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“La estética dental es el resultado de unos tratamientos interdisciplinares llevado a cabo en equipo”

Durante los días 9, 10 y 11 de octubre se ha celebrado en Bilbao el XXXIII Congreso de la SEPES, bajo el título “Estética Dental. Nuevos horizontes en la prótesis estomatológica”. El presidente del Comité Organizador, doctor don Jaime Gil, opina que la estética dental va mucho más allá de las consideraciones meramente cosméticas: “Se trata de un concepto integrador, porque integra los distintos tratamientos interdisciplinares”.

Ese es, a su juicio, el mensaje de este congreso, eminentemente práctico y participativo, concebido para que todos y cada uno de los congresistas expongan lo mucho que tienen que aportar.

Pregunta. ¿Qué novedades se van a presentar en este XXXIII Congreso de la Sociedad Española de Prótesis Estomatológica?
Respuesta. Con el título de este congreso, “Estética dental. Nuevos horizontes en la prótesis estomatológica”, el mensaje que queremos transmitir es que la estética dental es el resultado de unos tratamientos interdisciplinares llevado a cabo en equipo. Desde mi punto de vista, puesto que yo soy protesista, orientados, planificados, desde la prótesis estomatológica.

Yo entiendo que el plan de tratamiento le corresponde hacerlo al dentista o al miembro del equipo que va a ejecutar el tratamiento restaurador. Pero yo creo que los tratamientos restauradores encaminados a conseguir unos resultados estéticos deben de estar planificados y orientados desde la prótesis estomatológica. Entonces, centrando ahí el tema, ¿qué aspectos se tratan dentro de este congreso? Pues, por ejemplo, un aspecto que yo tenía mucho interés en que se tratase: las coronas de cerámica sin estructura de metal.

Las coronas de metal-cerámica representan la odontología de prótesis que llevamos haciendo muchos años. Su problema: la luz, que cuando incide sobre una corona de metal-cerámica no se absorbe y no se refleja de igual manera que en el diente natural, porque el núcleo interno metálico lo impide. Por eso, la industria ha buscado poder proporcionarles a los odontólogos y estomatólogos unas coronas en las que ese núcleo de metal se haya sustituido por un núcleo de otro material que sea estético, a través del cual incida la luz, se absorba y se refleje de la manera más parecida posible al diente natural. Y usted sabe como yo que han salido muchísimas coronas de este tipo, lo que pasa es que la resistencia a la fractura de las coronas con núcleo estético no es la misma que la de las coronas ceramo-metálicas. Ese es el problema. Y si encima resulta que la corona cerámica, sin estructura de metal, la estamos poniendo sobre un diente o sobre un implante, tampoco es lo mismo, porque alrededor de las raíces de los dientes hay unos presoceptores que le informan al sistema nervioso de la presión que usted está haciendo cuando aprieta los dientes. Eso el implante no lo tiene. De modo que cuando el paciente está apretando los dientes el sistema nervioso central no recibe la información de la presión ejercida con la misma exactitud que le infoma el diente.

Luego la corona de cerámica con un núcleo interno de cerámica que ponemos sobre el implante está sometida a unas fuerzas tensionales mucho mayores que cuando ponemos una corona de cerámica sobre el diente natural. En consecuencia, tiene que tener muchísima mayor resistencia a la fractura.

Entonces, en esa línea, la industria ha intentado dar respuesta con distintas coronas de cerámica. Unas tienen el núcleo de alúmina, otras de circonio… Por supuesto, todos los fabricantes dicen que la suya es la mejor, pero ¿cuál es realmente la que en el tiempo produce menos complicaciones y menos fracasos? Pues eso es lo que pretendemos en este congreso, que se presenten las distintas alternativas y que, a continuación, se debatan las ventajas de las coronas con núcleo interno estético en contraposición con las ceramo-metálicas que hemos puesto toda la vida.

