InicioCiencia y clínicaCasos clínicosPrevención de las lesiones dentales relacionadas con la práctica deportiva

Prevención de las lesiones dentales relacionadas con la práctica deportiva

Jorge Cano Sánchez. Odontólogo. Práctica privada / Juan Carlos Gonzalo Lafuente. Médico Odontólogo. Práctica privada / Julián Campo Trapero. Odontólogo. Profesor asociado de Medicina y Cirugía Bucofacial UCM. Madrid

Resumen
Los beneficios que aportan los protectores bucales respecto a la seguridad del individuo han sido demostrados en múltiples estudios.

Se ha descrito ampliamente que la participación deportiva, conlleva un riesgo considerable de padecer lesiones dentales. Es por ello que muchos autores recomiendan su uso durante la práctica deportiva.

Existen diversas variedades de protectores bucales; aunque no todos ellos aportan el mismo grado de protección y seguridad al individuo.

Tanto la información y recomendación para que los atletas empleen protectores bucales como la correcta elaboración de los mismos son cruciales para la prevención de las lesiones orofaciales.

La prescripción adecuada de estos dispositivos y su adecuada confección, deberían extenderse en nuestra profesión.

Introducción
Este artículo revisa la literatura sobre algunos aspectos relacionados con las lesiones orofaciales acontecidas durante la práctica deportiva y las posibilidades a disposición de los atletas de cara a la prevención de las mismas.

Riesgo de lesión dental durante la práctica deportiva
Teniendo en cuenta que en algunos casos hasta un 90 por ciento de la población joven adulta está involucrada en algún tipo de actividad física, ya sea de forma amateur o profesional, es importante conocer y prevenir los riesgos que ello conlleva 1.

Se ha descrito ampliamente que la participación deportiva, en todos los grupos de edad, conlleva un riesgo considerable de padecer lesiones dentales 1-6.

De hecho, los problemas dentales supusieron la segunda causa de consulta, después de los problemas médicos generales en la Policlínica en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92; sumando un 12, 5 por ciento del total7.

La prevalencia de lesiones dentales en la dentición permanente de sujetos jóvenes se estima que es de un 5 a un 29 por ciento; estando los varones afectados 2:1 respecto a las mujeres.

La lesión dental más frecuente es la fractura coronal no complicada, seguida de la concusión y la subluxación1, 8.

Los deportes de contacto son definidos como aquellos deportes en los que los participantes interaccionan físicamente entre ellos, intentando prevenir que el oponente gane.

La prevalencia de lesiones en ciertos deportes de contacto, como el rugby y el fútbol americano, ha recibido una atención considerable en la literatura dental 9.

Se ha estimado que los participantes en este tipo de deportes, tienen un 10 por ciento de probabilidades, por temporada, de padecer lesiones; y hasta un 50 por ciento de posibilidad de lesión durante su carrera deportiva 9, 10.

La incidencia de trauma dental comparada con todos los accidentes en deportes de contacto es muy alta, variando entre un 2 y un 33 por ciento 11, 12.

Kvittem y cols. encontraron que la tasa de incidencia de al menos una lesión orofacial por atleta en una temporada fue del 27, 6 por ciento en el caso del fútbol, 72, 3 por ciento en lucha libre, y 55, 4 por ciento en baloncesto. Sufriendo un 10 por ciento de los atletas lesiones dentales13.

Un informe basado en la Fundación Nacional Estadounidense de deportes juveniles para la Prevención de Lesiones deportivas, destacó que el coste de reparar los daños causados por las lesiones orofaciales relacionadas con la práctica deportiva, mostró que las víctimas de avulsiones dentales totales cuyos dientes no eran preservados o reimplantados correctamente, acarreaban un coste dental total a lo largo de la vida del sujeto de unos 10.000 a 15.000 dólares por diente, muchas horas en el sillón dental; pudiendo derivar en otros problemas dentales como la enfermedad periodontal.

Del mismo modo, se ha mostrado que el tratamiento de las lesiones maxilofaciales y dentales suponen hasta un 13 por ciento de los costes de todas las lesiones en el fútbol14.

La aparatología ortodóncica fija marca un mayor riesgo de padecer lesiones en todos los deportes15.

Es curioso que en un estudio elaborado con estudiantes de secundaria en Minessota, a pesar de que la mitad de los atletas creían que los protectores bucales prevenían las lesiones, sólo un 6 por ciento de los atletas los utilizaban13.

