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“No me fijo en los problemas, sino en los retos y las claves de futuro. He venido a desarrollar prioridades”

Desde el 23 de abril de 2008 hay un dentista al frente del Servicio Andaluz de Salud. El flamante director gerente del SAS, el profesor doctor José Luis Gutiérrez Pérez, era, hasta su nombramiento, decano de la Facultad de Odontología de Sevilla y director de la Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Maxilofacial en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, servicio al que accedió como jefe de sección en 2002.

Tras 25 años de correcto funcionamiento, cree que ha llegado el momento de renovar el SAS para adaptarlo a las actuales necesidades de los ciudadanos. Afirma que es a los profesionales a los que les corresponde ser protagonistas en esta etapa en la que se asumirán nuevos retos. Afirma que la innovación será el factor clave, pues “no hay forma de llegar a la excelencia desde la práctica cotidiana habitual si no es innovando y asumiendo riesgo. Y la herramienta de la innovación es la investigación”.

Pregunta. ¿Qué supone para usted su reciente nombramiento como director gerente del SAS?
Respuesta. Aunque estemos hablando de mi propio nombramiento, para mí representa un símbolo y por lo tanto quisiera separarlo de mi persona.

Lo interesante del nombramiento de José Luis Gutiérrez como gerente, no es José Luis Gutiérrez, sino su perfil.

Se ha producido de una manera absolutamente original (en lo que es la alta dirección de los sistemas sanitarios públicos) la transferencia directa por parte de la consejera —que es la que propuso al consejo de gobierno mi nombramiento—, de la máxima responsabilidad en la gestión de un servicio sanitario público de la envergadura del andaluz a un profesional que acaba de salir del quirófano y de las aulas.

Porque, hasta el mismo momento en que me llamó la consejera, yo estaba pasando consulta, operando y dirigiendo el Servicio; dando clase en la Facultad de Odontología y gestionándola como decano. Por lo tanto, este nombramiento contiene un elemento simbólico, ya que representa un nuevo ciclo, una nueva etapa en el Servicio Andaluz de Salud, en el que son los profesionales los que cobran protagonismo. Y, como ya declaró la consejera el día de mi nombramiento, cuando lo hizo público, el Servicio Andaluz de Salud en esta nueva etapa aspira a que los profesionales creen el marco en el que se desenvuelve la asistencia sanitaria a la medida de los ciudadanos.
P. ¿Cuál será su cometido y cuáles las funciones que desempeñará en este cargo?
R. El Servicio Andaluz de Salud es el sistema sanitario público mayor de España, y probablemente no tenga parangón en toda Europa en cuanto a la población asistida y al presupuesto que maneja en tamaño-volumen. Aparte de eso, estamos hablando de algo más que un sistema de provisión de salud, porque un sistema sanitario público con más de 80.000 trabajadores representa también una magnífica herramienta de cohesión y de igualdad social.

La provisión de la asistencia sanitaria en el Servicio Andaluz de Salud se hace desde la absoluta convicción de que la salud es un derecho de los ciudadanos, y que la provisión de la salud hay que hacerla de manera universal, pública y gratuita.

Esto es algo que pudiera parecer redundante, pero empieza a haber movimientos privatizadores y de reconsideración de la provisión de la asistencia en el marco público también. Hay otras comunidades que están avanzando en otras líneas, sin embargo, la posición de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía es la de seguir garantizando a todos los ciudadanos andaluces un sistema de provisión de salud en clave de universal, pública y gratuita. Éste es también mi compromiso, y lo hago desde una visión de absoluta ilusión y entrega, porque estoy convencido de que el modelo del Servicio Andaluz de Salud no basta con que sea sostenible, sino que además tiene que recoger y ser capaz de transmitir a la sociedad esas claves de cohesión y de igualdad en un proceso de mejora continua en el que el ciudadano se considere realmente el eje y el centro del sistema.

Tenemos que ser capaces, en el momento actual, de medir nuestra actividad en clave del impacto real en la salud de los ciudadanos que ésta produce.
P. ¿Le va a resultar posible compatibilizar estas nuevas responsabilidades con su trabajo como decano de la Facultad de Odontología de la Universidad de Sevilla y con su cargo de director de la Unidad de Gestión Clínica de cirugía maxilofacial en el Hospital Virgen del Rocío?
R. Aunque quisiera, es absolutamente imposible. El Servicio Andaluz de Salud es un organismo autónomo adscrito a la Consejería de Salud; el director gerente del Servicio Andaluz de Salud tiene rango de viceconsejero, y como tal se le aplican todas las incompatibilidades de altos cargos. Por lo tanto, ni aunque quisiera, ni aunque me multiplicara y trabajara por las noches, podría hacerlo.

