Manteniendo su filosofía de “ofrecer una formación muy actual y muy práctica”, la Facultad
de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid, presenta su programa de Formación Continua para 2008: un total de 17 cursos entre los que figura uno dirigido a higienistas dentales y otro online de modificación tisular.
En opinión del vicedecano de Formación Continua, profesor Jaime del Río Highsmith, “lo verdaderamente enriquecedor de nuestros cursos es que muchos de ellos están derivados de líneas de investigación, de cursos de postgrado, que desarrollan los profesores de esta Facultad”.
Con respecto al nuevo plan de estudios en Odontología, “por primera vez, se establecen las competencias que tiene que tener el graduado en Odontología cuando acabe su formación, lo que supone un enfoque original y diferente”.
Toda la información de los cursos está disponible en la página web: www.ucm.es/centros/webs/fodon/
P. La Facultad de Odontología de la Universidad Complutense acaba de lanzar su nueva oferta de cursos de Formación Continua, por cuarto año consecutivo. ¿Cuáles son las principales novedades que presentan de cara a 2009?
R. Como novedad fundamental, este año hemos preparado un curso dirigido a higienistas dentales en el que participan los cuatro departamentos dentales de la Facultad, lo que viene a representar la participación de casi una treintena de profesores. Este curso, que tiene una duración de ocho módulos, se dictará en las instalaciones de la Facultad de Odontología, y comparte con el resto de nuestro programa el que la mitad de su contenido tendrá carácter práctico y la otra mitad será teórico. Y como el resto de los cursos que planteamos, tiene unos objetivos muy concretos, en concordancia con la nueva filosofía educativa europea desarrollada por el pacto de Bolonia, que consiste en el establecimiento de unas competencias que el alumno tiene que cumplir.
P. ¿Qué ha movido a la Facultad de Odontología a poner en marcha un curso dedicado a los higienistas dentales?
R. La iniciativa parte de una sugerencia que nos realizó el Colegio Profesional de Higienistas Dentales de la Comunidad de Madrid y que nosotros recogimos encantados.
Sabemos que el poder adquisitivo de estos profesionales no es tan elevado como el de los dentistas y, por este motivo, teniendo en cuenta el elevado coste de los cursos de formación continua, pensamos que sería interesante encontrar una fórmula para que les resulte más asequible. Tal vez el Colegio de Higienistas podría tantear a las firmas comerciales que colaboran habitualmente con él para que llevaran a cabo el patrocinio de este curso. Otra posibilidad sería que las propias clínicas en las que trabajan los higienistas contribuyeran con parte de la matrícula que luego podrían deducirse como gastos de formación del personal. No cabe duda de que también a la clínica le beneficia contar con empleados lo más cualificados posible.
P. Además de lo mencionado, ¿qué otros contenidos novedosos incluye su Programa de Formación Continua en Odontología 2009?
R. La segunda novedad que me gustaría destacar es que, por primera vez, vamos a impartir un curso online dirigido a todos los dentistas hispanoparlantes. Se trata de “Aplicaciones clínicas de la modificación tisular en Implantología”, dictado por los profesores Blanco Jerez y Baca Pérez-Bryan, y que figuraba en nuestro programa de años anteriores aunque sólo con carácter presencial.
Como decía, la parte teórica del curso podrá seguirse online y se completará con una estancia de una semana, que tendrá lugar aquí en el mes de septiembre, para que el profesional obtenga la capacitación práctica preclínica y clínica.
Por otra parte, el curso teórico-práctico de ortodoncia, que era bastante general, lo hemos subdividido en cursos más específicos para el profesional que quiera aprender a realizar tratamientos ortodóncicos más concretos y especializados, por módulos.
A la vez, el curso de ortodoncia, para quien desee un enfoque más general, todavía se mantiene.
Por último, en lo que a novedades se refiere, quisiera mencionar que para este año contamos también con un curso de Emergencias Médicas en Odontología, dirigido por la profesora Gasco.
P. ¿Qué características o rasgos comparten los cursos de formación en Odontología ofrecidos por la UCM y quién decide los contenidos?
