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De buen rollo

Que el calor expande y el frío encoge es una máxima de la ciencia física aplicable a las propiedades de la materia que nos enseñaron en el cole a edad temprana. Puede que ese sea el argumento que justifique el periodo de expansión, de dilatación y extraversión general que se vive, o que yo creo que se vive, en el sector dental.

Aunque no deje de haber quienes tiren de aire acondicionado para evitar que esa tendencia tome cuerpo enfriando los ánimos, hay detalles que mueven a considerar este tiempo como propicio para el entendimiento y el buen rollo. Es como si el calor del verano hubiera contribuido a expandir los mejores sentimientos y las buenas intenciones entre todos.

Faltaba solo una semana para la llegada de la estación calurosa cuando se celebraron las elecciones del Consejo de Dentistas, concluidas ese mismo día con un cálido abrazo –del que fui testigo– entre los dos contendientes al conocerse el resultado de la votación.

Un gesto que tuvo continuidad pocas horas después, durante la toma de posesión del comité ejecutivo, cuando en su discurso el ya presidente de los dentistas tendió la mano al que había sido su rival, de nuevo convertido en compañero. Intención que tuvo buena acogida por parte del aludido –también de ello fui testigo–.

[Me veo obligado a utilizar corchetes para introducir lo que no deja de ser una anécdota singular. Resultó curioso que en la jura o promesa se utilizase la fórmula de desempeño del cargo «con lealtad al Rey», no por no ser la adecuada sino porque en el momento en que se hizo Juan Carlos I había abdicado y todavía no se había entronizado a Felipe VI. Transiciones, ambas, en las que no hubo más historia que la de seguir los respectivos protocolos previstos para la sucesión. Nada peculiar hubo en eso.]

Otro acto que me hace pensar en la expansión de estos tiempos fue el cálido homenaje que se rindió al profesor Antonio Bascones y al que asistieron antiguos alumnos de las distintas promociones del Magíster de Periodoncia puesto en marcha veinticinco años atrás en la Facultad de Odontología de la Complutense. Un entrañable reencuentro de exprofesores y exalumnos [nuevos corchetes para comentar lo poco que me gusta la norma ortográfica que obliga a unir el prefijo ex a la siguiente palabra] en un ambiente amistoso, con la jubilación del homenajeado profesor de trasfondo.

Y cierro esta carta con el recordatorio de un acto también amable y de reconocido ambiente amistoso que todavía no se ha producido: la entrega de los premios GACETA DENTAL, que este año llega a su decimoséptima edición. Es el momento más expansivo de todos, sobre todo si utilizamos sinónimos de expansión tan acertados como diversión, distracción o entretenimiento, que de todo ello tiene esta ceremonia nada ceremoniosa y muy informal que representa el comienzo de una nueva temporada. Una reunión adecuada para comentar cómo han ido las vacaciones, que no todo van a ser dientes y trabajo. Una buena ocasión para ver a los amigos y disfrutar de esa sensación de buen rollo que debe presidir cuanto está relacionado con el sector dental.

Autores

Director Emérito de Gaceta Dental

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