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La obstrucción nasal puede ser muy perjudicial para el crecimiento facial y el desarrollo de la dentición

El convencimiento de que la obstrucción nasal afecta al crecimiento facial es antiguo.

De hecho, existen gran cantidad de tratamientos para mejorar el desarrollo facial en los niños respiradores orales. Pese a que no se han hallado evidencias concluyentes de que exista una relación causa-efecto entre obstrucción nasal y alteraciones en el desarrollo facial, el creciente interés por estas patologías respiratorias del sueño ha puesto otra vez de manifiesto el problema de la obstrucción respiratoria alta y el desarrollo dental y facial.

Partiendo de esta base se presentó, en sesión de la Societat Catalana d’Otorinolaringologia, de la Acadèmia de Ciències Mèdiques i de la Salut de Catalunya
i Balears, un estudio prospectivo diseñado en colaboración con el Departamento
de Ortodoncia de la Universitat Internacional de Catalunya y el servicio d’ORL y la Unidad del Sueño del Hospital General de Catalunya.

Según su responsable, el otorrinolaringólogo Dr. Eduard Esteller, “El diseño del estudio establece los parámetros epidemiológicos y clínicos de tres grupos de niños: uno con trastornos respiratorios del sueño intervenidos de adenoamigdalectomía, otro de niños con alteraciones dentofaciales sometidos a tratamiento ortodóntico de disyunción y un tercer grupo formado por el control de niños sin patologías respiratorias ni dentales. A partir de ahí, se evalúa en los tres grupos su estado dentofacial mediante fotografías y radiología que valoren el crecimiento vertical de la cara, la anchura del paladar y la oclusión. Después de un año de cirugía y de tratamiento ortodóntico se repiten las exploraciones dentales y las referentes a la patología respiratoria del sueño”. Está previsto que el estudio dure entre uno y dos años, a través del seguimiento y control de unos 150 niños de entre 3 y 14 años. Al término de las investigaciones, el doctor Esteller espera publicar los resultados.

El diseño del estudio establece una relación entre la respiración, la deglución y el crecimiento cráneo-facial. La respiración normal requiere el libre paso del aire por la nariz y la función respiratoria asociada a la masticación y la deglución, y a la correcta acción muscular de los labios y la lengua estimularán el desarrollo y el crecimiento facial. Por esta razón, la obstrucción nasal que comporta la respiración oral, puede llegar a ser muy perjudicial si se produce en el momento del desarrollo de la cara, del esqueleto orofacial y la dentición. El tratamiento precoz de estas alteraciones implica una desobstrucción de vías altas. No obstante, según afirman los responsables del trabajo, es muy probable que en el momento de la indicación quirúrgica sea muy diferente el consejo si se trata de un ortodoncista o un otorrinolaringólogo.

La presentación del estudio también recogió las diversas fisiopatologías que estarían vinculadas a la respiración. De esta manera, la respiración por la boca podría producir depresión del tercer medio de la cara (microrrinodisplasia), así como problemas en la lengua y en los labios. Entre las múltiples fisiopatologías, el estudio detalla los extrabucales: expresión distraída, ojeras, labios resecos; los posturales: acortamiento del músculo pectoral que produce la sensación de caída de espaldas, falta de alineación del cráneo respecto a la columna vertical, musculatura abdominal flácida y prominente, entre otras; funcionales: deglución atípica.

Con el fin de relacionar las alteraciones dento-faciales con las alteraciones respiratorias del sueño, la presentación contó con la exposición de investigaciones anteriores que establecieron dicha relación, aunque sin una metodología científica que fuese irrefutable. De esta manera, el dentista Lofstrand-Tidestrom advirtió que niños de 4 años con TRS (Trastornos Respiratorios durante el Sueño), comparados con controles, presentaban maxilar superior estrecho, mordida cruzada posterior, arcada inferior más corta y divergencia plano maxilo-mandibular.

Por su parte, el radiólogo Ozdemir evaluó a 39 niños de entre 4 y 12 años con TRS y encontró una correlación estadística entre las alteraciones cefalométricas y los niveles de IAH. Y por último, el dentista De Carlos observó que 137 niños con TRS entre 6 y 10 años presentaban mandíbula rotada posteriormente, retrognática o maxilar deficiente.

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