El motivo de este artículo –inicio de una sección de riesgos profesionales en Odontología, que Gaceta Dental estrena en este número– es concienciar a todos los trabajadores del sector de la Odontología de los peligros y consecuencias que, para su salud, genera nuestra actividad profesional. Trataremos de explicar las medidas preventivas que estamos obligados a contemplar, para minimizar los riesgos laborales inherentes a nuestra profesión.
Introducción
La Odontología es una profesión sanitaria no exenta de riesgos para la salud de las personas que la ejercen.
Desde la declaración de la OMS, de 1946, sobre la definición de salud como «estado de absoluto bienestar físico, mental y social y no sólo como la ausencia de enfermedad», el concepto de salud ha ido variando a lo largo del tiempo. En la actualidad se considera que una persona está sana cuando tiene capacidad de producir, de ejercer el trabajo que realiza de forma cotidiana, ya sea ir a su oficina, estudiar en el colegio o universidad, realizar las labores domésticas en casa, etc. Esta capacidad de producir o trabajar es la que marca la diferencia entre una persona sana o enferma. Además, existe una relación de la persona con el ambiente de trabajo: este ambiente va a modificar su conducta y costumbres, apareciendo una patología específica en relación directa con su trabajo.
Todo trabajo implica riesgos, que pueden dar lugar a:
•Accidentes de trabajo.
•Enfermedades profesionales.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) es en la actualidad la norma que regula todos los aspectos relacionados con los riesgos laborales en el lugar de trabajo. Esta ley promulgada en 1995, con un posterior reglamento en 1997 y revisada recientemente, nació con la intención de cumplir el mandato constitucional del artículo 40.2 de la Constitución Española: «los valores públicos velarán por la Seguridad e Higiene en el trabajo». La LPRL también trata de transponer al derecho español la normativa de la Comunidad Europea en esta materia. La LPRL explica los derechos y deberes de los empresarios, de los trabajadores, de los agentes sociales y de los poderes públicos. En esta norma, de obligado cumplimiento, se refleja que todo profesional o empresario es el responsable de su propia salud y de los trabajadores que están a su cargo. Cuando el odontólogo está trabajando con su paciente, debe ser consciente de que tan importante como la seguridad del procedimiento que está realizando, es la prevención y el mantenimiento de su salud y del personal que está colaborando con él. Como en toda actividad laboral, el ejercicio de la Odontología lleva parejo riesgos inherentes para la salud. Estos riesgos se pueden clasificar según el agente o causa que lo produce.
Riesgos profesionales más frecuentes en Odontología
1. Riesgos profesionales por agentes biológicos
Inoculación directa o contacto
a) Hepatitis víricas.
b) Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA).
c) Tétanos.
d) Herpes simple.
e) Panadizos.
Por vía inhalatoria o saliva
a) IVTRS (infecciones víricas del tracto respiratorio superior).
b) Mononucleosis infecciosa.
c) Infección por Citomegalovirus.
d) Tuberculosis.
e) Infección por Helicobacter pylori.
Conjuntivitis infecciosas
–Bacterianas, víricas.
2. Riesgos profesionales por agentes físicos
a) Radiaciones ionizantes (rayos X).
b) Radiaciones por luz visible (lámpara halógena).
c) Láser.
d) Campos electromagnéticos (pantallas de visualización de datos).
e) Patología producida por el ruido.
f) Heridas y cuerpo extraño ocular.
g) Patología producida por inhalación de polvo.
3. Riesgos profesionales por la carga de trabajo
Patologías por sobrecarga física
a) A nivel de la columna vertebral: cervialgias, dorsalgias y lumbalgias.
b) A nivel de la mano: síndrome del túnel carpiano, dedo en gatillo, tendinitis de Quervain, etc.
c) A nivel de brazo y hombro: epicondilitis y tendinitis del manguito de los rotadores.
Patología por sobrecarga psíquica
a) Estrés laboral crónico.
b) Síndrome de desgaste profesional (Burnout).
4. Riesgos profesionales por agentes químicos
Eczema alérgico de contacto o dermatitis por:
a) Látex.
b) Resinas acrílicas y epoxis.
c) Metales: cromo, níquel, cobalto, etc.
d) Yodo y desinfectantes, etc.
