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“Las universidades tienen la obligación de adelantarse a lo que ha de ser el futuro de nuestros alumnos”

El decano de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea de Madrid, profesor doctor Fernando Bandrés Moya, es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Medicina Legal y Forense.

Ha dirigido el Departamento de Toxicología y Legislación Sanitaria de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense y ha sido vicedecano de Docencia de Pregrado de dicha facultad. Tiene en su haber más de 70 publicaciones en diferentes revistas y ha escrito más de 30 libros. Además de una amplia participación en Proyectos de I+D, ha desarrollado ponencias en cerca de cien congresos nacionales 60 internacionales.

Gaceta Dental ha conversado con él para conocer su opinión sobre el futuro de los estudios universitarios de Odontología y la postura de la UEM ante los cambios que afectan a la profesión de dentista.

Pregunta. Doctor Bandrés, como decano de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea, decanato que engloba, entre otras, la titulación superior de Odontología, ¿cómo valora el actual plan de estudios de esta carrera? ¿Es susceptible de mejora?
Respuesta. El plan de estudios de Odontología yo creo que es adecuado, aunque también se precisan mejoras urgentes en adaptación a la convergencia europea.

Con respecto a cuáles serían esos cambios, creo que hay que hacer una mejor adaptación en los aspectos que tienen que ver con los conocimientos: es necesaria “la gestión del conocimiento” para la formación en Odontología en los próximos años, en el sentido de que los contenidos teóricos y prácticos tienen que estar orientados a objetivos concretos, como puede ser responder a las necesidades que la sociedad tendrá de odontólogos y la odontología en los próximos años.

Otra de las mejoras tiene que ver con las habilidades de los alumnos. Los futuros odontólogos requieren un mayor número de horas de actividad práctica que les proporcionen el nivel necesario de experiencia para enfrentarse con la vida profesional. No en vano el odontólogo tiene un perfil profesional que le diferencia de otras carreras de Ciencias de la Salud, ya que tiene que afrontar en muy corto plazo la responsabilidad de hacer y de decidir.

Y la tercera de las mejoras tiene que ver con las actitudes, su comportamiento como profesional, se debería recuperar y adecuar a nuestra realidad del concepto de profesión, evitando su reducción a la idea de un oficio, más o menos complejo.

El odontólogo es un profesional sanitario, no sólo es alguien con un buen oficio, un profesional de la odontología está comprometido no solo con la calidad sino con la excelencia en el campo de la salud pública y de la salud odontológica.

En resumen, estos serían los tres grandes bloques de actividad que deben encontrar su cauce universitario en las diferentes asignaturas, en las prácticas, en la integración con la vida profesional.

P. Si comparamos el nivel de estudios de nuestras universidades con el de otros países de nuestro entorno europeo, ¿hasta qué punto somos competitivos?
R. Yo creo que sí lo somos. Entiendo que cuando se habla de ser competitivo se hace en términos de “ser competente”.

En el caso mas concreto de los estudios de Ciencias de la Salud, las competencias profesionales exigen la rápida adaptación a las nuevas realidades sociales que se derivan de los nuevos conceptos que sobre salud y enfermedad manejamos, así como los nuevos criterios relativos a la denominada genéricamente “medicina personalizada”, todo ello muy distinto de lo que se pensaba hace veinte o veinticinco años. El profesional sanitario se debe formar en facultades competentes, adecuadas, capaces de promover y generar el conocimiento, que enseñan. Las universidades tienen la obligación también de insinuar, de adelantarse a lo que ha de ser el futuro de nuestros alumnos.

Un ejemplo de este cambio en materia de conocimientos puede ser que un odontólogo debe estudiar Anatomía o Fisiología para ser capaz también de interpretar una serie de pruebas diagnósticas realizadas con tecnologías impensables hace quince años. El odontólogo se está formando para tratar pacientes que hace treinta años eran imposibles de tratar: el paciente anticoagulado, oncológico, enfermos crónicos con diversos factores de riesgo, patología oral compleja etc.