Un hallazgo casi universal es el de que la mayoría de las lesiones afectan a la arcada superior, siendo los incisivos maxilares los que mayor predisposición muestran a padecer daños; suponiendo entre un 80 a un 100 por ciento de todos los casos16, 17.

Existen diferencias altamente significativas entre el número de dientes dañados y las causas de lesión3.

Por ejemplo, una patada o un golpe de otro participante normalmente causa daño en un diente; mientras que una caída o un golpe de un objeto duro normalmente resulta en daño a dos o más dientes 14.

En niños, los accidentes deportivos suponen de un 10 a un 39 por ciento de todas las lesiones dentales18, 19; y comúnmente afectan a dientes cuyas raíces se encuentran aún incompletas20.

Significativo es el hecho de que los profesores normalmente tienen un conocimiento inadecuado de cómo manejar estas lesiones dentales cuando tienen lugar, importante aspecto, ya que son ellos los que en muchos casos se enfrentan en primera instancia a estas lesiones14.

Papel del protector bucal a la hora de prevenir lesiones
El término protector bucal es universal y genérico, e incluye un gran número y variedad de productos, desde aquellos que se pueden adquirir en tiendas de material deportivo, hasta aquellos elaborados individualmente y prescritos por un odontólogo.

Fueron introducidos por primera vez en la práctica deportiva por los boxeadores durante la decada de los años 20 y 30.

Mientras que la mayoría de los estudios insisten en los valores significativos a nivel de protección que suponen los protectores bucales 4, 10, 21-24, un estudio no encontró diferencias significativas entre los jugadores de rugby que empleaban protectores y aquellos que no lo hacían, respecto a las lesiones de cabeza y cuello en general, y las lesiones orales en particular25.

Estos valores significativos han sido demostrados en cientos de estudios; no sólo de investigación epidemiológica, sino también en métodos experimentales26-29.

Hickey y Morris encontraron en su trabajo sobre cadáveres que los protectores bucales reducen la presión intracraneal y neutralizan la fuerza del impacto aumentada sobre el cerebro como resultado de un golpe sobre el mentón. Este efecto se encontraba con mayor frecuencia cuando se aumentaba el espacio entre la cabeza del cóndilo y la fosa mandibular del cráneo29.

Es importante conocer, que no todos los protectores bucales proporcionan el mismo nivel de protección; e incluso la posibilidad de que su uso sea peligroso para el deportista. Cuando un protector bucal tiene insuficiente protección oclusal, predispone al atleta a padecer una fractura mandibular ante un fuerte golpe en la mandíbula 30.

Variedades de protectores bucales para deportistas
El protector bucal (entendido no sólo como un “escudo dental”, sino también como un medio de protección de tejidos blandos) es definido como un dispositivo elástico colocado dentro de la cavidad oral para reducir las lesiones orales, particularmente de dientes y estructuras adyacentes.

Los protectores bucales son efectivos porque disminuyen considerablemente la desviación de los dientes sujetos a tensión respecto a los dientes no protegidos31.

Teóricamente un protector bucal debidamente ajustado debe ser protector, confortable, elástico, resistente al desgarro, inodoro, insípido, económico, de fácil fabricación, no debiendo interferir con el habla32.

Comúnmente los protectores bucales se agrupan en 3 tipos:
• Tipo 1: protectores éstandar, sin prescripción odontológica, diseñados para ser usados sin modificación alguna.
• Tipo 2: disponibles comercialmente. Elaborados con materiales termoplásticos. Se sumergen en agua caliente y es el atleta el que los conforma empleando presión al morder, un dedo o la lengua.
• Tipo 3: confeccionado por el odontólogo, mediante tomas de impresión.

Existe una gran variedad de materiales empleados en la elaboración de los protectores; usándose con mayor frecuencia el copolímero de polivinil-acetato-polietileno14.

Los protectores tipo 1 y 2 muestran, respecto a los tipo 3, poca retención y un gran volumen; lo que condiciona mayores dificultades para el atleta a la hora de su uso33.

Park y cols. destacan algunos de los inconvenientes de los protectores bucales “prefabricados”; destacando entre ellos la disminución de la anchura oclusal de los mismos, ya que el paciente, al morder para ajustarlo, reduce el grosor del mismo en esta localización; lo que condiciona un mayor riesgo de fractura mandibular26.

