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“Ser distinguido con este premio significa un gran logro para un dentista base, al haber sido incluido en una lista de personas, para mí, muy queridas y significativas”

El actual Premio Santa Apolonia, doctor José María Tejerina Lobo, no sólo cuenta con un impresionante curriculum en el mundo de la Odontología, y en concreto de la Periodoncia, sino que —como queda de manifiesto en estas páginas— ha sabido ganar un gran número de amigos a lo largo de sus treinta y cinco años de profesión.

La Periodoncia es su vocación, una pasión que trata de inculcar en sus alumnos en el —en su opinión— escaso tiempo que el actual plan de estudios le dedica.

Pregunta ¿Qué representa para usted recibir el Premio Santa Apolonia por su trayectoria profesional?
Respuesta. He asistido durante años a la Gran Gala de la Odontología por ser el acto más entrañable y cordial de nuestra profesión, y también por mis responsabilidades del Colegio de Asturias y miembro del Comité Ejecutivo en dos legislaturas.

Ser distinguido con este premio significa un gran logro para un dentista base, al haber sido incluido en una lista de personas, para mí, muy queridas y significativas.

He conocido y tratado a todos los Premios Santa Apolonia, pero he tenido mucha relación con mis maestros y amigos, Amancio Tomé, Rafael Miñana, José Luis López Álvarez y Juan López-Arranz.

P. Entre sus muchos méritos, algunos de los cuales se mencionaron el pasado 17 de diciembre, se cuenta el de ser uno de los creadores del Dentibus. ¿Cómo surge la idea de equipar un autocar como si fuera una clínica dental? ¿Está satisfecho con la popularidad y los resultados de esta manera tan original de llegar a la población?
R. Los más importantes responsables del Grupo ALSA, José y Manuel Cosmen, son pacientes y amigos.

Manuel Cosmen me comentó que habían desarrollado un parque infantil de tráfico, con la intención de que con karts y jugando, los niños se educaran en educación vial.

Me pareció una gran idea traspolar este criterio para iniciar a los niños en prevención y perder el miedo establecido al dentista.

El Dentibus y las actividades lúdicas a su alrededor, podían lograr ese objetivo.

Esta idea fue financiada por el Grupo ALSA, y dio lugar a un convenio Universidad-Empresa.

Las circunstancias favorables eran que el rector de la Universidad de Oviedo en ese mandato era el doctor López-Arranz, el director de la Escuela de Estomatología Alfonso Villa Vigil, y yo mismo presidente del Colegio de Asturias.

Así se firmó el convenio en 1991.

En un carrocero en Noreña, a unos kilómetros de Oviedo, se realizó la elección del chasis, el montaje del motor, la carrocería, el equipamiento tecnológico y la ambientación externa del Dentibus.

Todos esos pasos día a día, los vivimos Alfonso y yo. Era raro el día, durante varios meses, que poniéndonos de acuerdo, o circunstancialmente, nos encontrábamos en el carrocero viendo cómo se iba terminando la unidad, y cómo se podían ir resolviendo los problemas que surgían.

En realidad fue nuestra afición durante el tiempo que tardó en realizarse.

En un principio fueron la Universidad y el Colegio Profesional los que realizaron las acciones en relación a visita de colegios y apoyo de Ayuntamiento e instituciones como la Feria de Muestras de Asturias, en acciones puntuales.

También muchos Colegios de España y el Consejo, gracias a la Fundación Dental Española, le siguen dando vida a esta unidad.

Creo que aunque los resultados podrían haber sido mejores, fue un paso importante con la aportación de un colegio “pequeño”, y que sirve como ejemplo de que todo es posible poniendo cariño e ilusión en los proyectos.

P. De sus treinta y cinco años dedicados al ejercicio profesional de la Estomatología, ¿cuál es la etapa que recuerda con más cariño?
R. Mi etapa de recién graduado. Siguiendo el consejo de mi primer maestro, el profesor Calatrava al que le guardo mucho cariño y respeto, me pidió al venirme a Asturias que no me adocenara.