Irritantes y sensibilizantes respiratorios
a) Gramíneas (de guantes).
b) Hipoclorito sódico, glutaraldehído, fenoles, etc.
Intoxicación crónica por mercurio
Riesgos profesionales por agentes biológicos
La inoculación accidental con sangre de un paciente es el accidente laboral más frecuente en el sector sanitario y, también, en Odontología. Se estima como media que nos pinchamos «de 2 a 3 veces al año», siendo más frecuente en los primeros años de nuestra vida profesional. Para prevenir este accidente, debemos observar todas las precauciones universales de la ADA (Asociación Dental Americana), es decir, considerar a todos los pacientes como potencialmente infecciosos y utilizar medidas de barrera.
Antiguamente el principal peligro ante un pinchazo accidental era la inoculación del virus de la hepatitis B. En la actualidad todo el personal sanitario debe estar vacunado de este virus y mantener una tasa de anticuerpos frente al antígeno de superficie de la hepatitis B (anticuerpo frente al antígeno de Australia) suficiente para estar inmunizado. Es importante realizarse una tasa de este anticuerpo de forma periódica, según las pautas de nuestro servicio de medicina preventiva.
La posibilidad de contraer el VIH ante una inoculación accidental es remota, dependería de la carga vírica del paciente y de nuestro estado inmunitario. Se estima que la posibilidad de contraer el VIH es del 0,1 por 100 ante una inoculación accidental. No hay referencias bibliográficas de que se hayan producido inoculaciones del virus del SIDA en dentistas y personal auxiliar.
En la actualidad, el mayor peligro ante un pinchazo accidental con sangre contaminada de un paciente es la posibilidad de adquirir el virus de la hepatitis C. Aunque se refiere que el contagio se produce en el 3 por 100 de los casos, debemos pensar en la gravedad de una inoculación accidental por este virus. El virus de la hepatitis C está muy extendido, afectando en España al 2,6 por 100 de la población.
Este virus, que va a producir una hepatitis crónica activa, es en la actualidad, junto al alcohol, el principal causante de la cirrosis hepática y del hepatocarcinoma. Al ser un virus del tipo RNA con poder de mutar, no existe vacuna efectiva para su prevención, y el tratamiento con interferón y otros antivirales tiene resultados inciertos.
La importancia de tétanos en nuestro medio laboral radica en que sus formas esporuladas, presentes en verduras y materia orgánica contaminada, pueden estar presentes en la boca de nuestros pacientes. Debemos considerar cualquier mordedura humana o corte accidental contaminado por saliva como potencialmente tetanígeno. De ahí que todos los odontólogos y su personal auxiliar deberían estar inmunizados con la vacuna del tétanos y revacunarse cada cinco a diez años.
El virus herpes tipo 1 (VH1) es el causante de los herpes periorales que presentan muchos de nuestros pacientes. Por contacto accidental nos podemos contaminar y desarrollar la infección. Hay que tener especial cuidado para no adquirir una conjuntivitis herpética. Es fundamental aislar la lesión del paciente con vaselina y utilizar siempre dique de goma y gafas protectoras.
Los panadizos y lesiones periungueales suelen ser producidas por estafilococos aureus que penetran a través de las pequeñas escoriaciones que tenemos en los dedos. Pueden producir focos de osteomielitis a distancia. También se pueden producir panadizos herpéticos por el VH1. Es importante en la prevención de estas lesiones, como recomienda la ADA, tapar siempre todas las heridas que tengamos en los dedos antes de colocarnos los guantes.
–Infecciones Víricas del Tracto Respiratorio Superior (IVTRS): bajo este epígrafe englobamos a los resfriados comunes, corizas, constipados, etc., producidos por diferentes virus como los rinovirus, coronavirus, etc., y también al virus de la influenza o la gripe. Las IVTRS son infecciones muy frecuentes en el personal de Odontología al inhalar el aerosol que produce nuestro material rotatorio, contaminado por estos virus presentes en la saliva de los pacientes. La prevención de estas infecciones pasa por utilizar medios de barrera (guantes, mascarillas y gafas); es fundamental utilizar siempre dique de goma, aspiración de alto volumen y colocar al paciente de forma adecuada para minimizar la producción de aerosoles. Es importante que el personal de la clínica se vacune todos los otoños del virus de la gripe. Como después de padecer una IVTRS, son frecuentes las sobreinfecciones bacterianas por neumococos (otitis, sinusitis y neumonías), se aconseja también la vacuna del neumococo para los trabajadores.
