“la implantología es cada vez más importante en la moderna clínica dental, modifica su economía para bien o para mal y trae consigo una serie de dudas y preguntas:¿es esta abultada economía de los implantes mejor que lo que teníamos antes? ¿Implica un mayor riesgo económico? ¿Durará siempre esto de los implantes tal como lo conocemos ahora? ¿Cúal será el precio de los implantes cuando actúen realmente las leyes de mercado?
La moderna implantología cobra cada vez más importancia en la clínica odontológica.
Esta realidad incuestionable trae aparejada un progresivo cambio en la economía de la práctica dental, que lleva poco a poco a clínicas y centros dentales a una dependencia económica más o menos acusada de la actividad implantológica. Esto deriva en una serie de preguntas: ¿Es esta abultada economía de los implantes mejor que lo que teníamos antes? ¿Implica un mayor riesgo económico para la clínica dental? ¿Durará siempre esto de los implantes tal como lo conocemos ahora? ¿Cuál será el precio de los implantes cuando actúen realmente las leyes de mercado?
Cuando surge un nuevo producto o servicio, que no existía con anterioridad, las tradicionales leyes de mercado de oferta y demanda, no operan todavía; la oferta no está bien definida ni en cuanto al producto o servicio en sí, ni sobre todo en cuanto a la magnitud que ese determinado mercado va a tomar; los costes reales de ese producto o servicio aún no se conocen con seguridad, ni la secuencia de costes totales que se van a generar, y por tanto el precio final tampoco queda bien definido al principio (un nuevo producto o servicio siempre es mucho más caro al principio; todo mercado emergente inmaduro deja siempre muchos más beneficios al principio). La demanda que ese nuevo producto o servicio vaya a tener, todavía es una incógnita mayor, ya que nadie puede al principio vaticinar qué acogida va a tener en el mercado; además, el demandante de un nuevo producto o servicio no sabe nada de él, y no tiene por tanto capacidad de discriminación ni siquiera en el precio. La tradicional ley de la oferta y la demanda opera siempre en el mercado pero “al extremo” cuando ya oferta y demanda dan signos claros de saturación de mercado.
Implantes dentales: definición de un mercado inmaduro en fuerte expansión
Los últimos datos que manejamos dicen que en el pasado 2004 se colocaron en España aproximadamente 400.000 implantes en boca, de ellos unos 100.000 en Madrid y otros tantos en Cataluña (un 50 por ciento del total, aunque la odontología general en ambos enclaves sólo representa el 42 por ciento del total de España). En los últimos 5 años, los implantes colocados en España se han multiplicado por 3. Son cifras muy altas para un país europeo, en Alemania (84 millones de habitantes) se colocaron en 2003 un total de 450.000 implantes. Ojo al dato: en la Comunidad de Madrid estimamos que se realizan cada año algo más de 10 millones de intervenciones dentales (10 millones de procesos terapéuticos); los implantes no llegan a ser el 1 por ciento del total de intervenciones; quizá estamos todavía en los comienzos de un mercado mucho más grande en tamaño, una auténtica revolución odontológica no sólo a nivel científico sino también desde el punto de vista social.
Para darse cuenta de la importancia de la implantología como mercado económico, basta pensar que un escaso número de intervenciones (quizá sólo un 1 por ciento), acapara un importante porcentaje del sector odontológico global, quizá hasta un 20 por ciento de la facturación global de las clínicas dentales. Ahora bien, de los 100.000 implantes de la Comunidad de Madrid, aproximadamente un 45 por ciento han sido colocados por un grupo relativamente pequeño de profesionales, poco más de cien, que llevan ya muchos años dedicados a la implantología, en muchos casos de forma muy prioritaria o incluso exclusiva: son los grandes “ponedores de implantes” que en muchos casos fueron abriendo camino (actualmente en la Comunidad de Madrid hay bastantes más de 1.000 clínicas colocando implantes). Lo que ha ocurrido con el paso de estos últimos años es que poco a poco los implantes se han introducido progresivamente en las clínicas generalistas, amén de la irrupción de las compañías de seguro en este campo, lo que con el paso del tiempo, unido a la mayor información y criterio de los pacientes, empiezan a modificar algunos parámetros de mercado. La mayoría de las clínicas dentales actuales, coloca un relativamente reducido número de implantes, que sumados “tiran” económicamente hacia arriba de la implantología con fuerza, a la par que comienzan poco a poco a hacer competencia a los grandes ponedores que no ven aumentar más su cuota parte en este negocio, tendiendo muy poco a poco a corregir el mercado las iniciales grandes desigualdades.