El nombramiento de director gerente del Servicio Andaluz de Salud supone el cese automático por incompatibilidad en el resto de funciones. Dicho esto, es verdad que yo he pedido la licencia adecuada para poder seguir participando en los órganos colegiados de mi facultad, poder asistir a las juntas de facultad, a los consejos de departamento, seguir participando en el partido de docentes, no de una manera reglada ni habitual, durante el tiempo en que esté como gerente del SAS. Y es verdad que también sigo visitando mi hospital. Por ejemplo, los lunes a las ocho y media participo en la sesión clínica. Y después, a partir de las 9, cuando finaliza, me incorporo a mis actividades como gerente del SAS.

Continúo con el corazón puesto en mi profesión, porque es adonde voy a volver cuando deje de ser gerente del SAS.
P. Usted ha desarrollado prácticamente toda su actividad profesional en la sanidad pública andaluza. ¿Podría resumir, para los lectores de “Gaceta Dental”, los principales puestos que ha desarrollado en este ámbito?
R. He llevado, en paralelo y enlazadas entre sí, mi actividad docente y mi actividad asistencial. En lo que se refiere a la asistencial, que es la que centra la pregunta, he recorrido, escalón a escalón, todas las etapas que podría pensar una persona que inicia ahora su andadura profesional. Fui médico en paro al acabar mi especialidad, luego obtuve un contrato eventual, que dio paso a un contrato temporal renovable cada seis meses. Obtuve, después, una interinidad y tuve la opción de hacer las primeras oposiciones en el sistema sanitario público en el año 92. Obtuve plaza de facultativo especialista. Posteriormente, pasé a ser jefe de sección, en el año 99. A finales de 2002 fui jefe de servicio, servicio que se transformó en unidad de gestión en el año 2005, con mayores niveles de responsabilidad y delegación de competencias, que obtuvo la certificación de calidad en el año 2006.

Yo creo que esto también lo ha ponderado el consejo de gobierno y la consejera a la hora de rescatar un profesional que es uno más de los muchos que hay en los sistemas sanitarios públicos para llamarle a dirigir algo tan potente como es el Servicio Andaluz de Salud.
P. En su nuevo cometido, como director gerente del SAS, ¿cuáles son los problemas de más urgente solución con que se ha encontrado o los “retos” que piensa asumir en primer lugar?
R. Cualquiera puede entender que con una población cubierta de 8 millones y medio de personas, en una organización de más de 80.000 trabajadores, obviamente los problemas en el día a día son inmensos.

Yo, desde que me incorporé al cargo no me fijo en los problemas, sino en los retos y las claves de futuro. He venido a desarrollar prioridades.

El Servicio Andaluz de Salud tiene 25 años de existencia. Se configuró como uno de los primeros servicios autonómicos de salud, que obtuvo la transferencia de las competencias precozmente, tuvo una fase intermedia en al que se llamaba red de asistencia sanitaria de Andalucía.

Ese ciclo de 25 años ha requerido del esfuerzo de los profesionales, de la entrega de muchos directivos. Pero, de la misma forma que reconozco el esfuerzo, la entrega, la dedicación que ha conseguido que el Servicio Andaluz de Salud llegue a ser el servicio más eficiente, pionero y vanguardista de todo el Estado español, también declaro que es preciso iniciar un nuevo ciclo. Por lo tanto, tenemos que asistir a una renovación del Servicio Andaluz de Salud que, partiendo de la experiencia previa, nos permita dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos, que ya no son la evolución de las de hace veinticinco años.

En ese sentido, trabajamos con ciclos más cortos, porque pensar que podemos hacer un rediseño del Servicio Andaluz de Salud para otros 25 años sería negar la realidad. Los ciclos de vida de los organismos, las instituciones, se acortan. Ojalá que duraran los cambios que vamos a afrontar para los próximos 10 o 15 años.

En ese marco, ¿cuáles son los retos principales? Yo he encontrado que todo el Servicio Andaluz de Salud asume que el ciudadano es el centro del sistema. No se toma ni una sola decisión sin pensar en el ciudadano.

Ahora ha llegado el momento de reforzar este concepto básico, trabajando en clave de calidad y mejora continua. Se trata ahora de que el ciudadano continúe siendo el centro del sistema pero con una asistencia sanitaria más humana, más accesible. Las claves modernas de la accesibilidad no son ya sólo la accesibilidad geográfica, no basta con tener cerca un servicio sanitario, sino que ese servicio sanitario tiene que tener impacto en la salud real y tiene que ser óptimo. Es lo que se llama accesibilidad resultado.