Cuando empecé a ejercer en un barrio de Gijón, La Calzada, fue un tiempo encantador, una gente entrañable. Recuerdo que lo único que hacía era odontología básica, empastes, extracciones y prótesis convencionales.

Era consciente de que necesitaba más información. En aquellos años, no existían postgrados reglados.

En mi caso, fue superada gracias a los cursos que organizaba el Colegio de Barcelona, dictados por los doctores Esponar, Mallat, Echevarría y Boniquet. Recuerdo muchos fines de semana en Barcelona, residiendo en el Casal del Médico situado en la misma ubicación del Colegio Profesional. Con el único problema de insomnio por las campanas de la Catedral, pero a la vez recibía una importante formación, los horarios se cumplían rígidamente y el ambiente era agradabilísimo.

También en Madrid, cursos, consultas, primeros contactos: Rafael Miñana (él hizo fácil mi primer congreso y estancia en Estados Unidos), José Luis López Álvarez, Amancio Tomé, Sabino Ochandiano (Fundación del Amo), Arturo M. Berná y Pedro Badanelli.

Otra etapa importante fue cuando decidí formarme en Periodoncia. El apoyo y cariño que recibí primero con Manuel Fernández y posteriormente con Francisco Martos y Andrés Pérez. Fueron mis maestros, pero fundamentalmente amigos, a los que les tengo que agradecer todo en esta área.

Posteriormente la amistad y apoyo de Raúl Cafesse, José Javier Echevarría, Mariano Sanz, Jordi Cambra, Ion Zabalegui, José Juan Vilar, Mendieta, en fin, toda la periodoncia española me abrió sus puertas para enseñarme y a la vez estrechar lazos de amistad.

P. Ha sido presidente de SEPA, asociación a la que sigue vinculado y en la que tiene un montón de buenos amigos. ¿Qué proyectos recuerda entre los que se emprendieron durante su presidencia?
R. La Junta que presidí fue a continuación de Mariano Sanz.

Fue muy fácil seguir los criterios establecidos respecto a las responsabilidades en la organización de los Congresos: XXX Reunión Anual SEPA (Sevilla, 1996), XXXI Reunión Anual SEPA (Alicante, 1997), XXXII Reunión Anual SEPA (Santiago de Compostela, 1998). Pero al crecer el número de asistentes y crearse las nuevas figuras de colaboradores, higienistas, etc., se vio la necesidad de elaborar una nueva normativa para la realización de Congresos.

Siguió creciendo la magnífica relación que teníamos con los esponsores, importantes apoyos para la vida de la Sociedad.

Aumentamos el criterio de organización, creando nuevos puestos de trabajo. El magnífico equipo actual, con Marta, Mónica y Eva, se inició en esta etapa.

Durante este mandato, uno de los principales logros fue el desarrollo y edición del CD-Rom “Salud Bucal y Periodoncia”. Fue reconocido como Proyecto de interés sanitario por el Ministerio de Sanidad y Consumo, recibiendo el inestimable apoyo del Ilustre Consejo General de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de España. Bajo la dirección del incansable doctor Julio Galván, que coordinó a los colaboradores J. Alcaraz, J. Blanco-Moreno, J. I. Herrera, A. Pérez, M. Sanz, A. Sicilia y N. Vallcorba.

Se creó el “Directorio de SEPA”, que incluye todo tipo de información sobre Periodoncia: Estatutos de la Sociedad, programas de formación en España y en el extranjero, direcciones de otras sociedades, normativas, etc. Este nuevo documento se actualizará anualmente.

Se editó el libro Historia de la Sociedad Española de Periodoncia, financiado íntegramente por DENTAID y escrito por el doctor Javier Sanz.

