Palabras clave
Definir y transmitir colores dentales en sus diferentes matices.
Fundamentalmente, sabemos que según la intensidad o el tipo de rayos de luz que reciban los cuerpos, estos varían de color, por lo que se hace muy complicado lograr describirlos mediante palabras, en escritos o en esquemas, y mucho más dificultoso en los casos de los cuerpos translúcidos.
Como ejemplo, se muestran las Figuras 1-4.
Imágenes de muestras en metal-porcelana y en circón con diferentes iluminaciones (Figuras 2-4).
Se dice que, definir, determinar y transmitir colores es como una conversación no hablada.
De siempre, el definir los colores de las diferentes piezas dentales en las clínicas, supone una tarea ineludible que no suele tener inconvenientes, y también son de fácil solución siempre que coincidan con alguna de la muestra de los distintos muestrarios.
Definir, especificar y transmitir colores y sus matices para prótesis en cerámica, puede ser complicado cuando no es comparable a ninguna de las muestras, por que el color que se ha de definir y transmitir difícilmente podrá ser reproducido o integrado en las diferentes prótesis; hándicap de fácil solución que seguidamente iremos tratando.
Se dice que lo armónico y los colores dentales (al igual que otras modas) suelen coincidir con la época concreta en la que se encuentran, dependiendo de la fecha (siglo) y lugar (país), es decir, que el color dental nos puede indicar de cómo ha sido y cómo es la sociedad actual (época y siglo).
Como ejemplo, en Japón antiguamente consideraban hermoso y bello que las mujeres se pintaran los dientes de negro.
Y en otra época, la de los años cuarenta del siglo pasado (cuando yo empezaba en esta profesión), en este país los portadores de las “coronas”, fundas, y los puentes de “todo oro”, eran personas destacadas y clasificadas como pudientes.
En la época de finales de los años cuarenta y los cincuenta, ya se compaginaba el oro con los frentes vestibulares de “resina” (Figura 6) acrílico, también se confeccionaban “coronas” fundas de acrílico, aún con bastante limitación de los colores en comparación con los naturales.
Ya en la época de finales de los cincuenta y los sesenta cambian los aspectos a lo bello de las “Yakets” de porcelana feldespática (Figura 7), y también con las aleaciones de metales preciosos oro-platino, iridio y otros, que eran colados sobre piezas prefabricadas de porcelana. Con la integración de estas nuevas prótesis ya se distinguían tanto el atractivo como en lo funcional de las anteriores (Figuras 8 y 9). Y también en esta misma época, ya aconsejaban que al comparar el color de la muestra con la dentición natural se definieran a la luz del día, sitio, de costado en una ventana a ser posible orientada al norte, y sin luz solar directa, y/ o momento por la mañana. Esto fue el ayer pero también sirve para el hoy.
Otro cambio fue en la época de finales de los sesenta, cuando aparecen las primeras cerámicas para unir con aleaciones especiales de metales preciosos, que con su ya amplia gama de colores y sus modificadores, se conseguirían verdaderas satisfacciones de colores así como sus matices (ideales para aquella época).
En esta misma época, los años setenta, además de otras variedades de cerámicas feldespáticas, y de óxido de alúmina para Yakets, hay que añadir otras nuevas para su unión con otras aleaciones de metales menos preciosos y no preciosos.
También en el siglo pasado, sobre finales de los setenta, para resolver en parte algunas dificultades a definir y reproducir los colores dentales, y recomendado por la cerámica “marca” ESTHER, se empezaba a utilizar como luz de día unos fluorescentes rizados creados por la marca Duro Test. Óptima, Estados Unidos, así mismo enviaban acompañando al mismo pedido una tarjeta dividida en dos colores (que con luz artificial eran diferentes). Esta misma tarjeta bajo los fluorescentes de Duro, Test, Óptima y también bajo la luz del día retomaban un solo color, sitio y/o momento para la toma de las coloraciones y matices de la dentición natural, (esta misma tarjeta también era utilizada para comparar hilos y telas).
