Coincidiendo con la celebración en Barcelona del primer congreso de la Sociedad de Odontología Mínimamente Invasiva (SEOMI), Gaceta Dental ha entrevistado a Dennis Tarnow, director del Departamento de Implantología y Periodoncia de la Universidad de Nueva York, reconocido como una de las principales figuras de la odontología a nivel mundial.
El enfoque mínimamente invasivo está revolucionando muchos campos de la medicina, incluido el de la medicina dental. Dennis Tarnow desarrolla su investigación odontológica desde esta visión renovadora en la que el paciente tiene un gran protagonismo, ya que asume el compromiso de mejorar tanto su salud bucodental como su estado de salud general.
Pregunta. Usted ha centrado su intervención en SEOMI en el análisis en torno a la polémica en el campo de la implantología y la estética dental. En la actualidad, ¿cuáles son los aspectos que generan debate o enfrentamiento entre especialistas?
Respuesta. Creo que la controversia en torno a la conservación de la papila interdental, qué plan de tratamiento es recomendable aplicar una vez la papila ha sido recuperada y qué es lo más adecuado para el paciente son los temas que centran la discusión en estos momentos. En la actualidad, podemos decir que son los tres grandes temas que generan mayor controversia en el campo de la odontología y que, lamentablemente, han producido demasiados malentendidos. Lo importante es aceptar la idea de que si el tejido está sano debemos intentar conservarlo con técnicas mínimamente invasivas. Sin embargo, si el tejido no tiene un buen aspecto, será necesario que recurramos a la experiencia y vayamos subiendo por la escalera del conocimiento para poder llegar a tratar los casos más difíciles, aquellos en los que nos encontremos, por ejemplo, ante una falta de maxilar y en los que sí será necesaria la aplicación de técnicas más invasivas para resolverlos. Son casos más difíciles en los que intervienen otros factores como la cicatrización o la habilidad del odontólogo.
P. ¿Los tratamientos mínimamente invasivos marcarán la odontología del futuro?
R. Los procedimientos mínimamente invasivos son la forma correcta de proceder siempre que estemos consiguiendo nuestro objetivo. Y son la forma correcta de proceder porque estamos contribuyendo a preservar lo bueno de la anatomía, restaurando solamente los elementos que faltan.
P. La verdadera revolución sanitaria de este siglo pasa por el incremento del nivel de responsabilidad del individuo en la gestión de su propia salud. ¿Qué papel juega el paciente en el marco de la disciplina mínimamente invasiva?
R. Lo que sucede es que los pacientes manejan cada vez más información. Por ello no debe sorprendernos que antes de someterse a un tratamiento complicado quieran conocer una segunda opinión. Por ejemplo, imaginemos que un paciente necesita una elevación de seno para la colocación de implantes y que el profesional le explica que debe someterse a una operación de extracción de cresta ilíaca para regenerar el tejido óseo, etcétera. Es lógico que el paciente diga: Oiga, un momento, ¿me está usted diciendo que debo ir a un hospital para que me extraigan un trozo de hueso de la cadera? ¿No habría otra manera menos invasiva de hacer todo esto? Y la respuesta es sí. Hoy por hoy, sabemos que no tenemos por qué recurrir a un injerto de cadera. Ciertamente no. Y este tipo de ejemplos son los que permiten reflexionar a los pacientes, haciendo que tomen conciencia de que nadie mejor que ellos va a defenderles. No debemos menospreciar la creciente presencia de contenidos de salud en internet; ni que los pacientes acudan a nosotros con mucha información sobre su caso. También es cierto que algunos pacientes llegan a creerse que son unos expertos en el tema, lo que incluso puede ser perjudicial para ellos. Sin embargo, en la mayoría de los casos los pacientes suelen formular las preguntas adecuadas y, en función de cuál sea la respuesta del profesional, deciden o no acudir en busca de una segunda opinión. Esto es algo que sucede cada vez con mayor frecuencia. Y creo que es positivo que sea así.
P. Entonces, es probable que el odontólogo adopte métodos mínimante invasivos no porque esté convencido de que debe hacerlo, sino por la presión del paciente.