Por otro lado, las nuevas tecnologías imponen la habilidad, no sólo en el manejo de las mismas, lo que se traduciría en horas de actividad práctica, sino en la comprensión de lo que se maneja para darle nuevas aplicaciones. Aquí tiene mucha importancia, tanto en Odontología como en las Ciencias de la Salud, conocer y valorar la importancia de la investigación y sus aplicaciones, me refiero a la conocida con las siglas de I+D+i.
P. El mes pasado mantuvimos una entrevista con la presidenta electa de FDI, doctora Michèle Aerden y ella nos transmitió su opinión de que la Odontología es una especialidad más de la Medicina. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
R. Estoy totalmente de acuerdo. No en vano ya se habla en algunos lugares del mundo, en España también, de que las Ciencias de la Salud han empezado a crecer de tal manera que se hablaría ya de universidades de Ciencias de la Salud.

La Medicina en un sentido amplio tiene que ver con toda la actividad de las ciencias de la salud y de la vida, y la Odontología está claramente involucrada en esta dinámica.
P. ¿Cree que sería necesario entonces que los odontólogos tuvieran más conocimientos de Medicina?
R. Yo creo que sí, teniendo en cuenta que lo que ve el odontólogo son pacientes. Atender a un paciente supone la doble vertiente de curar y cuidar y lleva implícita la toma de decisiones. El odontólogo adquiere la responsabilidad de dar respuesta al paciente sobre una patología compleja, desde una prótesis, hasta el seguimiento y control en un niño o en un adolescente.

Es más, la Odontología está tan introducida entre las ciencias de la salud que el profesional, el odontólogo, es un consultor para un médico o un cirujano; él también trabaja en equipo, en un equipo sanitario donde tiene que redefinir la jerarquía de responsabilidades que cada miembro del equipo asistencial debe tener.
P. ¿Y el futuro es la especialización?
R. La especialización es una necesidad en el presente, que se va a ir modificando o corrigiendo en el futuro en función de los avances de las ciencias de la salud y las nuevas tecnologías, pero, paradójicamente, se hace cada vez más necesaria una formación coherente y completa.

Me explico, especializarse no significa estar aislado, sino conocer una línea en profundidad sin olvidar que uno está delante de un todo que es el paciente.

Uno de los temas más complejos de cara a los próximos años en Ciencias de la Salud y en Odontología en concreto es tomar decisiones, deliberar con el paciente y con los familiares de éste sobre las posibilidades diagnósticas y de tratamiento en cada caso concreto.

P. ¿Actualmente los odontólogos recién licenciados salen preparados para la responsabilidad que implica el desempeño de sus funciones profesionales?
R. En cuanto se refiere a conocimientos, habilidades y aptitudes, la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea ha hecho una apuesta absolutamente comprometida. Para empezar, el curso próximo aumentamos el número de horas de actividades prácticas y le damos opción a nuestro alumno de que pueda hacer casi el doble de las que le exige el programa actual docente. Tendrá la oportunidad de salir con una formación completa en lo que se refiere a su actividad práctica.

La Universidad Europea y nuestra facultad de forma especial detectó que las necesidades en el mundo laboral de nuestros profesionales en Odontología tienen que ver con la toma de decisiones y por eso se imparte formación en el ámbito de la gestión sanitaria —que no es sólo económica sino que incluye la gestión del paciente— y, además, la valoración de sus responsabilidades.

Todos estos elementos se incorporan a la estrategia de formación de la Universidad Europea, a lo que se añade la posibilidad de que los alumnos recién licenciados pueden optar a la formación de Postgrado de Capacitación Clínica, trabajando en la propia universidad, en la policlínica universitaria, para adquirir una formación que completa la que tuvo en pregrado. Una formación práctica similar a la residencia clínica.

Con respecto a lo que comentábamos antes acerca de la especialización, ésta se haría a través de la formación de postgrado. El máster postgrado, que ha corroborado la propia legislación española, en su Real Decreto del pasado enero, es otra apuesta firme para la formación acorde con las necesidades sociales de nuestros odontólogos. Es verdad que la formación postgrado y la formación continuada van de la mano y yo creo que esta última va a cambiar. El profesional que demanda formación continuada lo que quiere es afrontar y resolver casos y situaciones prácticas, no tanto que le reiteren en una clase lo que él ya sabe o puede leer o buscar en internet. Quiere intercambiar con profesores, con expertos, casos y problemas.

