En este artículo se presenta el cambio del enfoque de tratamiento en el modelo de Mínima Intervención donde el ionómero de vidrio de alta viscosidad presenta unas ventajas que lo sitúan como el material restaurador de primera elección en el sector posterior de todos los pacientes, pero con especial atención a aquellos con más riesgo de caries: niños, mayores, medicados, pacientes periodontales, etc.
Para casi todo el siglo pasado la Odontología ha utilizado la clasificación de cavidades de Black para el tratamiento de la caries dental, por esto las lesiones se han tratado removiendo el tejido enfermo del diente con extensiones en sano. Esa realidad pasada se adecuaba a las técnicas y material disponible en ese momento, principalmente la amalgama.
Cambios en el enfoque de tratamiento y el desarrollo de los materiales adhesivos provocan un progreso en la Odontología. La Mínima Intervención ha cambiado el modelo tradicional donde el tratamiento de caries no implica solamente un enfoque mecánico sino que requiere de un enfoque biológico, que las técnicas menos invasivas lo hacen posible. La biocompatibilidad de los materiales requiere de una mayor atención.
Los biomateriales son por definición aquellos materiales que asumen las funciones de los tejidos en los órganos naturales, siendo capaces de imitar, en lo posible, las propiedades del tejido en su ambiente biológico. Los biomateriales deben reunir los requisitos de factibilidad funcional, bioestabilidad, biocompatibilidad y esterilidad.
Ningún material restaurativo puede perfectamente reemplazar a esmalte y dentina, por ello su preservación debe ser de suma importancia en cualquier plan de tratamiento. La profesión, consciente de esta realidad, ha desarrollado nuevas técnicas y materiales dentales que restauren adecuadamente las lesiones existentes y que prevengan el inicio de caries secundarias.
En esta búsqueda se han introducido desde hace varios años en la Odontología los ionómeros de vidrio, que debido al desarrollo de sus características los han puesto en una situación muy ventajosa cuando se les compara con otros materiales restauradores.
Los ionómeros de vidrio han experimentado numerosos cambios con el fin de mejorar sus propiedades clínicas. Los avances de estos materiales en alta viscosidad ofrecen una mejor alternativa como material restaurador a la amalgama en el sector posterior. La adhesión del ionómero de vidrio a la estructura dental es menos susceptible a la pérdida de estructura dental sana, incluso, recuperando dentina afectada. Por ello, estos materiales restauradores resultan más seguros e indicados en la Odontología de mínima intervención. Investigaciones sugieren que los ionómeros de vidrio usados para obturar lesiones extensas van a facilitar la remineralizacion de dentina afectada (desmineralizada) en el fondo de la cavidad, una vez eliminada la dentina infectada, sirviendo además de protector pulpar. Una adhesión adecuada va a ayudar a prevenir micro-filtraciones, aislando de nutrientes a bacterias residuales, reduciendo su actividad metabólica, para así detener el progreso de la desmineralización, y los iones de calcio, fósforo y flúor disponibles en el ionómero van a aumentar la remineralización. La máxima en modelos de MI pasa por la mayor conservación de tejido dental, ya que, sabemos de los efectos secundarios de la remoción mecánica del diente.
La reacción de fraguado del vidrio-ionómero es una reacción de ácido-base entre el ácido poliacrílico y la base de vidrio. El ácido ataca las partículas de vidrio, provocando la liberación de iones de ca, al y f. Los iones de f se incorporan en la matriz, y pueden difundirse entre la estructura que rodea el diente y en la saliva. Las pastas de dientes con flúor pueden ser fuente de este ión para el ionómero de vidrio. La liberación de flúor les aporta unas cualidades anti-caries muy indicadas en todos los pacientes, pero con especial atención a aquellos con más riesgo de caries (niños, mayores, medicados,…) y en pacientes periodontales (raíces expuestas).
La adhesión es consecuencia de un cambio de iones entre la estructura del diente y el cemento. El ácido poliacrílico del ionómero de vidrio ataca la superficie del diente liberando iones de calcio y fosfato los cuales reprecipitan, junto con los iones de calcio, fosfato y aluminio liberados desde el material, formando una unión entre ambos. También se produce un grado de adhesión entre los grupos del ácido carboxílico y el colágeno de la dentina.