P. ¿Quiere eso decir que la prótesis ceramo-metálica está obsoleta?
R. De ninguna de las maneras. La prótesis ceramo-metálica hoy en día sigue siendo la prótesis por excelencia que tenemos que seguir haciendo los odontólogos y los estomatólogos. Lo que pasa es que las exigencias estéticas del paciente son cada vez mayores y, claro, nosotros les tenemos que dar una respuesta.
¿Estoy diciendo que la estética dental es lo más importante a la hora de restaurar la boca? De ninguna de las maneras. Lo primero es devolver la boca a un estado de salud; lo segundo, devolver la boca a una función fisiológica adecuada. La oclusión, devolver la boca a este estado en donde los dientes tengan una oclusión y una disclusión adecuada también es primordial. Y lo tercero, contentar las exigencias y requerimientos estéticos por parte del paciente: la apariencia estética. Lo que pasa es que, cuando los pacientes acuden a nuestra consulta dan por sentado que yo le voy a devolver la boca a un estado de salud, que le voy a dejar unas encías perfectamente sanas, que le voy a dejar los dientes sin caries, que, además, si tengo que hacer prótesis le voy a hacer una prótesis en una función adecuada sin prematuridades y sin interferencias. ¿Dónde está el reto, aquello en lo que el paciente te está presionando? En los aspectos estéticos.

Y, claro, es distinto dar respuesta a unos requerimientos estéticos de un adolescente con los dientes un poco amarillos y que lo que quiere es que se los dejes blancos —eso con un blanqueamiento lo podemos solucionar— a un paciente que es totalmente edéntulo, que tiene 55 años, que para poder restaurarle su boca le vamos a hacer un tratamiento con seis u ocho implantes, que sobre esos implantes le vamos a tener que poner una prótesis implantosoportada, pero que a la hora de exigirte el resultado estético te exige como el adolescente de dieciocho años. Ese es el reto y el caballo de batalla que tenemos en estos momentos los dentistas, que se nos exige la estética dental dando ya lo otro por supuesto. Que quede muy claro: lo primero es la salud, lo segundo, la función y lo tercero, los requerimientos estéticos.

P. El programa científico de este congreso está erigido en torno a varios cursos: precongreso, otro para técnicos de laboratorio, uno para auxiliares e higienistas. ¿Se ha pretendido con ello dar prioridad a los aspectos formativos, hacer un congreso eminentemente útil?
R. Sin ninguna duda. Se han intentado dos cosas: por un lado, transmitir el mensaje de que —como ya le he dicho— la estética dental es el resultado de un trabajo en equipo. Y en ese equipo interviene el estomatólogo, pero también de igual manera (porque no son menos importantes) los técnicos de laboratorio. Y es que, ¿me quiere usted decir qué hago yo si el trabajo que me manda mi ceramista, mi laboratorio, es antiestético? Ya puedo haber hecho las cosas perfectamente bien, que si el trabajo que me manda mi laboratorio no reúne los requerimientos estéticos que mi paciente me demanda, pues no hemos hecho nada. Y no sirve de nada ningún tratamiento que hagamos los dentistas en las bocas de nuestros pacientes, que si el paciente no desarrolla una buena higiene oral, está destinado al fracaso.

Debemos ser capaces de motivar al paciente para tener una higiene doméstica exquisita y para que esté dispuesto a ser incluido en un programa de mantenimiento —que existen en todas las clínicas dentales—, de manera que él también forme parte del equipo para conseguir esa salud oral con una sonrisa estética. Eso es lo que hemos tratado de transmitir: que la estética dental es un trabajo en equipo donde hace falta que contribuyamos los odontólogos-estomatólogos, los técnicos de laboratorio y los auxiliares e higienistas. Todos tenemos que estar remando con un objetivo común.

Si usted mira el programa de los técnicos de laboratorio, verá que habla de restauraciones estéticas unitarias sobre dientes, restauraciones estéticas unitarias sobre implantes; en el sector anterior, en el sector posterior; qué tipos, qué problemas dan… El curso de los técnicos de laboratorio me parece muy interesante también para nosotros, los odonto-estomatólogos.