–Mononucleosis infecciosa e infecciones por citomegalovirus: tanto el virus de EB como los citomegalovirus son patógenos habituales en la orofaringe y, por tanto, en la saliva. La mayoría de la población adulta tiene anticuerpos adquiridos frente a estos virus, pero puede ocurrir que determinados profesionales no tengan inmunidad y se produzcan infecciones responsables de cuadros con intenso cansancio, hepatitis, etc. La prevención será similar a la utilizada para las IVTRS.
–Tuberculosis: cada vez más frecuente asociada a SIDA y por aumento de inmigrantes de zonas endémicas. Corren peligro de contraer tuberculosis los dentistas que atiendan a grupos de riesgo como instituciones penitenciarias, hospitales, etc. A todo el personal sanitario se le debe realizar la prueba de Mantoux, que detecta la tuberculosis latente. En caso positivo se realiza prevención de la enfermedad administrando Isoniacida durante varios meses. La prevención primaria es similar a las IVTRS. La vacuna no está recomendada.
–Infecciones por Helicobacter pylori (HP): según la OMS, el Helicobacter pylori es el responsable de la enfermedad ulcerosa gastrointestinal y de la gastritis crónica atrófica. También está considerado como un carcinógeno de primera magnitud en la generación del cáncer de estómago y de diferentes tumores linfáticos digestivos. El HP es un patógeno habitual de la boca, donde el sarro o tártaro es su reservorio habitual. En la actualidad su infección está considerada como enfermedad profesional en dentistas y endoscopistas. Es recomendable, ante cualquier sintomatología ulcerosa, realizar gastroscopia y test de aliento, para un diagnóstico y tratamiento precoz.
–Conjuntivitis infecciosas: pueden ser víricas o bacterianas. Las bacterianas se acompañan de exudado amarillento matutino y remiten en pocos días con el tratamiento adecuado. Las conjuntivitis víricas son muy incapacitantes, no tienen tratamiento y suelen durar entre dos y cuatro semanas. Siendo, además, tremendamente contagiosas y generando una baja laboral importante. Su prevención será trabajar siempre con gafas y lavarse las manos antes de tocarse los ojos.
Riesgos profesionales por agentes biológicos
–Riesgos por rayos X: los rayos X pueden producir lesiones dosis-dependientes como, por ejemplo, radiodermitis; pero también pueden producir patologías no dosis-dependientes como son tumores y alteraciones en los genes. Por lo tanto, cualquier radiación que recibamos, por mínima que sea, conlleva un riesgo potencial. La prevención es la recomendada por la OMS y diversos organismos internacionales de la energía: el empleo de los rayos X debe estar justificado, es decir, los beneficios deben ser evidentes; además, realizaremos la radiografía a la menor dosis posible y con la mejor protección posible (alejarse del foco de emisión, mandiles, blindaje, etc.).
–Lámpara halógena: nuestras lámparas de polimerizar emiten a una longitud de onda de unos 500 nanómetros, es decir, es una luz dentro del espectro de la luz visible, de color azul. No es, por tanto, una radiación ultravioleta. El principal peligro de la luz visible es la producción de fotorretinitis, lesión irreversible de la retina, que se genera al cabo de los años de trabajar con la lámpara de polimerizar. Es importante trabajar sin mirar directamente a la luz y utilizar filtros naranjas, a ser posible, a la salida de la fuente de luz.
–Riesgos por la utilización del láser: dependen de la longitud de onda a la que emita el láser. Los láseres ablativos de alta intensidad pueden producir quemaduras en córnea, conjuntivas y, sobre todo, en cristalino y retina. Los láseres quirúrgicos también producen humos con sustancias cancerígenas que son inhaladas por los trabajadores. La prevención consiste en utilizar gafas adecuadas para cada láser, trabajar en una habitación especial sin ningún objeto que refleje el haz de luz y emplear aspiración de alta intensidad para los humos tóxicos.
