InicioNoticiasEncuentros«El Estado ve la innovación como un gasto, no como una inversión»

«El Estado ve la innovación como un gasto, no como una inversión»

La I+D+i del sector dental español está al máximo nivel internacional, pero solo gracias al esfuerzo e implicación de los investigadores, no porque el Estado muestre interés por la innovación. Es una de las conclusiones alcanzadas en el encuentro sobre investigación dental en España organizado por Gaceta Dental para analizar la situación en que se encuentra esta parcela tan necesaria para el desarrollo económico y empresarial de una sociedad moderna. Regulación excesiva, escasez de financiación y falta de formación y valoración del investigador son algunos de los problemas que afloraron durante la reunión.

La verdad es que el tema lo merecía, y la respuesta a la convocatoria lanzada por GACETA DENTAL para hablar de la innovación en el sector dental español fue nutrida y de calidad. La investigación vista desde todos los ángulos: el universitario, con el doctor José Carlos de la Macorra, nuevo decano de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid; el industrial, con Margarita Alfonsel y Eva Beloso, secretaria general de Fenin y responsable de Innovación y transferencia de tecnología de Fenin, respectivamente; el empresarial y profesional, de la mano de Miguel Ángel Iglesia, de Criodental, y el puramente investigador, representado por: Francesc Xavier Gil Mur, catedrático de Materiales de la Politécnica de Cataluña; Susana Sánchez Galve, directora del Centro de Innovación y Tecnología de la misma universidad, y Javier Ferrís, director de Innovación de Mercado Dental del Instituto de Biomecánica de Valencia. Excusó su asistencia el doctor Eduardo Anitua, director de varios equipos de investigación, quien no obstante quiso estar presente mediante las respuestas a un cuestionario que le fue enviado por Gaceta Dental, previamente al encuentro celebrado en el Hotel Palace de Madrid.

EL GRAN DESCONOCIDO

Abrió el turno de palabra Ignacio Rojas, director general de Peldaño, editor de GACETA DENTAL, entre otras revistas profesionales, y firme defensor de la labor investigadora. «Hay mucho por descubrir y por hacer –dijo–, pero también hay mucho que se está haciendo y no se conoce, no se difunde lo necesario: el sector de la innovación y la investigación es el gran desconocido». Y en su empeño por difundir la investigación, GACETA DENTAL ha creado una nueva sección dedicada a la innovación y, con ella, el Premio al mejor artículo de investigación.

Tras esta breve introducción en seguida surgió la primera cuestión planteada en la mesa, el nivel de la investigación en España, que según Margarita Alfonsel «ha mejorado muchísimo en los últimos años, especialmente en el ámbito sanitario, donde se ha dado un paso de gigante, con investigadores de crédito internacional». Se venía produciendo un «crecimiento exponencial» que se ha visto afectado negativamente por la crisis económica y financiera, que ha «limitado las ayudas públicas». Un nivel de investigación que eleva a España al quinto puesto en la Unión Europea, «no así en cuanto al traslado que se hace de esta investigación a resultados clínicos o al desarrollo industrial. La medición del éxito por el número de patentes nos deja en un discreto lugar que no nos corresponde», explicó Alfonsel.

De la misma opinión es Gil Mur, pues si España es la novena potencia del mundo en investigación, «lo que significa jugar en la Champions, en lo que se refiere a transferencia tecnológica estamos en el puesto 26 o 27, o sea, jugar en segunda división». Él mismo sabe lo que es perder las patentes «en favor de otros países porque la investigación, por mucha que podamos hacer, no se valora». En cuanto al efecto negativo de la crisis apunta una visión distinta: «Yo me esperaba que aumentaría el número de solicitudes de becas para hacer tesis doctorales, con contrato de cuatro años; pues no, lo han hecho 70, menos de la mitad de lo que era habitual, el resto se han ido a empresas alemanas como Volkswagen o Siemens». Una situación que Gil Mur ve «lacerante, porque con recursos españoles estamos formando unos profesionales de primera división que se van a otros países, los que han obtenido mejores calificaciones se marchan porque aquí no ven futuro».

