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Protocolos de asepsia y desinfección necesarios en la clínica dental

Para minimizar el impacto de la pandemia generada por el coronavirus, que analizábamos en este artículo Claves para la supervivencia de la clínica dental tras el coronavirus, deberán definirse claramente los protocolos de asepsia y desinfección que usarán todos los profesionales en la clínica dental.

En ausencia de una normativa, se está discutiendo mucho acerca de las medidas necesarias a aplicar para garantizar la seguridad de los pacientes y profesionales. Hay mucha confusión y muchos odontólogos están haciendo inversiones fuertes en equipamiento, adquiriendo equipos ultravioleta, ozono, etc., que no son imprescindibles ni mucho menos.

No obstante, en base a las recomendaciones del Consejo de Odontólogos, diversos Colegios y especialistas en Odontología Preventiva y Comunitaria, como la Dra. Gema Maeso, podemos concluir que las siguientes precauciones/materiales, constituyen un listado seguro para prevenir los riesgos de contagio en la clínica dental, siempre que se utilicen de forma protocolizada y adecuada:

  • Calidad del aire: Garantizar que el aire aspirado del gabinete y los equipos, va directamente al exterior y no se dirige a la sala de compresores, donde se concentra y re-circula.
  • Universalidad: tratar a todos los pacientes por igual. Es recomendable tomar la temperatura al paciente antes de su tratamiento. En el caso de que el paciente tenga sintomatología (temperatura alta, tos seca, falta de aire al respirar, etc.), le colocaremos una mascarilla y evitaremos su tratamiento en la clínica hasta su recuperación.
  • Prevención: Antes de iniciar la exploración y tratamiento de cada paciente, se debe pedir que haga un enjuague pues se ha comprobado que el uso de determinados colutorios reduce mucho la carga viral, en caso de infección. Se debe usar peróxido de hidrógeno al 1%, povidona al 0,2% o cetil-piridinium al 0,12% durante 1 minuto. La clorhexidina no está indicada pues el SARS-CoV-2 no es sensible.
  • Barreras: Uso de barreras para el tratamiento de los pacientes. Los siguientes procedimientos y materiales son utilizados de forma rutinaria y cuidadosa, barreras suficientes para prevenir la infección por el virus SARS-CoV-2. No es necesario ni conveniente el excederse en estos elementos, dificultando el trabajo del profesional, aumentando el coste de forma innecesaria, e incrementando el riesgo y tiempo de limpieza y desinfección del ‘uniforme’:
    • Limpieza personal: Una buena limpieza de manos al inicio, final de la jornada y entre pacientes, con un cepillo de uñas con una solución viricida, garantiza una buena protección frente al contagio y la contaminación cruzada. No es recomendable usar esmalte de uñas pues presenta irregularidades que pueden retener gérmenes. Las uñas deben estar bien cortadas. Se recomienda no llevar anillos, pulseras, reloj, etc.
    • Uniforme: usar uniformes de líneas sencillas y de marga larga, con las mínimas costuras, bolsillos, dobleces, o cualquier diseño que pueda aumentar la retención de suciedad o gérmenes.
      En la exploración de pacientes, la bata debe ser resistente a los líquidos. Para procedimientos en los que se pueden generar aerosoles, la bata ha de ser impermeable de manga larga (si no es impermeable, se debe añadir un delantal plástico).
    • Gorro
    • Guantes de látex o nitrilo: Se recomienda cambiarlos cada 15-30 minutos pues pierden su efecto barrera, o antes si la consulta con el paciente dura menos.
    • Mascarilla: para exploración se recomiendan FFP2 (si se usa quirúrgica, hay que cambiarla siempre que esté húmeda o deteriorada). Para procedimientos donde se puedan generar aerosoles, hay que incrementar las precauciones, usando una mascarilla FFP3 o, si no se dispone de ella, una FFP2. Se deben cambiar necesariamente con cada paciente y nunca se debe guardar en el bolsillo o moverlas de su posición de uso. Si se humedecen, pierden su efectividad.
    • Gafas: como indicado, los ojos son una posible vía de contagio, por lo que su uso debe ser obligatorio.
    • Dique de goma: el mayor riesgo de contagio de un intensivista es cuando intuba a un paciente pues se forma un aerosol extremadamente contagioso. Este es el motivo por el que hay que usar el dique de goma siempre que sea posible. No sólo protege al profesional de la infección, sino que también se protege al paciente, manteniendo el campo operatorio limpio y seco de saliva, tos y sangre, y previniendo la bronco-aspiración y deglución de cuerpos extraños.
    • Ventilar la sala entre pacientes todo el tiempo que sea posible. También la sala de espera y todas las dependencias de la clínica. Si hay dificultades en ventilar los gabinetes entre pacientes, debe usarse un aerosol desinfectante que garantice la desinfección del ambiente.
  • Proceso de esterilización. Por supuesto, hay que extremar las precauciones a la hora de esterilizar todo el material ‘sucio:
    • Hay que usar un equipo de protección individual (EPI) adecuado: ropa, gorro, gafas, delantal de plástico y guantes gruesos especiales sobre los guantes de látex (Fig. 1);
    • Se debe sumergir el instrumental en desinfectante inmediatamente tras su uso. Hay que asegurarse de que el desinfectante utilizado está indicado y que se usa según las concentraciones, tiempo y temperatura recomendadas.
    • La limpieza debe ser minuciosa y el material se debe sumergir siempre para evitar aerosoles contaminantes.
    • El secado también debe ser cuidadoso pues la humedad puede invalidar el proceso de esterilización.
    • Se debe emplear un Autoclave tipo B para esterilizar, procurando no apilar el material para garantizar la esterilización deseada. Es recomendable realizar el test de Helix a diario y el de esporas semanalmante.
    • Las superficies del gabinete deben estar protegidas con protectores de superficies y material desechable.
    • Hay que limpiar minuciosamente el sillón dental tras eliminar sus protecciones con un desinfectante de superficies adecuado. Una alternativa puede ser una solución de hipoclorito sódico con 1.000 ppm de cloro activo (dilución 1:50 de una lejía con concentración 40-50 g/l preparada recientemente).

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Autores

Doctor en Bioquímica y Máster en Dirección General y Administración de Empresas. Consultor independiente del sector dental y farmacéutico.

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