Y sobre todo, es esencial, volviendo al principio de la entrevista, lograr que el sistema responda a la gestión por los profesionales. Es a los profesionales a los que les corresponde ser los verdaderos protagonistas en esta nueva etapa, no sólo de la promoción de la salud, de la prestación de la asistencia sanitaria, también de la gestión de los recursos sanitarios.
P. ¿Qué reformas o avances precisa el Servicio Andaluz de Salud?
R. Hay que descentralizar el Servicio Andaluz de Salud. Ese proceso de descentralización requiere que vayamos abandonando el criterio de dar órdenes, elaborar normas o generar compromisos. Vamos a comprometernos, y eso requiere que la organización no sólo esté dirigida, tenga líderes y se motive a la gente. Son grandes retos para este periodo. Y de alguna manera lo asumo como una responsabilidad personal. Estos nuevos retos exigen que el Servicio Andaluz de Salud (y yo lo asumo también a nivel personal) piense en sustituir el discurso por el ejemplo.
P. ¿Tiene la esperanza de contribuir, con su gestión, a la mejora de la situación de la atención sanitaria en Andalucía, a que se reduzcan, por ejemplo, las listas de espera?
R. En Andalucía tenemos el sistema que ofrece más garantías de todo el estado español.

A mí, el término “lista de espera”, aunque sea muy coloquial, me gusta poco utilizarlo. Prefiero hablar de garantías de acceso de los ciudadanos. Porque la lista de espera depende de si la consideramos para cirugía, para una radiografía o para una consulta con el médico. Por eso me gusta más hablar de garantías de acceso.

Me gustaría exponer alguna cuestión estratégica. Cuando uno declara que la apuesta y el modelo es un sistema universal, público y gratuito, no queda más remedio que hacer lo que los ingenieros de organización llamarían “gestión de colas”. Porque no hay un criterio que determine el establecimiento de la prioridad cuando todas las personas (universal) tienen acceso, es público y es gratuito. La gestión de la demanda tiene que establecer prioridades, las primeras, las técnicas; las científicas —una persona con cáncer no debería esperar, sí espera una persona que no tiene una urgencia, una emergencia médica—.

Pero en Andalucía hemos regulado la demanda en clave de ofrecer garantías a los ciudadanos. Uno tiene derecho a ser visto por un médico de cabecera en su centro de salud el mismo día, o a lo sumo al día siguiente, de solicitar la cita. Uno tiene derecho a ser operado, en todo caso, antes de los seis meses, y en otros procedimientos, sólo en Andalucía, antes de los 120 días (cuatro meses). Y los ciudadanos tienen derecho a que determinadas pruebas diagnósticas, o primeras consultas, que tienen mucho impacto en su salud, se resuelvan en plazos cortos de tiempo (antes de 20 días, 30 días…).

Pienso que el concepto “lista de espera” reduce mucho el criterio con el que se trabaja en el Servicio Andaluz de Salud, que es garantizar la accesibilidad de los ciudadanos a su sistema de salud.

Todo lo que sea acercar la gestión de los recursos a los profesionales que directamente prestan la asistencia a los ciudadanos es eliminar barreras, circuitos administrativos que tienen que repercutir en el aminoramiento de estos plazos.

Y cuando hablaba de compromiso y responsabilidad, la suma —para mí— de ambos genera la palabra corresponsabilidad que hace falta en los médicos, profesionales, enfermeros, directivos… Es que los jefes de servicio se tienen que sentir responsables, en este caso corresponsables (con compromiso), de la lista de espera de sus pacientes, porque van a tener las claves para gestionarla directamente.

Tenemos que llegar al diseño de un sistema que permita que si una mujer tiene un bulto en la mama, entre por la consulta del centro de salud y se le realice la valoración médica, la mamografía, la radiografía, la exploración, y salga con la batería hecha, y no obligar a esta pobre paciente a acudir cada día a que se le realice una prueba distinta.
P. ¿Qué le ha aportado de positivo su experiencia en la docencia? ¿De qué manera va a utilizarla en este nuevo puesto de responsabilidad en la sanidad andaluza?
R. Creo que ha sido algo determinante en mi nombramiento. En primer lugar porque no se puede concebir una asistencia sanitaria de calidad sin docencia asociada e investigación. Los mejores hospitales, los mejores distritos de atención primaria, son los que tienen estudiantes, cultura universitaria, porque la presencia de personas que aprenden a tu lado hace imprescindible que estés actualizado para dar respuesta a sus dudas y para mantener tu rol; pero también porque las personas que están a tu lado también te enriquecen con sus ideas y aportaciones, contribuyendo al nivel de actualización de conocimientos.

Cuando uno está en clave de gestionar conocimiento, que es como yo le llamo a la docencia, gestión del conocimiento sanitario, viene añadida la necesidad de generarlo, que es investigación.

Hoy día nadie discute que la gestión y la génesis del conocimiento son imprescindibles para que la asistencia sanitaria sea de calidad. Eso, cuando uno viene de la docencia universitaria, lo conoce bien.