Y Gil Mur resalta un problema que afecta particularmente al sector dental, en el que «el protagonista es el odontólogo, no el investigador, y cada uno es de un bando, de una marca; son como una secta en la que no puedes entrar. A mí casi me lapidan por cuestionar que un implante no podía ser liso».

FALTA FORMACIÓN DESDE LA BASE

El profesor De la Macorra reconoce que «pese a contar con equipos de primer nivel, no toda la investigación que se hace es de calidad porque falta formación desde la base. Los equipos que han conseguido despuntar ha sido a base de partirse la cabeza, no porque hayan tenido ayuda». Y en eso influye «la difícil relación que se da entre el investigador y el fabricante, porque no se entienden, no piensan igual» y la falta de financiación, «que hay que buscar donde sea, pública o privada». Este grave problema de la obtención de dinero le hace exclamar que «ser investigador en la universidad española es una lástima, especialmente tras la desaparición de las ayudas públicas; ¿cómo convences a una excelente candidata de 28 años a ser investigadora diciéndole que ha de sacrificar diez años para hacer una tesis, publicar seis o quince ‘papers’ y que luego se vaya a su casa? Y sin esos jóvenes bien formados desde abajo no vamos a ningún lado, nunca saldremos de lo anecdótico y seguiremos hablando de esfuerzos personales».

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Francesc Xavier Gil Mur, flanqueado por Susana Sánchez Galve y José Luis del Moral.

El doctor Iglesia, que apunta la necesidad de que los trabajos de investigación «sean visibles y conocidos por los clínicos, pero también por la población» para animar la financiación, incide en seguida en el problema del ámbito regulatorio, «que es muy complejo y pone muchas trabas, al menos en el terreno de las células madre de la pulpa dental que es en el que estoy involucrado. Por ejemplo, en España no puedes guardar tus células madre para uso propio, sino colectivo, y puede que alguien las use antes que tú, y cuando las necesites no las tengas ya. Es un proyecto empresarialmente inviable por lo que la mayor parte de los 20.000 cordones umbilicales que se recogen cada año en España se van a otros países, y con ellos el negocio. No tiene sentido».

«Es que en España se legisla contra el posible pecador, no para que se haga algo sino para que no puedas hacer algo», interviene De la Macorra, y Alfonsel habla de «un cierto proteccionismo por parte de la autoridad competente para que no se suscite un problema y eso contribuye a poner trabas al desarrollo».

Porque, «lógicamente –explica Javier Ferrís– las empresas buscan resultados a corto plazo, y más en los tiempos que corren. No se puede esperar cinco o diez años a recibir la certificación de un nuevo material para empezar a rentabilizar la inversión realizada; es una barrera que frena a muchas empresas». «Y, claro, como la regulación de aquí es mucho más larga y complicada las empresas españolas se van a Inglaterra o Alemania a certificarse», añade Gil Mur, quien no entiende «que sea el director general de farmacia, que no sabe ni lo que es el titanio, el que tenga que dar el visto bueno a un implante».

Alfonsel puntualiza que es la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios y no Farmacia la responsable del marcado CE, basándose en los mismos criterios de otros países «porque el ámbito de la tecnología sanitaria tiene una regulación europea, que asegura calidad, seguridad y eficacia, y los requisitos de cumplimiento de la legislación son iguales en cualquier país de la UE; otra cosa distinta son las facilidades o los tiempos que se manejen aquí, que es de lo que se quejan los fabricantes españoles».

¿GASTO O INVERSIÓN?

«Exacto, la legislación es la misma, pero depende del árbitro que te toque, porque aquí los hay con exceso de celo que sacan la tarjeta roja a las primeras de cambio», añade Gil Mur, que muestra su preocupación porque «el Estado ve la innovación en números rojos, como un gasto, no como una inversión, y no se da cuenta de que los países que más investigan son los que luego tienen mejores resultados». Y apunta otros tres temas, «tan fundamentales como preocupantes», en el ámbito de la investigación. «En primer lugar la dignidad personal del investigador, pues hay ingenieros de caminos que tienen que hacer la tesis doctoral sin llegar siquiera a ser ‘mileuristas’ y han de ser ayudados en muchas ocasiones por los colegios profesionales aunque eso no sea legal. En segundo lugar la falta de incorporación de doctores a la industria; es necesario crear el doctorado industrial y evitar que los doctores se queden en la universidad, que están saturadas y en ruina. Y, por último, la falta de cercanía entre los centros tecnológicos y la universidad; es fundamental que ambos estén engarzados porque el conocimiento y las nuevas vocaciones investigadoras se generan en las universidades».

