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«Mi gran objetivo vital ha sido estar cerca de los que más lo necesitan»

El doctor Juan Ángel Sánchez-Harguindey Pimentel ha sido galardonado con el Premio Santa Apolonia 2010 que el Consejo General de Dentistas de España concede anualmente. Con este galardón, que le fue entregado durante la Gala de la Odontología que tuvo lugar el pasado 16 de diciembre en Madrid, se reconoce su excelente gestión y sensibilidad colegial a lo largo de los años que ha estado al frente del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de A Coruña como presidente y como miembro del Comité Ejecutivo del Consejo General de Dentistas de España.

—¿Qué representa para usted la concesión del Premio Santa Apolonia 2010?

—Un gran honor personal, que dedico a todos los profesionales que durante estos años han defendido y han respetado esta maravillosa profesión.

—¿De qué manera se enteró de que se lo habían concedido? ¿Cuál fue su primer pensamiento?

—Me llamó, en primer lugar, el presidente del Consejo General y, después, el presidente del Colegio de A Coruña, los cuales me comunicaron esta importante noticia para mí y todos los míos.

—¿Qué le llevó a usted a escoger la Medicina y la Estomatología como opción profesional?

—La vocación de servicio a los demás y el deseo de ayudar desde la actividad clínica a solucionar los problemas de salud bucodental de todos los gallegos.

—De no haber sido dentista, ¿cuál cree que es la profesión que hubiera elegido?

—Habría ejercido de médico en cualquier ciudad o villa gallega, ya que mi principal objetivo vital era poder estar cerca de los que más lo necesitan, además de poder trabajar construyendo el futuro de mi tierra.

—¿Cómo recuerda su etapa universitaria?

—La primera etapa, en una ciudad maravillosa y estudiantil por excelencia como es Santiago de Compostela y posteriormente, en Madrid, donde he dejado amigos y vivencias que siempre llevaré en el corazón.

—¿Cómo fueron sus inicios profesionales?

—A pesar de que no había la plétora profesional que asola en la actualidad a nuestra profesión, todos los inicios son siempre complicados y, sobre todo, llenos de inseguridades y dificultades.

—En toda su vida profesional, ¿hay una época por la que sienta preferencia o que recuerde con más agrado?

—Los años que pude compaginar mi vida profesional en A Coruña con el desempeño de mis responsabilidades profesionales al frente del Colegio y del Consejo General. Especialmente mi gestión en el Consejo General, al lado del actual presidente, Alfonso Villa Vigil.

—De todos los logros conseguidos profesionalmente, ¿de cuál se siente más satisfecho?

—De haber colaborado humildemente en la consecución del régimen de autónomos para la profesión. En este sentido, siempre recordaré la gestión política de mi hermano y otros muchos que contribuyeron a este logro para todos los profesionales del país.

—En el plano profesional, ¿a quién admira?

—A muchos maestros y compañeros que me han ayudado a ser mejor persona y profesional. Me vienen a la memoria nombres como el de Villa Vigil, Luis Cáceres, Suárez Núñez, Diego Murillo y otros muchos que siempre estarán en mi recuerdo.

—Si desgranamos su carrera profesional, un dato que llama la atención son los 31 años que estuvo al frente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de A Coruña (1979-2010). Todo un récord y una atalaya desde donde poder comprobar la evolución de la profesión. Aunque muy extensa en el tiempo, ¿con qué recuerdos se queda de esta etapa?

—Con los momentos en que un compañero me devolvía una sonrisa de agradecimiento por una gestión terminada, por un problema resuelto o simplemente por el logro de un objetivo común. La recompensa personal es la mejor que puede alcanzar un ser humano.

—Y ¿qué nos dice del devenir de la profesión? ¿Cómo ha visto su evolución?

Siempre decimos que cualquier tiempo pasado fue mejor, y es falso, ya que en la actualidad los tiempos son difíciles, pero tenemos unos jóvenes odontólogos formados, ilusionados, emocionados con un futuro profesional que, a buen seguro, responderá a sus expectativas cuando la situación económica mejore.

—Parándonos en el momento actual. ¿Cómo ve a las nuevas generaciones de dentistas?

—Inexpertas como las nuestras a su edad, pero a diferencia de nosotros, que ya éramos médicos, mejor formados en el plano odontológico, con una ilusión desbordante y con enormes proyectos que podrán ver la luz cuando la tempestad de esta terrible crisis amaine. La cantidad de chicos jóvenes que hoy colaboran con ONGs de forma altruista es la mejor respuesta para los que critican estas generaciones.

—Si al hecho del excesivo número de profesionales le unimos el mal momento económico que atraviesan muchas familias. El futuro laboral, al menos a corto plazo de estas generaciones, no es nada halagüeño.