–Riesgos por utilizar pantallas de visualización de datos (PVD): los trabajadores que trabajan más de cuatro horas con ordenadores o PVD están expuestos a fatiga visual y alteraciones de la visión por sobreesfuerzo mantenido de la acomodación y convergencia ocular. También sufren problemas musculares, fundamentalmente, dolor de espalda y patología de la mano. Son frecuentes las alteraciones psicológicas por carga de trabajo inadecuada, alteraciones del sueño, ansiedad, etc. No es infrecuente la aparición de alteraciones cutáneas por sequedad ambiental y radiación electromagnética generada por las PVDs. Es conveniente realizar descansos periódicos antes de que comience la fatiga o el dolor.
–Patología producida por el ruido: en la consulta dental trabajamos en un ambiente con contaminación acústica. Se estima que nuestro material rotatorio genera 65 decibelios A capaces de producir y potenciar estrés en el dentista. Ocasionalmente se producen picos de más de 80 dBA que pueden inducir pérdida de audición a las frecuencias de 4.000 Hz, preámbulo de la sordera profesional. Hay que minimizar el ruido de la consulta, aislando en lo posible las fuentes de ruido. También utilizar música ambiental para evitar cambios bruscos en la intensidad del ruido.
–Cuerpo extraño ocular: el impacto de un cuerpo extraño en la conjuntiva o la córnea es un accidente frecuente en la consulta dental por trabajar sin protección ocular. Trozos de porcelana, resinas o amalgama impactan a alta velocidad y con calor en nuestro ojo. Hay que tener cuidado con quemaduras por hipoclorito y otras sustancias caústicas. Siempre es conveniente ser revisado por un oftalmólogo.
–Patología producida por inhalación de polvo inorgánico: poco frecuente en nuestro medio y más frecuente en técnicos de laboratorio de prótesis por inhalación de partículas de sílice de la porcelana, puede dar cuadros de fibrosis pulmonar. En dentistas, la inhalación de talco de guantes daría un cuadro de talcosis.
Riesgos profesionales por la carga de trabajo
Patologías por sobrecarga física
Patología de la columna vertebral
El dolor de espalda aparece en más del 50 por 100 de los dentistas en algún momento de su vida laboral. Una mala posición de trabajo en el gabinete dental, el sedentarismo y la falta de tono muscular hacen que tengamos una prevalencia de esta patología muy superior a la población general.
A nivel cervical, por la inclinación de la cabeza y su tensión mantenida, se produce contractura de los músculos de la nuca, contractura del esternocleidomastoideo y contractura de las fibras superiores del músculo trapecio. La contractura cervical puede ir acompañada de cefalea tensional, con afectación del músculo temporal. Es una cefalea tensional, sórdida y de localización parieto-temporal, que remite bien con AINES y descanso.
A nivel de la columna dorsal se produce el dolor de espalda propiamente dicho, con contractura de la musculatura paravertebral. Su localización más típica es entre D1 y D6 . Las características e intensidad del dolor son variables, pero se trata de una «dorsalgia funcional» que aparece cuando se está trabajando y desaparece al dormir o descansar.
A nivel de la columna lumbar es frecuente la aparición de cuadros de lumbago, muy incapacitantes, que incluso requieren baja laboral. Son más frecuentes en el personal auxiliar (por su posición de trabajo), en mujeres y a partir de la edad media de la vida por falta de tono muscular.
La prevención del dolor de espalda se basa en adquirir buenos hábitos de trabajo: la postura de trabajo aceptada mundialmente es la denominada BHOP (Balance Human Operating Position); esta postura permite al odontólogo realizar su trabajo con el mayor número de músculos en semi relajación. En esta postura, siempre sentado, es necesaria la ayuda de un auxiliar para realizar un trabajo a cuatro manos.
En la prevención del dolor de espalda es fundamental adquirir un buen tono muscular mediante la realización de ejercicio aeróbico. La natación y, en particular, su modalidad de braza, ofrece excelentes resultados. Los estiramientos musculares, entre paciente y paciente, contribuyen a distender la musculatura afectada.
Patología de la mano
Por definición, el odontólogo es un trabajador manual y, como tal, está expuesto a presentar diversas patologías relacionadas con su profesión.