El decano De la Macorra pone de manifiesto la dificultad de la universidad para ser eficaz en la aportación de investigadores «y no sólo por los problemas económicos, sino también porque nosotros empleamos el esfuerzo en ‘fabricar’ cien investigadores pero solo van a salir cinco, si tienes suerte. Los otros noventa y cinco son un esfuerzo que se pierde».

Margarita Alfonsel echa mano de un reciente estudio elaborado por Fenin en el ámbito de la tecnología sanitaria para demostrar que «las empresas que más invierten en innovación ocupan una mejor posición en el mercado». Pero el estudio también puso de manifiesto otros dos aspectos: «La falta de formación, por lo que los equipos de investigación han de ser multidisciplinares, y que el fabricante y la investigación están alejados, por lo que estamos trabajando en iniciativas que permitan la interrelación entre todos los agentes del sistema sanitario como la creación de una plataforma de innovación en tecnología sanitaria, única en Europa».

LA FINANCIACIÓN

Ignacio Rojas introduce una duda generalizada: si el empresario dental está sensibilizado y dispuesto a invertir en investigación. Alfonsel aporta datos para confirmar que, «en general, sí hay una apuesta por la innovación en el sector dental que alcanza el 8,5% de su facturación», cuando la media de inversión de empresas de tecnología sanitaria está entre el 3 y el 6%, y facilita los títulos de algunos proyectos que están en marcha. «El 42 por ciento de esa financiación empresarial para la investigación procede de fondos propios, el 41% son fondos públicos, el 14% llega de fondos europeos y el 3% restante es la suma de fondos de capital privado y capital riesgo».

En la Politécnica de Cataluña, comenta Gil Mur, «la financiación de los proyectos procede en un 55% de las empresas y el 45% de fondos públicos», mientras que en la Complutense «vivimos fundamentalmente de fondos públicos, claro que nosotros lo mismo ‘fabricamos’ ingenieros y odontólogos que filólogos árabes», comenta De la Macorra.

Ferrís apunta la paradoja que supone que «con el nuevo programa, Europa amplíe presupuestos en I+D y sin embargo en España, tanto nacional como regionalmente, hay más recortes, peores condiciones, las subvenciones pasan a ser préstamos…».

«El tema es mucho más agresivo –interviene Gil Mur– porque cuando en la prensa se habla de que el gobierno pone no sé cuánto dinero para investigación es una afirmación más falsa que Judas, porque es dinero a crédito. Y yo pregunto, con la que está cayendo, ¿a mi universidad, por ejemplo, con un déficit de cien millones, le dejarías dinero para investigación? Claro que no, por lo tanto lo que ocurre es que nadie pide dinero y entonces el ministerio dice: «¿Ves?, nosotros ponemos dinero y nadie lo pide». Es muy bestia lo que ocurre».

«Y a partir de que consigas la ayuda –explica Ferrís– todo es un poco marciano. Primero te obligan a hacer el gasto y el trabajo, luego revisan el expediente y emiten la orden de pago, que llega o no llega. ¿Y quién asume todo el gasto hasta llegar a ese momento? La empresa, que tiene que adelantar dinero para recuperarlo, en el mejor de los casos, dos o tres años más tarde. En el resto de Europa es al revés, te conceden el proyecto y te dan un adelanto para que puedas empezarlo y te van dando más dinero a medida que justificas el trabajo. La fórmula que se sigue aquí hace que muchas empresas no puedan sacar adelante sus proyectos porque no pueden hacer frente al pago inicial».