Como decía en la introducción del libro, de forma similar, aunque con sus señas de identidad, estas sociedades celebran sus congresos, las que pueden editan sus propias publicaciones, y convocan jornadas, cursos o reuniones extraordinarias. SEPA, tras sus cuarenta años de existencia, cuenta en la actualidad con más de un millar de socios y muestra una actividad incansable que traspasa nuestras fronteras. A su historia dedicamos este libro intentando que sea, en sus aspectos más relevantes, el compendio de la generosa obra de aquellos dentistas que tantas horas le han dedicado. Sus esfuerzos, reflejados en las muchas noticias que han generado, lo han hecho posible. De otra manera, estaríamos escribiendo en el aire.

Se impulsaron, reformaron y crearon los folletos divulgativos destinados al público general para inculcarle conocimientos y medidas sencillas que redunden en beneficio de su salud buco-dental.
“La Enfermedad Periodontal, esa gran desconocida” y “Enfermedad Periodontal: repercusiones generales”, refundidos ahora en una sola publicación “Enfermedades Periodontales”.
“Mantenga sus Encías Sanas”, “Las encías en la mujer”, “Por qué su Dentista General es tan importante”, “Dentro de tu sonrisa puede haber muchas cosas”, “ABC Guía de higiene oral” y “Tabaco y Enfermedad Periodontal”.

Tuve unos magníficos compañeros de Junta, Mariano Sanz Alonso, José Ignacio Herrera, Julio Galván, Andrés Pérez, Jaime Alcaraz, Nuria Vallcorba y Alberto Sicilia. En el recuerdo sólo situaciones y problemas solucionados, y amigos para siempre.

P. Fue uno de los impulsores de la Facultad de Odontología de Oviedo. ¿Qué les llevó a poner en marcha este centro? ¿Por qué en Asturias?
R. La Facultad desde un principio tuvo una importante relación con el Colegio de Asturias, siendo presidente Guillermo Rehberger.

El contar como colegiado con Juan López-Arranz, catedrático de Anatomía, cirujano maxilofacial y profesional destacado, hizo posible todo lo demás.

La Facultad inició sus primeros pasos en el Curso 79/80.

Recuerdo emocionado este primer curso 79-80, en que Juan, el motor, se apoyó en compañeros de la Facultad de Madrid y en profesionales madrileños de la valía de Miguel Lucas Tomás, José Luis López Álvarez, Ochandiano, Tomé, Miñana, J. Córdoba, y de clínicos asturianos como Guillermo Rehberger, Alberto del Campo, Juan Donado, Juan Antonio Rubio, Gaspar López Redon, Rafael López Buznego, Carlos Nespral, Cesar Díaz Bobes, Luis Antuña, Miguel Quiñones, Eduardo y Tomás Lombardía (muchos de nosotros sin licenciatura ni tesina), y la coordinadora y secretaria de dirección, Elisa.

Este inicio fue basado en unos clínicos entusiastas, con ganas de superarse, y muy estimulados y controlados por Juan.

Con esta visión futurista de Juan López-Arranz, la Facultad de Odontología de Oviedo en este momento cuenta con profesores numerarios que fueron alumnos de aquellos clínicos entusiastas, como los profesores doctores Ángel Álvarez Arenal, Juan Manuel Cobo Plana, Manuel Alfonso Villa Vigil, Juan Sebastián López-Arranz, M.ª José García-Pola, Tomás Lombardía García, Martín Ignacio Puente Rodríguez, Alberto Ignacio Sicilia Felechosa, Juan Carlos de Vicente Rodríguez y Luis Manuel Junquera Gutiérrez.

P. En la mencionada Facultad de Oviedo es usted profesor titular de la asignatura de Periodoncia. ¿Se siente cómodo en su faceta como docente? ¿Qué le aporta? ¿Qué trata de transmitir a sus alumnos?
R. Trato de inculcarles lo básica que es la asignatura e importante para su futuro profesional e incluso para la organización de criterios preventivos, dirigidos al bien del paciente y a la economía de la clínica.