La enseñanza dirigida por problemas va a ser la que va a nutrir la formación continuada en los próximos años y va a suponer un cambio importante. El profesional que ya lo es busca en la formación continuada intercambiar y contrastar puntos de vista, opiniones, metodologías, esquemas de trabajo,… para resolver problemas y situaciones de su actividad habitual. Nuestra universidad ya incorpora en el pregrado la enseñanza dirigida por problemas.

El odontólogo que debemos formar debe ser un profesional, entendiendo como tal el que profesa una serie de valores dentro de las ciencias de la salud, busca la excelencia y tiene un nivel de madurez tal que le permite ser “responsable”, es decir capaz de responder a las necesidades del paciente, con sus conocimientos, habilidades y actitudes. Ese es el perfil de profesional que la sociedad está demandando.

Hemos pasado por una época de acumulación de información, más o menos elaborada. Existe el dicho de que el sentido común en un sanitario se encuentra en aquella región cerebral enterrada por los apuntes. De manera que cuando el alumno ha terminado los estudios tiene que desenterrar el sentido común quitándose hojas de apuntes de encima, porque se ha desarrollado una enseñanza muy cargada de información y lo que hay que hacer es elaborar la información, motivar la reflexión, aprender a resolver situaciones y todo ello ponerlo en práctica.

P. En cuanto se refiere a los estudios de postgrado, los odontólogos se encuentran con que existe una enorme oferta de cursos entre los que escoger y no siempre es fácil.
R. En nuestra Facultad lo que hacemos es procurar detectar cuáles son las necesidades de los profesionales. Para ello, una universidad tiene que estar vinculada directamente con la sociedad. En el caso de la Odontología, debe mantener una relación muy estrecha y directa con los colegios profesionales, que en el fondo son los conocedores de la realidad profesional.

En otros casos hay que dialogar con quienes proponen las nuevas tecnologías, los nuevos métodos. Por eso, las universidades tienen que estar en contacto permanente con las empresas.

En virtud de estos contactos y de las necesidades del profesional, vamos elaborando nuestra formación de postgrado. No se pueden montar actividades de postgrado pensando exclusivamente en criterios de rentabilidad.

Nosotros este año iniciamos el postgrado de Patología Médica Bucal. Tenemos ya el de Especialista en Periodoncia, Cirugía Oral y otro muy novedoso que es el de Metodología de la Investigación en Ortodoncia.

Se ha hablado siempre de investigación y todo el mundo se asustaba, pero investigar es lo que nutre el conocimiento. Por lo tanto, la relación con la industria y los profesionales mediante proyectos de investigación y desarrollo, serán los motores universitario del futuro, las universidades podrán enseñar el conocimiento que están generando. La investigación básica se tendrá que hacer en redes, ni una sola universidad podrá hacerla por su cuenta salvo excepciones, tendremos que hacerla en colaboración. Pero hay otra, que es la investigación en el entorno del I+D o del I+D+i, que será clave. Y los alumnos tendrán que estar formados en metodología de la investigación. No puede ser que se encuentren de repente con esta necesidad profesional y no sepan cómo afrontarlo. Por todo ello en Odontología diversos profesores se encargan específicamente de desarrollar estas actividades.

Durante este curso hemos montado un laboratorio de investigación biomédica aplicada donde se hacen diseños de marcadores biológicos en patología oral, diferentes fluidos biológicos, asi como el apoyo a las líneas de trabajo de nuestros profesores y alumnos.

Además, por primera vez, alumnos y profesores publican los casos clínicos estudiados en la policlínica universitaria, en nuestra serie denominada genéricamente Avances en Ciencias de la Salud y de la Vida, con monografias específicas para Odontología, Podologia , Óptica y Biomedicina y que hemos presentamos en los Curso de Verano de Altea.