Susana Sánchez Galve se dirige a Margarita Alfonsel para saber «si desde Fenin se podría hacer algo para avanzar en el mecenazgo de las empresas porque nuestro modelo, a diferencia del anglosajón, es muy retrictivo jurídicamente y pocas empresas se animan», además del «miedo que parece existir en las empresas a la hora de invertir en investigación», añade Gil Mur. La secretaria general de Fenin explica que «dentro de la organización empresarial se trabaja para intentar resolver todos esos problemas y en el capítulo de financiación se hace desde distintos ámbitos, como queda reflejado en el Estudio de innovación publicado el pasado noviembre: establecer contactos con empresas de capital-riesgo para tratar de interesarlas en proyectos; promover la participación de las empresas en proyectos financiados con fondos europeos; creación de una red de inversores privados que faciliten la financiación de proyectos innovadores; animar la colaboración con organismos, escuelas de negocios, ICO…, y la puesta en marcha de un ‘market place’ virtual como plataforma en la que acoger los proyectos de investigación, ideas y necesidades que permita un intercambio real de información. Esto nos dará la oportunidad de tener un foro común para universidades, centros tecnológicos, centros de investigación, administraciones, industria…».

PROYECTOS EN MARCHA

En cualquier caso esa inversión permitirá avanzar en numerosos proyectos de distintos campos dentales, algunos de los cuales resultan casi de ciencia ficción. Ferrís reconoce que «buena parte de las propuestas, ideas y proyectos que llegan al IBV en el campo de la implantología están relacionados con la mejora en el proceso de osteointegración tendentes a reducir los tiempos del tratamiento de la carga inmediata; se busca conseguir el mismo resultado, pero de forma más rápida y económica. También se buscan diseños que permitan acoplar nuevos recubrimientos sobre el implante de forma que eviten o controlen las infecciones». En el terreno maxilofacial los pasos se dirigen «hacia la personalización del tratamiento con el diseño de implantes individualizados que permitan una planificación específica para cada paciente», mientras que en ortodoncia se trabaja con vistas a mejorar la estética, que los ‘brackets’ sean más discretos o invisibles», explica Ferrís.

El tema «más candente» que lleva entre manos Gil Mur es la búsqueda de aleaciones que no sean de titanio «porque es un material muy rígido respecto al hueso y tratamos de buscar aleaciones que tengan buena resistencia mecánica pero que sean biomiméticas mecánicamente al hueso, lo más parecidas posible a un sistema dental».

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El profesor De la Macorra, Ignacio Rojas, Margarita Alfonsel, Eva Beloso y Miguel Ángel Iglesia.

También dentro del campo de la implantología se trabaja en la biofuncionalización, es decir, «en colocar unos péptidos según las indicaciones del cirujano: una parte bactericida, otra de péptidos que llamen a los osteoblastos, otra para los fibroblastos… Y, por otro lado, trabajamos en el desarrollo de un implante con sensor y una antena (hablamos de nanómetros) que permita al cirujano saber a distancia, desde su teléfono móvil, el grado de osteointegración que tenga el paciente en cada momento para poder cargar el implante».

Otros proyectos dentales de investigación pasan por «la creación de materiales poliméricos transparentes o translúcidos, pero con propiedades semejantes al metal» en el tema estético, y hay investigaciones que buscan «conseguir materiales de regeneración ósea, como un cemento que fragüe en el interior y pueda formar tejido óseo» o las que persiguen, «en materia de cirugía maxilofacial, la obtención de distractores mandibulares», resume el catedrático de materiales de la Politécnica de Cataluña.