El primer ionómero de vidrio restaurador estéticamente aceptado fue el Fuji II (GC Europe), el cual presentó mejores propiedades físicas que los materiales anteriores. Desde entonces la composición básica de estos materiales ha mejorando y ya podemos decir que su situación estética es adecuada para el sector posterior o zonas donde los requerimientos estéticos no son máximos. Después del pulido y con el fin de mejorar esta característica se ha desarrollado el coat o capa que se coloca en la superficie del material dotándolo de una mayor belleza y protegiéndolo del agua para una correcta maduración lo que incrementa sus propiedades tanto estéticas como mecánicas.
Las propiedades físicas de los vidrios-ionómeros son importantes en el contexto de técnicas de mínima intervención. Como todos los cementos de base acuosa, son relativamente sensibles al agua y a la carga durante las 24 horas después de su colocación, hasta que se completa su maduración. Con un correcto control del procedimiento han demostrado duración adecuada en áreas de carga normal. Existe suficiente bibliografía para asegurar que los ionómeros de vidrio pueden utilizarse como material definitivo en restauraciones clase I, II y V.
Las últimas publicaciones indican incluso que los ionómeros de vidrio de alta densidad pueden ser utilizados en clases II sometidas a stress donde el isthmus es inferior a la mitad de la distancia intercuspidea.
Su baja sensibilidad a la técnica (ionómeros encapsulados), ya que, es un material que se coloca en bloque, tolera la humedad en el momento de su manipulación, y su fácil manejo en el modelado o eliminación de excesos lo hace agradable a las condiciones que requiere el día a día de las consultas dentales.
Actualmente, como demuestra el Dr. Karl-Heinz Friedl en su artículo, son materiales con una eficiencia económica superior a los tradicionales (amalgama y composite), en definitiva que resultan más económicos en el proceso de trabajo, lo que los hace más interesantes en el momento en que vivimos donde no sólo es hacerlo bien sino además más barato.
Sobre las posibles repercusiones para la salud que provoca el uso de la amalgama existe una considerable polémica, que se originó ya hace tiempo, cuando algunos miembros de la comunidad científica plantearon dudas sobre su eficacia e inocuidad, en los efectos del mercurio de las amalgamas en animales y humanos que se emplean desde hace varias décadas en distintas aplicaciones odontológicas. Todo ello exige una repensada y más ahora que disponemos de materiales más biocompatibles que resuelven en un porcentaje alto los requerimientos que exige la restauración de dientes con los actuales modelos de trabajo de MI. El mayor riesgo de contaminación lo sufre el propio equipo de la clínica dental a la hora de su manipulación, ya que se produce una liberación de mercurio al ambiente del gabinete.
Hoy el material de restauración más cercano a la naturaleza del diente es el ionómero de vidrio (EQUIA, GC EUROPE) que es un mineral, ya que, la amalgama al ser un metal está más alejada.
Podríamos decir que EQUIA es por si mismo un nuevo concepto de restauración en la que participan dos materiales, un vidrio-ionómero de alta viscosidad (Equia Fil), de última generación, con una traslucidez y estética no vistas hasta la fecha en este tipo de material, y una barniz de nano-relleno (Equia Coat) que además de dar brillo fácilmente al material lo protege durante su periodo de maduración.
Con esta nueva tecnología de restauración tenemos la gran ventaja de que podemos rellenar una cavidad en bloque y realizar una restauración de una manera muy rápida por lo que resulta una restauración económica, pero, a la vez estética. Otra ventaja añadida, propia de los ionómeros como antes se explicó, es que no es necesario aislar el campo, con lo que tendremos una mejor adhesión en aquellas obturaciones donde es difícil obtener un campo seco de forma adecuada.
Conclusiones
Los modelos de MI, la demanda de materiales más estéticos, biocompatibles y de costes más bajos hacen que la actual Odontología restaurativa directa de mínima intervención se aleje de la amalgama para encontrar en los nuevos sistemas basados en ionómeros de vidrio el material de elección en el sector posterior. Asimismo este nuevo concepto restaurador es una alternativa perfecta para aquellos pacientes que por motivos económicos descarten el composite o en aquellas situaciones donde el aislamiento necesario para la realización de un composite con garantía de éxito no sea posible.
Más información: www.capdental.net
Artículo elaborado por:
Dr. José Ignacio Zalba Elizari
Especialista en Programas de Intervención para la salud buco-dental (UCM)
European Minimal Intervention Advisory Board
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