La época de los ochenta a noventa, parte de lo “bello”, fue el decorar (Figura 10) alguna pieza de la restitución de cerámica con algún pequeño dibujo.
En la época de los noventa para mostrar una sonrisa más amplia, se incrustaba en la cerámica un brillante o diamante (Figura 11), y también se pegaban en piezas naturales.
Y es en la época actual (de este siglo), cuando la sociedad considera que la “dentición blanca” es señal de poseer una boca limpia, que de hecho genera salud, y también resalta estéticamente la faz proporcionando gran parte de la belleza en todo el conjunto facial, que será realzada con la más encantadora de las sonrisas, aportando al físico el más agraciado y el más agradable de los atractivos personales, que ayudan a obtener mayores oportunidades sociales.
(Figuras 12-14: las diferentes iluminaciones cambian el color, pero no su claridad),
Y también en esta época (de este siglo), es cuando más se ha generalizado el que la naturaleza exteriorice los colores “blancos”, con sus diferentes tonalidades integradas sobre todo en casos de personas jóvenes así como también el caso de denticiones blanquecidas; son colores que habrá que definir comparativamente con las distintas cerámicas.
La naturaleza y las blanqueadas hacen resaltar la renovada armonía estética con los nuevos colores en la morfología dental; colores que pueden ser reproducidos exactamente. Y también ya se pueden crear o elegir otros nuevos que favorezcan estéticamente en cuanto a su relación con el color de la faz de la persona, “paciente”, función que se consigue indistintamente utilizando los colores incorporados en las diversas cerámicas que se utilizan para restituir la función (morfológicamente estética) de las diferentes protésicas en cerámica. Se ha de tener en cuenta que el técnico ceramista dental cuando realiza las modelaciones para cubrir las estructuras, bien metálicas, de circonio o al muñón natural, los grosores de las capas no suelen ser de más de un milímetro a dos y medio de grueso (de media). Teniendo en cuenta que aún siendo estos generalmente tan limitados se ha de reconstruir en su anatomía la funcionalidad, la estética y lo que podríamos llamar la belleza dental, y que además esta lámina superficial ha de enmascarar la estructura interior con los colores elegidos (que han sido comparados de las muestras que miden cuatro milímetros y medio de grueso).
Determinar los diversos colores y matices por zonas y las luminosidades que frecuentemente se exteriorizan, en un centímetro y medio de largo, por uno de ancho más o menos, es una tarea en la que debiera colaborar el técnico junto con su “guía particular” que además de ser aconsejable realizarlo con luz natural, a una distancia adecuada, y sin que influya el cansancio visual, para así poder lograr con mayor afinidad las diferentes tonalidades (Figura 15). Si el tiempo y el lugar no permiten la presencia del técnico, lo aconsejable es el facilitarle fotografías de comprobación (Figura 16), tomada con cámara digital específica para el uso dental, y (Figuras 17 y 18) con diferentes luces.
El definir y transmitir colores que no coincidan con los de los muestrarios (los “blancos” y otros diferentes) siempre tendrá el conveniente de que hayan sido percibidos y concretados por los ojos de otra persona, en otro momento, con otra luz, con diferentes reflejos (inclusive el de las ropas) y en diferente ambiente, así como lo especificado en la transmisión, bien por escrito o en un esquema, particularidad que hará que difícilmente coincidan con exactitud los diferentes colores en cada una de la zona precisa en la prótesis de cerámica.
Para obtener una más amplia definición comparativa de los colores y sus matices que la madre naturaleza y los blanqueados muestran, además de los muestrarios de las diferentes “marcas”, es de mucha utilidad que cada ceramista con su técnica y su horno se confeccionase un muestrario “guía” particular, de cada uno de los diferentes envases,
Con las cerámicas en su color natural, incluidos los colores modificadores (Figura 19), como en el arte de pintura, el técnico puede componer gran diversidad de mezclas de gamas y tonalidades, para la reproducción de colores diferentes a los de los muestrarios.
