Introducción
El artículo 13.4 de la Ley Orgánica de las Profesiones Sanitarias (LOPS)1 y el artículo 44 de la Ley Orgánica de Universidades (LOU)2 disponen que la determinación del número de alumnos admitidos a la formación pregraduada responderá a las necesidades de profesionales sanitarios.
En base a esto, SE SOLICITA, desde la Federación Española de Estudiantes de Odontología, la creación de una Comisión en el seno del Consejo de Coordinación Universitaria del Ministerio de Educación y Ciencia, que estudie la necesidad de limitar el acceso a la titulación de Odontología, en base a las necesidades de salud bucodental de la población española y a los factores que influyen sobre la misma, que se detallan a continuación.
Datos demográficos
En 1999 había en España 16.891 colegiados, cifra que aumentó hasta los 21.054, a fecha 31 de diciembre de 20043, produciéndose así un aumento porcentual del 21,01 por ciento, el mayor de ese mismo periodo en toda la Unión Europea4. Mientras tanto, los datos del censo de 1999 mostraban una población de 40.202.160 habitantes, y los del censo de 2004 una población de 43.197.684 habitantes, dando, por tanto, un aumento del 7,45 por ciento de la población en el mismo período de tiempo, es decir, una tercera parte5.
Si nos atenemos a estas cifras, la ratio de habitantes/ dentista sería de 2.380 (habitantes por dentista) en 1999 y de 2.052 en 2004, lo que supone un drástico aumento del 15,9 por ciento en el número de dentistas por habitante. Según desprenden los datos de la Encuesta de Salud Oral en España realizada en el año 2000, aplicando el sistema de medición de la Organización Mundial de la Salud y la Federación Dental Internacional, para establecer el cociente indicado de habitantes/dentista obtenemos un intervalo comprendido entre 3.185 y 2.6756.
En el caso de España, estas cifras son incluso bajas, ya que desde la Federación Dental Internacional, ponderando la baja tasa de asistencia al dentista y utilización de los servicios bucodentales. Según datos del Instituto Nacional de Estadística de 19997, España, con un 41,2 por ciento, se sitúa en la media europea de visitas al médico especialista, 42,9 por ciento, mientras el porcentaje de adultos que visitan al dentista una vez al año está entre los tres últimos, casi en la mitad de la media europea (29,2 por ciento frente a 53,2 por ciento).
Merece la pena relacionar estos datos con el número de médicos especialistas en cada área, dado que la visita a los mismos está en la media europea, encontrando que el área que tiene más especialistas es la Medicina de Familia y Comunitaria, con 12.427 médicos, seguida por 8.190 pediatras y 5.312 especialistas en Medicina interna8. Recordemos en este momento que el dentista se ha formado, hasta hace pocos años, como un especialista médico más, a través de la especialidad de Estomatología, y que, a día de hoy, la cifra absoluta de dentistas casi duplica a la de médicos de familia, con un porcentaje de visitas, como vemos en la tabla, mucho menor.
La universidad
Estas cifras muestran, por tanto, que, lejos de necesitar aumentar el número de profesionales en nuestro país, como viene sucediendo en los últimos años9, es necesario delimitar las plazas que pueden ofertar anualmente las universidades españolas, máxime tratándose de una profesión sanitaria, en la que el exceso y el defecto en el número de profesionales pueden tener consecuencias negativas sobre la salud de la población.
En este sentido, cabe destacar la reducción en la demanda de plazas para acceder a la licenciatura de Odontología en los últimos años. En concreto, del curso 2003-4 al 2004-5, la matriculación en centros públicos cayó un 4,9 por ciento10, con lo que se observa un descenso en la demanda social de esta titulación, que refleja que, ya el curso pasado, disminuyó el interés social por acceder a estos estudios.
En el total de centros públicos y privados, la oferta ha crecido durante los últimos años, hasta un total de 1.350 plazas anuales, mientras la demanda lo ha hecho en menor proporción, resultando así que la relación entre ambos lleva ya dos años disminuyendo11, un hecho que irá aumentando en los próximos años, conforme la sociedad perciba el nuevo estatus del dentista en la sociedad española, tan distinto del de hace unos años.
Homologaciones de títulos a extranjeros
Por otro lado, durante los últimos años, y debido a la crisis económica en algunos países de Latinoamérica, como el caso de Argentina, y a la similitud cultural existente entre estos países y el nuestro, se está produciendo un fenómeno de migración de profesionales del sector dental hacia España, un país con una situación económica y política más estable.
Se da la situación añadida de que no existe un examen a nivel estatal, que regule de algún modo el número de extranjeros que homologan el título, en relación a las necesidades del país, de tal modo que algunas facultades, como la de la Universidad de Murcia, llegan a homologar el doble de títulos al año que licenciados pueden admitir.
Esta situación debería contemplarse a la hora de realizar un control sobre el número de profesionales, asignándole también un cupo límite, y realizarse a nivel estatal para, así, garantizar un criterio estándar en la convalidación de los títulos.
