InicioDestacadasDetección de micrometástasis del cáncer oral mediante biopsia selectiva de ganglio centinela

Detección de micrometástasis del cáncer oral mediante biopsia selectiva de ganglio centinela

El Hospital La Luz de Madrid da un paso más en la detección de micrometástasis invisibles del cáncer de cavidad oral y ofrece la posibilidad de realizar una biopsia selectiva de ganglio centinela en estadios precoces.

¿Qué son los carcinomas epidermoides?

Los carcinomas epidermoides de cavidad oral son tumores agresivos y registran una elevada tasa de metástasis hacia los ganglios del cuello, especialmente en estadios avanzados. Sin embargo, en estadios precoces también pueden dar lugar a metástasis cervicales indetectables para las pruebas de imagen. Tal y como explica el jefe Asociado de Servicio de Cirugía Oral, Maxilofacial e Implantología del Hospital La Luz, José Luis Cebrián, “aunque las pruebas de imagen no detecten nada, se sabe que entre un 10 y un 15% de los pacientes tienen afectación en los ganglios del cuello”.

Por ello, el servicio de este hospital madrileño ofrece la posibilidad de realizar una biopsia selectiva de ganglio centinela en estadios precoces de cáncer oral. Gracias a esta técnica, es posible detectar estas micrometástasis, invisibles para las pruebas de imagen, y realizar cirugías menos agresivas para los pacientes. “Esta técnica la empleamos en el cáncer de cavidad oral de estadio precoz y en el melanoma cutáneo”, afirma el especialista.

Qué pasos se siguen en este procedimiento

Según el doctor Cebrián, el primer paso para biopsiar y localizar el ganglio centinela es inyectar un trazador radioactivo en los cuatro polos del tumor. Tal y como indica, “este trazador lo utilizamos para localizar el primer ganglio al que se extendería el tumor de la boca. Si se ve que está afectado es que el tumor ya ha empezado a diseminarse y entonces tenemos que realizar un vaciamiento reglado de los ganglios cervicales. Si no está afectado, la probabilidad de que otros lo estén es muy pequeña”.

“Un especialista en Medicina Nuclear inyecta ese trazador y, tras esperar dos o tres horas, una sonda que detecta radiactividad marca en la piel dónde está el ganglio”, señala Cebrián. “En el quirófano, el especialista comprueba con la sonda si ese ganglio que hemos extraído sería el centinela. Ese ganglio se envía para estudio micróscópico a analizar. Pasados unos días los patólogos nos informan si el ganglio está afectado a no”, detalla el jefe Asociado de Servicio de Cirugía Oral, Maxilofacial e Implantología del Hospital La Luz. Según afirma, si no está afectado, el cuello “se considera libre de enfermedad” y, por tanto, el tumor no se ha empezado a diseminar. En casos así, solo se lleva a cabo un seguimiento. “Si está afectado, suponemos que el tumor ha empezado a diseminarse y planificamos la cirugía ganglionar cervical”.

Qué sucede si los ganglios están afectados

En cualquier caso, después de extirpar el ganglio, se sutura la pequeña incisión del cuello y se extirpa el tumor que tenía el paciente en la boca. A su vez, se reconstruye el defecto creado tras la extirpación y el paciente pasa a reanimación y posteriormente a su habitación.

“Si el ganglio centinela no está afectado, ahí termina el tratamiento quirúrgico. Si lo está, hay que actuar sobre los ganglios como comentaba anteriormente”, indica. La retirada de los ganglios puede causar secuelas a nivel estético. “El paciente se nota el cuello más hundido, tiene una cicatriz grande. Además, por la mañana sienten la cara hinchada, un poco deformada. Se desarrollan también algunas secuelas funcionales, sobre todo relacionadas con la musculatura cervical”, destaca el doctor José Luis Cebrián.

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