Les insisto en que el pre-grado es un momento en la formación corto, en donde sólo se prende la llama del inicio del conocimiento, y que hay que mantener a lo largo de toda la vida profesional.

La relación con los alumnos es gratificante, me obliga a estar al día y la gente joven te revitaliza.

P. ¿Está de acuerdo con el actual plan de estudios de Odontología? ¿Qué materias añadiría o a cuáles pediría que se les dedicara más tiempo?
R. Se está trabajando sobre planes de estudio de pre-grado y de post-grado a nivel europeo.

Como otros muchos docentes, estoy participando en la matización de los futuros planes.

Pero como actual filosofía, mi opinión es que todas las carreras en el área de la Facultad de Medicina tuvieran un núcleo común de ciencias básicas.

Después de realizar este núcleo común las diferentes especialidades habría que dedicarles desarrollos curriculares específicos y de diferentes periodos de tiempo.

Desearía un cambio inmediato respecto a los créditos en la formación de Periodoncia, tenemos poquísimos. En mi Facultad es una asignatura cuatrimestral de cuarto curso, de tres créditos teóricos y tres prácticos.

Respecto a la periodoncia, esto no quiere decir que tengamos que al tener tan pocos créditos debamos tirar la toalla. En tan poco tiempo, debemos influir en los alumnos en la importancia de la asignatura por buscar nosotros la excelencia en la clase y en las prácticas, para que vean la importancia en su futuro profesional.

Dada la importancia que han adquirido en nuestra profesión los implantes, hay que crecer en el diagnóstico, aplicando las nuevas tecnologías y el plan de tratamiento en este área.

P. Ha sido presidente del Ilustre Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Oviedo, del que es, en la actualidad, vicepresidente. ¿Qué actividades le ocupan, en estos momentos, dentro de la institución colegial?
R. En este momento soy vocal de la Formación Continuada, del Consejo y del Colegio de Asturias.

En el Consejo mantengo esta situación desde el año 92, gracias a la confianza de mi amigo y presidente Fernando Sabrás.

El grupo actual de trabajo, Jaime Gil, Fernando Sabrás, Ochandiano, Valhondo, Andrés Fraile, Pedro Fernández Palacio, y nuestra hada madrina Julia, a nivel del Consejo, intentamos llevar la formación a todos los colegios de España, y con las Aulas Clínicas en Madrid, son un momento de reunión de muchos colegiados de todo el país.

A nivel del Colegio de Asturias, pertenezco a la Junta de Formación Continuada, que lidera el doctor González Lafita. En esta Junta tuve la máxima responsabilidad desde el año 86 hasta el 2002.

Creo que tenemos una base de trabajo organizada desde hace años, pero son necesarios los cambios generacionales y de ideas.

P. En esta época en que el exceso de plétora profesional hace más difícil ejercer la profesión de dentista, ¿qué consejo les daría a los jóvenes que, pese a los inconvenientes, se decidan por cursar estudios de Odontología?
R. Que sepan acercarse a maestros que sean compañeros y amigos, que les enseñen y les entusiasmen en el ejercicio de esta profesión.

Ellos les apoyarán en el uso de las nuevas tecnologías y a la vez les harán ser críticos con la información, por la facilidad de acceso a la última bibliografía gracias a Internet.

Que se involucren en actividades científicas de los Colegios y de las Sociedades Científicas a las que pertenezcan y si es posible acudan a sus Reuniones Anuales, donde con seguridad habrá dictantes muy seleccionados, pero sobre todo, en los pasillos contactarán con nuevos compañeros y personas con inquietudes parecidas.

Que se asesoren en la realización de nuevos cursos, pues ante tanta oferta, es difícil saber escoger el perfil del curso y del dictante que necesitan.

Que los pacientes y nuestras ganas de más información, sean el motor de nuestra alegría de vivir la Odontología, pero que les dejen tiempo libre para la familia, el descanso y el deporte. v

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