—Efectivamente, pero esta no es la primera ni la última crisis de nuestra profesión, por lo que desde la atalaya de mis años, sólo les puedo enviar un mensaje de ánimo e ilusión. En esta vida el que resiste, gana.

—Respecto al número de titulados, ¿ve necesaria la aplicación de númerus clausus en las universidades?

—En su momento se aplicaron a la Medicina y fue una de las razones de la mejora científica y profesional de esta parte de las Ciencias de la Salud. Los númerus clausus no son una necesidad, sino una exigencia de la propia profesión, que deben escuchar cuanto antes las autoridades competentes.

Dr_Sanchez-Harguingey

—Y seguimos hablando de la formación, ¿qué opinión le merece el debate abierto en la actualidad sobre la creación de especialidades?

—Las especialidades de la Odontología son una necesidad acuciante y son la consecuencia del desarrollo técnico y científico de esta licenciatura. Su implantación hará mejorar el nivel de la profesión y aumentará la dimensión social de esta querida profesión.

—Otro de sus grandes hitos profesionales ha sido la creación del Consejo Gallego de Odontología. ¿Qué funciones desarrolla este organismo y cuáles son sus principales actividades?

—El Consejo Gallego es el único representante autorizado frente a la Administración Autonómica. En Galicia los tres colegios somos una sóla voz, y nuestro nivel de consenso, que aún perdura, es un ejemplo del afecto y de la unidad profesional que siempre nos ha caracterizado. Los gallegos somos seres humanos de consenso y certidumbres.

—Además, ha estado muy vinculado al Consejo General de Dentistas de España.

—He sido el miembro decano de este Consejo durante muchos años, y durante este tiempo he forjado amistades y emociones que nunca podré olvidar. En este sentido, deseo expresar mi admiración y agradecimiento público al Dr. Alfonso Villa Vigil, por su afecto, su sinceridad, su capacidad, su afán de trabajo y generosidad con todos nosotros y, en especial, conmigo.

—Algún hijo suyo, ¿ha seguido sus pasos profesionales?

—No como odontólogos, aunque han vivido este mundo como parte de él. A ellos les debo, en la actualidad, devolver el tiempo que les he robado.

—Y si algún nieto le dijera que quiere ser dentista, ¿le animaría a ello?

—Aunque con la boca pequeña diría que no, con el corazón diría que sí, y le aseguro que si eso ocurre, espero poder acompañarlo en sus primeros días profesionales como un abuelo con memoria, que cuidará con inmenso afecto sus primeros pasos profesionales. Me emociono sólo con pensarlo.

—En la actualidad, sigue siendo un profesional en activo. ¿Qué ocupaciones desempeña? ¿Qué nos podemos encontrar en el día a día de su agenda?

—He abandonado la práctica pública y privada de la Odontología, pero suelo acudir a visitar a mis compañeros del Colegio de A Coruña, y participo, por supuesto, en todos sus actos. Soy Consejero de AMA, lo cual ocupa una gran parte de mi actividad diaria ya que intento seguir ayudando a la profesión a la que me debo.

—Y cuando acaba su jornada laboral, ¿en qué invierte su tiempo libre?

—Me sigue entusiasmando el deporte, especialmente el fútbol, afición en la que invertí mucho tiempo y emociones durante mi juventud.

—Por último, ¿cuáles cree que son los principales retos de la Odontología de cara al futuro?

—Sin lugar a duda, limitar el número de licenciados, mejorar las condiciones de trabajo de los más jóvenes, aumentar las prestaciones públicas, crear las especialidades, asegurar el futuro de los mayores y, sobre todo, que el compañerismo, la ética y la honradez vuelvan a ser la bandera que enarbola este barco, que ya se llama futuro.

G. B. y L. R.

Perfil

Licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela, y en Estomatología por la Universidad de Madrid, Juan Ángel Sánchez-Harguindey Pimentel ha trabajado en el Servicio de Estomatología de la Fundación Jiménez Díaz de la Clínica Concepción y en el servicio de Estomatología del SERGAS (Servicio Gallego de Salud). Ha sido presidente del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la X Región (A Coruña y Lugo) y del Consello Galego de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de Galicia. Asimismo, ha estado vinculado al Consejo General de Dentistas de España, ocupando los cargos de presidente de la Comisión Nacional de Odontología Pública y miembro de la Comisión nacional de Responsabilidad Civil Odontológica, ambas Comisiones del Consejo General. Consejero de la Mutua Aseguradora Sanitaria AMA, cargo que continúa ejerciendo en la actualidad, y decano de los presidentes regionales de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de España, también ha sido vocal del Tribunal de oposiciones a la Odontología pública del SERGAS de la Xunta de Galicia.

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