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“Este premio representa para mí el magnífico broche final al ejercicio de una profesión que ha sido la ilusión de mi vida”

El Premio Santa Apolonia 2005 del Ilustre Consejo General de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de España, el profesor doctor Mariano Sanz Martín, es un hombre excepcional, además de un enamorado de su profesión, que cuenta con sobrados méritos en su trayectoria para merecer tan alto reconocimiento.

De su etapa como estudiante, recuerda la capacidad de entrega de sus profesores, la cual le llenó de admiración. El recuerdo de estos años, sumado a su entusiasmo por la Estomatología, le condujeron a la enseñanza. Él lo describe así: “La docencia es una necesidad que nace en lo más íntimo de tu persona, que te induce a proyectar tus conocimientos a los demás, es algo que despierta tu voluntad, que siempre te motiva a poseer y ampliar más información”.

Pregunta. ¿Qué supone para usted recibir el Premio Santa Apolonia, que se considera como el máximo reconocimiento de la profesión odontológica?
Respuesta. La asignación del Premio Santa Apolonia 2005 representó para mí una grata sorpresa y la mayor de las alegrías, porque este premio tiene el mayor significado y relieve en relación con el ejercicio profesional, el cual he realizado cumpliendo lo que considero un deber, tanto en lo que se refiere al ejercicio clínico como a la docencia. La concesión de este premio representa para mí un magnífico broche final al ejercicio de una profesión que ha sido la ilusión de toda mi vida.

En ese sentido, tengo que manifestar mi agradecimiento a la asamblea general, máxima representación de nuestra profesión, por esta distinción que me hace y que humildemente recibiré de las manos del ilustre presidente, a quien profeso mucho cariño y respeto.

Agradezco tanto más a la Asamblea General la asignación de esta distinción porque se produce en unos momentos, en unas circunstancias en que tanto tiene que luchar por el respeto debido a nuestra profesión.

P. ¿Cómo fueron sus inicios en esta profesión? ¿Qué razones le empujaron hacia la Odontología?
R. Mis primeros contactos con la prótesis se produjeron muy pronto, era yo muy joven. En el taller se despiertó una vocación que marcaría mi vida. Desde allí partió una trayectoria, una larga senda que culminó con la obtención del título de estomatólogo.

Es cierto que, durante el paso por los estudios de Medicina me cuestioné esta vocación inicial; sin embargo, cuando llegué a la Estomatología, mi elección no hizo sino afirmarse.

Los conceptos terapéuticos que yo conocía siguen aquí: el “objeto” —la prótesis— es un 2medio” de tratamiento de la patología oral existente, la cual toma diferentes cualidades y formas en cada paciente, que son características individuales que la prótesis tiene que tratar.

Por estas condiciones para el cumplimiento del objetivo terapéutico, el aparato de prótesis correspondiente es determinado por el clínico según la sistemática utilizada en Medicina; se trata con ello de rehabilitar una boca en su funcionalidad mediante un dispositivo que queda integrado en el organismo.

Las técnicas clínicas me entusiasmaron y tal entusiasmo me impulsó a ampliar conocimientos para la correcta realización de su práctica clínica. Esta práctica llenó mi vida y finalmente me llevó a la docencia, a la cual he dedicado mi esfuerzo y con ello he culminado aquella vocación inicial que marcó mi camino.

P. ¿Qué recuerda con más cariño de aquellos años de juventud, de la época de estudios, sus profesores, compañeros…?
R. Recuerdo con un cariñoso sentimiento mi paso por la facultad, aquel edificio en el cual la guerra había marcado sus huellas, dejando las instalaciones bastante deterioradas y muy reducidas.

Frente a estas deficiencias, el profesorado superaba con entereza las carencias mediante su capacidad docente, su esfuerzo y su entrega. Esta actitud nos hacía sentir cariño, admiración y respeto hacia ellos.

En el curso éramos pocos alumnos y, entre todos, había un sentimiento de compañerismo admirable. De allí surgió la agrupación de los más afines y con ello la conformación de amistades más particulares. Para mí, esta amistad entre nuestro grupo ha sido sostenida y ampliada en toda nuestra actividad profesional y extendida y mantenida en nuestra vida actual. Podemos decir que ha tomado forma casi de hermandad de carácter familiar que, para nuestra satisfacción y orgullo, es mantenida por nuestros hijos en la actualidad.

