Con una gran ovación, el doctor Francisco Rodríguez Lozano, presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Santa Cruz de Tenerife, recibió, el pasado 16 de diciembre durante la celebración de la Gran Gala de la Odontoestomatología, su galardón como Dentista del Año 2004, en reconocimiento a la eficaz labor realizada en la campaña antitabaco.
Presidente del Ilustre Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Sta. Cruz de Tenerife Premio Dentista del Año 2004 Tenerife
Durante la entrevista que concedió a Gaceta Dental nos hizo partícipes de una interesante novedad puesta en marcha por el Consejo General: se trata de una campaña de deshabituación tabáquica para dentistas que ha comenzado en enero de 2006. Cuenta con fondos de la FDI y con la colaboración de la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo, cuyos profesionales ofrecerán tratamiento en toda España a los dentistas interesados. Los laboratorios Pfizer aportarán terapia sustitutiva de nicotina en forma de chicles y parches cuando ésta sea prescrita.
Con esta iniciativa, el Consejo General de Dentistas de España se convierte en el primer colectivo sanitario que ayuda de manera gratuita a todos sus miembros a dejar de fumar.
P. Su elección, por parte del Consejo General, como Dentista del Año 2004 se debe, en concreto, al importante esfuerzo que ha realizado en la lucha contra el tabaquismo. ¿Puede contarnos de qué manera ha desarrollado esta labor?
R. El premio se debe a la labor realizada a nivel del Consejo General, donde he intentado aumentar entre mis compañeros la sensibilidad frente al tabaquismo y los problemas que causa en la boca.
Empecé representando a nuestro país en un grupo de trabajo sobre los problemas orales ocasionados por el tabaco. Este grupo de trabajo estaba financiado con fondos de la Comisión Europea, dentro de un programa denominado “Europa contra el cáncer”. Tomando como base una muestra significativa de dentistas de cada país, realizamos una encuesta sobre los conocimientos y actitudes frente al tabaco, y nos dimos cuenta de que en toda Europa ocurría lo mismo: que los dentistas estaban preocupados y, como consecuencia, demandaban unos mayores conocimientos y actualización y, sobre todo, que querían ayudar a sus pacientes a dejar el hábito nocivo de fumar, aunque no sabían muy bien cómo hacerlo.
Se encargó al profesor Pindborg una monografía que analizaba todas las lesiones orales producidas por el tabaco. En España la tradujimos y se publicó en la revista del Consejo.
Posteriormente, el grupo de trabajo seleccionó entre varios textos una guía que sirviera para ayudar a nuestros pacientes a dejar de fumar. Una vez traducida al español y presentada en la sede del Consejo General por la que entonces era ministra de Sanidad, doña Ana Pastor, fue enviada a todos los dentistas. En la actualidad se pueden encargar ejemplares de la misma a través de Gaceta Dental. Hemos comprobado que resulta muy útil para entregarla a nuestros pacientes.
El Consejo también me nombró su representante en el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, desde donde he intentado que se nos tuviese siempre en cuenta a los dentistas y he participado con ellos en una labor frenética de asesoramiento e información, dirigida a los políticos, durante la preparación de la ley que se acaba de aprobar, ya que me nombraron representante en Canarias de dicho Comité. He mantenido un estrecho contacto con su junta directiva, entre la que he conseguido hacer muy buenos amigos.
Aunque la labor que haya podido desempeñar en mi consulta o en el Colegio que presido no tenga que ver con la concesión de este premio, le puedo decir que resulta muy gratificante, concretamente en la consulta, pues aquellos pacientes que dejan de fumar con la ayuda de su dentista se muestran muy agradecidos, le son fieles y le aprecian más allá del mero trabajo odontológico.
P. ¿Qué le ha llevado a concentrar sus esfuerzos en la lucha contra el tabaco?
R. Un cúmulo de circunstancias accidentales. El Consejo General me envió, como le dije antes, al grupo de trabajo de la Comisión Europea, y allí me interesé enormemente por estos asuntos. Posteriormente, la satisfacción que produce el ver en tus pacientes el agradecimiento que te manifiestan, me ha hecho seguir tratando de implicar en esta labor a otros compañeros.
P. ¿Ha conseguido el Consejo General concienciar a la mayor parte de los dentistas adscritos a los diferentes colegios para que se sumen a la tarea de informar y convencer a sus pacientes de las ventajas que para su salud bucodental puede tener dejar de fumar?
R. Creo que se han convencido por sí solos. Desde el Consejo, hemos hecho lo que hemos podido organizando cursos en los colegios que nos lo han pedido, pero los dentistas han ido viendo cada día más claramente los problemas y fracasos de sus tratamientos en los pacientes fumadores, por lo que cada vez tienen más clara su responsabilidad, como sanitarios que son, en dar consejo sobre el tabaco.
P. La Federación Dental Internacional, la Fundación Dental Española, el Consejo General de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos, así como la comunidad médica en su conjunto parecen haberse puesto de acuerdo para emprender una cruzada contra los efectos del humo sobre la salud. ¿Por qué cree que se ha tardado tanto en iniciar este tipo de actuaciones, cuando los profesionales de la salud son conscientes desde hace muchos años de los perniciosos efectos de fumar?