Estas “guías particulares”, láminas, son de un milímetro de grueso, de masas espesas y comprimidas en el molde para obtener al máximo el valor del color natural de las muestras. En las “guías” se muestran los colores claros del valor base de las “dentinas (Figura 20), y la de los “incisales” (Figura 21), que serán utilizadas para definir, combinar y puntualizar con mayor detalle el conjunto elegido, en colores por zonas, así como sus matices, bien sea para unitarias de un solo color, o en la variación de colores de grupos.
Estas “guías” también resultan muy útiles en la elección y creación de los nuevos colores claros, “los blancos”, que tanto favorecen facialmente en grupos anteriores y en arcadas completas. Por tanto, con la creación de la “guía particular” de cada una de las cerámicas también se resuelve el inconveniente de que a veces haya que caracterizar con pinturas, que opacan la translucidez y la fluorescencia de las cerámicas.
Al día de hoy, las cerámicas que se utilizan para crear los modelados de máscaras, “carillas”, sobre moldes de revestimientos, o para los recubrimientos sobre toda clase de estructuras, metálicas o de zirconio, todas tienen la diversidad de colores suficientes para reproducir los blanqueados y los que la naturaleza exterioriza.
Las masas opacas tienen el color real de cada muestra correspondiente, y no tienen ningún inconveniente a la hora de crear nuevos colores puesto que son comprobados y visualizados en todo momento si son modificados y no es necesario tener que sinterizar, “cocer”, para comprobar el color final.
No ocurre así con algunas cerámicas para realizar los recubrimientos de las modelaciones, ya que las coloraciones volátiles a veces impiden conseguir el color preciso individual, por lo que las proporciones de mezclas deben ser más precisas, teniendo que sinterizar, “cocer”, varias veces hasta conseguirlo, motivo más que suficiente para que el ceramista disponga de cerámicas con sus colores naturales, y así poder efectuar, obtener y verificar la mezcla del color preciso antes de realizar las sinterizaciones, “cocciones”. Es por lo que para conseguir una mayor exactitud en el valor real de los colores, es ventajoso y adecuado “trabajar” con los colores naturales de la cerámica. (Y que concebido y comprobado visualmente el color de la nueva mezcla, nuevamente puede ser coloreado si esto facilita el “trabajo”).
Con las cerámicas en sus colores naturales (sin colorear) se facilita visualmente el color de las mezclas y la distribución de las masas para las diferentes técnicas del sinterizo y del sinterizado-vitrificado, “cocciones” por capas, y también para las modelaciones de un solo sinterizado, “cocción”.
Cuando sea necesario reestablecer los colores naturales de cada envase de cerámica coloreada (Figuras 22 y 23), para la creación de las tonalidades que la naturaleza y los blanqueamientos exijan, se ha de conseguir con el siguiente tratamiento:
— Tratamiento para las cerámicas de media fusión, de 900º a 100º C (Figuras 24 y 25):, con el horno a 550ºC, se van a realizar con tres fases;1º, colocar la masa sobre hoja de platino o paladio, y poner en el porta del horno a secar durante 2 minutos, 2º, subirlo a media altura y calentar durante 2 minutos, y 3º, quemar las impurezas, con el horno casi cerrado y mantenerlo durante 3, a 4 minutos, según volumen.
Tratamiento para las cerámicas de baja fusión de 700º a 800ºC: con el horno a 450ºC, se van a realizar con tres fases,1º, colocar la masa sobre hoja de platino o paladio, y poner en el porta del horno a secar durante 2 minutos, 2º, subirlo a media altura y calentar durante 3 minutos, y 3º, quemar las impurezas, con el horno casi cerrado y mantenerlo durante 2 a 3 minutos, según el volumen.
Referentes a los casos en los que no coinciden los muestrarios con las cerámicas en su color natural se crean y se componen colores y matices (Figuras 26-29), que por zonas el técnico deberá ubicar y adaptar en aproximadamente un centímetro y medio de largo, por un centímetro de ancho, con un grueso de uno a dos milímetros más o menos.