Los microtraumatismos de repetición producidos por vibraciones al utilizar fórceps, botadores, ultrasonidos, pieza de mano, etc., pueden producir alteraciones vasculares y fibrosis retráctil de la aponeurosis palmar de la mano (enfermedad de Dupuytren).
La inflamación de tendones y vainas tendinosas por sobrecarga mecánica va a producir a nivel de la mano diferentes cuadros. Así, vemos dedos en resorte o dedos en gatillo, producidos por engrosamiento de la vaina muscular a nivel metacarpiano que comprime al músculo.
La tendinitis estenosante de Quervain es el engrosamiento inflamatorio de la primera corredera osteofibrótica que comprime al abductor largo y extensor corto del pulgar. Impide hacer la pinza entre el pulgar y el dedo índice. Es muy incapacitante, y frecuente en periodoncistas e higienistas dentales que realizan raspajes y alisados radiculares. También era frecuente en endodoncistas antes de las técnicas rotatorias.
En cuanto al síndrome del túnel del carpo, cabe destacar que la prevalencia de este síndrome en dentistas es muy superior a la de la población general. En la muñeca, el nervio mediano acompaña a los tendones flexores de los dedos en un túnel rígido; cuando aumenta la presión en la zona, por movimientos forzados de flexo-extensión de la muñeca, se produce una compresión del nervio mediano, por existir un conflicto de espacio. Se producen dolor y parestesias (más frecuentes por la noche) que pueden incluso requerir tratamiento quirúrgico. Es más frecuente en odontólogos cuyo trabajo consiste en realizar extracciones dentales.
Toda la patología de la mano se puede prevenir con reeducación funcional, adoptando posturas de trabajo con los grupos musculares en equilibrio.
Patología del brazo y hombro
La epicondilitis o codo del tenista está producida por una tensión mantenida sobre los tendones de los músculos extensores y supinadores del antebrazo que se insertan en el epicóndilo. Es una patología laboral en el dentista por realizar movimientos forzados de extensión de codo y muñeca, por ejemplo, al luxar un molar superior.
La tendinitis del manguito de los rotadores u hombro del nadador es la afectación de los tendones de los músculos que unen la cabeza del húmero a la cavidad glenoidea de la escápula, de los cuales el más importante es el supraespinoso. Se produce cuando trabajamos con el brazo por encima del hombro, como ocurre cuando estamos muy encorvados, como es el caso de ortodoncistas y cirujanos que trabajan de pie.
Patología por sobrecarga psíquica
Estrés laboral crónico
El estrés crónico aparece como consecuencia de la reacción del organismo frente a un estímulo o tensión que se prolonga en el tiempo. El sujeto «vive» ese estímulo como agresivo y trata de defenderse ante él. Aunque el estrés agudo ocasional no entraña peligro alguno para la salud, vivir en condiciones estresantes durante un periodo de tiempo prolongado puede resultar pernicioso.
En la clasificación de Cooper publicada en 1997 sobre estrés crónico laboral en diferentes profesiones, los dentistas ocupamos un lugar destacado, siendo una profesión que soporta mucho estrés, por encima de médicos o bomberos, entre otros. El carácter, la salud física, la experiencia previa y la actitud son factores que influyen en la percepción del estrés. Pero, ¿por qué estamos tan estresados los dentistas?
Diferentes trabajos ponen en evidencia que en nuestra profesión la sobrecarga de trabajo, el número de horas que estamos con los pacientes, es excesiva. Además trabajamos bajo presión con tiempos reducidos, con posturas poco ergonómicas, en ambientes contaminados por ruido y con una imagen social y ante el paciente, ambivalente. Normalmente debemos realizar labores para las que no hemos sido formados (marketing, dirección de grupos de trabajo, etc.), lo cual genera inseguridad. La Odontología es una actividad científica en constante y rápida evolución, que requiere de un esfuerzo adicional para estar actualizado, y también genera tensión en aplicar los nuevos conocimientos adquiridos con tus pacientes. Todo ello conlleva un esfuerzo de medios y tiempo que aumenta nuestra tensión.