R. Es curioso, pero no es cierto que haga tanto tiempo. Que el tabaco produce cáncer de pulmón se sabe desde hace unos cincuenta años, gracias a los trabajos de Sir Richard Doll en Inglaterra. Pero que el humo del tabaco produce cáncer en el fumador pasivo se ha demostrado con evidencias científicas claras y sin lugar a dudas hace menos de dos años con la publicación de un informe del IARC (Instituto Americano de Investigación del Cáncer) de Estados Unidos.
P. Personalmente, ¿cree usted que la polémica ley antitabaco que recientemente ha entrado en vigor va a obtener los resultados esperados?
R. Estoy absolutamente convencido de ello, y no creo que haya sido tan polémica. Toda la crispación que se anunciaba con su entrada en vigor, habrán visto que ha quedado en nada. Ha sido aprobada por unanimidad en el Congreso y la apoya la gran mayoría de la población, incluso la mayoría de los fumadores, que en realidad quieren dejar de fumar y ven en ella una ayuda.
P. Usted va a actuar también como vocal coordinador en la próxima campaña contra el cáncer oral. ¿Podría darnos algunas pistas sobre en qué va a consistir la mencionada campaña, si va a ir dirigida sólo a los dentistas o también a los pacientes, y en qué actuaciones se va a centrar?
R. Estamos muy ilusionados con ella porque ha sido un encargo del Ministerio de Sanidad a nuestro Consejo General y es la primera vez que vamos a hacer una campaña entre los dos. Pretendemos que durante un tiempo determinado (una o dos semanas) la población reciba una serie de mensajes en relación con los factores de riesgo del cáncer oral y con la importancia de visitar regularmente al dentista, que es quien puede detectarlo en sus estadios iniciales, cuando es posible tratarlos con buen pronóstico. Además, los pacientes serán explorados gratuitamente por los dentistas que participen en busca de lesiones precancerosas o cánceres. Con ocasión de esta campaña, el Consejo va a editar una monografía sobre Cáncer Oral que hará llegar a todos los dentistas, y los que se sumen a ella recibirán, además, un DVD y un curso-taller sobre toma de biopsias.
P. Como delegado español en organismos internacionales, tales como la ORE de la FDI y en el Comité de Enlace Dental, ¿cree que la Odontología española tiene suficiente peso en Europa y, puestos a pedir, en el resto del mundo? ¿Están los dentistas españoles suficientemente reconocidos?
R. Gracias a la prestigiosa labor que han desarrollado recientemente algunos dentistas españoles en las más altas instancias de la Odontología mundial, creo que se nos está conociendo y reconociendo cada vez más. Y tengo que citar aquí a Ruperto González Giralda, que ha sido presidente de la FDI; a Alfonso Villa Vigil, que ha sido tesorero del DLC, y a Pepe Font, que es actualmente presidente de la ERO.
P. Otro de los temas por el que sabemos que se interesa es el de la formación de los dentistas. Recientemente hemos publicado en Gaceta Dental un resumen de la ponencia que dictó en Portugal con motivo del Congreso de la Ordem dos Medicos Dentistas. De ella se deduce que la asistencia a los cursos que ofrecen las organizaciones colegiales se reduce al 20 por ciento de los colegiados, si no recuerdo mal. ¿A qué atribuye este hecho y qué consecuencias tiene sobre la profesión, a nivel general?
R. Yo no considero que sea demasiado reducida. Tenga en cuenta que en la actualidad hay multitud de cursos y de actividades, ya sea de sociedades científicas, universidades, casas comerciales o particulares. El 20 por ciento quiere decir que de cada cinco dentistas de este país, uno ha acudido a un curso de los del Consejo. No creo que ninguna otra institución haya tenido 4.000 asistentes, pero seguro que si sumamos todas las actividades, el nivel de asistencia de los dentistas a cursos no es bajo.
P. Hace también referencia, en el artículo señalado, a la enorme proliferación de cursos postgrado y de formación continuada, calificando a algunos de ellos como “negocios”. ¿Qué consejos puede ofrecer a sus compañeros dentistas para que el dinero que invierten en su formación sea bien empleado? ¿Qué criterios se deben seguir a la hora de elegir un curso? ¿Qué deben exigir al centro en el que se matriculen?
R. Creo que la oferta es muy amplia, y por ello parece oportuno asesorarse bien al elegir uno u otro curso. Lo mejor sería hablar antes con algún compañero que lo haya realizado y que nos diga si él considera que el tiempo y dinero invertidos han valido la pena. No me gusta ver cómo algunos compañeros se enriquecen a costa de las carencias de otros. Hace años, cuando querías aprender algo, te enterabas de quién lo hacía bien, le llamabas, te ibas unos días a su consulta y aprendías tú. Entiendo que hoy en día somos muchos y esto sería muy difícil, pero no veo bien el que algunos ganen más dinero con los cursos y postgrados que trabajando como dentistas.