DIENTES FABRICADOS EN EL LABORATORIO

El doctor Iglesia apuesta por el avance en el campo de la Odontología digital, «que ya nos ayuda a personalizar los tratamientos; las imágenes en 3D, el CAD-CAM, las impresiones digitales se van a extender a todas las clínicas dentales». Y resalta por su trascendencia «el diagnóstico por saliva» y «la Odontología a medida basada en genética, que permitirá tratamientos individualizados a los pacientes según sus factores de riesgo». Habla de los avances que se espera alcanzar en los campos de Odontología de mínima intervención, la nanotecnología («por ejemplo, con estudios de pastas de pulir que son 90.000 veces más pequeñas que un grano de arena y que dejen el diente tan pulido que las bacterias no puedan adherirse a él y así evitar la caries») o la terapia celular, «es decir, la aplicación de células madre para hacer que el cuerpo regenere o repare, en lugar de utilizar dispositivos. En este terreno hay un trabajo de investigadores japoneses que mediante ingeniería tisular crean un biodiente con células madre que se le implanta a ratas como si fuese un bioimplante ya osteointegrado y lo que hay que osteointegrar entonces es el hueso». Y dentro del campo de la terapia celular destaca el hallazgo de «células pluripotentes que pueden dar células de otra capa embrionaria diferente a su capa celular, células que se pueden expandir, hacer crecer en número conservando su estado de indiferenciación. O sea que la técnica te permite pasar de 300.000 células madre a 10 millones que sigan siendo células madre. Esto facilitará la actuación no solo en el ámbito dental sino también en reemplazamientos de córnea, tratamientos de infarto de miocardio, regeneración neuronal…».

El profesor De la Macorra cree que la implantología «seguirá siendo la punta de lanza, pero también se tratará de responder a las demandas del dentista de a pie respecto a la técnica CAD-CAM y los materiales que se usan para esa Odontología». Javier Ferrís observa que «nos estamos centrando demasiado en el producto» e introduce la prestación del servicio como «otra tendencia en la investigación e innovación. La mejora de atención al cliente, los procesos de prestación de los servicios sanitarios (la teleasistencia, la realidad aumentada, el CAD-CAM…) facilitan que los procesos se optimicen, por eso la investigación en servicios es necesaria porque hay que adaptarlos a la evolución de los productos». «No sé cómo encajará el profesional este cambio, porque supone un cambio de cultura», puntualiza Alfonsel. Un cambio que «se hará tarde y mal, como siempre –añade De la Macorra–, nos veremos obligados a ello porque será demandado por la sociedad pero no porque haya un especial interés».Y con estos aires de obligado cambio que marcan los tiempos se cerró el encuentro que tuvo como argumento la investigación e innovación en España. Una coincidencia de todos los asistentes: la máxima unamuniana ‘que inventen ellos’ (sacada de contexto de una más larga reflexión del filósofo y escritor vasco, pero hoy utilizada por todos en el sentido de dejadez investigadora) no es una realidad, ni de lejos, en España, donde se investiga mucho y bien, pero, eso sí, con mucho esfuerzo y pocas ayudas. Como dijo De la Macorra, animoso, para terminar: «Investiga que algo queda».

«España tiene que hacer ajustes en el ámbito regulatorio, que faciliten la traslación de la investigación a la aplicación clínica»
Dr. Eduardo Anitua

El Dr. Eduardo Anitua es Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca. Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valencia. Especialidad en Estomatología por la Universidad del País Vasco. Presidente de la Fundación Eduardo Anitua. Director científico de B.T.I. (Biotechnology Institute). Práctica privada dedicada a la Implantología y Rehabilitación Oral en Vitoria (España).

—¿En que división ‘juega’ la investigación española respecto a otros países de nuestro entorno?

—En mi opinión, la investigación española en general está jugando en primera división. Sin embargo, en el caso de la investigación traslacional creo que España todavía tiene que avanzar más y realizar algunos ajustes, como por ejemplo, en el ámbito regulatorio, que faciliten la traslación de esta investigación a la aplicación clínica. Creo que se trata de una asignatura pendiente y uno de los grandes retos a los que se enfrenta la investigación.

—¿Se pueden adelantar algunas novedades ‘revolucionarias’ en el ámbito dental?

—Más que de «revolución» yo hablaría de «evolución». En lo que a nosotros respecta, considero que las evidencias científicas que hay en este momento relativas a la utilización del plasma rico en factores de crecimiento en varias áreas de la medicina puede corroborar esta evolución. Por ejemplo, en el área dental, en el tratamiento de los problemas de la articulación temporomandibular creo se trata de un avance importante. Al mismo tiempo, cada día tenemos más estudios y más evidencias científicas de la aplicación del plasma rico en factores de crecimiento en el alveolo postextracción. Creo que la revolución se basa en un nuevo enfoque biológico de los tratamientos y gracias a esto, podemos sentirnos muy orgullosos en nuestro país.