Mientras que los protectores bucales indicados y elaborados por el odontólogo permiten tener en cuenta varios factores relevantes, como son: el debido ajuste del mismo, diseño apropiado para el deporte que practica el paciente, historial previo de traumatismos dentales, protección adicional en ciertos áreas, etc.14.

Tradicionalmente se venían elaborando protectores tipo 3 mediante máquinas formateadoras de planchas bucales, empleando una sola lámina, de grosor variable que era calentada y adaptada mediante aspiración al modelo de la arcada del paciente.

Se ha demostrado que estas planchas aportaban un grosor insuficiente; y que tampoco era efectiva la colocación de dos láminas, mediante calentamiento a baja temperatura, y aspiración; ya que estas no se fusionaban correctamente26.

Hunter sugiere que la laminación bajo presión presenta ventajas frente a la anterior, ya que logra una mayor adaptación y una deformación insignificante.

Una combinación de alta temperatura y presión en la elaboración de los protectores bucales laminados significa que estos no tendrán prácticamente ninguna memoria elástica34.

Conclusiones
La información y recomendación para que los atletas empleen protectores bucales apropiados es crucial.

El modo más efectivo de reducir las lesiones orofaciales es minimizando la fuerza del impacto sobre el atleta. Así, para fabricar protectores bucales adecuados para cada deporte, deben ser diseñados para proporcionar suficiente absorción para limitar la fuerza de impacto única para cada deporte.

El empleo de protectores de baja calidad aumenta las posibilidades de fractura de la mandíbula después de un impacto.

Así como la práctica deportiva está tan extendida en la sociedad actual,los odontólogos (no sólo aquellos involucrados en Odontología Deportiva) tienen la obligación de informar a sus pacientes (los cuales posiblemente participen en varias actividades deportivas) de los beneficios de usar un protector (tipo laminado) que proporcione una oclusión apropiada.

Es importante hacer entender a los deportistas la importancia tanto de, acudir a exámenes regulares (mínimo una vez por temporada), como de la necesidad de ajustes o sustitución de su protector bucal si fuera necesario.

También sería necesario difundir información a odontólogos y protésicos dentales sobre los métodos adecuados a la hora de confeccionar dichos dispositivos.

La información acerca de los beneficios de estos dispositivos, dirigida a grupos deportivos, atletas, profesores, entrenadores, preparadores físicos…, sería beneficiosa de cara a extender la aceptación y uso de los protectores bucales en la práctica deportiva.

Existe una necesidad obvia de evitar que los deportistas continúen usando protectores bucales no individualizados, ya que no proporcionan la oclusión adecuada que es precisa para prevenir los posibles riesgos.

Especial énfasis se debería hacer en el empleo de estos dispositivos de prevención en actividades deportivas que supongan un mayor riesgo de lesiones orofaciales.

No se debe olvidar en ningún momento que muchos de nuestros pacientes invierten tiempo y dinero en tratamientos de ortodoncia que se verían mermados por una falta de prevención durante la práctica deportiva.

La prescripción adecuada de estos dispositivos y su adecuada confección,deberían extenderse en nuestra profesión, ya que no deja de ser una medida preventiva que puede ahorrar costes e inconvenientes a nuestros pacientes.

Correspondencia
D. Tomás Hernán Pérez
de la Ossa.

c/ Santa Engracia,
19, 4.º dcha.

28010 Madrid.

dentalhernan@hotmail.com G.

Bibliografía

1. Levin L, Friedlander D, Geiger SB. Dental and oral trauma and mouthguard use during sport activities in Israel. Dental Traumatology 2003; 19: 237-242.

2. Davies R, Bradley D. The prevalence of dental injuries in rugby players and their attitude to mouthguards. British Journal of Sports Medicine 1977; 11: 72-74.

3. Sane J, Ylipaavalnimei P. Dental trauma in contact team sports, Endodontics and Dental Traumatology 1988; 4: 164-169.

4. Flanders R, Bath M. The incidence of orofacial injuries in sports: a pilot study in Illinois. Journal of the American Dental Association 1995; 126: 491-496.

5. Rodd H, Chesham D. Sports related oral injury and mouthguard use among Sheffield school children. Community Dental Health 1997; 14: 25-30.

6. Gordy FM, Eklund NP, DeBall S. Journal of Dentistry for Children 2004; 71: 1 14-16.

7. Solier Badia y cols. The prevalence of oral heatlth problems in participans of the 1992 Olympic Games in Barcelona. International Dental Journal 1994; 44-48.