Definir y descifrar los colores con la colaboración del técnico y con su muestrario, “guía particular”, creado en el laboratorio, facilita la reproducción de los colores con mayor exactitud que por separado deberán figurar en las diferentes configuraciones, reconstrucciones, o reposiciones protésicas, ya que todas deberán fundamentarse principalmente en dar satisfacción en los ajustes, en lo funcional, y en la belleza estética para cada uno de los distintos portadores, “pacientes”, debiendo lograr la más agradable acomodación.
También, y para que el profesional pueda debidamente dar por ultimado cada caso sin problemas de ajustes, funcionales, estéticos y fonéticos, es la razón por lo que las restituciones se han de concebir tan naturales como la misma madre naturaleza, y siempre para el agrado de los demás, y no para satisfacción personal.
PARA DEFINIR Y TRANSMITIR LOS COLORES, YA EN LA ACTUALIDAD EXISTEN VARIAS TÉCNICAS INFORMATIZADAS.
Pero las que generalmente son practicadas de siempre son los sistemas de la luz día.
Desde hace años para la definición de los colores dentales, entre otros sistemas se cuenta con la existencia de la guía (Figura 30), VITA SYSTEM 3D-MASTER(r), creada por VITA Zahnfabrik H. Rauter GMBH & CG. que en su folleto explicativo “El camino correcto hacia la definición del color” resume en diez puntos, o “mandamientos” que son: 1.º, momento; 2.º, luz, según la norma DIN. 67505; 3.º, ayudas para la visión; 4.º, entorno; 5.º, distancia; 6.º, claridad del diente; 7.º, fatiga; 8.º, desinfección; 9.º, encargado de definir el color, y 10.º, ayudas. “Mandamientos”, con los que se logran definiciones de los colores con una mayor exactitud.
En lo que se refiere a, punto 1.º o Momento, sí es aconsejable definir y concretar el color antes de empezar el tratamiento, también es de mucha utilidad el obtener una preimpresión, obteniéndose de esta un modelo que nos servirá como referencia de la morfología y del posicionamiento de las piezas, en el caso de que fuera necesario conservar o mejorar tanto la anatomía como su posicionamiento.
Y también, como sencilla y eficaz, está la lámpara Trueshade Optilume (Figura 31), que es de momento la única luz del LED, que proporciona los 10 LED puestos en 45 grados, evitando que se reflejen ninguna de las luces ambientales en la zona de enfoque, proporcionando al campo de trabajo luz de día natural.
De momento, es una de las más óptimas para el uso de cualquier técnica para la definición del color y de las tonalidades de los cuerpos (piezas dentales), ya que se consigue restaurar el color natural de la “materia” a la luz del día (de 5.500K), siendo además correcta, constante e inmediata en el momento del encendido y de enfoque del la zona concreta, o de toda la cavidad bucal.
En las figuras 32-34, se observan las fases tomadas con la lámpara Optilume Trueshade, a varias distancias, en cualquier momento, y con diferentes luces ambientales (Figura 32: prudencial distancia de la lámpara y su aumento, Figura 33: distancia media y Figura 34: en distancia más cercana.)
Geometría de la iluminación de 0/45 grados que es conformada con el estándar de la medida del color, eliminando las refracciones de otras luces.
Conclusiones
En esta época y en este siglo la definición de los colores que tanto influyen en la estética y la belleza dental a veces dependen de las diferentes luces que reflejen en la dentición natural, que tanto influyen en la faz de las personas, y no ser la causa las cerámicas dentales, puesto que todas disponen de los suficientes colores para que el técnico ceramista pueda concebir ampliamente las diferentes conversiones de colores o matices, translucidez y fluorescencias,
Agradecimientos
Al doctor D. Juan Manuel Aragoneses Lamas, médico odontólogo, profesor asociado URJC, máster Implantes Baylor.
A D.ª María Isabel Aragoneses Lamas, gerente del laboratorio Aragoneses, S.L. Alcobendas (Madrid), y a todos sus técnicos, por su colaboración.
A D.ª Teresa Diego Martines, gerente del laboratorio Precisión y Estética Dental. Almoradí (Alicante).
A D.ª Begoña Aragoneses Lamas, por su labor en la redacción de este artículo.