El estrés crónico puede producir alteraciones físicas como cefaleas, palpitaciones, hipertensión arterial, síndrome de colón irritable, trastornos digestivos, alopecia, fatiga muscular, temblores musculares, etc. El estrés crónico también es responsable de alteraciones emocionales como irritabilidad y mal humor, pérdida de concentración, lapsus de memoria, ansiedad e, incluso, depresión. Está relacionado con alteraciones de la conducta con cambios en los hábitos sociales (incomunicación), hábitos alimenticios (bulimia), conductas adictivas a alcohol, tabaco o drogas. Es frecuente la adicción al trabajo o el absentismo laboral, y el cambio en los comportamientos sexuales.
De no tomar las medidas oportunas, el estrés crónico laboral puede desencadenar un cuadro de ansiedad con trastornos del sueño (insomnio) e, incluso, una depresión reactiva. Ante cualquier ansiedad mantenida, insomnio que nos despierte de madrugada y tristeza con pesimismo generalizado, deberemos recurrir al especialista.
Las técnicas para afrontar el estrés crónico laboral en Odontología, por su importancia, serán objeto de estudio y exposición en otro artículo que próximamente publicaremos.
Síndrome de desgaste profesional o síndrome de Burnout
El síndrome de Burnout se presenta en un ambiente laboral como resultado de una demanda profesional excesiva. Las personas que creen poder ejercer control sobre su entorno, cuando fracasan «usando sus hipótesis» pueden «quemarse».
Maslach y Jackson describieron tres componentes esenciales en la aparición del síndrome: el agotamiento emocional, la despersonalización y los sentimientos de inadecuación profesional. El agotamiento emocional constituye el elemento central del síndrome y se caracteriza por una sensación creciente de agotamiento en el trabajo, de no poder dar más de sí desde el punto de vista profesional. La despersonalización se refiere a una serie de actitudes de aislamiento de cariz pesimista y negativo que surgen para protegerse del agotamiento emocional: distanciamiento de los compañeros de trabajo y de los «clientes», que origina una deshumanización de las relaciones y la tendencia a culpabilizar a los demás de las propias frustraciones laborales. Por último, el profesional puede sentir que las demandas laborales exceden de su capacidad, originando una tendencia a la autoevaluación negativa y a estar insatisfecho con sus logros profesionales (sentimientos de inadecuación profesional).
Este síndrome está íntimamente relacionado con el estrés crónico. Para algunos autores es parte del mismo. Es frecuente en profesiones de ayuda como dentistas, médicos, enfermeras, maestros, etc. Y, sobre todo, en personalidades tipo A: perfeccionistas y con poca resistencia a los fracasos.
Riesgos profesionales por agentes químicos
Patologías por agentes irritantes y sensibilizantes
La consulta dental es un medio laboral donde existen multitud de productos químicos que pueden ser perniciosos para nuestra salud. Analizaremos los más importantes, sabiendo que cualquier sustancia puede ser potencialmente irritante o producirnos una alergia.
–Urticaria Alérgica de Contacto al Látex (UACL): la sensibilización al latéx es frecuente en el personal sanitario. El 10 por 100 de los dentistas están sensibilizados.
Es una alergia IgE mediada frente a antígenos de carácter proteico presentes en el látex natural y que persisten en el látex manufacturado. Se asocia la UACL con sensibilización a castaña, plátano, aguacate, kiwi, papaya, piña, melocotón, etc.
El cuadro clínico comienza con picor y habón en la zona de contacto a los pocos minutos de la exposición. Según la intensidad del cuadro se describen cuatro estadios:
I. Urticaria localizada en la zona del contacto.
II. Urticaria localizada y lesiones generalizadas.
III. Urticaria generalizada y signos de asma, conjuntivitis, rinitis.
IV. Urticaria y reacción anafiláctica que puede producir la muerte.
Por mucosas el riesgo de shock anafiláctico es mayor. Por esta vía se produce la sensibilización por las proteínas del látex. Es importante que los dentistas utilicemos guantes sin polvo, para minimizar el número de partículas proteicas de látex que aspiramos y que va a producir que nos sensibilicemos.
–Metales: el efecto lesivo puede ser por el propio metal o por las sales que produce. Dentro de la Odontología las sensibilizaciones más frecuentes son por el níquel, el cromo y el cobalto de nuestras prótesis dentales. Especialmente el níquel, que es un agente muy sensibilizante y muy extendido (monedas, bisutería), afectando al 20 por 100 de la población. Las sales de plata, de cobre y de estaño también pueden producir cuadros de sensibilización.