La situación profesional
En consonancia con esto, las cargas de trabajo por dentista se redujeron en España, entre 1987 y 1997, en un 42 por ciento, debido al aumento en el número de profesionales respecto del aumento de la población censada12. El estudio de “Desigualdades geográficas en las cargas de trabajo por dentista en España” ratifica también que, aunque es cierto que en este periodo se produjo un incremento en la demanda asistencial, éste ha sido insuficiente en relación al número de dentistas.
Debemos, pues, tener siempre presente que un mayor número de dentistas no garantiza una mayor utilización de los servicios odontológicos13, ya que, por ejemplo, Grecia es junto con Finlandia el país con una mayor proporción de dentistas por habitante, y es también uno de los países europeos con una menor frecuencia de visitas al dentista.
Debemos considerar también que el licenciado en Odontología no tiene posibilidades apenas de desarrollarse dentro de la administración pública, como sí ocurre, por el contrario, con abogados o economistas, que tienen acceso al 70 por ciento de las plazas de la administración pública, o con médicos, enfermeros, farmacéuticos, que tienen un número considerable de plazas públicas a las que acceder y se ven, por tanto, obligados a ejercer la profesión de forma privada.
Además, aunque observamos que existen cursos puente de los primeros ciclos de otras carreras sanitarias hacia Odontología, podemos advertir que no existe la posibilidad de hacerlo a la inversa: un estudiante de Odontología no puede pasar de su primer ciclo al segundo de Medicina, ni siquiera con complementos de formación, y tampoco existen hacia otras titulaciones, como Farmacia, Enfermería o Fisioterapia. Así, observamos la paradoja de que existen segundos ciclos de Odontología enfocados a cirujanos maxilofaciales, mientras que un dentista debe estudiar medicina al completo.
Emigración de profesionales
Esta situación se ve confirmada por la corriente de profesionales que están emigrando a trabajar al Reino Unido, atraídos por las ventajas salariales (muy por encima de la diferencia del coste de vida entre España y este país), y una carga de trabajo que les permite desarrollar la profesión. Esto es a causa de una política de formación que se estableció hace unos años, cuando se estudió que resultaba más económico formar menos profesionales (dentistas, en este caso) y ofrecer unos sueldos más altos a los extranjeros, para importarlos. Esta circunstancia también se está dando en Francia, país al que empiezan a emigrar numerosos dentistas.
De esta forma, España se encuentra formando profesionales que no tienen cabida en el mercado profesional (en un sector eminentemente privado, en el que la viabilidad económica del negocio se ve comprometida en algunas provincias, como veremos más adelante), obligándolos a emigrar para ejercer la profesión para la que han obtenido un título, siempre a costa de los fondos públicos, de lo que se aprovechan otros países.
Efectos sobre la población
Si analizamos los efectos que tiene este aumento descontrolado del número de profesionales, sin similitud alguna dentro de la Unión Europea14, 15, veremos que tienen una repercusión enorme sobre la atención bucodental prestada a la población, con alteraciones sobre la calidad de la misma, como refiere el doctor García-Camba, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de la Princesa, de Madrid, en un artículo sobre psicología y patología psicosomática en el dentista, en el que afirma que la plétora profesional, en las profesiones sanitarias, propicia los sobretratamientos y la mala práctica por temor a la competencia: el profesional acomete tratamientos complejos para los que no está preparado por temer que, al referir el paciente a otro colega para una técnica concreta, pueda perderlo definitivamente16.
No es de extrañar que resulte en un aumento del estrés o del sobretratamiento, al menos si tenemos en cuenta que la carga de la asistencia bucodental en España es privada en un porcentaje casi total, de modo que recae directamente sobre los propios profesionales, y que estudios sobre viabilidad de clínicas dentales han demostrado que existe un límite crítico para garantizar la inversión económica nueva, en 1.100 habitantes por dentista17.
De este modo, si comparamos las cifras dadas inicialmente sobre demografía, veremos que, comparando España con Estados Unidos, allí acceden anualmente cerca de 3.000 estudiantes a la licenciatura, para una población seis veces superior a la española, donde se permite el acceso a los estudios a unos 1.500 estudiantes18.
Conclusión
En consecuencia, y una vez expuestos estos datos, podemos afirmar que no es viable, desde el punto de vista de la salud de los españoles, la continuidad de la política de creación de plazas que se ha mantenido durante los últimos diez años, en los que se han creado ocho facultades de Odontología, dado que ya existe un exceso de profesionales de hecho, y un crecimiento del mismo sólo podría desembocar en una disminución de la calidad asistencial, como ya se ha visto.
Por tanto, es necesaria la creación de una comisión de trabajo que estudie las necesidades de odontólogos en nuestro país, en base a criterios médicos objetivos, y actuar en consecuencia, estableciendo una cifra anual de nuevos profesionales que contemple el total de universidades españolas, de titularidad pública o privada, y las homologaciones de títulos a profesionales extranjeros.