—¿En qué campos se verán los mayores avances dentro del sector dental?

—En el área de Diagnóstico. Probablemente la implementación de la toma de registros con escáneres intraorales supondrá un gran avance. Su utilización se está consolidando día a día permitiendo alcanzar unos resultados cada vez mejores. Pero el avance más significativo vendrá de la mano de un enfoque biológico de los tratamientos que se traducirá en técnicas mínimamente invasivas, predecibles y personalizadas.

—¿La regeneración permitirá la ‘creación’ de dientes de laboratorio?

—La creación de dientes de laboratorio es ya una realidad. Lo que sucede es que probablemente no se traslade a humanos nunca. Imaginemos que nos implantan unas células para que crezca un diente y tenemos que esperar cinco años a que crezca este germen y luego tenemos que quitar un diente incluido o soportar los dolores de la erupción. Se trata de técnicas que, cierto es, han supuesto un gran avance en el ámbito de la diferenciación celular pero que creo que no van a tener ninguna repercusión en la aplicación clínica, no por lo menos a corto y medio plazo.

—¿El posible éxito de trabajos sobre la regeneración periodontal podrían ser contraproducentes para los profesionales dentistas?

—Todas las investigaciones que se están llevando a cabo en el área de la regeneración periodontal van a suponer una excelente noticia para nuestros pacientes y no creo que ponga en riesgo nuestra profesión. Lo que realmente pone en riesgo nuestra profesión son las malas políticas y decisiones que toman agentes externos a nuestro ámbito.

LOS INVITADOS, UNO A UNO

Margarita Alfonsel. Licenciada con Grado en Farmacia por la UCM, con formación complementaria en Análisis Clínicos y Radiofármacos. En su historial profesional se combinan el afán investigador y una amplia experiencia en los ámbitos de la gestión y la estrategia empresarial en el sector sanitario. En la actualidad es la secretaria general de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) y la secretaria del Patronato de la Fundación Tecnología y Salud.

Dr. José Carlos de la Macorra. Decano de la Facultad de Odontología de la UCM desde febrero de 2013, siendo vicedecano de Innovación Educativa e Investigación de la Facultad hasta el momento. Departamento de Estomatología II (Odontología conservadora).

Dr. Francesc Xavier Gil Mur. Vicerrector de Política Científica de la Universidad Politécnica de Cataluña. Director del Centro de Investigación en Biomateriales, Biomecánica e Ingeniería de Tejidos de la UPC. Centro de excelencia de la Generalitat de Cataluña. Autor de más de 200 artículos científicos en revistas indexadas en el campo de los Biomateriales (110 en materiales dentales). Presidente de la Sociedad Ibérica de Biomecánica y Biomateriales.

Susana Sánchez Galve. Licenciada en Derecho por la Universidad de Zaragoza, y Máster en Comunidades Europeas, con 19 años de experiencia en la gestión de Fundaciones y entidades sin ánimo de lucro. Desde junio de 2010 es directora del Centro de Innovación y Tecnología de la UPC, que forma parte del Centre de Recerca en Enginyeria Biomèdica (CREB). Centro de Investigación en Ingeniería Biomédica de la Universidad Politécnica de Cataluña.

Dr. Miguel Ángel Iglesia Puig. Doctor en Odontología por la Universidad del País Vasco (UPV). Especialista Universitario en Implantología Oral. UPV. Premio Sepes-Gascón 2001. Autor de más de 30 artículos en revistas científicas. Práctica Privada en Zaragoza. Director científico de Criodental Biopharma.

Javier Ferrís Oñate. Doctor Ingeniero Industrial por la Universidad Politécnica de Valencia, especialidad en Ingeniería de Producto, con la tesis doctoral sobre análisis de decisiones multicriterio. Trabaja en el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) desde 2006 y en la actualidad es el Director de Innovación de Mercado Dental.

Eva Beloso. Licenciada en Farmacia por la UCM. Especialista en Gestión de Proyectos y Actuaciones Internacionales y Comunitarias de I+D+i por la UPM. Responsable de Innovación y Transferencia de Tecnología y de los sectores de Dental y Ortopedia.

Del Moral/Rojas/Bonache

 

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