se encuentra la investigación odontológica?
—La investigación en Odontología comparada con otras disciplinas médicas es muy avanzada y hay líneas activas para la mejora de los materiales y las técnicas utilizadas. En nuestro grupo de investigación hemos abierto una línea para incorporar sensores en los implantes dentales con la finalidad de que el odontólogo pueda conocer el grado de osteointegración o la posible presencia de colonias bacterianas del implante dental de un paciente a través de su teléfono móvil. La verdad es que parece ciencia ficción, pero tenemos esperanzas y una hoja de ruta para intentar lograr este hito.

252_EntrevistaIDI_GilMur—Como experto en materiales, además del titanio, ¿sobre qué otros se está investigando en el campo dental?
—Muchos, además del titanio se están estudiando aleaciones de titanio con bajos módulos de elasticidad que simulen la elasticidad del hueso para mejorar la transferencia de carga al hueso, materiales inteligentes con alta capacidad de amortiguación, niobio, tántalo, metales porosos para ser osteointegrados, materiales basados en fosfatos de calcio con capacidad de formar nuevo hueso, nuevos materiales de prótesis con mejores propiedades mecánicas, resistentes al desgaste, estéticos, pasivos a la corrosión…

—¿Con qué apoyos cuentan para desarrollar estas investigaciones?
—Tenemos infraestructuras muy adecuadas para desarrollar nuestra investigación, que en algunos casos son únicas en Europa: boca artificial con simulador mecánico que permite replicar los movimientos dentales o detectores de adsorción de proteínas TOFF-SIMS, entre otras muchas, que nos permiten desarrollar investigaciones interdisciplinares como los centros más punteros internacionalmente. Tenemos el apoyo de diversos proyectos europeos, proyectos nacionales y autonómicos para desarrollar nuestra investigación.
Así, tenemos empresas del campo de los biomateriales con las que estamos abiertos a colaborar, que confían en nosotros para mejorar sus productos, tanto de nuestro país como internacionales, pero lo más importante es la relación con los clínicos, que son los verdaderos protagonistas de nuestro trabajo para ayudar en lo que necesiten en su labor diaria o en su propia investigación.

—¿Cuánta gente trabaja en su equipo y qué tipo de perfiles lo integran?
—Trabajan treinta y cinco investigadores y somos interdisciplinares: ingenieros de materiales, químicos, físicos, biólogos moleculares, biólogos celulares, microbiólogos, histólogos, cirujanos traumatólogos y odontólogos.

—¿Cómo es el trabajo entre investigadores y odontólogos?
—El trabajo es de colaboración franca y siempre el investigador tiene que estar al servicio del odontólogo. El que conoce los problemas que se presentan es el odontólogo, no el investigador y, por tanto, debe aceptar las sugerencias del odontólogo. Yo siempre pongo el mismo ejemplo: nosotros podríamos hacer un implante extraordinario con muchísima tecnología y que tuviera todas las propiedades necesarias, un implante diez, pero si fuera difícil de colocar estaría condenado al fracaso.

—Si los resultados de una investigación son buenos, viene la siguiente fase, los trámites de certificación para su futura comercialización. ¿Cómo es este proceso?
—La certificación es un calvario y especialmente en España. No entiendo cómo a la innovación de una empresa, que es la viabilidad de la misma para crecer, para aumentar los puestos de trabajo, para competir con otra competencia internacional, se le puedan poner tantos obstáculos. ¿Cómo es posible que las certificadoras que muchas empresas españolas utilicen sean inglesas, alemanas…? La verdad es que parecen contratadas por el enemigo. Lo mismo ocurre con Hacienda, las empresas y grupos de investigación que trabajan para lograr mejorar los productos sufren unas auditorías de los fondos públicos, como si fueran presuntos sospechosos. Soy el primero en la obligación de dar cuenta del dinero público utilizado en investigación, pero no como un acoso que elimina la voluntad de continuar investigando para ser más competitivo.

—En época de crisis y recortes, ¿cómo sobreviven los investigadores en nuestro país?
—Además de ser el director del grupo de investigación, soy el vicerrector de Política Científica de la Universidad Politécnica de Cataluña y he visto cómo los fondos para la investigación en España han bajado a los niveles de 1997. El gobierno no se da cuenta de que la inversión en investigación es una puerta importante para la salida de la crisis. Además, estamos perdiendo investigadores muy bien preparados que se marchan a otros países a desarrollar su conocimiento y eso que han sido financiados por todos los españoles. En nuestro grupo, mantenemos la investigación a buen nivel gracias a los contratos internacionales y proyectos europeos de los que disponemos y a la confianza de muchas empresas, clínicos, a los cuales estamos enormemente agradecidos.

—¿Cómo se ve el futuro?
—Con esperanza, tenemos en nuestro país un buen nivel odontológico, los clínicos tienen un elevado reconocimiento, la investigación es fructífera y las empresas están trabajando de manera muy seria y aguantando los malos momentos. Por todo ello tenemos fuertes las bases para salir de esta situación tan difícil. Eso sí, requiere más trabajo bien hecho, más sacrificio y más riesgo; es duro, pero vale la pena.

Su trayectoria profesional

Francesc Xavier Gil Mur es vicerrector de Política Científica de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Director del Centro de Investigación en Biomateriales, Biomecánica e Ingeniería de Tejidos de la UPC, Centro de Excelencia de la Generalitat de Cataluña. Autor de más de 200 artículos científicos en revistas indexadas en el campo de los biomateriales (110 en materiales dentales). Presidente de la Sociedad Ibérica de Biomecánica y Biomateriales.
Resultó ganador del I Premio GACETA DENTAL de Investigación (I+D+i) por su trabajo «Sellado biológico por modificación superficial del cuello del implante dental: ensayos in vitro con fibroblastos humanos», publicado en el número 248 de la revista, correspondiente a junio de 2013.

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