R. Fundamentalmente buscamos que sean prácticos, muy concretos, dirigidos al profesional que lleva ya unos años en ejercicio.
Una de las cosas que nos gustaría es ampliar el rango de edad de nuestros alumnos de formación continua, que llevaran 15 o 20 años de ejercicio profesional, porque podríamos ampliar su capacidad terapéutica, pero, por encima de todo, actualizarles en técnicas o materiales.
La propuesta de los cursos nace de los diferentes departamentos, de profesores con determinadas inquietudes o que están desarrollando terapéuticas novedosas. En fin, siempre dentro de la filosofía de ofrecer una formación muy actual y muy práctica.
P. En años anteriores, ¿qué cursos han sido los más demandados y a qué lo atribuye?
R. Está muy en boga todo lo que tiene que ver con la estética y los implantes. El éxito de estos cursos responde a razones de innovación científica, ya que se trata de un campo en el que se han producido grandes avances. Sin embargo, pienso que, como universidad, es función nuestra estimular al reciclaje de profesionales que llevan más de una década de ejercicio en otras parcelas de la Odontología, donde se han producido también importantes novedades, aunque no sean tan llamativas o tan espectaculares como los implantes, la regeneración tisular o las posibilidades cosméticas de la Odontología.
P. Quizás los cursos de implantología interesan también porque es uno de los terrenos en las que menos preparado se sale de la universidad.
R. Desgraciadamente es así. Ahora, con los nuevos planes de estudios, desarrollados a partir de las directrices de Bolonia, se va a intentar subsanar esto; aunque mi impresión es que tal vez se quede en una declaración de buenas voluntades. En Bolonia no se ha establecido la obligación o la competencia de que el graduado en Odontología tenga que saber colocar implantes en pacientes con condiciones favorables, por desgracia, cuando la realidad va por otro lado.
Para mí se trata de un defecto con el que nace este nuevo programa, que hay terapéuticas que los profesionales están realizando y que, sin embargo, no se enseñan en la Facultad en el grado.
P. ¿En qué se diferencian los cursos que ofrece la UCM y los que imparten otros centros tanto universitarios como escuelas, sociedades científicas, etc.? ¿Qué garantías de calidad puede ofrecer la Universidad Complutense a sus alumnos de formación continua?
R. Puesto que no he acudido a los cursos que se ofertan en otros centros, no puedo decir en qué se diferencian de los nuestros. Sí puedo hablar de las características que reunen los nuestros, impartidos por una facultad que cuenta con un gran prestigio, en mi opinión; por profesores que tienen una formación y una capacitación muy adecuadas.
Además, nuestra Facultad posee unas instalaciones dotadas con todos los recursos tanto materiales como humanos para poder desarrollarlos con un importante contenido actualizado a nivel teórico y práctico.
Lo verdaderamente enriquecedor de nuestros cursos es que muchos de ellos están derivados de líneas de investigación, de cursos de postgrado, que desarrollan los profesores de esta Facultad. Tenemos cursos propios muy importantes de cirugía oral, periodoncia, prótesis…, y son títulos de postgrado en los que se están haciendo tratamientos complejos muy interesantes. Ese mismo profesorado es el que luego lleva un resumen de los contenidos que está dando en esos títulos propios a los cursos de formación continua.
Además de recursos materiales, no hay que olvidar que contamos un grupo importante de personas, técnicos, que saben manejar correcta y eficazmente todos los aparatos, toda la instrumentación. Ambos tipos de medios son igualmente necesarios.
La estructura con la que contamos lleva muchos años construyéndose, así que, en ese sentido creo que pocos centros pueden competir con nosotros.
P. En estos tres años, ¿cuántos odontólogos han acudido a la Universidad Complutense a realizar un curso de formación continua?
R. A lo largo de las tres ediciones pasadas se han cubierto todas las plazas en todos los cursos. Ha sido un completo éxito. De hecho, hemos tenido que duplicar los cursos de estética —los dos últimos años hemos tenido que hacer una segunda edición—.
En cuanto a la cifra de alumnos, si calculamos una media de 30 o 40 alumnos, como máximo, por curso, podríamos hablar de una media de 500 personas por año.