8. Andreasen JO. Classification, etiology and epidemiology. In: Andreasen JO, ed. Traumatic injuries of the teeth. Copenhagen: Munksgarrd, 1981; 19-48.

9. Clegg J. Mouth protection for the rugby footblaller playe. British Dental Journal 1969; 21: 341-343.

10. Heintz W. Mouth protectors: a progress report. Journal of the American Dental Association 1968; 77: 632-6.

11. Roaas A, Nilson S. Major injuries in Norweigian football. British Journal of Sports Medicine 1979; 13: 3-5.

12. Pritchett J. Cost of high school soccer injuries. American Journal of Sorts Medicine 1981; 9: 64-6.

13. Kvittem B, Hardie NA, Roettger M, Conry J. Incidence of Orofacial Injuries in High School Sports. Journal of Public Health Dentistry 1998; 58: 4 288-93.

14. Newsome PRH, Tran DC, Cooke MS. The role of the mouthguard in the prevention of sports related dental injuries: a review. International Journal of Pediatric Dentistry 2001; 11: 396-404.

15. Borssen E, Holm A. Traumatic injuries to anterior teeth in Italian schoolchildren: prevalence and risk factors. Endodontics and Dental Traumatology 1996; 12: 294-297.

16. Cavalleri G, Zerman N. Traumatic crown fractures in permanent incisors with inmature roots: a follow-up study. Endodontics and Dental Traumatology 1995; 11: 294-6.

17. Persson L.G, Kiliaridis S. Dental Injuries, temporomandibular disorders, and caries in wrestlers. Scandinavian Journal of Dental Research 1994; 102: 367-71.

18. Gelbier S. Injuried anterior teeth in children. British Dental Journal 1967; 123: 331-335.

19. Jarvinen S. On the causes of traumatic dental injuries with special referente to sports accidents in a simple of Finnish children. Acta Odontológica Scandinavica 1980; 38: 151-154.

20. Andreasen J, Ravn J. Epidemiology of traumatic injuries in the oromaxillary region of children in Japanese prefecture. Endodontics and Dental Traumatology 1988; 4: 63-69.

21. Maestrello-de Moya M, Primrosch R. Orofacial trauma and mouth protector wear among high school varsity basket-ball players. Journal of Dentistry for Children 1989; 56: 36-39.

22. Seals R, Morrow R. An evaluation of mouthguard programs in Texas high school football. Journal of the American Dental Association 1985; 110: 904-909.

23.Kerr I. Mouthguards for the prevention of injuries in contact sports. Sports Medicine 1986; 112: 415-427.

24. McNutt T, Shannon S, Wright J, Feinstein R. Oral trauma in adolescent athletes: a study of mouth protectors. Pediatric Dentistry 1989; 11: 209-213.

25. Blignault J, Carstens I, Lombard C. Injuries sustained in rugby by wearers and non-wearers of mouthguards. British Journal of Sports Medicine 1987; 21: 5-7.

26. Park JB, Shaull KL, Overton B, Donly K. Improving mouth guards. Journal of Prosthetic Destistry 1994; 72: 373-80.

27. Grreasly A, Karet B. Towards the development of a Standard test procedure for mouthguards assesment. Bristish Journal of Sports Medicine 1997; 31:31-5.

28. Warnet L, Grreasly A. Transiet forces generated by projectiles in variable quality mouthguards monitoried by instrumented imnpact test. British Journal of Sports Medicine 2001; 35: 256-62.

29. Hickey J, Morris A. The relation of mouth protectors to cranial pressure and deformation. Journal of the American Dental Associaton 1967; 74: 735-740.

30. Takeda T, Ishigami K, Ogawa T, Nakajima K, Shibusawa M, Shimada A, Regner CW. Are all mouthguards the same and safe to use? The influence of occlusal supporting mouthguards in decreasing bone distortion and fractures. Dental Traumatology 2004; 20: 150-156.

31. Hoffmann J, Alfter G, Rudolph N, Goz G. Experimental comparative study of various mouthguards. Endodontics and Dental Traumatology 1999; 15: 157-163.

32. Scott J, Burke F, Watts D. A review of dental injuries and the use of mouthguards in contact team sports. British Dental Journal 1994; 176: 310-314.

33. Deyoung A, Robinson E, Godwin W. Comparing comfort and wearability: custom-made vs. Self adapted mouthguards. Journal of the American Dental Association 1994; 125: 1112-1117.

34.Hunter K. Practical tips. Dental Outlook 1988; 15: 3-5.

artículos relacionados

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!