Los implantes dentales en la economía de la clínica dental
La implantología modifica sustancialmente la economía de la clínica dental hasta el punto de convertirla en una actividad económica diferente. Esto tiene ventajas e inconvenientes. Las cifras de la clínica implantológica son mucho más elevadas que las de la clínica dental tradicional; el que la cifra de facturación total sea muy elevada no quiere decir que el beneficio lo sea en la misma proporción, ni siquiera que sea más rentable: obtener un beneficio de 50 de una facturación de 500, es obtener un 10 por ciento de beneficio; obtener 30 de 100, es obtener menos dinero que antes, pero es un 30 por ciento de beneficio. Es más rentable (relación coste/beneficio) y menos arriesgada la segunda opción. Es muy difícil en cualquier mercado, que un producto o servicio, mantenga unos elevados precios de mercado al mismo tiempo que un elevado margen comercial, algo que sólo ocurre en los mercados emergentes inmaduros.
Cuanto más grande es una economía más estrecho se va haciendo el margen comercial, y más riesgo va asumiendo el negocio.
Algo de esto viene ocurriendo en la economía de los implantes dentales.
A día de hoy la conversación cotidiana entre profesionales se produce en los siguientes términos: cuantos implantes colocas, y que porcentaje sobre la facturación total representa en tú clínica la implantología. A continuación una pequeña multiplicación mental y un tanteo igualmente de memoria para “pillar” la facturación total del compañero. Correcto, son dos de los parámetros principales a tener en cuenta. Pero a partir de ahí la interpretación de esos escasos datos, sobre todo a nivel de riesgo, o de predicción a futuro, es otro cantar donde ya no hay tanta unanimidad.
En este sentido nos encontramos clínicas dentales donde la implantología viene siendo sólo un 15 o un 20 por ciento de su economía total, o en el otro extremo clínicas o centros implantológicos donde este mismo parámetro es del 85 por ciento o más. A fecha de hoy, lo más previsible es que las clínicas de “muchos implantes” van a repartir su trabajo con el resto en una evolución lenta pero constante, y que el paciente “referido” en implantología también va a tender a desaparecer, como ya pasa con la ortodoncia. Quedarán casos muy difíciles de resolver, que sí que se referirán a especialistas exclusivos (la mal llamada “basura quirúrgica”, que también aumentará con la generalización de la implantología).
La menor diversificación de los ingresos, el mayor riesgo de una economía más grande, la fiscalidad más transparente, unido a una previsión de futuro de un gran “reparto” de la implantología, son quizá las claves a tener en cuenta en el futuro económico de la implantología respecto de los profesionales clínicos que la ejercen. Otro cantar es si lo consideramos desde el punto de vista de la industria dental, donde lo único previsible es un aumento contínuo y constante durante probablemente muchos, muchos años, sin otra problemática que la derivada de la normal competencia entre marcas comerciales.
… y cuando el mercado madure
Los implantes dentales son una técnica segura y consolidada con un pronóstico médico muy bueno a largo plazo: no harán falta muchas reintervenciones; las nuevas generaciones de niños crecerán sanas en cuanto a su salud dental, no necesitarán ni siquiera muchas endodoncias, no digamos implantes (salvo traumatismos y los de indicación ortodóncica); quiere esto decir que con el tiempo, poco a poco, se irán colocando todos los implantes necesarios, de aquellas personas que puedan acceder económicamente; bien es verdad que progresivamente estarán al alcance cada vez de mayor población, incluida la población inmigrante con mayor patología dental. Las grandes y espectaculares rehabilitaciones que se realizan ahora irán desapareciendo por no ser necesarias o por estar ya realizadas.
Los precios de la intervención implantológica en el futuro serán regulados sin duda alguna por la ley de la oferta y la demanda, en un mercado consolidado y maduro no cabrán grandes diferencias de un centro o clínica dental a otro; las compañías de seguro libre contribuirán a tirar a la baja de estos precios y a acelerar el proceso antes de que las propias leyes de mercado lo hubiesen impuesto, y el punto por el que se abaratarán algo, no sabemos cuánto, será probablemente como siempre por la parte más débil de este sistema económico, el profesional independiente y aislado del sistema que los coloca. No olvidemos que la remuneración de los recursos humanos en cualquier ámbito sanitario es el principal componente del gasto sanitario total y no porque el resto del gasto sea ni mucho menos barato. La correcta remuneración de todos los recursos humanos que intervienen en la generación de un servicio, y más en el caso de los servicios sanitarios, incide directamente en su calidad, en el caso de la salud un tema crítico, y la detracción de un montante económico de este capítulo sin duda alguna no será nada bueno para el desarrollo la implantología futura. Veremos hasta dónde nos lleva la futura corrección que el mercado imponga.