P. El 15 de julio pasado, la Facultad de Odontología UCM aprobó su nueva titulación en Odontología adaptada a los requisitos del Tratado de Bolonia. ¿Qué novedades presenta que pueda contarnos?
R. Ya han salido publicados en el BOE de 19 de julio los requisitos para obtener el grado en Odontología (ya es ley). La principal novedad es que, por primera vez, se establecen las competencias que tiene que tener el graduado en Odontología cuando acabe su formación, lo que supone un enfoque original y diferente, y sobre todo común a toda la Unión Europea, que es lo que se pretende. En teoría, cuando se apruebe este plan, al final no sólo estarán descritas las competencias, sino cómo se van a obtener y cómo se van a evaluar.
Por ejemplo, el graduado en Odontología tendrá que ser capaz de realizar endodoncias, esa es una competencia que está escrita; pero también figurará por escrito cómo vamos a conseguir esto: cómo se hace, cuántas endodoncias tendrá que realizar para considerar que ha adquirido esa capacidad y de qué manera lo vamos a evaluar.
P. ¿Y cómo se va a evaluar?
R. Esta evaluación se va a realizar a dos niveles, al principio en la asignatura en sí, y al final en un curso práctico que durará alrededor de un año y en el que se realizará una evaluación con un criterio mucho más terapéutico.
Como todos los planes de estudio, mi opinión es que habrá de dejarlo funcionar unos años para ver en qué funciona e ir mejorándolo progresivamente, adaptándolo a la realidad.
Personalmente, el enfoque de Bolonia actual me gusta porque establece competencias, es garantista.
Pero lo fundamental es que los planes de estudio necesitan tiempo, es la única manera de analizarlos y mejorar las deficiencias.
P. Evidentemente supone un mayor grado de responsabilidad para los centros universitarios.
R. Claro, afortunadamente. Es positivo que confíen en los centros de enseñanza, porque, en definitiva, este sistema de evaluación lo que hace es dar un voto de confianza a los profesores. El problema de que esté tan estandarizado, o tan específicamente descritas todas estas competencias, es que se puede llegar a la tentación de que determinadas administraciones —políticos, en definitiva— puedan decidir si tú puedes ejercer en un sitio o en otro. Es lo que sucede, por ejemplo, en Estados Unidos, donde para ejercer tienes que examinarte en el colegio profesional del estado concreto en el que vas a trabajar, con independencia de dónde hayas estudiado. Esto supone que la licencia profesional te la está dando una organización colegial, no una universidad.
Personalmente, no me gustaría que en España llegáramos a esto, creo que lo que hay que controlar es la enseñanza, que esta sea de calidad y conforme a las competencias que se han establecido.
P. La Facultad de Odontología tiene suscritos acuerdos de investigación, con diversas empresas. El último de los que tenemos noticia, lo ha alcanzado con la firma UNIDENTAL. ¿Qué nos puede contar acerca del mismo?
R. En Odontología, la investigación se puede llevar a cabo desde el punto de vista epidemiológico —de necesidades, situación de salud, etc.—, también puede ser de tipo comparativo —señalar qué material, tratamiento o técnica es mejor— o a nivel de el establecimiento de mejoras, en la que señalemos las modificaciones que en nuestra opinión deberían introducirse, por ejemplo en los pilares de implantes, en los materiales de impresión, etc. En virtud del artículo 83 de la LOU, estamos estableciendo relaciones con firmas comerciales que ponen a disposición su producto para que lo ensayemos desde los puntos de vista antes mencionados.
La Facultad tiene varios de estos convenios suscritos, por los cuales las empresas ponen a nuestra disposición sus productos y además financian becas para las personas que están realizando los trabajos de campo, lo que les permite realizar sus tesis y percibir un pequeño salario mientras realizan la investigación.
La colaboración entre universidad e industria es fundamental, puesto que los recursos públicos para investigación creo que deberian dirigirse a investigación básica. Desgraciadamente, en España los investigadores en ciencias básicas perciben unos salarios muy bajos e inconstantes.