En segundo lugar, en mi experiencia universitaria como decano mi función era parecida a la de un director gerente de odontología. Esto me permite traer un entrenamiento previo en lo que es la gestión, ya que no podemos olvidar que la Facultad de Odontología de la Universidad de Sevilla tiene implícita un área de prácticas clínicas en clave de clínica odontológica que es la más grande de todo el sur de España, donde se atiende a unos 8.000 pacientes al año y se realizan 20.000 tratamientos.

Por último, hay una tercera cuestión en mi experiencia universitaria que contribuye a mi rol como director gerente del SAS, que es la cultura universitaria de conceder importancia a la permanencia de los valores. La gestión por valores en la universidad es muy buena, en el sentido de que las transformaciones, las renovaciones, requieren su tiempo, hay claves, y la necesidad del consenso, de la alianza, que es más propia de la universidad, que es más jerárquico vertical. Un decano tiene el poder que le da su junta de facultad, con la que está en permanente consenso.

Yo traslado a mi organización la necesidad del pacto, de la alianza, del consenso, y me ayuda a sustituir la orden por el compromiso.
P. Además es usted un apasionado investigador. ¿Va a poder impulsar la investigación desde su puesto en la gerencia del SAS?
R. La investigación es algo crítico, importantísimo en el Servicio Andaluz de Salud en este momento, como lo es en todo el marco de la sociedad. Necesitamos innovar y lo vamos a conseguir.

La necesidad de materializar en términos prácticos la excelencia es la innovación. No hay forma de llegar a la excelencia desde la práctica cotidiana habitual si no es innovando y asumiendo riesgo. Y la herramienta de la innovación es la investigación.

La investigación nos lleva a la posibilidad de que la práctica habitual llega a la innovación y ésta nos permite identificar áreas de mejora y, en consecuencia, excelencia, que revierte sobre la práctica habitual.

Yo creo que hay que invertir más en investigación. Me encanta la figura del facultativo especialista preferentemente dedicado a investigación en un servicio. No quiero decir que tenga que haber uno en todos los servicios, pero me suena muy bien todo lo que sea hacer aflorar la investigación en los centros. Y que no esté sumergida, que no se tenga que hacer en casa por las noches o salir a otro centro de trabajo; que se integre, que se estructure. Y fortalecerla, si es preciso, con mayor inversión, porque el gran reto, lo que va a marcar la diferencia de un centro excelente con respecto a otro de mayor nivel de normalidad es la capacidad que ha tenido de innovar, y para eso la herramienta ha sido la investigación.
P. Por último, ¿entra en sus prioridades promover una mejora de la atención bucodental pública?
R. Tenemos una decisión estratégica fuerte que tomar que es cómo el Servicio Andaluz de Salud se va a implicar en salud bucodental, porque hay mucho recorrido político, ya expresado por el presidente de la Junta de Andalucía, incluso en su discurso de investidura y es el de completar la oferta que el servicio sanitario público de Andalucía ya ofrece a los ciudadanos en materia de salud bucodental ampliando la cobertura absoluta a los mayores de 65 años.

Para antes de que acabe esta legislatura los ciudadanos andaluces tendrán cubierta su salud bucodental hasta los 18 años y también los mayores de 65, y estarán cubiertos todos los supuestos, a todas las edades, de pacientes frágiles y con gran dependencia, pacientes con trastornos psicomotores, enfermedades malformativas y otros colectivos que no son personas enfermas, como las mujeres embarazadas, pero su situación fisiológica presenta una elevada demanda de asistencia bucodental.

Otra cuestión es de qué manera el Servicio Andaluz de Salud articula su presencia y cómo va a configurar su organización para que, de manera progresiva, dentistas —y en algún momento incluso higienistas dentales, etc.— presten su asistencia.

Ahora mismo tenemos un modelo mixto, complementario, en el que la cobertura de los niños hasta su adolescencia está conferido por un sistema capitativo a un sistema privado, hay también cobertura del sistema asistencial sanitario público para la población en los centros de salud de atención primaria, y hay que tomar decisiones con respecto a cómo se va a articular en embarazadas o en el caso concreto de mayores de 65 años.

Mi apuesta clara es que la salud bucodental no sea la cenicienta de la salud global de la población, y que la implicación del sistema sanitario público sea máxima. Pero también tenemos que tener en cuenta algunos equilibrios como el hecho de que la asistencia bucodental es mayoritariamente privada y no queremos entrar en situaciones que puedan lesionar a colectivos.

Lo que es innegable es que en los próximos años vamos a asistir a un progresivo aumento de las prestaciones en materia de salud bucodental por los sistemas sanitarios públicos.

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