Por otra parte, alumnos y profesores acuden a los congresos de la especialidad presentando trabajos y comunicaciones libres. A lo largo de este año se han presentado una quincena de trabajos en diferentes congresos de Odontología y en algún caso, obteniendo premios a las mejores comunicaciones, como ha ocurrido en el pasado Congreso de Murcia.

El ideal de una universidad es que el alumno se sienta vinculado a ella después de acabar sus estudios, es el indicador de que se trabaja en la excelencia universitaria.

P. Teniendo en cuenta el superávit de dentistas que padece nuestro país y la consiguiente preocupación de los jóvenes ante la perspectiva de no encontrar un empleo adecuado, ¿cómo es que siguen creándose nuevas facultades de Odontología? Y lo más sorprendente, ¿cómo es que siguen llenándose las aulas?
R. Yo creo que hay una situación que no sé si será de plétora mañana o en breve y tendrán que producirse una serie de cambios. Lo que sí podemos decir es que nuestra universidad, en aras a un criterio de responsabilidad social establece unos criterios de selección. Si se quiere ofrecer una formación de calidad hay que establecer unos límites. Nosotros tenemos definido el número de alumnos que consideramos suficiente para que puedan ser debidamente atendidos en todos los aspectos que he mencionado antes: competencias, habilidades y actitudes.

Eso sería lo referente al primer aspecto. El otro tendrá que ver con el mercado profesional y sus posibilidades, pero también el tiempo lo va a corregir. De hecho ya, dentro de la propia abundancia de odontólogos, están apareciendo no solo áreas de especialización, sino también criterios de selección profesional.

Es verdad que hay una demanda grande de plazas en las universidades, aunque antes había más que ahora.

En nuestro caso, decidimos imponer criterios de excelencia en nuestra formación. Nuestros alumnos son los que tendrán un nivel alto de conocimientos, un mayor número de horas dedicadas al desarrollo de sus habilidades, unas actitudes ante la vida y la profesión realmente maduras. Entregamos a la sociedad una persona con un alto nivel de formación y que además se comporta como un profesional
La responsabilidad de las universidades es muy grande, por ello hay que limitar la admisión de alumnos a aquellos a los que se puede dar una enseñanza excelente.
P. Personalmente, ¿cree usted en la utilidad de un “numerus clausus”? ¿Por qué?
R. Habría dos puntos de discusión, Hay quienes argumentan que un numerus clausus podría crear elementos de injusticia.

Ello obligaría introducir unos criterios de selección adecuados, ajustados no solo al alumno sino también a la capacidad formativa de las universidades. Otros opinamos que la mejor selección estaría en el primer curso de la carrera. Eso implicaría adaptar programas y exigiría un consenso adecuado entre las universidades y las instituciones afectadas. Pero creo que va a llegar un momento en que será necesario hacer algo coherente, maduro, reflexivo, pero también riguroso. Por nuestra parte, ya hemos introducido algunos criterios de selección. Pero sería necesario madurar esta línea de trabajo mucho más, sobre todo por el tiempo que nos viene, convergencia europea, libre circulación de profesionales, nuevos perfiles profesionales etc. Este es un tema que hay que tratar con delicadeza y que no podemos despachar con un análisis simple.
P. Con respecto al tema de la libre circulación de profesionales, ¿podría ser una salida para el exceso de plétora? ¿Se orienta a los alumnos en este sentido?
R. Las universidades sabemos que nuestro alumno puede acabar ejerciendo su carrera en Londres, por ejemplo, o desarrollar una importante etapa de su vida profesional en cualquier otro país de nuestro entorno. Todo ello cada vez es más probable. Cuidamos mucho los aspectos que tienen que ver con la “internacionalidad”, no solo en los idiomas sino hacer posible la experiencia internacional profesional, que incluye no solo cursar cierta materias en otros paises y universidades del Grupo Laureate, sino recibiendo enseñanzas en nuestro campus por profesores invitados de otras universidades. Todo ello determina no solo mejorar conocimientos sino un grado de madurez personal de valor incalculable para su futuro ante la vida y ante la profesión. Nuestro compromiso es muy claro, nuestro alumno UEM, con el paso de los años, cuando ya ha dejado de ser alumno, tenga el recuerdo de que aquí se formó, no sólo aprendió.

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