P. Entre los cambios fundamentales que ha experimentado el ejercicio profesional en los últimos años, ¿cuáles le parecen más positivos y cuáles menos?
R. Las técnicas clínicas de la Odontología se caracterizan por su dinamismo. En consecuencia, toma nuevas modalidades que también evolucionan. Se trata de aprovechar los avances tecnológicos en relación con la práctica clínica. Ésta se hace más especializada y la necesidad de establecer grupos de trabajo, debido a la especialización de cada uno de los participantes. Con ello, parece que se pierde esta relación inmediata clínico-paciente, relación que había llegado a ser hasta de confidencialidad, lo cual tiene la mayor trascendencia, pues el paciente siempre está seguro con su dentista; por eso, a pesar de que otros intervengan en el ciclo de la operación, sabe que los resultados están controlados por su clínico, vigilante y responsable.

Estas formas y condiciones del ejercicio clínico anterior son las que se están modificando en los ultimos años. La aparición de entidades con carácter y vocación meramente comercial, designadas con nombres genéricos, conduce a que esta tan importante confianza clínico-paciente se pierda. El clínico no establece con su paciente la mencionada relación confidencial tan necesaria.

Posiblemente esta confianza también pueda adquirirse a lo largo del tratamiento, pero la elección del paciente está desnaturalizada.

Desconozco qué futuro tendrán estas entidades con fines comerciales cuyos anuncios en los medios de difusión rompen la ética que en el ejercicio de la Odontología, como en toda profesión médica, se establece.

P. ¿Cómo surgió su vocación por la enseñanza? ¿Qué ha aprendido o qué le han aportado todos estos años como docente?
R. La docencia es una necesidad que nace en lo más íntimo de tu persona, que te induce a proyectar tus conocimientos a los demás, es algo que despierta tu voluntad, que siempre te motiva a poseer y ampliar más información sobre unas ciencias que están siempre en evolución constante. Porque para impartir conocimientos hace falta poseerlos antes.

Por otra parte, la integración en la universidad te lleva a formar parte de un profesorado siempre capacitado, con estímulo de superación, que también te impulsa a mantenerte dentro de un ambiente científico informado de la evolución de la ciencia, tanto en su contenido como en su aplicación en la técnica clínica. Es un constante estudio en relación con los medios de investigación, de los cuales también formas parte.

Mi vocación por la enseñanza se despertó por la emulación del magisterio de ciertos profesores a quienes admiré por la amplitud de sus conocimientos, por su facilidad de expresión y su capacidad de despertar cariño y también respeto en sus alumnos.

P. ¿De qué asignaturas ha impartido clase? ¿Cuál de ellas ha sido más gratificante para usted?
R. Mi constante ambientación en relación con la prótesis dental siempre ha influido en mi ejercicio profesional, en la clínica y también en la docencia. A ello ha contribuido el conocimiento previo sobre su realización, sus materiales, sus formas y especialmente las técnicas de aplicación en boca. Todo ello ha motivado que la docencia haya sido para mí una de las más grandes satisfacciones, pues todo lo que se refiere a la prótesis dental siempre ha sido para mí motivo de interés.

La prótesis tiene la mayor importancia dentro de la clínica odontológica, su aplicación en la rehabilitación oral es un acto terapéutico que tiene influencia en las demás especialidades de la Odontología clínica, pues sus relaciones con las demás estructuras orales siempre están relacionadas con ella en mayor o menor grado. Su influencia siempre está presente, especialmente en Periodoncia y oclusión. La prótesis es un medio extraño en el organismo que va a quedar incluido para la restauración anatómica y funcional de las arcadas, su funcionalidad y biocompatibilidad, así como sus condiciones mecánico-funcionales. Su material tiene importancia, así como su capacidad terapéutica.

P. Usted ha sido fundador y presidente durante un periodo de la Sociedad Española de Periodoncia. ¿Qué nos puede contar de esta época?
R. La actual Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración es fruto y consecuencia de un contenido que corresponde al actual desarrollo e importancia de estas disciplinas. Aquella Sociedad Española de Periodoncia, SEPA, que ha evolucionado con el tiempo y que en 1958 constituimos un grupo de profesionales interesados en el conocimiento y tratamiento de las paradentopatías, sigue manteniendo básicamente los mismos objetivos, pero acomodados a la actual actividad clínica, especialmente la Implantología. Las actividades clínicas se han visto superadas, hay aspectos nuevos, siempre relacionados con la fisiología y patología del margen gingival, que ahora se refiere también al margen de los implantes, que a su vez tienen una fisiopatología especial: osteointegración. La patología gingival influencia el futuro del soporte implantario. La fisiología, patología, profilaxis y tratamiento tienen el mismo fundamento.

Quienes hemos vivido aquellos comienzos del estudio de las periodontopatías en el medio existente en aquel tiempo, nos admiramos del desarrollo actual del conocimiento y tratamiento de esta patología gingival.

P. ¿Imaginaba usted el enorme auge que iba a alcanzar la periodoncia en nuestros días?
R. El auge que tiene actualmente la clínica de las periodontopatías en la práctica actual está motivado por varias causas.