R. Creo que será la combinación de ambos factores lo que hará que se acabe implementando la disciplina no invasiva: porque el paciente más informado reclamará métodos menos agresivos, pero también porque el odontólogo constará que estos métodos le permiten alcanzar unos resultados excelentes. El paciente siempre exigirá tratamientos menos agresivos porque se trata de su cuerpo. La misma tendencia se observa en el campo de la medicina general con la progresiva implantación de técnicas de laparoscopia, etcétera. Cuando mis alumnos inician el aprendizaje de las técnicas más avanzadas en odontología, suelen mostrarse ansiosos por ponerlas en práctica. Llegado ese momento suelo preguntarles: “¿qué harías si se tratara de tu propia boca?”,“¿qué harías si tú fueras el paciente?”. Ello les invita a reflexionar y sacar sus propias conclusiones, llegando a la afirmación clave para la correcta comprensión de los métodos no invasivos: “No pienses para los demás, en este caso para el paciente, lo que no pensarías para ti”. Por el simple hecho de que se trate de una técnica sofisticada o compleja, no tiene que ser necesariamente la más adecuada. Por supuesto que necesitamos que existan estas técnicas y es positivo que las tengamos a nuestra disposición, pero sólo debemos utilizarlas cuando aplicando técnicas menos invasivas no podamos conseguir el mismo resultado. Y esto es lo que la disciplina mínimamente invasiva defiende. La respuesta a la pregunta “¿qué harías si fuera tu boca?” ofrece al profesional la orientación adecuada. Cuando responde a esta pregunta con honestidad, el odontólogo puede saber que está tomando la decisión correcta.
P. Por lo que se refiere a las innovaciones introducidas a lo largo de los últimos años, ¿cuáles son, a su juicio, los avances más sorprendentes en el campo de la odontología?
R. Creo que la implantología ha supuesto la gran revolución de todas las especialidades de la odontología y, por supuesto, de la odontología en general. La forma en la que puede predecirse el éxito o el fracaso de colocación de un implante ha revolucionado nuestra forma de tratar a los pacientes. Y aunque parezca una contradicción, porque la colocación de implantes requiere una intervención quirúrgica, con la implantología nos hemos acercado a la disciplina mínimamente invasiva. ¿Cómo puede ser? Pues porque con la implantología evitamos colocar coronas en los dientes contiguos o tener que cortar dientes perfectamente sanos. Hemos empezado a darnos cuenta que con la implantología estamos evitando tocar otros dientes, algo que sí resulta sumamente invasivo e irreversible. O sea que, bajo mi punto de vista, los implantes han sido la gran revolución de los últimos 25 años. Y nadie puede cuestionar que es mucho menos invasivo colocar un implante que proceder a un alargamiento de coronas.
P. ¿Está de acuerdo con la afirmación: "la carga inmediata asistida por ordenador es el futuro de la implantología"?
R. Creo que el ordenador es extremadamente útil porque nos proporciona conocimientos exactos de la anatomía del paciente y, sin duda, tendrá un protagonismo indiscutible en el futuro. En cuánto a la carga inmediata, es importante destacar que ésta depende de la anatomía de la zona y de la habilidad del odontólogo. Es decir, no sólo tiene que ver con el ordenador. Cuántos más conocimientos tengamos en el momento de la cirugía, mucho mejor, y la cirugía guiada por ordenador nos ofrece esos conocimientos y, en consecuencia, la capacidad de poder ser más exactos. Personalmente, me gusta la cirugía guiada por ordenador. No la aplico en todos los casos, pero sí para algunos que considero especialmente difíciles. Sin embargo, es importante dejar claro que la cirugía asistida por ordenador no es la panacea. Debemos contar con un diagnóstico, una planificación adecuada para el tratamiento y, posteriormente, en el ordenador podemos seguir trabajando. Aunque estoy convencido que se trata de una opción que se utilizará cada vez más, no la recomiendo para todos los casos.
P. ¿Qué le parece la iniciativa de la creación de la primera sociedad de odontología mínimamente invasiva en nuestro país?
R. El nacimiento de SEOMI es una buena noticia para el conjunto de la odontología española. Como sociedad que trabaja para difundir la praxis de la odontología mínimamente invasiva, estoy convencido de que será una plataforma útil tanto para los profesionales que tienen un interés real por aplicar métodos menos agresivos, como para aquellos que ni se habían planteado la posibilidad de adoptar esta disciplina odontológica. En cualquier caso, creo que este primer encuentro de Barcelona ha sido un primer paso muy importante y me gustaría felicitar a los miembros de SEOMI, y de forma especial a su presidente, el doctor Carlos Aparicio por esta iniciativa.