P. En su opinión, ¿estan capacitados la mayoría de los profesionales para responder a estas exigencias estéticas de los pacientes?
R. Con toda franqueza, yo creo que en sus distintas complejidades, la mayoría de los profesionales están capacitados para llevar a cabo estos tratamientos estéticos. Lo que pasa es que, dentro del amplio espectro que engloba a los tratamientos interdisciplinares, a la hora de hacer un tratamiento restaurador estético, hay unos profesionales que se quedarán en una complejidad menor, otros abarcarán una complejidad mayor y otros, unos tratamientos integrales en donde ya hay que hacer una rehabilitación oral. Dependiendo de la formación que ha recibido cada uno, entiende cuál es el nivel de tratamiento, la alternativa de tratamiento restaurador que le va a ofrecer al paciente. No se nos olvide que lo primero que hay que hacer es un diagnóstico, para poder hacer un plan de tratamiento. ¿Y esto qué es? Es un proceso mental de toma de decisiones. De plantearse: “ante la problemática que tiene este paciente en concreto y con los conocimientos que yo tengo, ¿qué alternativa restauradora es la que más le conviene?”. Esto requiere tiempo. Por lo tanto, para dar un tratamiento de calidad —otra idea que les intento meter en la cabeza a mis alumnos—, que es lo que se le exige a la Medicina y también, lógicamente, a la Odontología; hacen falta: primero, conocimientos; en segundo lugar, tecnología y saber aplicarla, y, en tercer lugar, tiempo.

P. A su juicio, ¿cuál es la ponencia estrella del programa científico?
R. Creo que la ponencia más interesante de todas es el simposio que hemos titulado “Aprendiendo entre nosotros”. Aquí no se trata de venir a aprender de ninguna eminencia, se trata de que entre nosotros nos comuniquenos nuestras experiencias con toda sinceridad. Y hablemos de nuestros fracasos, porque mis alumnos aprenden mucho más cuando yo le explico, por ejemplo, que puse con mucha ilusión dos coronas de cerámica en dos incisivos centrales y, cuando de repente les enseño la diapositiva, les digo: “Y fijaros lo que pasó en la derecha: se fracturó”. A partir de ese momento no se me despista ni un solo alumno. Y entonces les digo: “Ahora vamos a pensar entre todos por qué se ha fracturado esta corona, por qué se ha fracturado el incisivo superior izquierdo al que habíamos colocado una corona y el derecho no”. “¿Sabéis por qué? Porque no tenemos estabilidad en los posteriores.” Si resulta que no tenemos una estabilidad en los sectores posteriores, si resulta que la dimensión vertical está cerrada y los dientes de delante están en realidad trabajando mucho más de lo que debieran, no una cerámica, es que una ceramo-metálica también se fractura. Porque, como usted sabe, toda estructura cerámica tiene en su estructura interna las grietas de Griffith, una especie de microfisuras que, en el momento en que se pone la cerámica a tensión, se abren provocando la fractura de la cerámica. ¿Y cuándo se pone la cerámica a tensión? Cuando está sometida a una función excesiva, en los bruxistas, en los pacientes que aprietan los dientes. Piense que cuando un paciente está comiendo los dientes casi no entran en contacto. ¿Cuándo están los dientes apretándose, en contacto durante horas? Por la noche.

Pues eso hay que explicarlo, que no es que se rompa una corona porque es de cerámica, sino porque el paciente está haciendo una parafunción durante horas. Luego, ¿qué hay que tener en cuenta primero? La función. Si no tenemos la función perfectamente resuelta, los tratamientos estéticos que pongamos: por ejemplo, unas carillas de cerámica —tratamiento precioso— se pueden ir despegando, rompiendo una detrás de la otra. Y no es un problema de que la carilla de cerámica sea un tratamiento inadecuado o de que el cemento que he utilizado para pegar esa carilla de cerámica al diente es inadecuado. Lo que no se ha estudiado bien es la función. Y si los dientes posteriores no protegen a los anteriores, la cerámica se fractura.

P. ¿Qué criterios se han seguido para seleccionar a los ponentes y profesores en este congreso?
R. Mi afición es la formación continuada. Dar cursos, conferencias, asistir a seminarios, me encanta. A través de mi asistencia a todos estos congresos tengo la suerte de oír a muchísimos conferenciantes. Y no se trata de traer sólo al que más sabe, sino al que mejor explica, porque yo quiero que los congresistas salgan de aquí convencidos de que en tres días han recibido más información y han aprendido más cosas que en los últimos tres años.