En primer lugar, por el especial estudio de la fisiología y patología del margen gingival y de toda la encía. La apreciación de una encía sana y de otra enferma es fácilmente visible; sabemos que es una enfermedad evitable, que en su origen y también en su profilaxis tiene gran importancia la higiene, que es una enfermedad que en sus primeras fases es tratable con relativa eficacia mediante técnicas especiales.

Todos estos son motivos para el auge actual que está experimentanto y para que también la actividad clínica se haya activado en este campo de la periodoncia.

La importancia que la actual cultura otorga a la conservación de los dientes naturales, el incremento del nivel de vida y de la edad de la población y especialmente la importancia que tiene el aspecto de una encía sana en la belleza, que tan ampliamente nos ofrecen los medios audiovisuales, todo ello contribuye de manera importante al enorme desarrollo que en la actividad clínica actual tienen los procedimientos implantológicos, pues de la salud o patología del margen gingival depende el futuro del implante.

P. Además, fue usted uno de los miembros fundadores de la Sociedad Española de Metales Odontológicos. ¿Cómo decidieron crear esta sociedad?
R. La creación de esta sociedad fue motivada por la inquietud que un grupo de profesionales sentíamos por la necesidad de establecer un conocimiento más especializado sobre los diversos materiales que empleábamos en nuestra práctica clínica diaria. Era una necesidad de conocer de forma reglada sus especiales propiedades útiles, relacionadas tanto con su naturaleza como sus cualidades físico-químicas y biológicas; de conocer su manejo y respuestas esperadas; su comportamiento en la función, su biocompatibilidad y su posible acción sobre el organismo y, a su vez, la acción del organismo sobre ellos.

Todo confluía sobre esta necesidad. Nosotros deseábamos información más específica, nuevos conocimientos regulares sobre estas materias; el uso de los materiales precisaba conocimientos específicos, tanto sobre su utilización como de su comportamiento en las funciones esperadas en cuanto al objetivo propuesto, también sobre la conveniencia de su divulgación para el conocimiento de la profesión.

Constituimos una comisión gestora para la constitución de una sociedad científica con el objetivo de ampliar los estudios sobre estas materias. Así se creó la Sociedad Española para el estudio de los Materiales Odontológicos, registrado su anagrama, SEMO, con carácter oficial en junio de 1981. En la actualidad, esta sociedad ha incrementado sus actividades, agrupando en ella a bastantes profesionales interesados en los materiales.

P. Usted tiene dos hijos que han seguido sus pasos en el ejercicio de la Odontología y también en su faceta como enseñante. ¿Qué valores les ha inculcado?
R. Mis hijos han seguido mis pasos en el ejercicio de la profesión por deseo propio, acaso también influenciados por el ejemplo de amor al trabajo en el ejercicio clínico y en la docencia que en mí han apreciado. Indudablemente ha sido una decisión propia, de la que, al parecer, no se sienten arrepentidos.

Como todo padre, les he ayudado al principio; pero más tarde, por su propio esfuerzo, se han forjado una personalidad propia, sólo por su voluntad. Y en la actualidad puedo apreciar que mi esfuerzo no ha sido vano, que siguen el camino del trabajo, que siguen el camino de rectitud moral en su ejercicio profesional, el del amor al trabajo y el impulso de superación en el mismo. Y que en su trayectoria como colegiados les impulsa el mismo sentimiento de cariño hacia una profesión en la que en todo momento hemos cuidado de mantener y elevar unos valores que la han hecho digna y respetable.

P. ¿Cuáles cree que son las cualidades morales y también profesionales que debe tener un buen dentista?
R. En la práctica clínica, el dentista, por su propio interés no puede quedarse retrasado en relación a los avances científicos y tecnológicos que nuestra práctica clínica conlleva, ya sea en instrumental e instalaciones como en uso de materiales y procedimintos clínicos. El paciente valora esto muy positivamente.

En su ejercicio profesional, el clínico, como tal profesional de la Medicina, está obligado moralmente a aplicar su asistencia al paciente, ajustando su conducta a las normas éticas que para nuestra práctica nos señala y guía el siempre presente “Juramento de Hipócrates”, el cual nos impone el tratamiento adecuado al alivio de las molestias según el buen juicio, ajustado a las circunstancias presentes.

Nuestra práctica clínica siempre debe ajustar sus resultados a los beneficios para el paciente en función del tratamiento de su patología y de sus propios deseos, siempre que ello no conlleve perjuicio ni para el mismo ni para los resultados que se pretende obtener en relación a las posibilidades presentes en cada caso.

Como en todo trabajo, habrá una compensación económica que cada clínico ajustará al valor de las atenciones que el paciente recibe. De ello siempre informará detalladamente al mismo, pues el paciente tiene que prestar el consentimiento para su realización.

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