–Desinfectantes: el glutaraldehido, los derivados del amonio cuaternario y los desinfectantes del grupo formol pueden dar cuadros de sensibilización y, además, son irritantes. El hipoclorito sódico, desinfectante por excelencia en la consulta dental, es un agente irritante de las mucosas respiratoria y conjuntival, además de ser caústico para la piel.
–Plásticos y resinas: Las resinas epoxi y los acrilatos están presentes en las prótesis y en los composites que utilizamos. Es frecuente la sensibilización, con cuadros de eccema alérgico de contacto.
–Medicamentos: son fuentes de sensibilización, entre otros, el eugenol y los anestésicos locales del grupo PARA, como la procaína y la benzocaína, que utilizamos de forma tópica.
Intoxicación crónica por mercurio
El uso de composites para restaurar dientes y el empleo de cápsulas perfectamente selladas para conseguir la amalgama de plata hacen que en la actualidad no consideremos la intoxicación crónica por mercurio como una posibilidad de riesgo laboral para los trabajadores de la Odontología. Tampoco parece que la remoción de amalgama sea una vía importante de contaminación como para producir el cuadro clínico típico de mercurialismo, con impregnación de los núcleos de la base encefálica y la aparición de un cuadro extrapiramidal, con temblor, rigidez y facies inexpresiva.
Sólo en países subdesarrollados donde se siga mezclando el mercurio y la plata de forma artesanal, el cuadro de intoxicación crónica de mercurio podría aparecer.
Por desgracia, el mayor aporte de mercurio presente en nuestro organismo proviene del pescado que consumimos por la contaminación de los mares.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
• Ley de Prevención de Riesgos Laborales: ley 31/1995 de 8 de noviembre.
• Reglamento de Prevención de los Servicios de Prevención: Real decreto 39/1997, de 17 de enero.
• Enciclopedia de Medicina, Higiene y Seguridad en el Trabajo de la Organización Internacional de Trabajo (OIT).
• Guía para la buena práctica en prevención de los consultorios dentales. Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
• Guía de Actividades Preventivas en la práctica médica. Informe del US Preventive Services Task Force.
• Lecciones de Terapia Ocupacional, de F. Bandrés Moya y J. M. Rodríguez Meseguer. Universidad Complutense de Madrid y Fundación de Servicios Laborales.
• Hepatitis por Virus C, de J. Carrión Bolaños y F. Bandrés Moya. Publicación de la Universidad Complutense de Madrid y la Fundación Laboral Teneo.
• Conocimiento, evaluación y control del ruido, de P. Miguel Lanas Ugarteburu. Editado por la Asociación para la Prevención de Accidentes.
• Asepsia en Odontología, de J. Porta Jorba. Publicación del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Cataluña.
• Control de las infecciones cruzadas, de Vicente Lozano de Luaces. Ediciones Avance.
Artículo elaborado por:
Dr. Juan Antonio Carrión Bolaños (juan.carrion@uem.es)
Doctor en Medicina y Cirugía
Especialista en Estomatología y Salud Laboral
Profesor de Riesgos Profesionales en Odontología de la UEM
Profesor de Odontología Integrada del Adulto de la UEM
Dr. Juan Antonio Carrión Bolaños, felicitaciones por su trabajo. Me parece muy interesante y resumido. Quisiera tener mas información sobre el tema de Prevención de Riesgos Laborales en Odontología, ya que realizaré mi tesis en este área. Saludos de Perú.
Es muy importante lo señalado en el artículo aunque algunas medidas no son llevadas a cabo especialmente en países como Perú en el cual no está normado ni reglamentado estas acciones de salud ocupacional. Me gustaría que me informen sobre evaluación de riesgos en la consulta dental.
Hola Dr. Bolaños muy buen trabajo!! le puedo dejar mi maail nanu_egresada03@hotmail.com mi nombre es Daniela para que me mande mas informacion sobre el tema, yo voy a hacer mi tesis sobre el tema enfocado mas a la parte auditiva muchas gracias!!