Los doctores Frank M. Spear y Vincent G. Kokich son los conferenciantes a los que he oído dar los mejores cursos en temas de estética dental con este concepto de resultado final de tratamientos interdisciplinares. Mi aspiración es traer a los mejores a nivel internacional y encima traducirlos y que les oigan los de mi casa.

P. ¿Están satisfechos con la respuesta obtenida por su convocatoria? ¿Cuántas inscripciones se han realizado?
R. Tengo que decir que estoy muy satisfecho porque la asistencia a este congreso es una asistencia récord, tenemos 800 participantes inscritos y sabemos que mañana por la mañana todavía se quieren inscribir más congresistas, así como al curso postcongreso, que es como hemos denominado a la jornada del sábado.
¿Y por qué le hemos llamado curso postcongreso? Porque hemos pensado que habría compañeros ortodoncistas de otras ciudades a los que les gustaría acudir a escuchar a los doctores Spear y Kokich explicando tratamientos interdisciplinares; y de esta manera, pueden hacerlo sin necesidad de inscribirse al congreso de la SEPES que, supuestamente, es de prótesis. Naturalmente, a los que se han inscrito en el congreso, su inscripción les abarcaba también este curso postcongreso.

P. En cuanto a las comunicaciones libres que se van a presentar, ¿es muy elevado su nivel?
R. Las comunicaciones libres son muy importantes en un congreso de una sociedad científica porque ahí es donde estás dando la oportunidad a los miembros de la sociedad de que expongan lo que ellos tienen que decir. Porque está muy bien que tengamos doce ponentes nacionales, seis ponentes extranjeros, pero de los más de mil miembros que tiene SEPES hay muchos que están haciendo trabajos clínicos, otros están investigando en distintas universidades y es importante que tengan la oportunidad de comunicárselo a alguien. Si no existiesen las comunicaciones orales, vendríamos, escucharíamos a los que dan las conferencias y nos iríamos. Esto no es un club de amigos, es una sociedad científica y, por consiguiente, sus miembros tienen derecho a comunicar lo que ellos tambien están haciendo, y sus intereses y sus resultados. Por eso, las comunicaciones libres son importantísimas y las premiamos con un premio sustancioso de 600 euros a la mejor comunicación oral clínica, 600 euros a la mejor comunicación de investigación y 600 euros al mejor póster.

P. ¿Cómo es la relación y la colaboración que SEPES mantiene con otras sociedades científicas de ámbito nacional e internacional?
R. Por ejemplo, la relación que SEPES mantiene con la SEPA es extraordinariamente bue-na, de sintonía total, de trabajar en equipo. También tenemos muy buena relación con la SEDO, con la sociedad de ortodoncia. Pero, ¿cómo no va a ser buena la relación entre las sociedades científicas? Es impensable que no lo fuera. Hoy en día la Odontología, la estética dental se consigue como resultado de tratamientos interdisciplinares combinados, donde hay un plan de tratamiento que yo reivindico que lo hagamos los protesistas, desde el aspecto restaurador —si es que el paciente lo necesita, porque si lo que tiene es gingivitis, el plan de tratamiento lo hará un periodoncista—.

P. ¿Por qué es aconsejable para el profesional de la prótesis estomatológica la asistencia a congresos de este tipo y la pertenencia a sociedades científicas?
R. Porque es absolutamente imprescindible que estemos al día en nuestros conocimientos y la ciencia cada vez proporciona nuevas tecnologías. Así que si el dentista no acude a congresos ni a reuniones científicas, a cursos y seminarios se quedaría obsoleto en muy poco tiempo, porque constantemente está ofreciendo la industria novedades y es muy importante hacer estudios científicos para validar los resultados clínicos de esos nuevos materiales y esas nuevas técnicas que nos ofrece la industria. Pero igual de importante es que los profesionales acudan a estos distintos centros de formación continuada para estar al día en los conocimientos que deben de tener.v

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